Discurso social de la violencia de género agrupados en tres unidades discursivas (segunda unidad discursiva)

Segunda unidad discursiva en donde se puede incluir los estudios del aprendizaje social de la agresión y la violencia bajo situaciones de aprendizaje mediante la observación, imitación y modelamiento de conductas agresivas. A partir de ahí, analizamos cómo se plantean diferentes formas de prevención, control y eliminación de conductas agresivas. Dentro de este marco de explicación se entiende que así como se aprende a ser violento, también se puede aprender a no serlo. Asimismo, incorporamos en esta unidad diferentes estudios sobre violencia y medios de comunicación, donde se destaca fundamentalmente el efecto socializadorde la televisión y el cine en la transmisión de modelos e imágenes que estimulan y refuerzan la violencia.
Se encuentran otros tipos de investigaciones sobre la violencia derivados de la psicología social, de la criminología y, más recientemente, de la especialidad de victimología, a partir del reconocimiento de que hay más víctimas (familias, mujeres, niñas y niños) que victimarios. Al intentar explicar la violencia doméstica y sexual, este tipo de enfoque, aunque permite describir, visibilizar y calificar este tipo de violencia poco estudiada, no profundiza en sus causas ni en los mecanismos y procedimientos que intervienen en las condiciones de producción y reproducción de la violencia. En particular, destacamos por su amplia utilización, los trabajos sobre los “ciclos de la violencia” de la pareja, que la describen y explican como ciclos repetitivos, que van desde agresiones menores que cada vez, con mayor frecuencia y regularidad, se incrementan e intensifican, para luego decrecer. Todo esto dentro de una misma escena de arrepentimientos- perdones-culpas entre el hombre y la mujer, donde se evidencia la relación dicotómica víctima-victimario(a), lo cual ha permitido definir perfiles psicológicos de cada uno y entender así la dinámica de la relación.
El aporte de estos estudios es realmente importante, porque incorpora a la discusión y comprensión de la problemática de la violencia, conceptos y categorías (aprendizaje social de la violencia, violencia doméstica y sexual, formas de violencia a partir del daño ocasionado o de la intención que persigue el agresor(a), etc.) que adicionan y reorganizan el conocimiento sobre la violencia, contribuyendo a enriquecer los saberes que la estudian y tratan, pero adolecen todavía de profundidad crítica y deconstructiva, lo que desde la perspectiva de nuestro análisis es fundamental.
Si bien es cierto que estos saberes comienzan a visibilizar el problema de la violencia de género con base en concepciones teóricas que se han ido desprendiendo de modelos biologicistas, instintivistas y esencialistas, también es cierto que todavía siguen apegados a un orden del discurso científico dominante “neutro”, “objetivo”, “cuantitativista”, “androcéntrico”, “sexista” y “hegemónico”, alejado de una postura crítica de las estructuras de poder que propicien, en general, una transformación de las estrategias de poder y de las prácticas sociales.

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