Apéndice: Indice de modificaciones del DSM-IV. Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia

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Retraso mental
Se han modificado los criterios para hacerlos más compatibles con la definición de la American Association of Mental Retardation.

Trastornos del aprendizaje
La denominación de trastorno de las habilidades académicas que aparecía en el DSM-III-R ha sido modificada para reflejar lo que es un uso clínico común. Se ha cambiado el criterio de exclusión (Criterio C) para permitir un diagnóstico de trastorno del aprendizaje en presencia de un déficit sensorial cuando las dificultades en el aprendizaje sean superiores a las habitualmente asociadas al déficit sensorial en cuestión. Además, se ha modificado el criterio de exclusión del DSM-III-R para permitir el diagnóstico de un trastorno del aprendizaje en presencia de una enfermedad médica (o neurológica). A diferencia de lo que sucedía en el DSM-III-R, los trastornos del aprendizaje han sido codificados en el Eje I del DSM-IV.

Trastornos de la comunicación
Esta sección ha reunido bajo un solo encabezamiento todos los trastornos del habla y el lenguaje que en el DSM-III-R se incluían en dos secciones separadas: trastornos específicos del desarrollo y trastornos del lenguaje no clasificados en otros apartados.

Trastorno del lenguaje expresivo
Este diagnóstico ya no se excluye en presencia de un déficit motor del habla, un déficit sensorial o una privación ambiental cuando las dificultades del lenguaje sean superiores a las habitualmente asociadas a tales problemas. A diferencia de lo que sucedía en el DSM-III-R, el trastorno del lenguaje expresivo se codifica en el Eje I del DSM-IV.

Trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo
Este diagnóstico sustituye al trastorno del desarrollo del lenguaje receptivo del DSM-III-R, reconociendo el hecho de que los problemas del lenguaje receptivo no ocurren aisladamente, sin ir acompañados de problemas del lenguaje expresivo. Este diagnóstico ya no se excluye en presencia de un déficit motor del habla, un déficit sensorial o una privación ambiental cuando las deficiencias del lenguaje sean superiores a las habitualmente asociadas a estos problemas. A diferencia de lo que sucedía en el DSM-III-R, el trastorno mixto del lenguaje receptivo-expresivo se codifica en el Eje I del DSM-IV.

Trastorno fonológico
A fin de adaptarse a la terminología actual, se ha modificado el nombre de trastorno del desarrollo de la articulación que aparecía en el DSM-III-R. Este diagnóstico ya no se excluye en presencia de un déficit motor del habla, un déficit sensorial o una privación ambiental cuando las deficiencias del lenguaje sean superiores a las habitualmente asociadas a estos problemas. A diferencia de lo que sucedía en el DSM-III-R, el trastorno fonológico se codifica en el Eje I del DSM-IV.

Tartamudeo
La tabla de criterios del DSM-III-R consistía en una definición de una sola frase. Se han añadido criterios más específicos y amplios.

Trastornos generalizados del desarrollo
A diferencia de lo que sucedía en el DSM-III-R, los trastornos generalizados del desarrollo se codifican en el Eje I del DSM-IV.

Trastorno autista
En el DSM-IV se mantienen las características definitorias del DSM-III-R (interacción social alterada, problemas de comunicación y patrones estereotipados de comportamiento), pero los ítems individuales y el algoritmo diagnóstico general han sido modificados para: 1) mejorar la utilidad clínica reduciendo el número de ítems de 16 a 12 e incrementar la claridad de cada ítem; 2) aumentar la compatibilidad con los criterios diagnósticos para investigación de la CIE-10, y 3) hacer más estricta la definición de caso a fin de que se conforme más estrechamente con el juicio clínico, el DSM-III y la CIE-10. Además, un requisito de «edad de inicio» (antes de los 3 años de edad en el DSM-IV), que había sido suprimido en el DSM-III-R, se ha reinstaurado para adecuarse al uso clínico e incrementar la homogeneidad de esta categoría.

Trastorno de Rett, trastorno desintegrativo infantil y trastorno de Asperger
Se han incluido estos tres trastornos para mejorar el diagnóstico diferencial y conseguir una mayor especificidad al describir a los sujetos diagnosticados, sea de trastorno autista, sea de trastorno generalizado del desarrollo no especificado según el DSM-III-R.

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad
Este diagnóstico integra en una categoría más amplia lo que eran dos categorías en el DSM-III-R: trastorno por déficit de atención con hiperactividad y trastorno por déficit de atención indiferenciado (sin hiperactividad). Las revisiones de la literatura, los análisis de datos y los resultados de los ensayos de campo sugieren que este trastorno resulta mejor concebido como un trastorno unitario con diferentes patrones predominantes de síntomas. El DSM-IV suministra un conjunto de criterios con tres subtipos (tipo combinado, con predominio del déficit de atención y con predominio hiperactivo-impulsivo) que permiten al clínico subrayar la predominancia sea de los síntomas de déficit de atención, sea de los síntomas de hiperactividad-impulsividad. El criterio A organiza los ítems en tres grupos: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad. A fin de reducir los diagnósticos falsos positivos, se ha añadido el Criterio C, que exige la presencia de síntomas en dos o más situaciones (p. ej., la escuela, el trabajo y el hogar).

Trastorno disocial
La lista de ítems del DSM-III-R ha sido modificada e incrementada (añadiendo 2 ítems: «estar fuera de casa por la noche» e «intimidar a otros»). Esta modificación se basa en los resultados de estudios de campo y proporciona una definición que incluye comportamientos característicos de muchachos con trastorno disocial. Además, y a fin de facilitar su uso, los ítems han sido organizados según grupos afines temáticamente (agresión a personas y animales, destrucción de propiedades, fraudes o robos, violaciones graves de las normas). En el DSM-IV se han incluido nuevos subtipos basados en la edad de inicio con el fin de reflejar que la edad temprana de inicio entraña un pronóstico peor y tiende a estar más asociada al comportamiento agresivo y al trastorno antisocial de la personalidad de los adultos.

Trastorno negativista desafiante
A partir de resultados obtenidos en estudios de campo, se ha suprimido un ítem del Criterio A («usa un lenguaje obsceno»). Además, se ha añadido un criterio de alteraciones o perjuicios que facilite determinar los límites con la normalidad.

Trastorno de la ingestión y de la conducta alimentaria de la infancia o la niñez
Se ha modificado el nombre de esta categoría para reflejar la ubicación de anorexia nerviosa y bulimia nerviosa en una sección distinta de los trastornos de la conducta alimentaria.

Pica
Se ha modificado el Criterio DSM-III-R que excluía este trastorno en presencia de esquizofrenia o de un trastorno generalizado del desarrollo con el fin de facilitar el diagnóstico en presencia de otro trastorno mental si el comportamiento en cuestión es de suficiente gravedad como para merecer una atención clínica independiente.

Trastorno de rumiación
Se ha omitido el criterio que requería pérdida de peso o incapacidad para adquirir el peso esperado, puesto que puede haber alteraciones clínicas significativas en ausencia de tales características, y así se permite clarificar los límites con el trastorno de la ingestión y de la conducta alimentaria de la infancia o la niñez temprana.

Trastorno de la ingestión alimentaria de la infancia o la niñez
Se añadió esta nueva categoría para proporcionar cobertura diagnóstica a niños incapaces de comer adecuadamente y que experimentan problemas para aumentar o mantener el peso.

Trastornos de tics
El límite superior de la edad de inicio se ha reducido desde los 21 hasta los 18 años para hacerla compatible con lo señalado por los criterios diagnósticos de investigación de la CIE-10. También se ha añadido un criterio que especifica que los tics provocan malestar o deterioro clínicamente significativos.

Encopresis
El requisito de duración se ha reducido de 6 a 3 meses a fin de reflejar lo que es habitual en la clínica y permitir una detección más temprana de los casos. En la actualidad el trastorno se codifica de acuerdo con la presencia o ausencia de estreñimiento e incontinencia por rebosamiento.

Enuresis (no debida a una enfermedad médica)
La frecuencia y la duración especificadas del trastorno han pasado de dos veces al mes a dos veces por semana durante 3 meses consecutivos en un intento por reducir los diagnósticos falsos positivos. A fin de evitar los diagnósticos falsos negativos, el Criterio B señala asimismo que el diagnóstico también puede establecerse por debajo de tales frecuencias si existe malestar o deterioro clínicamente significativos.

Trastorno de ansiedad por separación
Dos ítems del DSM-III-R (8 y 9) se han combinado en orden a reducir su redundancia. El requisito de duración se ha incrementado hasta 4 semanas en aras de su compatibilidad con los criterios diagnósticos de investigación de la CIE-10.

Mutismo selectivo
Se han añadido ciertas precisiones para reducir la identificación de falsos positivos: un criterio de duración de 1 mes, la exclusión de niños que sólo permanecen silenciosos durante el primer mes de escolaridad, un criterio que requiere un deterioro clínicamente significativo y un criterio que exige que la falta de habla no se explique mejor por la presencia de un trastorno de la comunicación o por falta de conocimiento del lenguaje hablado requerido en una situación social. Además, se ha cambiado el nombre de mutismo electivo que aparecía en el DSMIII-R, el cual resultaba menos descriptivo e implicaba motivación.

Trastorno reactivo de la vinculación de la infancia o la niñez
Se han añadido subtipos que designan un tipo inhibido versus un tipo desinhibido; así se facilita la compatibilidad con el CIE-10 (el cual divide este trastorno en otros dos).

Trastorno de movimientos estereotipados
Se ha cambiado la denominación que aparecía en el DSM-III-R, trastorno por esterotipias/hábitos motores, para hacerla compatible con la CIE- 10. A diferencia del DSM-III-R, el DSM-IV especifica que los diagnósticos tanto de retraso mental como de trastorno de movimientos estereotipados sólo se establecen si el comportamiento estereotipado o autolesivo es de suficiente gravedad como para convertirse en objeto de tratamiento. Además, se instaura el comportamiento autolesivo como una especificación.