Estudios interdisciplinarios y nuevos desarrollos: LA TRANSFERENCIA Y LO DELUSIONAL

Estudios interdisciplinarios y nuevos desarrollos: LA TRANSFERENCIA Y LO DELUSIONAL

Musumeli, Lucrecia
UBACyT. Universidad de Buenos Aires

RESUMEN
Resumen Esta presentación, que tiene como marco el Proyecto
de Investigación UBACyT P032, 2004-2007 «La dimensión
delusional de la Transferencia se propone: a. Despejar clínica
y metapsicológicamente el valor y el alcance del término «delusional».
b. Vincular el desenlace de la emergencia de las manifestaciones
delusionales que emergen en el curso de la cura
analítica con la abstinencia como eje del manejo transferencial.
c. Sugerir que una comprensión del estatuto y del adecuado
abordaje transferenciales de los fenómenos delusionales,
puede echar luz sobre la noción de winnicottiana de replegamiento
y permitir entonces, un avance en la investigación psicoanalítica
del autismo.
Palabras clave: Delusional Abstinencia Replegamiento

1. A QUÉ LLAMAMOS DELUSIONAL:
En el marco de nuestra investigación hemos tomado del vocabulario
de Margaret Littl(1) y de Donald W. Winnicott(2) el término
«delusional» para designar tanto la cualidad específica
del suelo sobre el que asienta la transferencia analítica como
el estatuto propio de ciertas manifestaciones o fenómenos que
pueden surgir en el curso de una cura toda vez que una configuración
transferencial específica empuja a la superficie y facilita
la emergencia de elementos inarticulados e inapropiables
que piden entrada en el marco del análisis, presentandose
bajo la forma de grave vulneración del encuadre y de severa
puesta en jaque de la continuidad de la cura.
Estas manifestaciones surgen toda vez que el marco analítico
circunscribe un espacio que se revela apto para alojarlas, para
posibilitar su desanudamiento y también para poner a andar la
tramitación de la angustia ante el vacío que dio lugar a su formación
y a su presentación compulsiva.
Las manifestaciones delusionales afectan al funcionamiento analítico
y señalan a la vez un punto de articulación clave y decisivo
para el encauzamiento de la cura,
• son indicadores fuertes de la imposibilidad puntual de instalación
del funcionamiento transicional,
• dicen de una configuración de la transferencia que carece de
la cualidad de cómo sí,
• avisan de la proximidad de lo informe, cuya aparición es vivida
por el paciente como potencialmente aniquilante,
• indican al analista que está funcionando esa modulación de
la angustia que Winnicott distinguió como inconcebible.
• señalan la simultánea y paradojal vigencia de la gran labilidad
y al mismo tiempo la intensa tenacidad de la atadura del
paciente a la cura,
• son siempre correlativas a la inoperancia de la interpretación,
• surgen sobre un fondo clínico tal que en él, el relato de los
sueños no facilita la discriminación entre lo dicho y lo que por
esa vía busca ser dicho,
• muestran un modo de funcionamiento de tono alucinatorio o
delirante continuo,
• traen frecuentemente consigo acusaciones a veces delirantes
dirigidas al analista o reacciones apasionadas cuya masividad
vulnera la invariante interpretación/ asociación y muestra
seriamente dañado el suelo de confiabilidad básica que es el
sostén de la cura.
• son solidarias de la ausencia de conflictos localizables y puntuales
y de un estilo de desconexión tal que lo dicho por el
analista entra por un agujero y sale por otro,
• están enmarcadas por un retraimiento sostenido y consecuente
que suele ser abruptamente interrumpido por explosiones
inesperadas.
Delusional designa tanto la cualidad del suelo que soporta a la
transferencia, su base de confiabilidad necesaria y suficiente,
como el estatuto de esas manifestaciones correlativas a la
activación transferencial de elementos radicalmente inapropiables
que dejan al descubierto una grieta en el fundamento delusional
necesario que sostiene el contacto humano con la
realidad.
Es preciso distinguir las manifestaciones delusionales de
aquellas que indican la vigencia de una disociación y de las
modalidades en que se presenta lo que retorna de la represión.
Fenómeno delusional no es manifestación antisocial ni
retorno sintomático.
Reconocer la especificidad de lo delusional obliga a distinguir
marco analítico, situación transferencial y funcionamiento del
analista.

A QUÉ LLAMAMOS ABSTINENCIA
El desenlace de la emergencia en una cura de las manifestaciones
delusionales no es caprichoso. Leído después deja ver
nítidamente el funcionamiento contratransferencial (el alojamiento
o no, en la situación analítica, de la grieta real que renegatoriamente
viaja en la manifestación delusional) y muestra el
alcance y el valor clínicos de la abstinencia.
Es preciso aclarar esta afirmación: la presencia de manifestaciones
delusionales en la cura permite conjeturar la operatividad
temprana de una modalidad de la negación (que evoca el
splitting ferencziano y la identificación proyectiva que pensó
Melanie Klein) capaz de desagregar de la continuidad de la
existencia personal que a ese nivel funciona alucinatoriamente,
un lote de vivido.
Esa desautorización que da al término intrusión casi todo su
valor, está en las antípodas de la abstinencia y crea el cavado,
en la continuidad del existir, de un hueco (desalucinación) ante
la amenaza del cual, la angustia inconcebible fuerza una renegación.
Para sostener esta renegación, se pone en marcha
una compulsión a la alucinación que una y otra vez se propone
sin lograrlo emparchar el hueco.
Se ha producido entonces no sólo el derrumbe de la confiabilidad
ambiental
– factor decisivo para la posibilidad de la relación con el mundo-
sino también la instalación de un funcionamiento alucinatorio
– patológico por su carácter compulsivo y restitutivo- cuyos
productos pretenden una y otra vez cerrar la grieta y renegar el
vacío abierto en la continuidad del funcionamiento alucinatorio
normal temprano.
Desanudar analíticamente la compulsión, posibilitar que se
suelte el parche alucinatorio y propiciar la subjetivación de
aquello no experienciado cuya sustracción creó ese agujero
negro, que cada alucinación intenta compulsivamente renegar,
propiciar la subjetivación de eso que para incorporarse a la
continuidad de la existencia, debe ser primero experiencia
transferencial, exige que el espacio de la cura funcione como
un lugar donde sea posible volverse loco. Ese funcionamiento
del espacio analítico es posible si la abstinencia se traduce en
un movimiento diferente de aquel que empujó a la desalucinación.
La abstinencia permite ese funcionar frecuentemente innotado,
que lleva al analista a «dejarse ser», y en estas situaciones
«a dejarse fallar a la manera del paciente». Y esto remite según
Winnicott a la cualidad más propia del objeto subjetivo (es preciso
recordar aquí la noción kleiniana de objeto de la oralidad
de succión), de modo que la emergencia de las manifestaciones
delusionales enseña algo esencial sobre la cualidad y la
constitución de lo que Winnicott llamó objeto subjetivo, suelo
de la objetividad y de la tolerancia de la diferencia.
Winnicott afirmaba que todo analista funciona simultánea o
alternativamente en la cura como objeto subjetivo (objeto alucinado
del tiempo de la indiferenciación) como objeto objetivo
(creado y encontrado a condición de la vigencia del espacio
transicional) y, en los casos en que la interpretación tiene alcance
transformador, también como objeto de uso (amado y
eliminable).
Esta superposición de investiduras es posible si el funcionamiento
del analista sostiene en la cura la vitalidad disponible
de una zona que no se define en términos de objetos específicos
sino en términos de la cualidad de su espacio. Y llamamos
abstinencia al cuidado de esa zona lateral que Winnicott llamó
también zona onírica de la vigilia, construida sobre el terreno
sostenedor en el que surge el objeto subjetivo, zona que tiene
una cualidad espacial tal que permite que lo que sea que se
presente en ella quede al amparo de toda indagación o crítica
en cuanto a su procedencia o cualidad y resulte por ello creíble
y verdadero. Si el funcionamiento del analista sostiene eso en
una cura, la transferencia misma es vigencia de la transicionalidad
y eso es lo que entendemos por abstinencia en psicoanálisis.
La abstinencia, que Winnicott pensaba en términos de fallar a
la manera del paciente, es respeto por la paradoja, cuidado de
la tercera zona sin la cual la transferencia misma pierde su
cualidad esencial.
La emergencia de lo delusional viene a sacudir un estado de
cosas de modo que el analista, sea lo que sea que venga a
personificar allí, queda desalojado de esa dimensión que lo
torna soporte de la confiabilidad en el marco analítico.
Alojar la manifestación delusional, propiciar el desanudamiento
de la compulsión alucinatoria y la tramitación de la angustia
ante ese real suelto que debe ser reinstalado en la línea continua
del existir, será posible sólo si la abstinencia, eje del manejo
de la transferencia, puede devolver al marco analítico su
confiabilidad y a la transferencia su dimensión de cómo sí.
La tolerancia a la proximidad de lo informe está en relación
directa con la confiabilidad ambiental. Toda vez que el funcionamiento
analítico, facilita enmarcadas la vigencia sostenida
de la realidad suficiente y la locura necesaria -ahí está vigente
la zona onírica de la vigilia- tanto la pluralidad como la diversidad
pueden conjugarse en un decir transformador.

SOBRE EL REPLEGAMIENTO
Es sobre un fondo transferencial monocorde de retraimiento
sostenido y consecuente, en el que se desata la ausencia de
conflicto y una marcada tendencia al actino out que contrasta
con el estilo de desconexión en el interior del tratamiento, que
surge como explosión abrupta y riesgosa para la continuidad
de la cura, la manifestación delusional.
La tonalidad transferencial básica en la que la manifestación
delusional irrumpe, muestra un lazo lábil pero tenaz, una dependencia
casi adictiva del paciente hacia la cura, la ausencia
de disponibilidad para el juego interpretación/asociación, la
aridez del territorio de los sueños.
Todo esto parece sugerir que, lo delusional irrumpe en un sustrato
tal de desconexión y aislamiento que esa emergencia no
da allí con alguien que pueda ser afectado por una experiencia
dolorosa.
La manifestación delusional es, dice M. Little, una emergencia
de dolor puro sin sustrato yoico capaz de registro y defensa y
esa ausencia de sustrato allí, indica la vigencia estable de un
replegamiento de base, que es sorpresivamente sacudido por
una irrupción más que inesperada, una irrupción que no cuenta
más que con un analista, si funciona la abstinencia, para dar
respuesta.
F. Tustin (3) mencionaba en su indagación del autismo, intensos
estados de sentimiento al desnudo capaces de generar
una interrupción catastrófica del camino que lleva de la experiencia
de órgano al contacto con el mundo. El flujo que va
del funcionamiento corporal al mundo exterior, decía, se ve
abrupta y desgraciadamente interrumpido, de modo que lo
que era autorrealización se transforma en agujero del sí. A la
hora de describir el comportamiento manifiesto de niños autistas,
Tustin, quien se ocupa muy bien de distinguir esos estados
de la esquizofrenia, señala: como datos inequívocos, «el
repliegue extremo, el aislamiento sensorial, una modalidad de
identificación adhesiva, una invaginación y una aparente retirada
de la comunicación que ……..pueden ser abruptamente
interrumpidos por…. explosiones emocionales destructivas».
De este modo, aquello que Little y Winnicott llamaron manifestaciones
delusionales tienen como fondo monocorde y sostenido
una configuración transferencial tal vez paradigmática,
que términos como replegamiento y estado autista podrían
nombrar.

NOTAS
1.Margaret Little, «On Delusional Transference(TransferenciePsychosis)»
Internacional Journal of Psycho-Analysis,vol. 39,(1958)
2.Donald W.Winnicott, «Alucinación y desalucinación» (1957) en Exploraciones
Psicoanalíticas 1, Paidós, Buenos Aires, 2004
3.Francis Tustin, Autismo y psicosis infantiles (1972) Editorial Amorrortu
1989

BIBLIOGRAFÍA
Winnicott, Donald, Exploraciones I, Editorial Paidos
————————- Cap. VII, Alucinación y desalucinación (1957).
————————- Cap. XVIII, El temor al derrumbe (2963).
————————- Cap. XXI, Psicología de la locura (1965).
Little, Margaret, Sobre la transferencia delirante, International Journal of
Psychoanalisis, V. 39, Pag. 134 (1958).