Estado actual de la prevención primaria y promoción de la salud mental

Prevención primaria y promoción de la salud mental

¿Dónde se encuentra la prevención y promoción de la salud mental en el momento actual?

Autor: García Moratalla, Beatriz

Fuente: Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, vol. XXVII, núm. 100, 2007, pp. 355-365 – Asociación Española de Neuropsiquiatría Madrid, España

Estado actual de la prevención primaria y promoción de la salud mental

Se puede decir que la prevención primaria y promoción de la salud mental se

encuentra en este punto desde entonces. Los esfuerzos iniciales de la prevención

primaria van dirigidos a identificar los factores de riesgo y orientar los objetivos

a advertir sobre los trastornos; pero, como dice L. Cowen (15), ésta es una visión

defendible aunque encapsulada y limitada. Aunque las intervenciones políticas y

cambios en el medio ambiente parecen tener el mayor impacto, el énfasis sigue

centrado en las acciones preventivas a escala individual.

Las decisiones acerca de las estrategias preventivas se basan en modelos

que explican las causas de los trastornos mentales. Los esfuerzos preventivos

dirigidos a las enfermedades físicas son objetivos y los resultados son

claramente demostrados por una disminución de la incidencia de dichas enfermedades.

Pero, en el caso de los trastornos mentales, la situación es más complicada,

pues, aparte de las investigaciones complejas y caras, muchos de los

trastornos mentales no permiten un registro objetivo transparente y mantenido

y, consecuentemente, existe un problema para aplicar las condiciones mentales

al enfoque de salud pública tradicional. Por otra parte, poca atención ha sido

dirigida para investigar el procedimiento y los efectos de las políticas de salud

pública en la prevención (16).

Además, existe un claro desequilibrio entre tratamiento y prevención al considerar

que las estrategias para una prevención eficaz no están tan bien definidas

como un tratamiento, y, por tanto, son inconsistentes y no se pueden aplicar (17).

No existen apenas investigaciones sobre la eficacia del tratamiento en sus diferentes

versiones y combinaciones sobre la prevención y promoción de la salud

mental; los ensayos realizados al respecto son designados para evaluar la validez

interna de sus hallazgos pero se presta menos atención en la validez externa y en

la aplicación a escenarios prácticos (18).

Aunque en los últimos años cada vez ha sido más frecuente la realización de

metaanálisis sobre estudios de investigación preventiva en los que se avala el

mérito de la prevención primaria como estrategia de cambio en la población (19),

en la mayoría de los programas no se ha superado el carácter experimental en el

que rara vez se alcanzan los objetivos para conseguir una continuidad y una generalización,

y tampoco se destinan recursos económicos y sociales, aunque se

conozca que determinadas condiciones de vida aumentan la vulnerabilidad de las

personas y que es esencial una participación comunitaria para actuar sobre dichas

condiciones. La mayoría de los estudios necesitan recoger información a largo

plazo; una pequeña parte de ellos hace un seguimiento pero no suele ser superior

a un año. Además los resultados del seguimiento no permiten obtener conclusiones

firmes sobre el impacto a largo plazo de dichas intervenciones.

Hallazgos de intervenciones preventivas prometedoras nunca han salido de

las páginas de los artículos, otros son adoptados fuera de la comunidad investigada

sin pistas de cómo implantarlos ni de costes, y otros no tienen mérito ni probado

ni testificado. Muchos de los programas tienen dificultades para mantener el

mismo marco, están mal informados sobre actividades y políticas de otros programas,

e, incluso, no son conocedores de que existen (20).

En España, al igual que en el resto de países europeos, apenas se realiza prevención

primaria en salud mental, ni tan siquiera en atención primaria. La escasa

prevención realizada consiste en unos cuantos programas más o menos planificados,

prácticamente sin criterios que guíen las intervenciones, con limitados recursos

prácticos, influenciados por componentes políticos e ideológicos que debilitan

su carácter científico, realizados con un gran esfuerzo y escasa motivación de los

profesionales, dada la sobrecarga laboral y el escepticismo hacia dichos programas,

y con resultados poco contrastables o inconsistentes (21).

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BIBLIOGRAFÍA

(15) COWEN, E. L., «Changing Concepts of Prevention in Mental Health», Journal of Mental

Health, 1998, 7 (5), pp. 451-461.

(16) BROWNSON, R. C.; NEWSCHAFFER, C. J; ALI-ABARGHONI, F., «Policy Research for Disease

Prevention: Challengues and Practical Recommendations», American Journal of Public Health,

1997, 87, pp. 735-739.

(17) PETERSON, Ch., «What Prevention Researchers and Practitioners Should Know in the 21st

century». Prevention & Treatment, 2002, 5, article 1. (www.journals.apa.org/prevention/ volume5/

pre005001.html).

(18) NIEDEREHE, G.; STREET, L.; LEVOWITZ, B., «NIMH Support for Psychotherapy Research:

Opportunities and Questions», Prevention & Treatment, 1999, article 3a. (www. journals.

apa.org/prevention/volume2/pre00200003a.html).

(19) DURLAK, J. A.; WELLS, A. M., «Primary Prevention Mental Health Programs: the Future

is Exciting», American Journal Community Psychology, 1997, 25 (2), pp. 115-152.

(20) HOSMAN, C. M. H., «Prevention and Health Promotion on the International Scene: the

Need for a More Effective and Comprehensive Approach», Addictive Behaviors, 2000, 25 (6),

pp. 943-954.

(21) MANSILLA, F., «Acerca de la prevención en salud mental», Revista de la A.E.N., 2001, 79,

pp. 3-5.