El método fenomenológico de Jaspers

La exploración de la subjetividad en la enfermedad y la muerte
Ana Cecilia Campos

Resumen
Transitar por los caminos del fin de la existencia, en el plano antropológico, me llevó a reflexionar sobre la muerte de la muerte, parafraseando a Morin, en su desmitificación. Enfrentar la muerte es un hecho humano vivido subjetivamente, que conduce al sufrimiento, mientras más se le niegue y menos consciente de ello se esté. El presente artículo aborda una descripción de método fenomenológico de Karl Jaspers como una forma de conocer-comprender la subjetividad en experiencia de muerte y enfermedad.
Palabras clave: Subjetividad, método fenomenológico, muerte y enfermedad.

«Siempre me preguntan cómo es la muerte. Contesto que es maravillosa. Es lo más fácil que vamos a hacer jamas» Elizabeth KÜBLER-ROSS (1997:19)

A decir de Elizabeth Kübler-Ross, la muerte es un momento-experiencia maravillosa, pero lo que pesa en forma insoportable, si se está en condiciones de enfermedad, es el proceso de morir.
Cómo es morir. No lo sabemos. Lo que sí hemos experienciado los que aún estamos vivos es el temor a morir, la incertidumbre, el dolor de la despedida, la separación, la enfermedad. Cómo saber lo que ocurre en la psiquis, en la mente, en las emociones, en el sistema límbico, en el raciocinio, en la intuición de una persona. Esto sólo lo podemos conocer a través de sus verbalizaciones, lo que nos dice, lo que expresa acerca de lo que siente y piensa, las confidencias, la autodescripción, la vivencia psíquica, el diálogo.
Al respecto, mi encuentro con Jaspers, quien comulgó con y desarrolló el existencialismo alemán, nutre la búsqueda para seguir un hilo conductor -si lo hay- hacia el sentido social e individual de la enfermedad relacionada con el ritmo, calidad y percepción de la vida en la que la subjetividad cobra especial importancia.
Mi atención se centra en el tema del sujeto y no en el objeto-hombre de la medicina y la psicología positivista. Las tendencias a integrar mayor conocimiento acerca de los seres humanos, nosotros mismos, imponen la necesidad de profundizar en la subjetividad, ese término execrado hasta ahora de los límites de la ciencia, pero que toca a la puerta con fuerza para obligarnos a reconocerla. La fenomenología se encarga justamente de iniciar el camino a comprenderla.
Para ello, dedicaré las siguientes páginas, pocas dado que se trata de un autor profuso en temas que van desde la filosofía hasta la psicopatología, a abordar la fenomenología y el método fenomenológico de Karl Jaspers en la comprensión de los procesos de padecimiento mental y de la muerte.
En primer lugar, es necesario referirme al significado de los términos sujeto y subjetividad, posteriormente se contextualiza la vida de Jaspers, para dar paso a sus planteamientos filosóficos y a su método de indagación del sentido y-o significado de las verbalizaciones de personas en enfermedad mental y su aporte hacia la comprensión de la muerte.

Doxografía sujeto-objeto.
La etimología de la palabra sujeto, según la Real Academia Española, proviene del latín subiectus que quiere decir: expuesto o propenso a una cosa, sobre lo que se escribe o se habla. En el mismo diccionario, el término en filosofía significa espíritu humano considerado en oposición al mundo externo y también en oposición a sí mismo como término de la conciencia.
Hay algo más interesante aún cuando voy al diccionario Latino Español de Valbuena (1829): Subiectare: someter a dominio, contener algo, poner bajo dominio. Si separo el prefijo sub, me encuentro que iecur es hígado, y dice: «en el hígado los antiguos ponían el asiento del ánimo y las pasiones». iec – hígado, pasión / tus – apasionado. Así mismo, sub significa: debajo, junto a. SUBJECTUS denomina la acción de poner debajo, sumiso, sujetado a las pasiones. Etimológicamente la palabra SUJETO traduce: junto a las pasiones, apasionado.
Mientras que objeto es, separando el prefijo, ob: por, por causa de, delante de, y iectus, pasión, es todo aquello que se antepone a las pasiones. La palabra objetar es, por ejemplo, contraponer, mientras que objecto – poner a riesgo, a prueba-, objectus puesto delante, echado, tirado, y objeto lo que se presenta a la vista.
Sujeto, entonces, es al que le corresponden las pasiones, unido a sus propias emociones, lo que es natural al ser vivo y, en particular, al hombre.
Si bien la herencia cartesiana está revestida de dualismo (cuerpo-mente), y de un énfasis nomológico en el que toda ciencia es sabiduría cierta y evidente en la que «rechazamos todos los conocimientos que sólo son probables y establecemos que no debe darse asentimiento sino a los que son perfectamente conocidos y de los que no cabe dudar» (Descartes, en Capra, 1985: 60), es importante insistir que Descartes partió de una pregunta acerca de sí mismo, de su esoterea (lo íntimo, adentro), al hacer el estudio de la subjetividad cartesiana: «¿Qué soy, pues? Una cosa que piensa. ¿Qué es una cosa que piensa? Es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere y, también, imagina y siente» (Descartes, 1973b: 130; orig. 1641). Sin querer saberlo, el filósofo ponía su propia subjetividad al servicio de pensarse como cosa cognoscible.
Como evolución de la filosofía de la ciencia, en esa época tuvo lugar la necesidad de separar al sujeto del objeto para darle supremacía a la cosa u objeto. Era mejor pensar al hombre «desde afuera» sin que, supuestamente, interviniera lo sujeto propio del investigado y menos lo sujeto del investigador. Así ambos se hacen ajenos a una parte de sí mismos.
Este afán separatista derivó en la ciencia moderna propia de la racionalidad occidental, en la que pretendemos examinar la cosa cerciorándonos de que no haya interpretaciones especulativas. Por eso se objetiviza lo que se estudia, se execra a la persona misma, se separa la emoción de la razón. En salud o en medicina, esto se traduciría en: no quiero
ver tu emoción y por ello niego la mía para poderte analizar, hombre, y decir, yo, y decidir qué es lo que tú tienes.
Esta ciencia moderna occidental está caracterizada ésencialmente por el imperio del mecanicismo newtoniano; el análisis cartesiano; la causalidad kantiana; el uso del lenguaje matemático como lo correspondiente al científico; la propuesta positivista de Augusto Comte de que las ciencias sociales, por su parte, se adhieran a esa fórmula (Capra, 1985; Martínez, 1993; Morin, 1999).
La sociedad moderna, para Bermúdez (1998), posee dos rasgos primordiales: la racionalidad, que encierra la lógica mecanicista, analítica y demás características señaladas en el párrafo precedente y el burocratismo en tanto modo de vida que rige el trabajo, la educación y hasta el comportamiento ciudadano en la calle, todo bajo el signo de la normativa legal, explícita o no, que regimienta el uso del poder, de la jerarquía y de la disciplina.
Por el contrario, al aproximarme a pensamientos más amplios en el lado occidental del mundo, identifico la noción de sujeto de Edgar Morin (1998), quien explica que existe en nuestra subjetividad humana ese lugar habitado por las nociones de alma y de inmortalidad del alma, de espíritu, animus-anima, y tenemos el sentimiento profundo de una insuficiencia que sólo puede llenar el otro sujeto, en el intercambio, en el diálogo. Y, en el fondo, con la relación de amor, en el sentimiento de amor, está la idea de que el otro nos restituye a nosotros mismos la plenitud de nuestra propia alma, permaneciendo totalmente diferente de nosotros mismos. Es nosotros aun siendo otro, que es lo que precisamente contribuye a sanar.
El sujeto nace con la persona, lo sabe en cuanto se desarrolla en él la noción de conciencia, saber que «puedo ser consciente de mi misma», como proceso metacognitivo; lo cual es propio del desarrollo de la humanidad misma, de la capacidad de observar(me), sentir(me) y reflexionar(me).
Imposible, hoy en día, retrotraerse de la subjetividad como condición humana. Por ello, el método fenomenológico de Karl Jaspers en la comprensión del enfermo y el moribundo, cobran especial relevancia.

Algo de Biografía.
Jaspers nació en Alemania y vivió entre 1883 y 1969, se le reconoce, junto a Heidegger el fundador de la filosofía existencial alemana. Como filósofo aportó al estudio y comprensión de la existencia humana, como psiquiatra desarrolló suficiente bibliografía sobre la clasificación de los trastornos mentales.
En su Fé filosófica Jaspers intenta buscar unidad y sentido a la historia, si bien la ésta parece una serie de hechos fortuitos donde el hombre anda por un camino oscuro y no se sabe el misterio de las sendas que aún le falta por recorrer, el autor señala que ese rumbo está por encima de la historia. Así lo señala Jaspers cuando acuña el término «envolvente» (Umgreifend), ese envolvente es la Fe o aquello con lo que el hombre está unido con el origen del ser y quien lleva las riendas cuando el entendimiento o la razón creen bastarse por sí mismo. Según Jaspers (1950), la humanidad ha tenido cuatro puntos de partida en su desarrollo:
1) La prehistoria, edad prometéica donde tienen su nacimiento el lenguaje, las herramientas y el fuego que es lo que convierte al hombre en hombre.
2) La aparición de la Cultura 5000 años antes de Cristo en Mesopotamia, India, China y Egipto.
3) La «Edad Eje» hacia 800 y 200 A.C, en la que el espíritu humano se hace consciente, elabora las categorías con las pensamos y el comienzo de las religiones mundiales en las que hoy vivimos. (La verdad no está en la creencia sino en el creer).
4) El impulso de la ciencia técnica de occidente.
Este tránsito que la humanidad ha seguido la conduce hacia algún desarrollo con un sentido específico que aún desconocemos. La lectura a estos planteamientos nos lleva a pensar que Jaspers daba mucha importancia a la intuición. De manera que resulta interesante conocer la historia personal y colectiva para aproximarse, en la toma de conciencia, a lo que se es hoy.

Orígenes de los planteamientos de Jaspers:
Los planteamientos de Jaspers tienen su raíz tanto por la vía del psicoanálisis como por el existencialismo. Influyen en él, desde la filosofía de autores también alemanes como Kant, Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche y, sus más contemporáneos pensadores alemanes como Dilthey, Binswanger, Husserl y Heidegger, así como el psicoanálisis de Freud y Otto Rank y, el mismo desarrollo de la filosofía existencial francesa representada por Sartre y Marcel.
Esta corriente de pensamiento existencialista influyó no sólo en la forma de hacer la exploración psiquiátrica y psicológica, sino también la psicoterapia: Perls en Alemania (quien desarrollo la Psicoterapia Gestalt), Rollo May y Rogers en América.
Husserl empleó la palabra fenomenología para designar la psicología descriptiva de las manifestaciones de la conciencia en busca de la esencia, no como posición subjetiva sino unidad lógica, el contenido del pensar como estructura lógica del proceso de pensar y no del que está pensando.
Para Jaspers la «fenomenología es un procedimiento empírico» (1977. 75) con base en la comunicación por parte del enfermo, distinto a las descripciones científico-naturales. No busca la esencia lógica distinta al sujeto, más bien su comprensión. En este caso: «El describir exige, además de categorías sistemáticas, felices formulaciones y comparaciones contrastantes, exhibición del parentesco de los fenómenos, su ordenamiento en series, o su aparición en saltos sin transición» (75).
Además, asociado al anterior, es un concepto fundamental en Jaspers el esclarecimiento de la conciencia (Existenzerhellung), que no es otra cosa que un comportamiento consigo mismo en la elección de posibilidades, siendo la comunicación el camino para ello. Jaspers también introduce, como concepción de hombre existencial, el que éste debe estar dispuesto a aprender, abierto a comunicarse. El hombre es su actitud.
Concepto de Hombre: considera al hombre como un ser único, libre, sujeto a sus propias reflexiones y decisiones, que también se equivoca en sus elecciones. Posee existencia, conciencia y espíritu. Realiza su condición humana en conflicto consigo mismo, en una perenne contradicción donde tal lucha se convierte en el motor de sus acciones. Se enferma a merced de sus propias libertades y decisiones, sabiéndose finito.
De manera que resulta interesante conocer la historia personal y colectiva para aproximarse, en la toma de conciencia, a lo que se es hoy. Sin embargo, para Jaspers no hay una verdad finita.

Concepto de ciencia.
Jaspers concibe la ciencia como un conocimiento de valor general que se funda en métodos conscientes y comprobables por todos, pero diferencia las ciencias humanas de
las ciencias naturales. La ciencia no es conceptualidad y abstracciones sino que exige una actitud de claridad metódica que conlleve a la demostrabilidad y la discusión. Por ejemplo, en Psicopatología el objeto de estudio es el acontecer psíquico consciente para conocer qué y cómo experimentan los seres humanos sus vivencias, procesos, condiciones y significados.
Principios que rigen las concepciones de Jaspers: En el desarrollo de sus planteamientos existencialistas se mantuvo opuesto tanto a la relativización del pensamiento como a la cuantificación de la experiencia humana. A continuación una síntesis de los principios que rigen el hacer científico de Jaspers con respecto al hombre:
− Se opone a la actitud deductiva moralizante
− La razón y la existencia son elementos inseparables.
− La existencia es una síntesis de vida y espíritu, conjunción de lo vivido y lo asumido, en decisión y libertad.
− Para ser, el hombre ha de estar siempre en camino, sin dogmas, abierto y dispuesto a aprender.
− Hay que considerar varios puntos de vista, en la complejidad del hombre no hay verdades finitas.
− La única verdad es la existencia misma del hombre, la verdad no está en la creencia que se tiene sino en el hecho mismo del creer, que es lo que corresponde al ser humano.
− Aunque busca comprender al sujeto, también se interesa por la ciencia nomotética, es decir en la estructura de la experiencia que pueda generalizarse en experiencias semejantes.
− La herencia existencialista lleva a Jaspers a plantear que el Hombre está solo, es simplemente su actitud.
− Todos vivimos de símbolos e imágenes de cómo nos hemos representado la vida.

Método Fenomenológico de Jaspers.
La fenomenología parte del principio de que cada ser humano tiene una visión particular de lo que sucede y, en su lectura, también le da un significado distinto a partir de sus propias experiencias. La fenomenología da importancia a las manifestaciones subjetivas, a la expresión de las vivencias.
Como ya de mencionó, en Jaspers, la fenomenología es además un procedimiento empírico de descripción de la vivencia humana y de comunicación como manifestación de la conciencia.
Como todo procedimiento científico, se requiere de un método para tener acceso a la información. Jaspers tal vez fue pionero en proponer un método particular acerca del estudio de los fenómenos psíquicos. Un método que busca comprender al sujeto antes que explicarlo, por lo que su objeto de estudio viene a ser lo que se presenta a la conciencia.
Para ello es imprescindible iniciar la investigación sin hipótesis previas, sin prejuicios ante la expresión de la experiencia concreta. El Método de Jaspers puede resumirse en cinco procedimientos o etapas. Una, meramente descriptiva de la vivencia del sujeto. Una segunda fase estructural en la que se delimita la información en categorías o unidades temáticas para encontrar la estructura y significado de la parte del relato en el todo del sujeto. De allí se pasa a la identificación del tema central de la expresión de la
persona y se integran los temas centrales en la estructura descriptiva de la misma. Por último, el diálogo con el entrevistado para intercambiar estos resultados.

Críticas.
Los críticos del existencialismo intentan descalificarlo adjudicándole la clasificación de «corrientes espirituales de actualidad». Hisrchberger (1976) acusa a los existencialistas, en particular a Jaspers, de haber caído en la paradoja de terminar en la misma «palabrería» que tanto criticaron a los pensadores racionalistas y al idealismo. El mismo autor expresa que se mantienen en «planteamientos oscuros» disfrazados de profundi-dad; que más bien responden al sentir de la época con rebeldía, sin nada novedoso aparte de lo que había dicho Kierkergaard.
Entre otros distanciamientos se ha encontrado aquel que afirma que los investigadores cualitativos confunden sus estudios y descripciones con la verdad misma, que se envuelven con sus valores y creencias y con ello dicen descubrir y describir el mundo. Esta argumentación, obviamente desconoce que, como se señaló en páginas anteriores, es precisamente la subjetividad lo que caracteriza al hombre, ya sea investigador o investigado (principio de indeterminación de Heisenberg, (1963). justamente, la ciencia actual se sumerge en el océano de la cualificación desde un paradigma contructivista del quehacer científico (Campos y Espinoza 2002).
Jaspers ciertamente puso el acento de sus investigaciones en la estructura de lo expresado por los pacientes, que pudiera ser comprendido pero a la vez generalizable a otras experiencias que atravesaran por circunstancias semejantes. El método de indagación de Jaspers conduce no tanto al porqué sino al cómo está ocurriendo y el significado que tiene la experiencia para quien la vive. Por tanto, no es tan relevante si se trata de un sujeto sano o enfermo mental.
Al caso, el punto central de mi búsqueda personal y como investigadora es aprender el lenguaje de la enfermedad, saber «leer» la vida y la muerte (cómo y en qué circunstancias enfermamos y morimos). Incluso hasta en el último instante, hay algo que aprender. Por ello, encuentro resonancia con el método propuesto por Jaspers desde mi práctica de la psicología y la psicoterapia humanista y gestáltica.

Enfermedad, angustia y muerte.
Un aspecto importante en nuestro autor es el concepto de empatía, la cual consiste en una postura capaz de acompañar y comprender al otro, sin prejuicios, para entrar en su experiencia y en su discurso, pero con la distancia suficiente que permita brindarle el apoyo profesional necesario. Jaspers se dedicó al estudio de los discursos de los enfermos mentales para elaborar su tratado de Psicopatología General, lo que le permitió además establecer parámetros de clasificación de los enfermos mentales.
Pero el tema de la muerte nos ocupa también en gran medida puesto que se refiere a lo desconocido, el gran misterio de la vida y para el cual no hay respuesta definitiva. Lo único que se puede afirmar es que el tiempo es la muerte, tiempo necesario para concebir una nueva vida. En la mitología griega, Cronos, se come a sus hijos y aunque el amor también es implacable en el sufrir (Afrodita), existe el amor compasivo que trasciende el tiempo y el dolor. Este aspecto se retomará más adelante.
Si buscamos una explicación de la enfermedad en la racionalidad del mundo europeo, enseguida se muestran las guías que conducen a buscar las causas de la enfermedad y las que originan el dolor.
La racionalidad del mundo oriental, es decir, la tradición del pensamiento médico chino, hindú, etc., antepone tal vez la intuición como primera fase de la exploración de lo que sucede en el paciente y, la compasión, como la forma de amor y acompañamiento que armoniza las técnicas terapéuticas que se han desarrollado en siglos. Para los orientales la única esperanza de salud se encuentra en vivir en armonía consigo mismo y con el entorno.
La vida será dolorosa mientras la ignorancia sea la que oriente la conducta de los seres humanos. Al respecto Deshimaru, exponente de la tradición budista en occidente, co-menta que la vía, el camino, «es comprender al ego. Estudiar el ego es olvidarse de sí. Olvidarse de sí es estar en armonía con todas las existencias del cosmos» (1991: 274)
Es importante destacar que la vida emocional del sujeto está presente en el origen y en el proceso del sufrimiento. Como lo manifiesta el budismo: en el origen del sufrimiento han estado siempre la vejez, la enfermedad, soledad, locura y muerte.
Al respecto, deseo señalar a otro autor que recoge muchos de los planteamientos de Jaspers: Irvin Yalom (1984, citado por Rojas, 2002) es un psicoterapeuta existencial para quien el hombre tiene cuatro preocupaciones básicas y fuente de todos los conflictos: Muerte, Libertad, Aislamiento (soledad) y Carencia de sentido vital (locura). Ante estas realidades, el sujeto desarrolla dos tipos de defensas. Una de ellas es el sentirse especial (heroísmo en todas sus formas), la otra es el confiarse a un salvador (refugiarse en alguien, en una religión).
Volviendo a Jaspers, el hombre es un ser que entraña en sí mismo inseguridad porque su existencia, en la libertad de elección, se arriesga a probabilidades, peligros y equivocaciones. Vive en tensión y contradicciones, pero la vida es el descubrimiento del ser por su realización histórica, es trascendencia y satisfacción por lo completado, en el que se corre peligro, se extravía y se recupera, haciéndose cada vez más clara y profunda (desarrollo espiritual). Es un camino abierto a la conciencia que la capta.
En Psicopatología, debe separarse el conocer del valorar, esta diferenciación va a permitir al investigador poder sumergirse en los hechos de vida del sujeto, como ya se mencionó, sin prejuicios.
Pero según los planteamientos de este autor el sufrimiento deriva de la conciencia del hombre acerca de su finitud, por lo que la realización de la existencia de la humanidad está ligada al tiempo. Es importante destacar que la vida emocional del sujeto está presente en el origen y en el proceso del sufrimiento.
Jaspers (1977) reflexiona en un aspecto de suma importancia para la vida y el sufrimiento, en el hecho de que el hombre avanza y se detiene en la realización de su ser, va superando tensiones y contradicciones. Pero, cuando ha comprendido la vida y la madurez alcanzada le muestra el camino a la verdadera satisfacción por su existencia, ya la muerte está muy cerca. Es en definitiva este aspecto lo que más desespera al hombre, no poder concluir su vida de trascendencia, de allí la negación a la posibilidad de morir.
En consecuencia, para los profesionales de la ayuda (médicos, psiquiatras, psicólogos, etc.) es importante tener en cuenta estas consideraciones a fin de contribuir a la comprensión que puede hacer el individuo acerca de las propias emociones, sus padecimientos y pérdidas, en definitiva a tener conciencia de la finitud material y de prepararse para ese evento y para un mejor morir.
A tono de conclusión, no se trata únicamente, en las ciencias de la salud, de identificar la causa y de explicar la situación de enfermedad o el porqué de la muerte, sino tener una visión mucho más completa de lo complejo del ser humano y sus circunstancias, que nos permita comprender y facilitar la toma de conciencia de lo que le está ocurriendo y apoyar las decisiones correctas de la persona con respecto a su salud y la preparación para la despedida.
Como bien lo señala el Dala¡ Lama con una afirmación que complementa lo expresado: en la comprensión del sujeto se desarrolla un sentimiento de COMPASIÓN. El sentido de la compasión según el budismo tibetano no es de lástima, sino un sentimiento de igualdad, de deseo de que el otro (persona, animal, planta, planeta) no sufra, y hacer lo posible por comprenderlo en todas sus circunstancias, incluso en la muerte.
Quiero cerrar esta breve exposición acerca de los principales planteamientos de Karl Jaspers con una frase de un autor conocido que coincide con la opción no dualista de ver al hombre: «La especie humana es la única para la que la muerte está presente durante toda la vida». Edgar Morin (El Hombre y la muerte, 1974).

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