DSM-V: Modificaciones. Trastornos del espectro autista

DSM-5 ¿Qué modificaciones nos esperan?

*Martínez, B.; **Rico, D.
*Doctora en Psicología, Orientadora Educativa en un Servicio Psicopedagógico Escolar (S.P.E.) en Valencia.
**Psicólogo, coordinador del Centre Universitari de Diagnòstic i Atenció Primerenca de la Universidad de Valencia (CUDAP).

2. ESTRUCTURA ORGANIZACIONAL Y MODIFICACIONES PROPUESTAS

2.3. Trastornos del espectro autista
Otro de los cambios que se van a producir en el nuevo manual es el referente al Trastorno del Espectro Autista (TEA), que en el DSM-IV-TR se denominaban “Trastornos Generalizados del Desarrollo”. En el DSM-5 pasa a denominarse Trastorno del Espectro Autista y se eliminan todas las categorías diagnósticas que se incluían dentro como entidades independientes (Síndrome de Asperger, Síndrome de Rett, Trastorno autista, Trastorno Desintegrativo de la Infancia y Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado).
El síndrome de Asperger se subsume dentro del TEA, ya que las investigaciones no lo diferencian del autismo de alto funcionamiento.
Con respecto al Trastorno Desintegrativo de la Infancia se han criticado los criterios diagnósticos y la dificultad en distinguirse del autismo con regresión. Los expertos concluyen
que no tiene entidad suficiente para diferenciarlo del autismo y proponen establecer una dimensión de “trayectoria evolutiva”, donde se describan los síntomas y la pérdida de habilidades.
El Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado se incluye también dentro de la dimensión TEA, perdiendo su nombre como entidad independiente. El motivo igualmente es la dificultad de encontrar diferencias y establecer límites entre este y el autismo.
Por último, el Síndrome de Rett desaparece de los actuales TGD y próximos TEA, pues los síntomas autistas que muestran los niños con este síndrome tienen un periodo de duración limitado.
Todos estos cambios tratan de dar una mayor dimensionalidad y establecer una única categoría independiente para todo el trastorno. Se propone establecer un baremo de severidad de los síntomas y la afectación, para establecer el nivel de competencias del niño en cada uno de las dos dimensiones (A y B) y así conocer el grado de apoyo que el niño necesita.
Se tratará de ofrecer ejemplos de síntomas que puedan ayudarnos en el diagnóstico.
Los criterios diagnósticos se modifican pasando a unirse las alteraciones sociales con las comunicativas y manteniendo el tercer eje referido a la rigidez mental y del comportamiento.

Así pues tendríamos:
A. Déficits persistentes en comunicación e interacción social.
B. Patrones repetitivos y restringidos de conducta, actividades e intereses.
C. Los síntomas deben estar presentes en la infancia temprana.
D. El conjunto de los síntomas limitan y deben alterar el funcionamiento diario.
Debiéndose cumplir los criterios A, B, C, y D
Estos cambios han desatado críticas y alabanzas por parte de muchos especialistas y colectivos implicados. Entre las valoraciones positivas está el cambio de enfoque de categorial a dimensional y el establecimiento de una única categoría para los TEA, donde se explica mejor la diversidad del trastorno.
Una crítica suscrita por muchos especialistas es la de Ritvo (Ritvo, 2012), donde expone que se deben posponer los cambios en este trastorno hasta que haya evidencia para apoyarlos.
Considera que estos cambios pueden provocar daños a los pacientes, pues muchos de los diagnosticados con el DSM-IV-TR dejaran de pertenecer a esta categoría cuando se utilice el nuevo sistema y esto repercutirá en los servicios de apoyo que están recibiendo. Alude también a los problemas que la implantación del nuevo sistema tendrá sobre el cuerpo de investigación y las herramientas de cribado y diagnósticas que están usando los criterios del DSM-IV-TR. Finaliza con la preocupación por la nueva categoría diagnóstica propuesta en el
DSM-5 Trastorno de la comunicación social (Social Communication Disorder), pues entiende que será usado como cajón de sastre para los pacientes que muestren mínimos síntomas y no lleguen al punto de corte del TEA.

2.4. Trastornos por déficit de la atención/ e hiperactividad

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