“El apremio de la vida”, la acción específica

Freud introduce “el apremio de la vida”, relacionada con Qή (cantidad) endσgena que actúa
por acumulación o acopio y para mantenerla lo más baja posible será
necesaria una acción específica.

Aquí va a tomar como modelo el hambre, la acción que lo calma es
específica puesto que se calma comiendo. Lo que hace que algunas
neuronas se sitúen bajo los puntos de vista de la operación primaria o
secundaria, dependerá de este apremio de la vida. Veremos que para
llevar a cabo esta acción específica, que no puede llevar a cabo en sus
inicios el propio organismo humano, necesitará de un auxilio ajeno: por
la descarga sobre el camino de la alteración interior (por ejemplo el
berreo del niño), un individuo experimentado advierte el estado del
niño. “Esta vía de descarga cobra así la función secundaria, importante
en externo, del entendimiento (o comunicación), y el inicial
desvalimiento del ser humano es la fuente primordial de todos los
motivos morales” (Proyecto. Págs.362-363 ).
Si existe este “otro” puede llevar a cabo la operación requerida para
cancelar el estímulo endógeno. “El todo constituye una vivencia de
satisfacción . . .”. De este modo investidura, muestra ser para el
decurso de Qή, equivalente a facilitaciσn. “Entonces, por la vivencia de
satisfacción se genera una facilitación entre dos imágenes –recuerdo y
las neuronas del núcleo que son investidas en el estado del esfuerzo
(Drang, empuje). Con la descarga de satisfacción la Qή es drenada de la
imαgenes recuerdo. Cuando reaparece el estado de esfuerzo o de deseo, la
investidura traspasa sobre los dos recuerdos y los anima. Tal vez sea
la imagen recuerdo del objeto la alcanzada primero por la reanimación
del deseo”. Si esta acción conduce al desengaño surgirá una alucinación,
que tendrá el mismo efecto que la percepción. El deseo estará, entonces
relacionado con una sumación.
Y será la resultante de la experiencia de
satisfacción.
En el caso de la experiencia de dolor, el dolor, que es sentido como
displacer, en este caso se producirá una facilitación (llamaremos
después conexión asociativa), entre éste y la imagen recuerdo. Si esta
imagen es de algún modo investida de nuevo (por ejemplo por nuevas
percepciones), se produce un estado que no es de dolor pero es
semejante, se produce displacer. Esta vivencia de dolor era la Q
exterior que irrumpe y acrecienta el nivel en Ψ (sistema de neuronas
impasaderas, lo que llamarα “yo”). En la reproducción de la vivencia –
en el afecto , sólo sobreviene la Q que inviste al recuerdo, no puede
traer como consecuencia un acrecentamiento general de Qή. En la
experiencia de dolor – displacer se busca la descarga, corresponde al
proceso secundario. Así como el deseo corresponderá al proceso primario.
“Los restos de las dos variedades de vivencia que hemos tratado son los
afectos y los estados de deseo; común a ambos es contener una elevación
de Qή en Ψ, en el caso del afecto por desprendimiento repentino, en el
de deseo por sumaciσn.”. Les llamará también: atracción de deseo
primaria y la defensa primaria (o represión, que tenderá a
desinvestirse, a desalojarse de la conciencia).
El prójimo, el semejante . . .
Hablando del recordar y juzgar, hará referencia a un prójimo Esto tiene
que ver con que el objeto que brinda la percepción sea parecido al
sujeto. Este será un primer objeto simultáneamente objetosatisfacción y
objetohostil, así como el único poder auxiliador. Sobre el prójimo
aprende el ser humano, entonces a discernir. “Es que los complejos de
percepción que parten de este prójimo serán en parte nuevos e
incomparables – p.ej.; en cambio, otras percepciones., sus rasgos en el
ámbito visual ; en cambio otras percepciones visuales – p. Ej., los
movimientos de sus manos – coincidirán dentro del sujeto con el recuerdo
de impresiones visuales propias, en un todo semejantes, de su cuerpo
propio, con las que se encuentran en asociación los recuerdos de
movimientos por él mismo vivenciados. Otras percepciones del objeto,
además –p.ej., si grita – despertarán el recuerdo del gritar propio y,
con ello de vivencias propias de dolor”. (Pág. 377). Por lo que después
se llamará transitivismo, todos hemos podido observar en bebés o niños
muy pequeños, que cuando uno de ellos llora, lloran todos lo demás
(fenómeno conocido como transitivismo infantil, por Wallon).
Para Freud, que llama a esto: “Complejo del Prójimo”, se separa en dos
componentes “uno de los cuales impone por una ensambladura constante, se
mantiene reunido con una cosa del mundo, mientras que el otro es
comprendido por un trabajo mnémico, es decir, puede ser reconducido a
una noticia del cuerpo propio (en el chiste verán la mímica de las
representaciones). A esta descomposición de un complejo perceptivo se
llama discernimiento; ella contiene un juicio u halla su término cuando
por último alcanza la meta. El juicio, como se advierte, no es una
función primaria,” presupone la investidura de un yo.
Lo que se sustrae de la apreciación judicativa, lo llamamos cosas del
mundo. Esto se referirá al Das Ding, lo incognoscible del mundo.
Otras de las preguntas fundamentales de Freud, sino, en este caso, la
más importante es el problema de la memoria. El problema más importante
para representarse la memoria, tiene que ver con “su capacidad para
retener todo sin dejar de ser perceptiva”. Esto llevará a la elaboración
de un sistema que a la vez registre y siga disponible. Tendrá que
distinguir varias categorías de substratos de neuronas, de los cuales
unos se transforman para constituir los registros mnémicos mientras que
otros siguen inmodificados y vírgenes a fin de asegurar la receptividad
permanente. Elaborará tipos diferentes de funcionamiento, que
corresponderán a distintas modalidades de facilitación neuronal, con lo
cual diferenciará una función primaria y una función secundaria. Esto
nos permite representarnos la memoria “la memoria está representada por
las diferencias de facilitación que existen entre las neuronas. En los
sueños hablará de distintas localidades psíquicas y diferenciará los
procesos primarios y secundarios en el funcionamiento psíquico. Freud
intenta explicar la inscripción del recuerdo en el aparato neuronal sin
recurrir a la semejanza entre las huellas y los objetos.
La huella sería
así una disposición especial de facilitaciones que hacen que una
determinada vía se seguida con preferencia a otra. Esto tiene notable
similitudes con lo que se llama memoria en la teoría de las máquinas
cibernéticas, construidas según el principio de oposiciones binarias, de
igual modo que el aparato neurónico de Freud, se caracteriza por
bifurcaciones sucesivas. Recordemos que las diferencias en el sistema
binario (por ejemplo las computadoras) se producirán según uno de los
dos o ambos estén cargados o no (en términos freudianos, investiduras).
Huella o imagen mnémica, más la carga o investidura produciría recuerdo
representación.
En los términos del Proyecto, el aparato tiende a la descarga (hablará
de principio de inercia, que convertirá en principio de placer).
La
inercia conducirá en 1920 a la idea de lo de muerte de la pulsión. El
principio es la fuga, la inercia, pero las necesidades vitales (hambre,
respiración, sexualidad, etc.) perturban esa tendencia primera,
engendran excitaciones de las que no es posible huir y que obligan a
aparto a hacerse complejo, le imponen una transformación. Por el hecho
de que el aparato tiende a la descarga, a la inercia, deberá soportar
una exigencia que provoque un acto específico. Por esto podemos decir,
que las pulsiones que lo mueven son heterogéneas, por esto el Aparato
Psíquico alucina su objeto, intenta seguir gozando hasta lo imposible,
de la satisfacción primaria. En lo fundamental el deseo es alucinación
de su objeto. Sobre este punto la opinión de Freud no cambió nunca.

La secuencia sería: estabilidad ≘ inercia ≘ placer ( ≘ quiere equivale, no que es igual).