Erik Erikson, Teoría

Discusión

Me resulta difícil pensar en otra persona, a no ser Jean Piaget, que haya desarrollado más un acercamiento a los estadios del desarrollo que Erik Erikson.

Y eso que el concepto de estadios no es muy popular entre los teóricos de la personalidad. De las personas que recogemos en este texto, solo Sigmund y Anna Freud comparten completamente sus convicciones. La mayoría de los teóricos prefieren un acercamiento más paulatino o gradual del desarrollo, utilizando términos como “fases” o “transiciones”, en vez de estadios definidos y limitados.

Pero desde luego, existen ciertos segmentos de la vida muy fáciles de identificar, determinados temporalmente por aspectos biológicos. La adolescencia está “preprogramada” para que ocurra cuando ocurre, tal y como pasa con el nacimiento y muy posiblemente, con la muerte natural. El primer año de vida tiene unas cualidades muy especiales, tipo “parecida a la fetal” y el último año de la misma incluye ciertas cualidades “catastróficas”.

Si reducimos el significado de los estadios con el fin de incluir ciertas secuencias lógicas; léase que las cosas ocurren en un cierto órden, no porque están determinadas exclusivamente por marcadores biológicos, sino porque no tendrían sentido de otra forma, entonces podríamos incluso decir que el entrenamiento de los esfínteres, por ejemplo, tiene que preceder a la independencia de la madre y asistir a clases; que debemos desarrollar una sexualidad madura antes de encontrar a una pareja; que normalmente hallaremos a una pareja antes de tener niños y que necesariamente ¡deberemos tener niños antes de disfrutar su despedida!.

Si estrechamos aún más el significado de los estadios añadiendo una “programación” social a la biológica, podríamos incluir períodos de dependencia y escolarización, y así mismo, el trabajo y la jubilación también. De esta forma tan reducida, no habría problemas para establecer 7 u 8 estadios. Evidentemente, solo hasta ahora es que nos hemos sentido presionados a llamarles estadios, en vez de fases o cualquier otro término impreciso.

De hecho, resulta difícil defender los estadios de Erikson si los aceptamos dentro de su comprensión de lo que son los estadios. En otras culturas, incluso dentro de ellas mismas, la temporalización puede ser muy distinta. En algunos países, los bebés son destetados a los seis meses y se les enseña el control de esfínteres a los nueve. En otros, todavía son amamantados hasta los cinco años y el control de esfínteres se hace con poco más que sacar al niño al patio. Hubo una época en nuestra cultura en la que las mujeres se casaban a los trece años y tenían su primer hijo a los quince. Hoy, intentamos posponer el matrimonio hasta los treinta y nos apresuramos a tener nuestro único hijo antes de cumplir cuarenta. Buscamos muchos años de retiro. En otra época y lugar, la jubilación sencillamente es desconocida. A pesar de todo, los estadios de Erikson nos brindan un marco de trabajo. Podemos hablar de nuestra cultura al compararla con otras; o de la actualidad

comparada con algunos siglos atrás o de ver cómo diferimos relativamente de los estándares que provee su teoría. Erikson y otros investigadores han demostrado que el patrón general de hecho se adapta a diferentes épocas y culturas, y a la mayoría de nosotros nos resulta familiar. En otras palabras, su teoría se establece como uno de los paradigmas más importantes dentro de las teorías de personalidad. Este paradigma a veces es más importante que la “verdad”: es útil.

También nos provee de conocimientos que no nos hubiéramos percatado de otra forma. Por ejemplo, podríamos pensar en sus ocho estadios como una serie de tareas que no siguen un patrón lógico particular. Pero si dividimos el abanico de la vida en dos secuencias de cuatro estadios, podemos ver un patrón real, con la mitad referida al desarrollo del niño y la otra mitad al desarrollo del adulto.

En el estadio I, el niño debe aprender que “eso” (el mundo, especialmente representado por mamá y papá, y él mismo) está bien; que “no hay problema”. En el estadio II, el infante aprende a “yo puedo hacerlo” en el “aquí y ahora”. En el estadio III, el preescolar aprende a “puedo planear” y proyectarse a sí mismo hacia un futuro. En el IV, el escolar aprende “puedo finalizar” estas proyecciones. A través de estas cuatro etapas, el niño desarrolla un Yo competente y preparado para el amplio mundo que le aguarda.

Tomando la otra mitad relativa al periodo adulto, nos expandimos más allá del Yo (entendiéndose el “Yo” no como instancia psíquica Freudiana, sino como self o sí mismo, N.T.). El estadio V tiene que ver con establecer algo muy parecido al “está bien; no hay problema”. El adolescente debe aprender a que “yo estoy bién”; conclusión de la negociación establecida de los cuatro estadios precedentes. En el VI, el adulto joven debe aprender a amar, lo que sería una variación social de “yo puedo hacerlo” en el aquí y ahora. En el estadio VII, el adulto debe extender ese amor hacia el futuro, pasando a ser llamado “cuidar de”. Y finalmente, en el estadio VIII, la persona mayor debe aprender a “limitar” su Yo, y establecer una nueva y amplia identidad. En palabras de Jung, la segunda mitad de la vida está dedicada a la realización de uno mismo.

Lecturas

Erikson es un escritor excelente y capturará su imaginación aún cuando no se sienta cómodo con su lado Freudiano. Los libros basados en su teoría son (en inglés, N.T.) Childhood and Society y Identity: Youth and Crisis. Son más bien colecciones de ensayos sobre sujetos tan variados como las tribus americanas nativas, gente famosa como William James y Adolfo Hitler, nacionalidad, género y raza.

Sus dos libros más famosos son estudios en “psicohistoria”, el Young Man Luther sobre Martin Luther y Gandhi’s Truth. Sus trabajos han inspirado a muchos otros y disponemos en la actualidad de una revista llamada The Journal of Psychohistory, la cual contiene artículos fascinantes no solo de personas famosas, sino de prácticas antiguas y presentes en el desarrollo de niños a través de ritos de poblaciones a todo lo largo del mundo y en todas las épocas de la historia.