EL PAPEL DE LA VAGINA EN LA SEXUALIDAD INFANTIL

EL PAPEL DE LA VAGINA EN LA SEXUALIDAD INFANTIL
    Creo que el hecho de que la ansiedad de la niña se relacione con el interior de su cuerpo explica en gran parte la razón por la cual en su primera organización sexual el papel que juega la vagina debe ser oscurecido por la actividad del clítoris. En sus más tempranas fantasías de masturbación, en las que transforma la vagina de su madre en un instrumento de destrucción, demuestra un conocimiento inconsciente sobre la vagina, porque aunque debido al predominio de sus tendencias anales y orales la equipara a la boca y al ano, no obstante la representa en su inconsciente, como lo demuestran claramente muchos detalles de su fantasía, como una cavidad en los genitales que está destinada a recibir el pene del padre.
    Pero además de esta noción general inconsciente de la existencia de la vagina, la niña pequeña posee también un conocimiento totalmente consciente de ella. El análisis de un número de niñas pequeñas me ha convencido de que, además de aquellos casos muy especiales mencionados por Helene Deutsch  en que la paciente ha sufrido violaciones y desfloración y ha obtenido en consecuencia un conocimiento de esta clase y ha sido llevada a realizar masturbación vaginal, muchas niñas pequeñas tienen conocimiento consciente de que tienen una abertura en sus genitales. En algunos casos han obtenido este conocimiento de investigaciones mutuas realizadas en juegos sexuales con otros niños, ya sean varones como mujeres; en otros la han descubierto solas. Indudablemente tienen una fuerte tendencia a negar o reprimir tal conocimiento, inclinación que surge de la ansiedad que sienten con respecto a este órgano y al interior de su cuerpo. Los análisis de mujeres han demostrado el hecho de que la vagina es una parte del interior de su cuerpo al cual se halla ligada la más profunda ansiedad, y que es el órgano que ellas consideran como preeminentemente peligroso y en peligro en sus fantasías sádicas sobre la copulación entre sus padres. Es de fundamental importancia en la aparición de los trastornos sexuales y en la frigidez y en particular en inhibir su excitabilidad vaginal.
    Hay muchas pruebas para demostrar que la vagina no entra en funciones completamente hasta que se ha realizado el acto sexual , y como sabemos, sucede a menudo que la actitud de las mujeres frente a la copulación se altera completamente después que la han experimentado y que su inhibición con respecto a ella y antes del hecho tal inhibición es tan común que es prácticamente normal es a menudo reemplazada por un fuerte deseo del acto sexual. Podemos deducir de esto que su inhibición previa fue en parte mantenida por la ansiedad y que el acto sexual ha extirpado esta ansiedad . Yo me inclinaría a atribuir este efecto tranquilizador de la función sexual al hecho de que la gratificación libidinal que recibe de la copulación la confirma en la creencia de que el pene que se ha incorporado durante el acto es un objeto «bueno» y que su vagina no tiene un efecto destructivo sobre él. Su miedo del pene externo e internalizado un miedo que ha sido tanto mayor por ser inverificable es anulado por el objeto real. En mi opinión, los miedos de la niña concernientes al interior de su cuerpo contribuyen, junto con los factores biológicos, a impedir la emergencia de una fase vaginal claramente discernible en su temprana infancia. Sin embargo, estoy convencida, por la evidencia de un número de análisis de niñas pequeñas, de que los representantes psicológicos de la vagina ejercen una influencia completa, no menor que los representantes psicológicos de todas las otras fases libidinales, sobre la organización genital infantil de la niña.
    Los mismos factores que tienden a ocultar la función psicológica de la vagina en la niña intensifican su fijación en el clítoris. Porque este último es un órgano visible y puede ser sometido a juicio de realidad. He visto que la masturbación clitoridiana está acompañada por variadas fantasías. Su contenido cambia rápidamente de acuerdo con las fluctuaciones violentas que tienen lugar entre una posición y otra en los primeros estadíos del desarrollo de la niña. Son al principio, en su mayor parte, de naturaleza pregenital, pero tan pronto como los deseos de la niña de incorporar el pene de su padre de manera genital y oral se hacen más fuertes, adoptan un carácter vaginal y genital (estando acompañadas ya a menudo por sensaciones vaginales), y así toman su primera dirección femenina .
Desde que la niña comienza a identificarse con su padre, casi enseguida de haberse identificado con su madre, su clítoris toma rápidamente la importancia de un pene en sus fantasías de masturbación. Todas sus fantasías de masturbación clitoridianas correspondientes a este primer estadío están gobernadas por sus tendencias sádicas, y ésta es la razón por la cual sus actividades masturbatorias en general disminuyen o cesan del todo cuando finaliza la fase fálica en un período en que su sentimiento de culpa emerge con más fuerza. La comprensión del hecho de que su clítoris no es un sustituto del pene que ella desea, es sólo, en mi opinión, el último eslabón de una cadena de acontecimientos que rigen su vida futura y que en muchos casos la condenan a la frigidez por el resto de sus días.