El inconsciente, el olvido, la irritación, el narcisismo

Haremos un salto en el tiempo, hacia delante en esta oportunidad. Citaré del Malestar en la Cultura (Volumen XXI. 1929 – 1930. Pág. 111): “No es fácil para los seres humanos, evidentemente, renunciar a satisfacer esta su inclinación agresiva; no se sienten bien en esa renuncia. No debe menospreciarse la ventaja que brinda un círculo cultural más pequeño: ofrece un escape a la pulsión en la hostilización a los extraños. Siempre es posible ligar en el amor a una multitud mayor de seres humanos, con tal que otros queden fuera para manifestar-les la agresión. En una ocasión me ocupé del fenómeno de que justamente comunidades vecinas, y aún muy próximas en todos los aspectos se hostilizan y encarnecen: así, españoles y portugueses, alemanes del norte y del sur, ingleses y escoceses, etc. Le di el nombre de “narcisismo de las pequeñas diferencias” (la negrita es mía), que no aclara mucho las cosas. Pues bien; ahí se discierne una satisfacción relativamente cómoda e inofensiva (¿? : el interrogante es mío) de la inclinación agresiva, por cuyo intermedio se facilita la cohesión de los miembros de la comunidad”. Posiblemente se refiera a inofensiva cuando el enemigo está lejos y hay po-cas chances de consumar la agresión.
Luego ejemplifica con el antisemitismo, los 500 años de la Santa Inquisición, en Rusia la cultura comunista, finalizando: . . “Uno no puede menos que preguntarse, con preocupación, que harán los soviets después que hayan liquidado a los burgueses”.
No quisiera terminar estas citas, que hacen referencia a nuestras experiencias cotidianas: “Además de las tareas de las limitaciones de las pulsiones, para la cual estamos preparados, nos acecha el peligro de un esta-do que podríamos denominar “miseria psicológica de la masa”. Este peligro amenaza sobre todo donde la ligazón social se establece principalmente por identificación recíproca entre los participantes, al par que individualidades conductoras no alcanzan la significación que les correspondería en la formación de la masa” (Íbid, Pág. 112). Será esto ajeno a lo que llama posmodernismo?. La muerte de la historia, la muerte de las ideolo-gías. Esto me hace recordar un grafitti: Nietzsche ha muerto: Firmado: Dios. Tendrá algo que ver con la fragmentación de los estados, las vivencias de vacío, correlativas de la globalización. Con el problema de los fundamentalismos religiosos, económicos, etc. Se ha puesto, en el estudio de estos fenómenos, como en la propaganda y la publicidad, suficiente énfasis en la manipulación de las masas (los grupos). Se les llama también eufemísticamente: procesos de influencia social.
Es importante introducir la cuestión de las diferencias y el modo en que la agresividad humana se sirve de ellas. Las intolerancias parecen incrementarse en la medida en que se produce un borramiento de las funciones parentales, disgregación familiar, nuevas modalidades de filiaciones o pertenencias a grupos, linajes, alianzas, etc. Estos fenómenos parecen incrementar las expresiones de violencia. Las diferencias que se establecen como renuncia pulsional resultante del edipo y la castración toman modalidades culturales diferentes y así como establecen un límite, pueden posibilitar las transgresiones.
La tolerancia a las diferencias se manifiesta también en el ámbito académico, tomando diferentes disfraces científicos. El establecimiento de una verdad, que produce un sentimiento de pertenencia y lealtad. Dar pruebas de esta lealtad o sumisión puede ser excluir lo diferente, lo distinto. No debe extrañarnos entonces el rechazo que suele producir en este ámbito, el Psicoanálisis, frente a otros enfoques desde la Psicología. Desde el narcisismo, el amor a uno mismo, el amarse, el campo de las pasiones puede limitarse tolerando las diferencias o predominar el odio y la ignorancia. El odio y la ignorancia, son también pasiones humanas. Esto no es ajeno a la cuestión de la autoridad, la angustia frente a la autoridad es relacionada con la angustia frente Superyó, es decir al masoquismo. Recordemos que ya en 1921, serán primarios tanto el sadismo como el masoquismo.
Termino esta referencia mencionando la importancia de la culpa en la motivación de las conductas a través del sentimiento de culpa. La manipulación de la conducta . . .
Freud finaliza este trabajo con una cita poética:
“Nos ponéis en medio de la vida,
dejáis que la pobre criatura se llene de culpas:
luego a su cargo le dejáis la pena;
pues toda culpa se paga sobre la tierra”
(Una de las canciones del arpista en Wilhelm Meister, de Goehte, Íbid. Pág. 128).
El Psicoanálisis al ocuparse del deseo, las pulsiones, el narcisismo es el sustento imprescindible para el estu-dio de las motivaciones. Observen a qué apelan en nosotros las propagandas, la publicidad. En qué atributos adquirimos con lo que compramos.
Existe el permanente interés, por problemas de diferencias, en excluir la asignatura Psicoanálisis del segundo año de la Licenciatura. Como decía algún profesor: “les da vuelta, les trastorna la cabeza a los estudiantes”. Otros: ”es muy difícil para segundo año”. En el primer caso se trata de excluir las diferencias, en el segundo se subestima la capacidad de comprensión del estudiante. También se atribuye a la calidad literaria de Freud el “seducir” al estudiante. Pienso que en el fondo de estos cuestionamientos, además del problema de las diferencias hay una subestimación implícita del estudiante, como si no tuviera capacidad para diferenciar o criticar.
Algunos, también, confunden Psicoanálisis con diván y consulta privada menospreciando las actividades de extensión y aplicación de nuevos campos a explorar y descubrir.