El discernimiento de lo inconsciente

En este año, 1915, Freud plantea una nosografía en la que separa las neurosis actuales de las Psiconeurosis. Las neurosis actuales no se relacionan con conflictos de la historia o infantiles. Sus manifestaciones no tienen valor simbólico ni están sobredeterminados. Son el resultado de una falta de satisfacción sexual, que relaciona fundamentalmente con el coito interrupto (como modo de evitar los embarazos). Recordemos, en textos tempranos, la importancia que Freud otorgó al coitus interruptus. Las neurosis actuales incluirán a las traumáticas, de angustia y la hipocondría. Constituyen un antecedente importante de lo que hoy se conoce como “psicosomáticas” (por ejemplo: asma, ulceras, afecciones alérgicas, etc.). Dentro de las Psiconeurosis considerará a las de transferencia y a las narcisistas. Posteriormente diferenciará las neurosis narcisistas de las psico-sis, en los trabajos del año 1924.
En este capítulo VII parte del problema de la esquizofrenia, tratando de establecer diferencias con las neurosis de transferencia (histeria de angustia, de conversión y neurosis obsesiva). Afirma que hay una incapacidad de estos pacientes para la transferencia, esto se debería a una sobreinvestidura del yo, con una resignación de las investiduras de objeto. Este es un punto, en la actualidad, sumamente polémico. Veremos, posteriormente, que no hay una sola manera de definir o conceptualizar que se entiende por transferencia. Las distintas concepciones sobre la misma han llevado a problemas y rupturas entre autores, escuelas, etc. Tal vez la concep-tualización más precisa la encontremos en Recordar, repetir y reelaborar (Volumen 12. 1914), como “puesta en acto de lo inconsciente”. Este texto implica un punto de inflexión importante, puesto que considera el límite de la posibilidad de recordar. Allí surge la idea de que lo que no se recuerda se actúa, en la relación transferencial con el analista. El Psicoanálisis deja de ser el análisis, solamente de los “recuerdos” con el trabajo de interpretación y se abre el camino a las “construcciones”.
Retomando las diferencias que Freud sostiene, en las neurosis se mantiene una fuerte investidura de objeto inconsciente. En la esquizofrenia, tras el proceso de represión de la libido quitada, no busca un nuevo objeto, sino que se recoge en él yo; “por tanto, aquí se resignan las investiduras de objeto y se reproduce un estado de narcisismo primitivo, carente de objeto”. En la esquizofrenia se exterioriza mucho de lo Icc que en las neurosis de transferencias solo podemos pesquisar por el Psicoanálisis.
El énfasis de Freud para explicar estos problemas está puesto en el lenguaje. Estudia las alteraciones del lenguaje en la esquizofrenia, le llama lenguaje de órgano. “ Una de las enfermas de Tausk, una muchacha que fue llevada a la Clínica después de una querella con su amado, se queja: Los ojos no están derechos, están torcidos (verdrehen). Ella misma lo aclara, exponiendo en un lenguaje ordenado una serie de reproches contra el amado. “Ella no puede entender que a él se lo vea distinto cada vez; es un hipócrita, un torcedor de ojos (Augenverdreher, simulador), él le ha torcido los ojos, ahora ella tiene los ojos torcidos, esos ya no son más sus ojos, ella ve el mundo ahora con otros ojos” (Íbid. Págs. 194 – 195).
Freud explica esto diciendo que hay un predominio de la referencia a la palabra sobre la referencia a la cosa. “El sustituto fue prescrito por la semejanza de la expresión lingüística, no por el parecido de la cosa designada. Toda vez que ambas –palabra y cosa – no coinciden, la formación sustitutiva de la esquizofrenia diverge de la que se presenta en el caso de las neurosis de transferencia” (Íbid. Pág.197). Otro ejemplo, una persona soña-ba frecuentemente con “paracaídas” y esta en la época de su menopausia. Ciertas partes, los senos, los glúteos, con las transformaciones hormonales comenzaban a “caer”. Ella desearía algo “para” – “caídas” que los eleven, que no les permita caer.
Freud establece la diferencia entre representaciones conscientes e inconscientes. Dice que en la conciencia existen representaciones palabras más la correspondiente representación cosa. En lo inconsciente existe representación cosa sola. La cuestión referente a la representación palabra, representación cosa o representación objeto es tratada por Freud en diferentes lugares de su obra. Podemos decir que en Freud la palabra es siempre secundaria, se sitúa en el nivel de lo secundario. Esto considerado desde un punto de vista cronológico (desde la perspectiva del desarrollo del psiquismo) y tópico (preconsciente).