EL COMPLEJO DE EDIPO A LA LUZ DE LAS ANSIEDADES TEMPRANAS (1945) contin.3

 EL COMPLEJO DE EDIPO A LA LUZ DE LAS ANSIEDADES TEMPRANAS (1945) contin.3

Resumen del historial del niño

La incapacidad de Ricardo para afianzar su posición genital provenía
en gran parte de su incapacidad para elaborar su ansiedad en la etapa previa
de su desarrollo. El papel importante que el pecho malo tenía en la vida
emocional de Ricardo dependía de su lactancia satisfactoria, que había estimulado
fuertes impulsos y fantasías orales, uretrales y anal-sádicos. Los
temores de Ricardo al pecho malo estaban contrarrestados hasta un cierto
límite por la idealización del pecho bueno; así podía mantener parte de su
amor hacia su madre. Las cualidades malas del pecho y los impulsos oralsádicos
de Ricardo contra él las transfería en gran parte al pene de su padre.
Además Ricardo sentía intensos impulsos oral-sádicos hacia el pene de
su padre, que provenían de los celos y del odio existentes en la temprana
situación edípica positiva. Por ello el órgano genital de su padre, en su fan-
tasía, se convertía en un objeto peligroso que muerde y envenena. El temor
al pene, como perseguidor externo e interno, era tan intenso que Ricardo
no podía llegar a confiar en las cualidades buenas y productoras del pene.
Así la posición femenina temprana de Ricardo era trastornada en su raíz
por temores de persecución. Estas dificultades, que él experimentaba en su
situación edípica invertida, se mezclaban con el temor a la castración, que
era estimulado por sus deseos genitales hacia su madre. El odio a su padre,
que acompañaba a estos deseos genitales y que se manifestaba en el impulso
de arrancar mordiendo el pene del padre, le llevaba al temor de que lo
castrasen, siguiendo el mismo procedimiento, y, con ello, ese odio incrementaba
la represión de sus deseos genitales.
Una de las características de la enfermedad de Ricardo era una inhibición
creciente de todas sus actividades e intereses. Ello se unía a la represión
intensa de sus tendencias agresivas, patente sobre todo en relación con su
madre. En relación con su padre y con otros hombres reprimía menos la
agresión, aunque ésta estaba muy restringida por temor. La actitud más frecuente
de Ricardo hacia los hombres era la de pacificar a quienes podían
ser atacantes y perseguidores.
Con otros niños la agresividad de Ricardo estaba menos inhibida,
aunque él temía mucho expresarla directamente. Su odio a los niños, así
como su temor a ellos, derivaba en parte de su actitud hacia el pene del padre.
En su mente estaban muy unidos y relacionados el pene destructor y el
niño destructor y hambriento que iban a agotar a la madre y finalmente a
destruirla. Lo cual era debido a que Ricardo, inconscientemente, mantenía
la equiparación "pene-niño" con gran intensidad. También sentía que el
pene malo podía producir solamente niños malos.
Otro factor determinante de su fobia a los niños eran sus celos a su
hermano y a cualquier otro niño que su madre pudiese tener en el futuro.
Sus ataques sádicos inconscientes a los niños dentro del cuerpo de la madre
estaban unidos a su odio al pene del padre dentro de la madre. Solamente
en una situación podía manifestar a veces su amor a los niños: en su
actitud amistosa hacia los bebés.
Ya sabemos que Ricardo sólo podía mantener su capacidad de amor
si idealizaba la relación madre-bebé. Pero, debido a su temor y culpa inconscientes
flor sus propios impulsos oral-sádicos, consideraba a los niños
ante todo como seres oral-sádicos. Era ésta una de las razones que hacían
que él no pudiese llevar a cabo, en su fantasía, su deseo de dar niños a su
madre. Aún era más importante su angustia oral, que desde el comienzo de
su desarrollo había aumentado su temor de los aspectos agresivos de la
función genital y de su propio pene. El temor de Ricardo a que sus impulsos
oral-sádicos dominasen sus deseos genitales y a que su pene fuese un
órgano destructor, era una de las causas principales de la represión de sus
deseos genitales. Por ello te resultaba importante considerar la genitalidad
como uno de los medios imprescindibles para hacer feliz a su madre y para
hacer una reparación por los bebés que él creía que había destruido. De
todos estos distintos modos, los impulsos, fantasías y temores oral-sádicos
de Ricardo interferían una y otra vez con su desarrollo genital.
En las secciones precedentes me he referido repetidamente a la regresión
a un estadío oral como defensa contra las nuevas ansiedades que
surgen en la posición genital; sin embargo, es importante no descuidar el
papel que tiene la fijación en estos procesos. Como las ansiedades orales,
uretrales y anal-sádicas de Ricardo eran excesivas, su fijación a estos niveles
libidinales era muy intensa; en consecuencia, su organización genital
era débil y era fuerte su tendencia a la regresión. Sin embargo, a pesar de
sus inhibiciones, Ricardo habla desarrollado algunas tendencias genitales
sublimadas. Más aun, en tanto que sus deseos estaban dirigidos predominantemente
hacia su madre y sus sentimientos de celos y odio hacia su padre,
él había alcanzado algunos de los componentes del desarrollo heterosexual.
Sin embargo, este cuadro era decepcionante en cierto modo, porque
el amor de Ricardo a su madre solamente podía ser mantenido mediante el
refuerzo de los elementos orales de su relación con ella y mediante la idealización
de la madre "pecho". Ya hemos visto en sus dibujos que las secciones
azules representaban siempre a su madre; esta elección de color,
asociada con su atracción por el cielo azul y sin nubes, expresaba su anhelo
por un pecho ideal, completamente bondadoso, que no lo frustraría jamás.
El hecho de que de este modo Ricardo fuese capaz, hasta cierto punto,
de mantener su amor por su madre, le habla dado la pequeña estabilidad
psíquica que él poseía y que le había permitido también desarrollar hasta
cierto límite sus tendencias heterosexuales. Era patente que la ansiedad y
los sentimientos de culpabilidad formaban parte amplia de su fijación a su
madre. Ricardo la quería, pero de un modo más bien infantil. No toleraba
separarse de ella, ni dejar de verla, aunque en él existían pocos rasgos de
una relación independiente y masculina hacia la madre. Su conexión con
otras mujeres -aunque muy lejana de ser verdaderamente masculina e independiente-
expresaba un contraste llamativo con el gran amor y hasta la
admiración ciega mostrados por su madre. Con las otras mujeres tenía una
conducta inadecuada para su edad y en cierto modo parecida a la de un don
Juan adulto. Trataba de congraciarse con las mujeres de distintos modos,
hasta adulándolas falsamente. Al mismo tiempo a menudo las criticaba y se
disgustaba con ellas, y se divertía si podía engañarlas con sus adulaciones.
Aquí vemos dos actitudes contrapuestas en relación con las mujeres,
lo que recuerda algunas conclusiones hechas por Freud. Hablando de la
"separación entre las corrientes sexuales y cariñosas del sentimiento erótico"
existente en algunos hombres que sufren -como Freud lo formula-, de
"impotencia psíquica", es decir, que sólo pueden ser potentes en ciertas
circunstancias, Freud escribe: "la vida erótica de esas personas permanece
disociada y dividida en dos corrientes, en las mismas dos que aparecen
personificadas en el arte como amor celestial y amor terrestre (o animal).
Cuando esos hombres aman, no tienen deseo sexual, y cuando desean, no
pueden amar" 10 . Hay alguna analogía entre la descripción de Freud y la
actitud de Ricardo hacia la madre. Temía y odiaba éste a la madre "genital",
mientras que daba su amor y cariño a la madre "pecho". Esta división
siguiendo las dos corrientes se hacia aparente en el contraste entre su actitud
hacia su madre y hacia las otras mujeres. Mientras sus deseos genitales
hacia su madre estaban reprimidos fuertemente y, por lo tanto, ella seguía
siendo para él un objeto de amor y admiración, estos deseos podían ser activos,
hasta un cierto grado, hacia otras mujeres que no fuesen su madre.
Pero, al ocurrir así, estas mujeres eran objeto de sus criticas y de su desagrado.
Representaban a la madre "genital" y se tenía la impresión de que
el horror de Ricardo por la genitalidad y su necesidad de reprimirla se reflejaban
en su desagrado hacia los objetos que despertaban en él deseos
genitales.
Entre las ansiedades de Ricardo, que traían consigo su fijación y su
regresión hacia la madre "pecho", era predominante el temor al "interior"
de su madre, considerado un lugar lleno de perseguidores. Porque la madre
"genital", que era para él la madre cohabitando con el padre, según él contenía
también el órgano genital "malo" del padre -o mejor dicho una gran
cantidad de genitales del padre-, lo que originaba una alianza peligrosa de
la madre con el padre en contra del hijo; la madre también contenía los bebés
hostiles. Además, en Ricardo había la ansiedad de considerar a su propio
pene como un órgano peligroso que iba a herir y a dañar a su madre
amada.
Las ansiedades mostradas, que obstaculizaban su desarrollo genital,
estaban muy conectadas con la relación de Ricardo con sus padres como
imágenes internalizadas. A la visión que él se formaba del "interior" de su
madre visto como un lugar peligroso, correspondía lo que él sentía acerca
de su propio "interior". En las sesiones anteriores hemos visto que la madre
buena (es decir, el alimento bueno del desayuno) lo protegía internamente
del padre, o sea, de los "huesos largos salientes» en su estómago. Esta visión
de la madre protegiéndolo del padre internalizado, tenía como paralelo
una imagen materna, a la cual Ricardo se consideraba impulsado a proteger
del padre malo: la imagen de una madre dañada por los ataques ora-
les y genitales del monstruo interno. Sin embargo, últimamente él también
la percibía como dañada por sus propios ataques oral-sádicos en contra de
ella. El Dibujo II muestra a los hombres malos (a su padre, a su hermano y
a él mismo), que subyugan y se tragan a su madre. Aquel temor a haber
dañado a la madre provenía del sentimiento de culpabilidad básico de Ricardo
de haber destruido (devorado) a su madre y los pechos maternos,
mediante sus ataques oral-sádicos en el proceso de internalizarla.
Además de esto expresaba su culpabilidad por sus ataques analsádicos
en el Dibujo VI, ya que señalaba lo "mayor horrible" que caía del
pájaro. La equiparación entre sus propias heces y el padre-Hitler negro se
ha visto ya antes de su análisis, cuando empezaba a hacer los dibujos del
imperio; en el primer dibujo Ricardo empezaba con el color negro como
representante de sí mismo, pero pronto decidía que el rojo lo representase a
él y el negro a su padre, manteniendo luego esto en el transcurso de todos
sus dibujos. Esta equiparación quedó más aclarada mediante unas asociaciones
con los Dibujos V y VI. En el Dibujo V la sección negra representaba
al padre malo, en el Dibujo VI representaba lo "mayor horrible" que
caía del pájaro mutilado.
El temor de Ricardo a su propia destructividad estaba relacionado
con su temor hacia su madre como un objeto peligroso y represivo. El "pájaro
horrible" con el pico abierto era una proyección en su madre de sus
propios impulsos oral-sádicos. Las experiencias reales de Ricardo, de
haber sido frustrado por su madre, no podían explicar por sí mismas que él
se formase una imagen psíquica terrorífica de una madre que lo devoraba
interiormente. Se hace patente en el Dibujo VI lo peligroso que él sentía
que era el horrible madre-pájaro, porque el pájaro sin cabeza del dibujo lo
representaba a él mismo y provenía de su temor a la castración efectuada
por su madre peligrosa en unión con el padre monstruo, ambos considerados
como enemigos externos.
Además Ricardo se sentía internamente amenazado por la alianza de
la madre-pájaro "horrible" con el padre monstruo internalizados. Estas situaciones
internas de peligro eran la causa principal de sus temores hipocondríacos
y persecutorios.
Cuando durante su análisis Ricardo fue capaz de enfrentar el hecho
psicológico de que su objeto querido era también su objeto odiado y de que
la madre azul claro, es decir, la reina con la corona, estaba unida en su
mente con el pájaro picudo horrible, pudo asentar más firmemente su amor
hacia su madre. Sus sentimientos de amor se unieron más íntimamente a
los de odio y sus vivencias felices con la madre ya no se alejaron tanto de
las frustradoras. Por ello Ricardo ya no se sintió impulsado a idealizar tan
intensamente a la madre buena, ni a formarse una imagen tan terrorífica de
la madre mala. Cuando se permitió reunir los dos aspectos de la madre, esto
trajo consigo que el aspecto malo fuera atenuado por el bueno. Entonces
esta madre buena, más asentada en él, podía protegerla contra el padre
"monstruo". Lo que a su vez implicaba que en esos momentos no la sintiese
dañada, sin remisión, por su avidez oral y por el padre malo, lo que también
significaba que sentía que él y su padre se habían vuelto menos peligrosos.
Una vez más la madre buena revivía y con ello desaparecía la depresión
de Ricardo.
Su mayor confianza en poder conservar vivos al analista y a su madre,
como objetos internos y externos, dependía del esfuerzo de su posición
genital y de una mayor capacidad de experimentar los deseos edípicos.
Ahora, en su fantasía, le era más posible la reproducción, o sea, la
creación de bebés buenos, que inconscientemente consideraba como el
medio más importante para combatir a la muerte y al temor a la muerte. Por
asustarse menos de estar dominado por sus impulsos sádicos, Ricardo creía
que iba a ser capaz de crear bebés buenos, debido a que el aspecto creador
y productor del órgano genital masculino (tanto del de su padre como del
suyo propio) se le había hecho más manifiesto. Esto aumentó su confianza
en sus tendencias constructoras y reparadoras, así como en sus objetos internos
y externos. Se le reforzó la confianza, no solamente en la madre
buena, sino también en el padre bueno. Su padre ya no era un enemigo tan
terrible como para que no pudiese enfrentar la lucha con él cuando lo consideraba
como un rival odioso. De este modo dio un paso importante hacia
el refuerzo de su posición genital y hacia el enfrentamiento de los conflictos
y temores dependientes de sus deseos genitales.

EXTRACTOS DE UN HISTORIAL QUE ILUSTRA EL
DESARROLLO EDÍPICO DE LA NIÑA

He expuesto algunas de las ansiedades que trastornan el desarrollo
genital del niño. Ahora voy a exponer parte del historial de una niña, al que
he descrito ya en publicaciones anteriores desde diferentes puntos de vista.
Para su presentación este material tiene algunas ventajas, como la de
ser sencillo y claro. La mayor parte de este caso ha sido publicado anteriormente.
Sin embargo, añadiré algunos detalles hasta ahora no publicados,
así como algunas interpretaciones nuevas que no hubiese podido hacer
entonces, pero que retrospectivamente parecen confirmarse en el material.
Mi paciente, Rita, tenía dos años y nueve meses al comienzo de su
análisis. Era una niña muy difícilmente educable. Sufría de ansiedades de
diferentes clases, de incapacidad de tolerar frustraciones y de frecuentes
estados de tristeza. Demostraba rasgos obsesivos que se fueron incrementando
en los últimos tiempos. También persistía en ceremoniales obsesivos
complicados. Su conducta alternaba entre "bondad" exagerada y remordimientos
y estados de "maldad", en los que intentaba dominar a todas las
personas de su ambiente. También tenía dificultades en la alimentación;
era "caprichosa" en sus gustos y a menudo no tenía apetito. Aunque era
una niña muy inteligente, el desarrollo y la integración de su personalidad
estaban detenidos por la fuerza de su neurosis.
Lloraba con frecuencia, aparentemente sin causa alguna, y cuando su
madre le preguntaba por qué lloraba, contestaba: "Porque estoy tan triste".
A la pregunta: "¿Por qué estás tan triste?", contestaba: "Porque estoy llorando".
Su sentimiento de culpabilidad se expresaba en insistentes preguntas
a su madre: "¿Soy buena?", "¿Me quieres?" No podía tolerar ningún
reproche y si se la reñía empezaba a llorar o se mostraba hostil. Sus sentimientos
de inseguridad en relación con sus padres se manifestaron, por
ejemplo, en el siguiente incidente que ocurrió en su segundo año de vida.
Me dijeron que una vez empezó a llorar porque su padre, jugando, amenazó
a la figura de un oso de su libro con el cual ella se habla identificado
aparentemente.
Rita sufría de una intensa inhibición para jugar. Por ejemplo, lo único
que podía hacer con sus muñecas era lavarlas y cambiarles los vestidos
de un modo compulsivo. Tan pronto introducía en el juego alguna fantasía,
se angustiaba y dejaba de jugar.
Lo que viene a continuación son algunos puntos cruciales de su desarrollo.
Rita había sido amamantada durante unos pocos meses; después
se le dio biberón, que no aceptó bien en un primer momento. También fue
difícil destetarla del biberón para darle alimentos sólidos. Se le daba todavía
un biberón por la noche y su madre me dijo que había tenido que renunciar
a suprimírselo porque cada una de estas tentativas había provocado
en la niña grandes complicaciones. En cuanto al control de esfínteres de
Rita, conseguido ya a poco de tener un año, creo con fundamento que su
madre se había preocupado demasiado. La neurosis obsesiva de Rita demostraba
estar íntimamente conectada con su control de esfínteres precoz.
Rita compartió el dormitorio de los padres hasta casi los dos años,
siendo a menudo testigo de los coitos de los padres. Cuando tuvo dos años,
nació su hermano y entonces su neurosis se manifestó en toda su intensidad.
Otra circunstancia coadyuvante fue el hecho de que su madre fuera
también neurótica y tuviera una ambivalencia clara hacia Rita.
Sus padres me dijeron que hasta el final del primer año Rita quería
mucho más a su madre que a su padre. Al comienzo de su segundo año
había desarrollado una preferencia clara por el padre, juntamente con celos
intensos de su madre. A los quince meses Rita, cuando estaba sentada en
las rodillas de su padre, expresó repetidamente y de un modo que no dejaba
lugar a dudas su deseo de quedarse a solas con él en el cuarto. Es algo que
no pudo decir con palabras. Cuando tuvo sus dieciocho meses, hubo un
cambio notable, que se manifestó en modificaciones de su relación con
ambos progenitores así como también en varios síntomas del tipo de terrores
nocturnos y fobia a los animales (sobre todo a los perros). Su madre
volvió a ser su favorita, aunque la relación con ella mostraba una ambivalencia
intensa. Se adhería tanto a su madre que casi no podía dejar de verla.
Esto iba acompañado con tentativas de dominarla y con un odio contra ella
que a menudo no disimulaba. Al mismo tiempo Rita desarrolló un desagrado
manifiesto contra su padre.
Estos hechos fueron observados claramente cuando ocurrieron y sus
padres me los comunicaron. En el caso de niños mayores los informes de
los padres acerca de lo ocurrido en los primeros años son menos de fiar, ya
que con el transcurso del tiempo los hechos se falsifican más fácilmente en
la memoria. En el caso de Rita, los detalles de aquellos sucesos todavía
permanecían vivos en la mente de los padres y el análisis confirmó completamente
lo esencial de sus informes.