El sueño de los abejorros contin.2

El sueño de los abejorros

Lo que el aparente pensar del sueño refleja es el contenido de los pensamientos oníricos, no la relación recíproca entre los pensamientos oníri cos, en cuyo establecimiento consiste el pensar. He de aportar ejemplos de ello. Pero es harto difícil demostrar que todos los dichos que ocurren en sueños y que expresamente se caracterizan como tales son copias, literales o muy poco modificadas, de dichos que ya se encontraban entre los recuerdos del material onírico. El dicho es a menudo mera alusión a un acontecimiento incluido entre los pensamientos oníricos; y el sentido del sueño es por completo diverso. Por otra parte, no negaré que también participa en la formación del sueño un trabajo de pensamiento crítico, que no repite simplemente un material tomado de los pensamientos oníricos. Al final de estas elucidaciones habré de echar luz sobre la influencia de ese factor. Veremos entonces que tal trabajo de pensamiento no es provocado por los pensamientos oníricos, sino por el sueño mismo después que en cierto sentido ya está terminado. Tenemos pues, como conclusión provisional, que las relaciones lógicas entre los pensamientos oníricos no encuentran en el sueño una figuración particular. Donde, por ejemplo, hallamos en el sueño una contradicción, esta o bien es una contradicción al sueño, o bien está tomada del contenido de uno de los pensamientos oníricos; sólo por una mediación en extremo indirecta puede corresponder a una contradicción entre los pensamientos oníricos. Pero así como la pintura logró finalmente expresar por otros medios (que no el rótulo tremolante) al menos la intención que las personas figuradas ponen en lo que dicen -ternura, amenaza, advertencia, etc.-, también el sueño se procuró la posibilidad de mirar por algunas de las relaciones lógicas entre sus pensamientos oníricos, mediante una modificación conveniente de la figuración que le es propia. Podemos convencernos por la experiencia de que, en este sentido, no todos los sueños proceden igual; mientras que uno pasa enteramente por alto la ensambladura lógica de su material, otro busca indicarla de la manera más completa posible. En esto, el sueño se aleja a mayor o menor distancia del texto que se le presenta para elaborar. Y con pareja variabilidad se comporta el sueño, además, respecto de la ensambladura temporal de los pensamientos oníricos en los casos en que ella se halla establecida en lo inconciente (sirva de ejemplo el sueño de la inyección de Irma) Ahora bien, ¿cuáles son los medios de que puede valerse el trabajo del sueño para figurar las relaciones del material onírico, tan difíciles de figurar? Procuraré pasarles revista uno por uno. En primer lugar, el sueño da satisfacción al nexo que innegablemente existe entre todos los fragmentos de los pensamientos oníricos, por cuanto unifica este material en una síntesis, como situación o proceso. Refleja una conexión lógica como simultaneidad; en eso obra a semejanza del pintor, quien en un cuadro sobre la Escuela de Atenas o sobre el Parnaso reúne a todos los filósofos o todos los poetas que, aunque nunca estuvieron juntos en ese pórtico o en la cumbre de ese monte, configuran una comunidad para la consideración reflexiva. Este es el modo de figuración que el sueño continúa hasta los detalles. Toda vez que muestra a dos elementos como vecinos, atestigua que sus correspondientes entre los pensamientos oníricos mantienen un nexo particularmente íntimo. Es como en nuestro sistema de escritura: ab significa que las dos letras deben proferirse en una sílaba; en cambio, si entre a y b hay un espacio en blanco, debe verse en a la última letra de una palabra y en b la primera de otra. A semejanza de ello, las combinaciones del sueño no se configuran desde ingredientes cualesquiera, dispares por completo, del material onírico, sino desde aquellos que también en los pensamientos oníricos mantienen entre sí un nexo más íntimo. Para figurar las relaciones causales el sueño posee dos procedimientos, que en esencia desembocan en lo mismo. Cuando los pensamientos oníricos rezan, por ejemplo, «Porque esto era así y así, debió ocurrir esto y esto otro», lo más frecuente es que se figure la prótasis como sueñoprólogo, y la apódosis como sueño principal. Si lo he entendido bien, la serie temporal puede ser también la inversa, pero siempre a la apódosis le corresponde la parte más detallada del sueño. Un bello ejemplo de esa figuración de la causalidad me lo brindó una paciente, cuyo sueño después comunicaré por extenso.» Se componía de un breve preludio y de un fragmento onírico muy difuso, que presentaba un centro muy marcado y podía llevar este título: «Por la flor(371)». El sueño prólogo decía así: Ella va a la cocina y reprocha a las dos muchachas que no tengan preparado ese «bocadito»; allí ve mucha vajilla vuelta hacia abajo para que se escurra, vajilla tosca amontonada. Las dos muchachas van por agua y para eso tienen que entrar como en un río, que llega has a la casa o hasta el patio. Después sigue el sueño principal, que empieza así: Desciende desde lo alto, por extraños barandales, y le alegra que su vestido con todo eso no se haya desgarrado en ninguna parte, etc. El sueño-prólogo se refiere a la casa paterna de esta señora. Las palabras dichas en la cocina las oyó muchas veces de labios de su madre. Los montones de vajilla tosca provienen del comercio de vajilla ordinaria establecido en la misma casa. La otra parte del sueño contiene una alusión al padre, que importunaba mucho a las muchachas de servicio y después, en una inundación -la casa estaba próxima al río-, contrajo una enfermedad mortal. He aquí el pensamiento que se oculta tras ese sueño-prólogo: «Puesto que yo provengo de esta casa, de una condición tan ínfima y poco edificante … ». El sueño principal recoge este mismo pensamiento y lo pone bajo una forma modificada por el cumplimiento de deseo: «Soy de alta cuna». De modo que el genuino pensamiento es: «Puesto que vengo de cuna tan baja, mi vida fue así y así». Por lo que yo sé, la partición del sueño en dos fragmentos desiguales no siempre significa una relación causal entre los pensamientos correspondientes a cada uno de ellos. Muchas veces parece como si en los dos sueños el mismo material se figurase desde diversos puntos de vista. (Con seguridad esto es válido cuando una serie de sueños de una noche culmina en una polución, una serie en que la necesidad somática va imponiendo una expresión cada vez más clara.) O bien los dos sueños partieron de centros separados en el material onírico y se traslaparon en su contenido, de manera que en uno es centro lo que en otro concurre como alusión, y a la inversa. No obstante, en cierto número de sueños la escisión en un prólogo más breve y un sueño posterior más largo significa de hecho una relación causal entre ambos fragmentos. El otro modo de figuración del nexo causal se aplica a un material de menor alcance, y consiste en que una figura del sueño, sea persona o cosa, se muda en otra. Sólo donde veamos llevarse a cabo en el sueño esta mudanza afirmaremos con seriedad el nexo causal; no donde meramente observemos que ahora en lugar de una aparece la otra. Dije que los dos procedimientos de figurar la relación causal desembocaban en lo mismo; en los dos casos la causación es figurada por una sucesión; en el primero porque los dos sueños se suceden, y en el segundo porque una imagen se muda directamente en otra. Comoquiera que sea, en la gran mayoría de los casos la relación causal no es figurada en modo alguno, sino que se pierde en la sucesión de los elementos, inevitable en el proceso del soñar. En cuanto a la alternativa «o bien … o bien … », el sueño no puede expresarla; suele recoger en una trama sus dos términos como igualmente justificados. El sueño de la inyección de Irma contiene un ejemplo clásico de ello. En sus pensamientos latentes [págs. 139-401 se afirma sin duda: «No tengo la culpa de que los dolores de Irma continúen; la tiene, o bien su renuencia a aceptar la solución, o bien el que viva en condiciones sexuales desfavorables, que yo no puedo modificar, o bien sus dolores no son para nada histéricos, sino de naturaleza orgánica». Ahora bien, el sueño realiza todas esas posibilidades, casi excluyentes entre sí, \ no le molesta añadir una cuarta de tales soluciones, tomada del deseo onírico. Sólo después, hecha la interpretación del sueño, introduje el «o bien … o bien … » en la trabazón de los pensamientos oníricos. Toda vez que el relator, cuando reproduce su sueño, utiliza un «o bien … o bien. . . »: «Era o bien un jardín o la habitación de una casa, etc.», en los pensamientos oníricos no ocurre una alternativa sino una «y», una simple coordinación conjuntiva. Con un «o bien … o bien … » describimos las más de las veces el carácter borroso, todavía no resuelto por nosotros, de un elemento onírico. La regla interpretativa para este caso dice: Equiparar entre sí los términos de la aparente alternativa y enlazarlos con una «V». Un ejemplo: después que durante mucho tiempo esperé en vano la dirección de un amigo mío que permanecía en Italia, soñé que recibía un telegrama donde se me comunicaba esa dirección. La veo impresa en azul sobre la banda de papel del telegrama; la primera palabra es confusa: tal vez «Via» o «Villa» o aun («Casa») la segunda es clara: «Sezerno». La segunda palabra, que suena a nombre italiano y me recuerda las conversaciones que tuvimos con mi amigo sobre cuestiones etimológicas, expresa también mi enfado por el hecho de que me haya mantenido tanto tiempo secreta su residencia; pero cada uno de los miembros de la terna que se me propone para la primera palabra puede reconocerse en el análisis como punto de partida, independiente y con igual derecho que los otros, de la cadena de pensamientos. La noche anterior al entierro de mi padre soñé con una pizarra, un mural o un cartel anunciador impresos -como la placa que en la sala de espera de los ferrocarriles anuncia la prohibición de fumar-, donde se leía o bien «Se ruega cerrar los ojos», o bien «Se ruega cerrar un ojo», lo que yo suelo representar en la siguiente forma: los «Se ruega cerrar ojo(s) un Cada una de esas dos versiones tiene su sentido particular y lleva a la interpretación del sueño por un camino diverso. Había yo escogido el ceremonial más sencillo posible, porque sabía lo que el muerto pensaba sobre tales protocolos. Pero otros miembros de mi familia no estaban de acuerdo con semejante sencillez puritana; opinaban que de suyo los haría avergonzarse ante los condolientes. Por eso uno de los textos del sueño ruega «cerrar un ojo», o sea, mostrar indulgencia. El significado de la borrosidad que describimos con «o bien … o bien» se capta aquí con particular facilidad. El trabajo del sueño no logró establecer un texto único, pero de doble sentido, para los pensamientos oníricos. Por eso las dos líneas de pensamiento principales se separan una de la otra ya en el contenido [manifiesto] del sueño. En algunos casos la bipartición del sueño en dos fragmentos de igual tamaño es expresión de una alternativa difícil de figurar. En extremo llamativa es la conducta del sueño hacia la categoría de la oposición y la contradicción. Lisa y llanamente la omite, el «no» parece no existir para el sueño. Tiene notable predilección por componer los opuestos en una unidad o figurarlos en idéntico elemento. Y aun se toma la libertad de figurar un elemento cualquiera mediante su opuesto en el orden del deseo, por lo cual de un elemento que admita contrario no se sabe a primera vista si en los pensamientos oníricos está incluido de manera positiva o negativa. (ver nota)(376) En uno de los sueños citados en último término, cuya prótasis ya indicamos («Puesto que soy de baja cuna»), la soñante desciende por un barandal y en eso lleva en las manos una rama florida. Puesto que frente a esa imagen se le ocurren el ángel que en los cuadros de la Anunciación de María (ella se llama María) lleva en la mano una vara de azucenas y las niñas que van vestidas de blanco en la procesión de Corpus Christi, mientras las calles se adornan con verdes ramos, la rama florida del sueño es una inequívoca alusión a la inocencia sexual, Pero la rama está cargada de nutridas flores rojas, cada una de las cuales es idéntica a una camelia. Al final de su camino, sigue diciéndose en el sueño, las flores ya están bastante deshojadas; después siguen innegables alusiones al período. Y así esa misma rama que es llevada como una azucena y como por una niña inocente se convierte, al mismo tiempo, en una alusión a la dama de las camelias, que, según se sabe, siempre lleva una camelia blanca, pero en la época del período lleva una roja. El mismo ramo florido («las flores de la niña» de las canciones de la molineta en Goethe) figura la inocencia sexual y también su opuesto. Y entonces ese mismo sueño en que ella expresa la alegría de haber podido marchar inmaculada por la vida, deja traslucir en algunos pasajes (como el deshojarse de las flores) la ilación de pensamiento opuesta: ella se ha hecho culpable de diversos pecados contra la pureza sexual (a saber, en la infancia). En el análisis del sueño podemos distinguir con claridad las dos ilaciones de pensamiento; de ellas, la consoladora parece situada en un estrato superficial, y la de los reproches, en uno profundo; ambas son directamente contrarias entre sí, y sus elementos iguales pero de sentido opuesto han encontrado su figuración en los mismos elementos del sueño [manifiesto]. Entre las relaciones lógicas, una sola es extremadamente favorecida por el mecanismo de la formación del sueño. Es la relación de la semejanza, la concordancia, el contacto, el «así como», que en los sueños puede figurarse como ninguna otra con diversos medios. (ver nota)(378) Las congruencias existentes en el material de los pensamientos oníricos o los casos de «así como» son, por cierto, los primeros puntos de apoyo para la formación del sueño, y una parte no desdeñable del trabajo del sueño consiste en crear nuevas congruencias de esa índole cuando las existentes no pueden abrirse camino hasta el sueño por causa de la censura de la resistencia. El afán de condensación del trabajo del sueño viene en ayuda de la figuración de la relación de semejanza. Semejanza, concordancia, comunidad son figuradas por el sueño en todos los casos por reunión en una unidad que ya estaba dada en el material onírico o que se crea nueva. Al primer caso puede llamárselo identificación, y al segundo, formación mixta. La identificación se emplea cuando se trata de personas; la formación mixta, cuando el material reunido son cosas, aunque también se establecen -formaciones mixtas de personas. Los lugares son a menudo tratados como personas. La identificación consiste en que sólo una de las personas enlazadas por algo común alcanza a figurarse en el contenido [manifiesto] del sueño, mientras que la otra u otras parecen sofocadas para él. Ahora bien, esta única persona encubridora entra en el s ueño en todas las relaciones y situaciones que se derivan de ella o de las personas encubiertas. En la formación mixta, cuando se extiende a personas, la figura onírica incluye rasgos que son peculiares de una u otra de las personas en cuestión, pero no comunes a ellas, de manera que por la unificación de estos rasgos aparece bien definida una nueva unidad, una persona mixta. La mezcla misma puede producirse por diversos caminos. La persona onírica puede llevar el nombre de una de las personas Con que se la relaciona -y entonces sabemos que se mienta a esta o estotra persona, de un modo por entero análogo a nuestro saber de vigilia, mientras que los rasgos visuales pertenecen a la otra; o la imagen onírica puede estar compuesta por rasgos visuales que en la realidad se distribuyen entre ambas. En lugar de los rasgos visuales, la participación de la segunda persona puede estar subrogada por los ademanes que se le atribuyen, las palabras que se le hacen decir o la situación en que se la pone. Con este último modo de la caracterización empieza a esfumarse el distingo nítido entre identificación y formación mixta de persona. Pero también puede ocurrir que la formación de una tal persona mixta fracase. Entonces la escena del sueño se atribuye a una persona, y la otra -por regla general la más importante- aparece meramente presente, como si no participase en cosa alguna. El soñante cuenta, por ejemplo: «Mi madre estaba también allí» (Stekel). Un elemento así del contenido onírico es entonces comparable a un determinativo de la escritura jeroglífica, no destinado a la elocución, sino a la aclaración de otro signo. Lo común que justifica la reunión de las dos personas (vale decir, que la ocasiona) puede estar figurado en el sueño o faltar. Por lo general, la identificación o la formación de una persona mixta sirve para ahorrarse la figuración de eso común. En lugar de repetir: A me es hostil, y B también, formo en el sueño una persona mixta de A y de B, o me represento a A en una acción de otra índole, que caracteriza a B para mí. La persona onírica así lograda me sale al paso en el sueño en cualquier enlace nuevo, y la circunstancia de que ella significa tanto A como B me proporciona el justificativo para introducir en el lugar correspondiente de la interpretación del sueño lo común a ambas, o sea, su relación hostil conmigo. De este modo logro con frecuencia una condensación de todo punto extraordinaria en cuanto al contenido del sueño; puedo ahorrarme la figuración directa de relaciones muy complejas que se entraman con una persona si he hallado para ella otra que, con igual derecho, puede reclamar una parte de esas relaciones. Fácilmente se comprende que este modo de figurar por identificación puede contribuir mucho también a eludir la censura de la resistencia, que tan duras condiciones impone al trabajo del sueño. Lo repugnante para la censura puede residir precisamente en aquellas representaciones que dentro del material están enlazadas con una persona en particular; pues bien, hallo una segunda persona que igualmente tiene relaciones con el material objetado, pero sólo con una parte de este. Y el contacto en aquellos puntos no exentos de censura me da ahora el derecho a formar una persona mixta caracterizada por rasgos indiferentes de ambas. Esta persona. mixta o de identificación, es apta, por cuanto está exenta de censura, para que se la acoja en el contenido del sueño; así, usando de la condensación onírica he satisfecho los requisitos de la censura onírica. Donde en el sueño es figurado algo común a las dos personas, suele esto ser indicio de que hemos de buscar otro elemento común, escondido, cuya figuración fue imposibilitada por la censura. Aquí, por así decir, se ha producido un desplazamiento respecto de eso común, en aras de la figurabilidad. Puesto que la persona mixta me exhibe en el sueño algo común indiferente, yo debo descubrir en los pensamientos oníricos algo común que no es en absoluto indiferente. Según esto, la identificación o la formación de una persona mixta sirve en el sueño a diversos fines: en primer lugar, a la figuración de algo común a las dos personas; en segundo lugar, a la figuración de una comunidad desplazada, y por último, a la expresión de una comunidad meramente deseada. Como el deseo de que exista una comunidad entre dos personas muchas veces coincide con una permutación entre ellas, también esta relación se expresa en el, sueño mediante identificación. En el sueño de la inyección de Irma yo deseo permutar esta paciente por otra, y en consecuencia deseo que la otra sea mi paciente, que es la misma cosa; el sueño atiende a este deseo, puesto que me muestra a una persona que se llama Irma, pero que es examinada en una posición en que sólo a la otra tuve ocasión de ver. En el sueño sobre mi tío, hice de esa permutación el centro del sueño; me identifico con el ministro en cuanto no trato ni juzgo a mis colegas mejor que lo haría él. La experiencia nos dice, y no he hallado excepción alguna, que todo sueño versa sobre la persona que sueña. Los sueños son absolutamente egoístas. Toda vez que en el contenido onírico no se presenta mi yo, sino sólo una persona extraña, tengo derecho a suponer tranquilamente que mi yo se ocultó tras esa persona, por identificación. Estoy autorizado a agregar mi yo. Otras veces mi yo aparece en el sueño, pero la situación en que se encuentra me enseña que tras él, por identificación, se esconde otra persona. El sueño me avisa entonces que en la interpretación debo trasferir a mí algo referido a esa persona, y eso es lo común oculto. Hay sueños en que mi yo se presenta junto a otras personas, que, resuelta la identificación, se revelan también como mi yo. Debo entonces, por medio de esa identificación, unir con mi yo ciertas representaciones a cuya aceptación la censura se opuso. Por tanto, puedo figurar mi yo en un sueño varias veces, una vez directamente, y otras por medio de la identificación con personas extrañas. Y con varias de tales identificaciones puede condensarse un material de pensamientos enormemente rico. Que el yo propio aparezca en un sueño varias veces o se presente en diversas configuraciones no es, en el fondo, más asombroso que el hecho de que esté contenido varias veces en un pensamiento conciente, y en diferentes lugares o dentro de diversas relaciones, por ejemplo, en esta oración: «Si yo pienso en el niño sano que yo fui». En el caso de lugares designados con nombres propios, la resolución de las identificaciones se perfila con mayor claridad todavía que en el de las personas. En efecto, aquí desaparece la perturbación que introduce el yo prepotente en el sueño. En uno de mis sueños sobre Roma, el lugar en que me encuentro se llama Roma; pero me asombra la multitud de carteles en alemán que hay fijados en una esquina. Esto último es un cumplimiento de deseo, respecto del cual enseguida me acuerdo de Praga; y el deseo mismo quizá nació en un período juvenil, hoy superado, de nacionalismo alemán. Para la época en que soñé, tenía en vista un encuentro en Praga con mi amigo [Fliess]; la identificación entre Roma y Praga se explica entonces por una relación de comunidad deseada; me gustaría más encontrar a mi amigo en Roma que en Praga, me gustaría permutar Praga por Roma para ese encuentro. La posibilidad de crear formaciones mixtas está en primera línea entre los rasgos que tan a menudo confieren a los sueños un cuño fantástico, por cuanto introducen en el contenido onírico elementos que nunca podrían ser objeto de percepción. El proceso psíquico que se sigue en la creación de formaciones mixtas de los sueños es manifiestamente el mismo que el de la vigilia cuando nos representamos o dibujamos un centauro o un dragón. La única diferencia está en que la creación fantástica de la vigilia se rige por la impresión que intencionadamente quiere alcanzarse con el producto nuevo, mientras que la formación mixta del sueño está determinada por un factor extrínseco a su configuración: lo común en los pensamientos oníricos. La formación mixta del sueño puede producirse de maneras muy diversas. En la variedad lograda con menos arte, sólo se figuran las propiedades de una cosa, y además se sabe que esta figuración vale también para otro objeto. Una técnica más puntillosa reúne rasgos de uno y de otro objeto en una nueva figura, valiéndose para ello habilidosamente, por ejemplo, de las semejanzas que ambos objetos ya presentan en la realidad. La nueva formación puede parecer por entero absurda o bien un logro de la fantasía, según el material y el ingenio de la composición. Si los objetos que han de condensarse en una unidad son demasiado dispares, el trabajo del sueño suele limitarse a crear una formación mixta dotada de un núcleo más nítido al que se añaden determinaciones más desdibujadas. En tal caso, la reunión en una sola imagen ha fracasado, por así decir; las dos figuraciones se superponen y producen como una competencia entre las imágenes visuales. Podríamos obtener figuraciones parecidas en una representación gráfica sí nos empeñáramos en ilustrar la formación de un concepto a partir de imágenes perceptivas individuales. Desde luego, los sueños son almácigo de tales productos mixtos; ya comuniqué algunos ejemplos en los sueños analizados hasta aquí; ahora agregaré otros. En el sueño que describe «con una metáfora» {«durch die Blume»} o «alegóricamente» («verblümt»} la peripecia de vida de la paciente, sobre el cual se informa infra el yo del sueño lleva en la mano una rama florida, que, como averiguamos, significa al mismo tiempo inocencia y pecaminosidad sexual. Además, y por el modo en que tiene las flores, esa rama recuerda a flores de cerezo; las flores mismas, tomadas por separado, son camelias, por lo cual el todo deja todavía la impresión de una planta exótica. Lo común a los elementos de este producto mixto resulta de los pensamientos oníricos. La rama florida se compone de alusiones a obsequios que la movieron o quisieron moverla a mostrarse complaciente. En la niñez fueron las cerezas, y en años posteriores una planta de camelias; lo exótico alude a un naturalista que había viajado mucho y que quiso conquistar sus favores dibujando unas flores. Otra paciente se crea en el sueño una cosa intermedia entre las casetas de los baños de mar, los escusados del campo y los desvanes de nuestras viviendas urbanas. Los dos primeros elementos tienen en común la relación con la desnudez y el desvestirse; por su composición con el tercer elemento se infiere que también un desván fue (en la infancia) el escenario de un desnudamiento. Un soñante(384) se procura un lugar mixto combinando dos sitios donde se practica la Kur: mi consultorio y el local público donde conoció a su mujer. Una muchacha, luego de que su hermano mayor le prometió convidarla con caviar, sueña que este hermano tiene las piernas como brotadas con las huevas negras del caviar. Los elementos «contagio» en sentido moral y el recuerdo de una erupción que, siendo niña, hizo que sus piernas apareciesen brotadas de puntitos no negros sino rojos, se reúnen aquí con las huevas de caviar en un nuevo concepto: el de «lo que ella ha recibido de su hermano». Partes del cuerpo humano son tratadas en este sueño como objetos, como por lo demás suele ocurrir en los sueños. En uno comunicado por Ferenczi [1910a] aparece un producto mixto compuesto por la persona de un médico y un caballo, y que además llevaba una camisa de dormir. Lo común a estos tres ingredientes se reveló en el análisis, después que la camisa de dormir se reconoció como alusión al padre de la soñante en una escena infantil. En los tres casos :se trataba de objetos de su curiosidad sexual. De pequeña, muchas veces su niñera la había llevado consigo a la caballeriza militar, donde tuvo oportunidad de satisfacer abundantemente su curiosidad -por entonces no inhibida aún-. Antes afirmé que el sueño no tiene ningún medio de expresar la relación de la contradicción, la oposición, el «no». Ahora paso a contradecir por primera vez esa afirmación. Según vimos, una parte de los casos que pueden agruparse bajo «oposición» son figurados simplemente por vía de identificación: ello sucede cuando a la contraposición puede conectarse una permutación, un remplazo. Repetidas veces hemos citado ejemplos de esto. Otra parte de las oposiciones incluidas en los pensamientos oníricos, que cae bajo la categoría de «lo inverso, lo contrario», logra figurarse en el sueño de la siguiente manera, asombrosa y casi se diría chistosa. Lo «inverso» no llega como tal al contenido onírico, sino que exterioriza su presencia en el material por el hecho de que se invierte -como con posterioridad- un fragmento ya configurado del contenido onírico, que fue arrimado a este por otras razones. Ilustrar este proceso es más fácil que describirlo.