Efectos dogmáticos de Lacan en Argentina

EFECTOS DOGMATICOS DE LACAN EN ARGENTINA. Por Alejandro Vainer (Topia Revista n_ 21/Noviembre 1997)

I- POSTALES ARGENTINAS
Buenos Aires-Facultad de Psicología (UBA). Década del ‘80

1- La Facultad de Psicología de los ‘80 estaba orientada por las ideas de Lacan. ¿Qué quiere decir orientada? Que todas las materias -por acción u omisión-nos llevaban hacia sus ideas. Desde la poca auto y hetero/valoración de ciertas materias (Estadísticas, Psicoterapias o Neuroanatomía, por ejemplo), hasta la forma y contenido explícito de otras.

Dos materias, Psicología Comprensiva y Psicología Psicoanalítica II, tenían una cursada de prácticos al menos extraña para ojos curiosos: a cada texto de un fenomenólogo, o psicoanalista no lacaniano-llamado socarronamente «posfreudiano», como si fuera un insulto-, se lo hacía seguir por un texto de Lacan, que refutaba el texto anterior. Por supuesto, la elección dependía de que Lacan hubiera hablado en uno de sus Seminarios de cierto texto de Biswanger, Klein y Hartmann, por ej.

El objetivo del programa era transparente: la «posta» estaba en Lacan, y todos sus «antecesores» eran revisitados por El, para decir la palabra autorizada sobre ese tema. Así, el alumno iba tomando pleno conocimiento de los errores de esos «viejos» autores, y adonde debía enfocar su predilección teórica si tenía algo de sabiduría en sus venas.

2- Un docente de un Seminario sobre Psicoanálisis de Niños, al hacer la historia del mismo, comentaba burlonamente ciertas ideas de Arminda Aberastury. Ella decía que para ser buen analista de niños había que ser una buena madre, por lo tanto enviaba a analistas varones a aprender a tejer. Este episodio y una fotocopia de un capitulo de su texto con Mauricio Knobel fue todo lo que un alumno de los ‘80 supo de esta psicoanalista.

Sin lugar a dudas este «bombardeo» de significantes situaba LA VERDAD en las letras lacano/francesas (lo cual era sinónimo).

Las Residencias de Salud Mental: Fines de los ‘80/ década del ‘90:

Mi exceso de optimismo me hizo suponer que la Residencia (y si era Interdisciplinaria y de Salud Mental, mas aun) iba tener la heterogeneidad que la Facultad no había sostenido.

1- El primer día de la Residencia coincidió con un clásico Ateneo Clínico. Era sobre una paciente psicótica internada en el Hospital Borda, y se aplicaba la letra del Seminario III de Lacan (único texto que ilumina sobre el tema de la Psicosis, según «aprendí», porque corrige los errores de los otros autores)

El Ateneo tuvo una estructura que luego me encontré repetidas veces: epígrafe de Freud o Lacan/material del paciente/cita de Lacan que explicaba el material/nuevo material de la paciente/nueva cita de Lacan/…así hasta el epílogo que era…una mejor y contundente…cita de Lacan. Incluso la mayor parte de los trabajos posteriores-(fueran teóricos o clínicos) repetían este modelo, pero en muchos casos, aun sin la viñeta clínica. Un caso aparte era el tipo de trabajos en que se tomaban «teóricamente» los significantes del paciente, como si explicaran la teoría: todo paciente que osara hablar de «deseo», o bien que algo le «faltaba», hablaba del Deseo y la Falta, por deslizamiento significante hacia la teoría.

Ayos después un grupo de compañeros -hastiados por esta clase de escritura-imaginamos docenas de Ateneos y trabajos imaginarios. Al leer «El Antiyoyo» de Emilio Rodrigue y Marta Berlín, descubrí que ellos habían imaginado trabajos clisés para la Asociación Psicoanalítica Argentina, mas desopilantes que los nuestros. «La pólvora estaba inventada», me dije con melancolía. Sin embargo, duelo mediante, pudimos escribir un trabajo (no de ese estilo) llamado «La máquina de Procusto».

2- Me sorprendía la resistencia encarnizada de varios colegas hacia diferentes sectores del aprendizaje (llámense Grupos, Salud Pública, Familias, etc.). Pero mucho más me sorprendía los argumentos y ciertas preguntas. Por ejemplo, la franca oposición hacia cualquier actividad o contenido de Prevención, o Atención Primaria de la Salud. «Eso no es psicoanálisis» (vaya novedad), «El deseo no se previene»(holofrase que justificaba descartar toda práctica y hasta aprendizaje de dichos contenidos). Una pregunta dilemática (y nunca problemática) volvía una y otra vez: «Puede hacerse análisis en la institución?», como si nunca hubiera habido psicoanalistas trabajando en las instituciones; y además, como si hubiera algún análisis posible «fuera» de alguna institución. Esta de más decir que La Respuesta había que encontrarla en la letra de Lacan.

II-HISTORIA

Volvamos sobre la Historia del Psicoanálisis en nuestro país. Las teorías de M. Klein eran dominantes en las décadas del ‘50 y ’60. La lectura pasaba por sus textos, olvidando a Freud, pero con dos particularidades:

1- una cierta banalización y simplificación del psicoanálisis en pocos conceptos de la doctrina kleiniana

2- la posibilidad de algunos autores argentinos para usar de plataforma de sus pensamientos y acciones esas ideas (y otras), alejándose no solamente de la simplificación, sino de la ortodoxia kleiniana (Pichón Riviere y Bleger, por ej.)

Una visión critica del primer fenómeno la encontramos en el texto de Juanqui Indart «…Porque (Por qué) la «taza» es un «pecho»(?)», en el que recalca como «se interpreta mecánicamente», tomando un caso de Hanna Segal, cuyo estilo de trabajo describe. Aclara «…no nos ocupa directamente el status teórico de la doctrina kleiniana, sino solamente las propiedades de un estilo interpretativo que le esté asociado». Al terminar su texto advierte: «Téngase en cuenta que si no se modifica el mecanismo interpretativo, no hay teoría que escape a sus requerimientos. Todo Freud, pero también Lacan puede transformarse ahí en historieta. Se trata, sin duda de una suerte de lastre».

Según los que vivieron esa Época, el furor hacia Lacan reproduce en parte esa «pasión» sobre Klein. Pero en vez de convertirse en «simplificación», se transforma en una complejidad creciente, para la cual uno jamás estaría preparado.

El pensamiento de Lacan es «la verdad», pero lleva muchos años, con un preconcepto: «ya entenderos después de mucho tiempo/ a mí me pasó lo mismo que a vos». Anatema fundamental de todo estudiante, que se soluciona con años, y se corona al poder repetir el mismo circuito sobre las próximas generaciones.

Sería impensable no tomar la situación general del país para comprender parte de estos fenómenos como una variable, aunque sería erróneo tomarlo mecánicamente. También las intrínsecas diferencias teóricas entre kleinianos y lacanianos están en juego. Las ideas de Klein son usadas en los fértiles 50/60; mientras que las de Lacan comienzan como un retorno a la complejidad de Freud, para sacarlo de la banalización, desde los 60,-el texto de Indart confirma este primer momento-. Pero su crecimiento global se da durante la dictadura (76/83), para llegar a la hegemonía descripta al retorno de la Democracia. Excede los límites del trabajo el análisis de estos fenómenos.

III-DOGMATISMO:

Abordaré este tema que supongo central en el pensamiento de Lacan en la Argentina, dando por descontado la inmensa riqueza de sus aportes al psicoanálisis, y con la aclaración que me refiero a escuelas e instituciones hegemónicas. Para ello explicitaré mi Esquema Conceptual Referencial y Operativo, al decir de Pichón Riviere. Partiré desde los desarrollos de W.R. Bion acerca del pensamiento, profundizados en la Argentina por Darío Sor, en sus textos «Cambio Catastrófico» y «Fanatismo».

Desde este punto de vista, se diferencian los contenidos de los pensamientos de sus diferentes usos posibles. Para esto mismo, Bion construye «La Tabla» en la que clasifica pensamientos y usos.

Es fundamental, en este caso, la diferenciación de los usos variados que podemos hacer de ideas, «independientemente» de las mismas. Ideas, y hasta teorías mismas pueden utilizarse para muy distintos cosas.

El mismo concepto sicoanalítico, la transferencia, por ejemplo, puede ser a la vez: resistencia en una sesión; motor del pensamiento; excusa para seducir alumnos/as; una buena arma para agredir, descalificando a un Sujeto o Grupo; una justificación para hacer «lo que se me da la gana»; un generador de impotencia en un otro que no conoce y menos entiende; herramienta para (no) pensar lo social; instrumento para planificar acciones transformadoras, etc.

La posibilidad no es infinita pero el lector puede hacer varios juegos de como una misma idea puede emplearse de las formas mas inusitadas en muy diferentes contextos.

Me centraré en dos usos descriptos por D. Sor (en «Fanatismo»), que revisten particular importancia para este trabajo.

Un uso científico, que se podría definir como el que considera a las ideas en relación con su contexto, como no absolutas y en proceso de transformación.

Un uso fanático, que se caracteriza por transformar a las ideas en Ideas Máximas, únicas, que no admiten convivir con otras. «La Idea Máxima es una idea alienada, causalista, que no se articula con otras ideas, ni admite transformaciones, de extrema coherencia, homogénea, igual a sí misma…»(P.268). No permiten ni la duda, ni el cambio, ni las diferencias (a las que se interiorizan en función del dogma). «El fanatismo aniquila el problema, vuelve dilemático lo problemático…El enunciado autocrático desaloja el misterio de la mente». (P.263). El autor extiende el uso fanático desde la clínica hacia diferentes campos:

«Cuando el fanatismo se aloja en el pensamiento científico lo dogmatiza.»(P.262). «El campo científico esté (paradójicamente) lleno de usos fanáticos. Así, por ejemplo, es común el uso de la figura lógica llamada «falacia de poder», que consiste en apoyar un argumento con una cita autoritaria, diciendo: «Freud lo dijo» o «Bion lo dijo». La falacia esté en constituir una cita en un argumento válido» (P.268)

La división usos/contenidos en nuestro campo se torna compleja, porque a la vez se transmiten usos y contenidos. En cada teorización se transmite (no como quisiera cierto positivismo) como un contenido «infectado», porque los usos son inseparables en la transmisión misma, tanto que se convertían en contenidos. En la historia del psicoanálisis, considero a esta transmisión esencial, en sus dos vertientes:

1- formas de pensar, que van desde la posibilidad de tomar riesgos en poder ir mas allá del maestro, a rigideces y hasta excomuniones (usar a Freud como La Biblia, en la falacia de poder, buscando la cita de Dios como toda justificación).

2-formas de trabajo, que se adquieren, en su mayor parte, por identificación con maestros y analistas. Eje central en la práctica, que excede siempre a los contenidos, aunque se los reduzca a Teoría de la Técnica.

Esto nos permite entender cierto uso que han tenido los grupos hegemónicos lacanianos con las ideas de Lacan en el Psicoanálisis Argentino. Este uso predominante tiende a alimentar la teoría máxima, -que se convierte en dogma, mas que a generar diferentes producciones y transformaciones de la misma.

Es factible comprender así los distintos episodios relatados al principio del trabajo en función del dogmatismo: plantear las ideas de Lacan como el punto final de todo desarrollo en psicoanálisis (no admitiendo otros psicoanálisis, u otras teorías, interiorizándolas); forzar la clínica, la historia, el arte, la política, etc. a ser simples «demostraciones» de una teoría inmodificable; descalificar cualquier otro punto de vista (pues TODO debe ser comprendido en función de ella).

Una teoría que sea sometida a este uso irá convirtiéndose en letra muerta con-sagrada más que en un trampolín para nuevas generaciones de infieles discípulos.

IV-ALGUNAS CONCLUSIONES

1- Hay teorías que en su estructura interna (contenidos, en términos bionianos) dan mas posibilidad al uso dogmático?

SÌ. Supongo que una teoría que contenga formulaciones de ideas máximas como postulados incuestionables es tierra fértil del dogmatismo. Mucho más si no se posiciona para la comprensión de cierta porción de la realidad (en sentido amplio), sino que empieza a ser una «Visión del Mundo». Explica todo. En ese caso en sí misma tiene grandes posibilidades dogmatizantes.

El propio «estilo» (de escritura y formulaciones) del autor en cuestión provocará mayor o menor nivel de apertura a posibilidades de dudas y preguntas.

A esto se le agrega la actitud de los propios «cabeza de escuela» frente a las ideas, cosa que es objeto de diversas identificaciones en sus discípulos. Si se tiende a la denigración de otros que piensan diferente, este rasgo viajará en discípulos (para ello valen las anécdotas del principio).

En el caso del psicoanálisis la transferencia y sus abusos específicos, complican este punto, como abordaré mas adelante.

En el caso de Lacan es evidente en formulaciones crípticas y cerradas -muy seductoras, por cierto-, inferiorizaciones, genera en el lector la imposibilidad de la duda. El esfuerzo simplemente es entender, pues uno será un débil mental si no lo hace.

Para la duda, las ideas nuevas, estarán la vejez, la próxima vida.

Un ejemplo algo notable y actual de hasta donde pudo llegar este dogmatismo, es el realizado por el físico Alan Sokal en Francia, (con su texto «Imposturas intelectuales»), quien señala los errores en los usos de términos científicos (matemática, topología, etc.) de la primera línea de la intelectualidad francesa (Lacan entre ellos). Recién tantos años después? Claro, tuvo que ser físico, y no es difícil suponer que las defensas posibles para considerar que, -como en el viejo caso de Galileo-, «el telescopio esté equivocado, Aristóteles nunca».

2- ¿Qué formas de transmisión (usos) lo potencian?

Si nos circunscribimos al Psicoanálisis creo que en la triada clásica de análisis personal, supervisión y formación, en ciertas instituciones pueden favorecer usos dogmatizantes en cada uno de los casos:

-El abuso de la transferencia. Un análisis que no cuestione la relación del futuro analista con sus propias teorías, las idealizaciones de las teorías supuestas al analista, y hasta apoyar abiertamente la «comunión» entre ambos crea un punto ciego en el que puede germinar fanatismo. Así, la cadena de análisis irá ampliando zonas de cegueras de idealizaciones. En este caso, el propio estilo del maestro es fundamental. Para ello me remito solamente a la biografía de Roudinesco.

-Supervisores (con abuso de transferencia, también),que apunten al adoctrinamiento de fieles en cierta teoría mas que al aprendizaje y desarrollo que permitan -lentamente- ir construyendo el propio estilo de trabajo de quien supervisa.

-Docentes que (de) formen férreos «recitadores» de sus propias teorías.

-Instituciones más cercanas a Iglesias, Sectas y Ejércitos, que formen analistas monaguillos o buenos soldados de la Causa (que aunque sea freudiana, no deja ser dogmática).

Con el tiempo se teorizarán los usos, convirtiéndolos en nuevos contenidos, cerrando cada vez más la posibilidad de cambios.

Para terminar, hago mías las palabras de Fernando Ulloa (P.171):»Cuando los analistas se asumen militantes…suelen ir a la guerra; estos combatientes terminan por perder las mejores pertenencias de su propio equipamiento personal, para pasar a pertenecer, consensual y anónimamente, a los ritos tribales de la fracción que los posee militantes. Bien apartados, por cierto, de aquel ya consignado aforismo, que define la producción de inteligencia, desde el punto de vista del psicoanálisis, como dos o muchos que antes de entenderse, entienden simular y deseantemente. Aquí la producción de inteligencia marcha al ritmo de alguien a seguir, se lo entienda o no, con función de marcapaso. Una jefatura transferencial que nada bueno pronostica. Tal vez algún oportuno «parricidio».

BIBLIOGRAFIA:

-Aran, C.; Berenstein, P., Czerniuk, R. y Vainer A. «La máquina de procusto». Jornadas de Residentes de Salud Mental de la Pvcia. De Buenos Aires, 1991.

-Balón, E. «Cuéntame tu vida. Biografía Colectiva del Psicoanálisis argentino»……..

-Indart, Juanqui: «…Porque (Por qué) la «taza» es un «pecho»(?)», Ficha. Bs. As.

-Sor, Darío y Senet de Gazzano, María Rosa: Cambio Catastrófico. Kargieman. Bs. As.1988

– » » Fanatismo. Ananké. Bs. As. 1992

-Rodrigue, Emilio y Berlín, Marta: El Antiyoyo. . Ed. Fundamentos. Madrid, 1974

-Roudinesco, Elisabeth: Lacan. Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento. Fondo de Cultura Económica. Bs. As. 1994

-Ulloa, Fernando: «Novela Clínica Psicoanalítica». Paidos. Buenos Aires.1995

-Suplemento Futuro, Página 12. 11/10/1997