En la 24ª Conferencia: el estado neurótico común

En la 24ª Conferencia: el estado neurótico común (Conferencias de Introducción al Psicoanálisis) (1916 – 1917)
(Volumen XVI. Pág. 349): “Señores míos; si ustedes en calidad de
médicos, tratan con neuróticos, pronto dejarán de pensar que los que más
se quejan y lamentan de su enfermedad serían los más dispuestos a
aceptar un remedio y les opondrían las menores resistencias. Es al
contrario. Y comprenderán fácilmente que todo lo que contribuye a la
ganancia de la enfermedad reforzará la resistencia de la represión y
aumentará la dificultad terapéutica. Ahora bien, a la parte de ganancia
de la enfermedad que por así decir es intrínseca al síntoma, tenemos que
agregarle todavía otra, que se obtiene más tarde. Cuando una
organización psíquica como la enfermedad ha subsistido por largo tiempo,
al final se comporta como un ser autónomo; . . .y se crea una especie
de modus vivendi entre ella y otras secciones de la vida anímica, aun
las que en el fondo le son hostiles, . . “ (Íbid,pág349). Freud agrega
que se aprovecha una función secundaria que vigoriza su subsistencia
.
Es notable la contraposición de Freud al discurso médico y como ubica el
discurso histérico.
Quiero hacer dos referencias más sobre estos temas: uno de ellos sobre
lo traumático (con relación a la “famosa” frase de abandono de la teoría
del trauma).
El trauma psíquico:
Todos los comentadores están de acuerdo en el hecho de que el concepto
de trauma psíquico sufre una evolución considerable en distintos
momentos. Hay una ampliación progresiva en la connotación del concepto.
Un alejamiento cada vez mayor del concepto médico de trauma (herida,
búsqueda de la homeostasis orgánica, etc.). Antes de 1900 establece, en
relación con las neurosis una descripción metapsicológica
predominantemente económica. En esta época es el trauma sexual infantil.
Después el supuesto abandono (por la famosa carta a Fliess del 24 – 09
– 1897) “no creo más en mi neurótica”. En este momento sintió que todo
se venía abajo (la teoría del aparato psíquico y de las neurosis). Es
abusivo hablar de un abandono de la teoría traumática de la seducción
infantil, profundizará ambos conceptos, el de trauma y el de sexualidad
infantil. Si revisamos ahora, nuevamente, los momentos de la formación
de síntomas tendremos que introducir esencialmente el “a posteriori”,
porque luego se tratará de huellas de un acontecimiento, que no
constituye un trauma en sí, no produce efectos patógenos hasta que
ciertas condiciones como la maduración (pubescencia) o nuevos
acontecimientos ulteriores convierten ese acontecimiento en trauma.
Se
refiere a recuerdos que devienen trauma con efecto retardado. Se trata
de una causación retroactiva, toma como paradigma la pubertad en su
retardo de desarrollo con respecto del restante desarrollo del
psiquismo. Freud se referirá a dos tiempos: el momento del
acontecimiento y el momento de la significación (“aposteriori”). Es por
esta causalidad y esta temporalidad que como dijimos, se hace posible el
análisis.
En la 18º Conferencia. La fijación al trauma, lo inconsciente (1916 – 1917).
(Volumen XVI. 1916 – 1917. Pág.250) se refiere nuevamente a “que el
punto de vista traumático acaso no sea abandonado por erróneo; tendrá
que ser incluido en algún otro y subordinado a él”. (Íbid. Pág. 252).
Antes de dejar momentáneamente esta temática quiero mencionar un ejemplo
que se refiere, además a una crítica vulgar muy común al Psicoanálisis.
Generalmente se dice que el Psicoanálisis se ocupa del porqué, y
algunas supuestas “nuevas alternativas” dicen que se ocupan del para qué
del síntoma. Aquí reubica la teoría del trauma:, que en un primer nivel
resulta de la suma de la “constitución sexual” más “la experiencia
infantil”. En un primer nivel encontramos la “constitución sexual,
precipitado de experiencias prehistóricas, como por ejemplo el edipo
(asesinato del padre, castración). El segundo nivel es la suma de la
“disposición debida ala fijación de la libido”, a la cual se agrega la
experiencia adulta accidental traumática (que produce el trauma por
retroacción). En el tercer nivel e produce la neurosis. Pero ¿qué es
esto de fijación de la libido?, expresaría una resignificación de la
experiencia infantil, el retorno de la libido de los intereses actuales a
los infantiles.
Las neurosis de guerra acentúan el interés por lo económico, pero estas
se van articulando cada ves más a las neurosis de transferencia. Llega a
explicitarlo diciendo que en ellas se teme más a un enemigo interior.
De aquí en más, acerca de este tema nos será imprescindible llegar al
planteo de la repetición, de la pulsión de muerte, es decir, a la
segunda tópica freudiana. De cualquier manera quiero enfatizar, que a
partir de Tres ensayos de una teoría sexual (1905) la sexualidad humana
se expresa claramente como siendo siempre traumática, en tanto el
infans, el cachorro humano es erogeinizado por los cuidados maternos. La
seducción materna. No surge, al contrario, no hay paralelismo
psicofísico, como afirma Freud, de una maduración biológica. Solamente
podríamos afirmar eso si tomamos sexualidad como equivalente a
reproducción.
Conferencia 17º. El sentido de los síntomas (1916 – 1917).
(Íbid, Pág. 239) Revisemos un breve ejemplo. Se refiere a una dama de 30
años que padece graves síntomas obsesivos. . . “ ejecutaba, entre
otras, la siguiente, asombrosa acción obsesiva varias veces al día.
Corría de una habitación a la habitación contigua, se paraba ahí en
determinado lugar frente a la mesa situada en medio de ella, tiraba del
llamador para que acudiese su mucama, le daba algún encargo trivial o
aun la despachaba sin dárselo, y de nuevo corría a la habitación
primera” (Íbid. Pág. 239). Freud le había preguntado acerca de su
accionar, ella respondía “no lo sé”.
“Pero un día, después de que pude
vencer en ella un grueso reparo de principio, de pronto devino sabedora y
contó lo que importaba para la acción obsesiva. Hacía mas de diez años
se había casado con un hombre mucho, pero mucho mayor que ella, que en
la noche de bodas resultó impotente. Esa noche él corrió incontables
veces desde su habitación a la de ella para repetir el intento, y
siempre sin éxito. A la mañana dijo, fastidiado: “Es como para que uno
tenga que avergonzarse frente a la mucama, cuando haga la cama”; y cogió
un frasco de tinta roja, que por casualidad se encontraba en la
habitación, y volcó su contenido sobre la sábana, pero no justamente en
el sitio que habría tenido derecho a exhibir una mancha así. Al
principio yo no entendí la relación que este recuerdo podía tener con la
acción obsesiva en cuestión, pues sólo hallaba una concordancia con el
repetido correrdeunahabitaciónalaotra, y tal vez con la entrada de la
mucama. Entonces mi paciente me llevó frente a la mesa de la segunda
habitación y me hizo ver una gran mancha que había sobre el mantel.
Declaró también que se situaba frente a la mesa de modo tal que a la
muchacha no pudiera pasarle inadvertida la mancha” (Íbid. Pág. 239).
Freud considera que la mujer se identificó con su marido, especialmente
con la frase en la que éste hace referencia a la muchacha. La mujer no
sólo repitió la escena, sino que la corrigió, la rectificó. Corrigió
también la impotencia. “La acción obsesiva dice entonces”: No, eso no es
cierto, él no tuvo de que avergonzarse frente a la mucama, no era
impotente”; como lo haría un sueño, figura este deseo como cumplido
dentro de una acción presente; sirve a la tendencia de elevar al marido
sobre su infortunio de entonces” (Íbid. Pág. 240). Podemos observar que
el nexo entre las diferentes escenas permanecía oculta para ella. “El
nexo con la escena que siguió a la desdichada noche de bodas y el tierno
motivo de la enferma, conjugados, proporcionan lo que hemos llamado el
“sentido” de la acción obsesiva.
Pero este sentido en sus dos
direcciones (el “desde dónde” y el hacia dónde”), le era desconocido
mientras ejecutaba aquella acción” (Íbid. Pág253 – 254).