Nivel de estrés psicosocial: nexo entre profesión y demencia

Los niveles de estrés psicosocial de ciertas profesiones podrían
contribuir asimismo a crear el nexo entre profesión y demencia.

Los trastornos cognitivos no suelen considerarse problemas de
salud mental relacionados con el estrés. Una revisión sobre la
relación entre estrés y enfermedad psiquiátrica se centró en los
trastornos por ansiedad, la esquizofrenia y la depresión sin hacer
mención alguna de los procesos cognitivos
(Rabkin 1993). Existe
un tipo de trastorno, denominado amnesia disociativa, que se
caracteriza por la imposibilidad de recordar un acontecimiento
traumático o angustioso vivido, sin ninguna otra alteración de la
memoria. Este trastorno está, evidentemente, ligado al estrés,
pero no se clasifica dentro de los trastornos cognitivos en el
DSM IV.
Si bien no se ha establecido una relación explícita entre el
estrés y el desarrollo de los trastornos cognitivos, se ha demostrado
que la vivencia de un estrés psicosocial afecta a la forma
en que las personas procesan la información y a su capacidad
para recordarla
. La activación del sistema nervioso autónomo,
componente común de reacción a los factores de estrés, alerta al
individuo ante el hecho de que “las cosas no son lo que parecen
o deberían ser” (Mandler 1993). Al principio, este estado de
alerta mejora la capacidad del sujeto para dirigir su atención a
los aspectos fundamentales y resolver los problemas. Sin
embargo, el aspecto negativo es que la activación consume parte
de la “capacidad consciente disponible”, o los recursos de que el
individuo dispone para procesar la información que le llega. Así
pues, un alto grado de estrés psicosocial tendrá, en última
instancia, las consecuencias siguientes:
(1) limitar la capacidad
para examinar toda la información importante disponible de
forma ordenada (2) interferir en la capacidad para detectar con
rapidez las claves periféricas, (3) reducir la capacidad para
mantener la atención en el problema, y (4) menoscabar ciertos
aspectos del rendimiento de la memoria. Hasta la fecha, si bien
se ha comprobado que esta disminución de la capacidad de
procesar la información puede dar lugar a síntomas similares a
los asociados a los trastornos cognitivos, no se ha establecido
relación alguna entre estas alteraciones leves y la probabilidad
de desarrollar un trastorno cognitivo de importancia clínica.
Un tercer factor que puede contribuir a la relación entre
profesión y alteración cognitiva sería el grado de estimulación
mental exigido por el trabajo. En el estudio sobre ancianos del
medio rural francés antes descrito, las profesiones asociadas al
riesgo más bajo de demencia fueron las que exigían mayores
grados de actividad intelectual (p. ej., médico, maestro,
abogado). Una hipótesis plausible es que la actividad intelectual
o la estimulación mental propias de estas profesiones produzcan
ciertos cambios biológicos en el encéfalo que, a su vez, protege al
trabajador frente al deterioro de la función cognitiva. El bien
conocido efecto protector de la educación a este respecto sería
compatible con esta hipótesis.