Comunicaciones: ALGUNOS LÍMITES DE LOS ESTUDIOS DE RECEPCIÓN PARA ESTUDIAR LOS PROCESOS DE MEDIATIZACIÓN DE LAS SUBJETIVIDADES JUVENILES

COMUNICACIONES.

ALGUNOS LÍMITES DE LOS ESTUDIOS DE RECEPCIÓN PARA ESTUDIAR LOS PROCESOS DE MEDIATIZACIÓN DE LAS SUBJETIVIDADES JUVENILES. UNA PROPUESTA PARA TRABAJAR DESDE LA APROPIACIÓN.
Eva Da Porta
Centro de Estudios Avanzados – Universidad Nacional de Córdoba

En este trabajo nos interesa reflexionar sobre algunos límites que presentan los estudios de recepción a partir de un estudio de caso realizado entre los años 2006 y 2008 en la comunidad KM 8, una villa de emergencia ubicada en la periferia de la ciudad de Córdoba. El propósito central de esa investigación fue reconstruir la relación entre las distintas prácticas de uso de los medios y tecnologías de la información y la comunicación (MyTIC) y los procesos de constitución subjetiva experimentados por jóvenes de esa comunidad. Para ello partimos de los estudios de recepción pero nos encontramos rápidamente con algunos límites vinculados a las matrices teóricas y metodológicas que les dan sustento. Esos límites se ponen en evidencia cuando se intenta seguir a los sujetos, analizar las distintas prácticas y procesos sociales y semióticos realizados en relación a los MyTIC y considerar los modos en que esas experiencias formativas los constituyen.
Los procesos de mediatización
La extensión de los MyTIC a las distintas esferas del funcionamiento social es uno de los fenómenos más significativos, -junto a la movilidad trasnacional del capital, las migraciones, la globalización cultural y el desarrollo informático-, de lo que se ha dado en llamar la modernidad desbordada (Appadurai, 1998) para caracterizar el funcionamiento dinámico y dislocado de las sociedades contemporáneas. La mediatización social designa el vínculo constitutivo entre los dispositivos técnicos de la comunicación y la información y las dinámicas sociales y culturales que se vienen desarrollando en las últimas décadas. Por este motivo, en este trabajo nos proponemos recuperar esta noción pues designa como ninguna otra, esos complejos procesos de transformación social y cultural que afectan de modo diferenciado las distintas dimensiones de lo social, entre ellas la dimensión subjetiva que nos interesa estudiar en particular.
Nuestra investigación se inicia a partir del interés particular por abordar la mediatización como una noción relevante para los estudios sociales de la Comunicación puesto que permite considerar un conjunto de fenómenos actuales que no pueden ser articulados por otros conceptos similares. Sostenemos que esta noción cuenta con una potencia teórica y heurística poco desarrollada aun, pues permite explorar más allá de esquemas lineales o instrumentales de la comunicación ciertos procesos de transformación social, política y cultural de carácter complejo vinculados a los MyTIC.
Nos proponemos trabajar con este concepto como caja de herramientas (Foucault, 1985: 85), como conjunto de instrumentos apropiados para analizar y relacionar fenómenos heterogéneos, múltiples y dispersos cuya similitud solo puede establecerse a partir de considerar a estas tecnologías como su condición de posibilidad y como parte de relaciones de poder y resistencia. La noción de mediatización como herramienta de comprensión e permitiría identificar “(…) la emergencia de unos lenguajes, unas formas, unos agentes, dispositivos, gramáticas y relatos que ponen en relieve el protagonismo de los medios de comunicación en la configuración del campo discursivo social”. (Arancibia, 2006: 70) Protagonismo que debe pensarse para como condición de producción de muchos fenómenos contemporáneos, fenómenos emergentes, fenómenos de transformación social que se dan en las redes de los juegos de poder y que pueden comprenderse en su dimensión discursiva como fenómenos de sentido.
En esa perspectiva apostamos a revalorizar esta noción desde la categoría de semiosis de la mediatización pues permite pensar estos procesos de transformación social desde las redes de sentidos que se producen vinculadas a los MyTIC, considerando las distintas escalas y modalidades de funcionamiento. La semiosis de la mediatización es para nosotros la red de sentidos que atraviesa las distintas esferas y dimensiones de lo social vinculadas a la existencia de los MyTIC como dispositivos de poder-saber. La esfera de la subjetividad no es ajena a estos procesos pues está atravesada por estos procesos de transformación que la constituyen como condición de posibilidad y por tanti requiere ser investigada. Los estudios de recepción no alcanzan a cubrir las facetas involucradas en esos procesos pues sostienen como dice De La Peza (2005) una concepción estrecha y pragmática de los sujetos.
Las preguntas de nuestra investigación
Estas definiciones e inquietudes nos llevaron a focalizar el estudio de la mediatización en los procesos de subjetivación, pues consideramos que esta esfera si bien ha sido abordada en términos de especulación teórica y reflexiva (Haraway, Baudrillard, Guattari) son escasos los estudios situados, en los términos de Foucault, (1985: 85). En ese sentido estas hipótesis generales sobre la mediatización requieren de estudios localizados, estudios empíricos (Verón, 2001) que permitan describir los microfuncionamientos discursivos en los que se emplazan y desde los cuales operan los MyTIC como dispositivos productivos, en este caso de subjetividad.
Puntos de partida
Nuestra investigación partió de tres preocupaciones vinculadas. La primera es que los MyTIC se encuentran en el corazón de la experiencia contemporánea como dice Silverstone (2000) por ese motivo generan prácticas significativas para los sujetos y para los modos en que se vinculan consigo mismos y con el mundo. La segunda cuestión es que los jóvenes son quizás el segmento social en el cual estas experiencias son más intensas y constitutivas, al punto que quizás hoy no pueda pensarse en las subjetividades juveniles al margen de su inmersión en las interfaces mediáticas. La tercera es que estos procesos se hacen más agudos y evidentes para los jóvenes en situaciones de precariedad y exclusión puesto que otros dispositivos de subjetivación (vinculados al estado o al mundo de la producción y el trabajo) han perdido su capacidad de modelar a los sujetos.
Es a partir de estas preocupaciones nos preguntamos por la constitución de las subjetividades juveniles en las redes discursivas mediatizas y particularmente por las prácticas de modelación de sí mismo que se plantean respecto de los MyTIC en contextos de precariedad socioeconómica.
Las preguntas que nos animaron fueron: ¿qué hacen los jóvenes con los MyTIC y de qué manera eso que hacen (prácticas y sentidos) incide en los modos de ser jóvenes y opera como prácticas de subjetivación? ¿Cómo son esas relaciones que establecen los jóvenes con los MyTIC y de qué manera se van constituyendo a sí mismos en esas experiencias?
De la recepción a la subjetivación
Es necesario señalar que estos estudios, sobretodo en su vertiente culturalista, abrieron la posibilidad de explorar esa interface poniendo especial énfasis en la actividad de los agentes sociales comprendidos como audiencias o receptores. La exploración de las prácticas de recepción y consumo mediático y la reconstrucción de los usos permitió complejizar los estudios de comunicación cuyo foco central fue por mucho tiempo el estudio de la producción o de los emisores (Orozco Gómez, 2009). No obstante estos avances consideramos que esta perspectiva centrada en la recepción como el polo terminal de un proceso comunicacional debe ponerse en cuestión pues hoy limita las posibilidades de comprender no solo aquello que los sujetos hacen con los medios sino fundamentalmente los complejos procesos de modelado social y subjetivo que se construyen en relación con los MyTIC. Estos estudios, a pesar de haber incorporado el contexto y la producción de sentido de los receptores, siguen sosteniendo un modelo comunicacional lineal de corte técnico que considera a los sujetos como terminales del proceso sin considerar las tramas políticas, sociales y culturales que participan en la conformación de los sujetos contemporáneos. Lo que queda excluido de este tipo de investigaciones es la dimensión subjetiva como aquel conjunto de experiencias socioculturales de modelado de sí mismo. No es en las prácticas específicas de uso y consumo, ni siquiera en los sentidos que las audiencias producen respecto de los discursos mediáticos donde estos vínculos pueden considerarse sino en las dinámicas sociales colectivas y subjetivas que se traman en torno y a través de los MyTIC.
De modo esquemático y a cuenta de reconocer las exclusiones que cualquier mapa deja de lado, señalamos que los estudios de recepción, en la perspectiva lineal y simplificadora del proceso de producción de sentido presentan los siguientes puntos críticos:
– Focalizan la indagación en las prácticas específicas de consumo mediático, sin vincularlas a otras dimensiones de estudio o a otras prácticas socioculturales, como dice Orozco Gómez, simplificando el fenómeno y desconociendo las implicancias políticas. (2007: 26). Estos trabajos sostienen una mirada lineal, puntual y unidimensional de los procesos semióticos implicados en los consumos y no logran articular estas prácticas a otras prácticas o dimensiones de análisis a lo que dimos llamar como semiosis de la mediatización.
-Consideran las prácticas del consumo o de uso de medios y no las producción y reapropiación de esos dispositivos y sus discursos en diversos escenarios y dimensiones subjetivas. Es decir, los sujetos son analizados en su rol de consumidores o en alguna dimensión identitaria o subjetiva (consumos de amas de casa, de padres de familia, de trabajadores, etc), más allá que asuman como dice Orozco Gómez (2007: 102), su actividad semiótica o su participación en la interpretación del mensaje o como parte de ese consumo. El desarrollo de nuevos medios digitales, la confluencia de usos, la profusión de experiencias de producción y reapropiación hacen necesario reconocer este otro modo de interactuar63 en relación a los MyTIC que involucra activamente a los sujetos más allá de la recepción, el consumo o el uso prescripto.
– Aíslan las prácticas de recepción de las condiciones contextuales en las que se desarrollan en el marco de una perspectiva de análisis escasamente localizada o desvinculada de otras escalas de funcionamiento de lo social y del sentido.
– No problematizan las categorías de uso y apropiación y las equiparan a la de consumo que ubican en el centro de la actividad mediática de los sujetos. Esta operación simplifica el proceso de producción de sentido y los modos de volver propios dispositivos ajenos.
-Segmentan el análisis de la recepción mediática al estudiar la operatoria de los MyTIC por separado, sin considerar el funcionamiento confluyente, puesto que desde el punto de vista del sujeto situado en sus contextos de vida los medios operan simultáneamente, como entorno mediatizado.
– No presentan un desarrollo sistemático de la reflexión teórica a partir de las investigaciones empíricas. Es decir que predominan los trabajos descriptivos por sobre aquellos que buscan conceptualizar o comprender el lugar que ocupan las prácticas analizadas en las tramas sociales, culturales y políticas donde desarrollan sus vidas los receptores.
– Presentan una visión simplificada y no conflictiva de los microcontextos hogareños en los que analiza el consumo de medios. Se desconocen otros espacios de la cotidianeidad donde se constituye la socialidad, lo colectivo y la intersubjetividad dejando de lado la conflictividad social involucrada en esas prácticas situadas.64
– Analizan la actividad interpretativa de los sujetos en relación a los MyTIC sin considerar en muchos estudios los antagonismos, conflictos y procesos sociales en los que esas prácticas están insertas. Dice Orozco Gómez que esta posición relativista y culturalista acerca de la agencia de los sujetos al margen de los amarres estructurales llevó a estos estudios al limbo de la subjetividad. (2007: 26)
A pesar de la notable variedad de clasificaciones acerca de los modos en que los públicos interpretan y se vinculan con los medios, son escasas las investigaciones que han intentado analizar los modos en que las distintas escalas de la vida de los sujetos enmarcan esas prácticas y les dan sentido para (sí) mismos y para los grupos sociales en los que viven.65 Esta debilidad es una consecuencia de la perspectiva asumida en torno a la subjetividad, que como señala De La Peza es de tipo pragmática e individualista. Esta noción de sujeto, concomitante a la de consumidor, que se instaura en las últimas décadas de la mano del modelo neoliberal es quizás uno de los límites conceptuales más notables de estos estudios. El deslizamiento hacia el sujeto activo, dice De La Peza (2003: 14), implica cierta idealización del poder del consumidor que termina por borrar la impronta de los emisores y las determinaciones sociales presentes en los procesos de subjetivación. Los medios, las tecnologías son fábricas de subjetividades contemporáneas, fábricas de enunciados de subjetividad que ejercen una potente función experiencial del (sí) mismo, una función existencializante, diría Guattari. (1996: 36)
Si la categoría de receptor hoy limita las posibilidades de comprender lo que las personas hacen con los medios y las tecnologías no es solo por las características interactivas de los nuevos medios, sino por los límites conceptuales de un modelo de comunicación que continúa siendo, lineal instrumental y técnico. La categoría de mediatización pone el acento en el proceso, en el cambio, en las transformaciones que se generan a partir de la existencia de los MyTIC y por permite pensar desde esas dinámicas productivas, desde la red semiótica esa relación.
Segregar las prácticas de recepción del resto de las prácticas sociales o culturales e intentar comprender la producción de sentido respecto de determinado producto mediático no permite reconocer los rasgos más característicos de los procesos de mediatización contemporáneos, entre los cuales podemos señalar:
-su profunda imbricación con las prácticas sociales
-su funcionamiento parásito de las distintas esferas de la vida social
-su articulación en la red de la semiosis social
-la heterogeneidad de prácticas y sentidos que genera
-la imposibilidad de prever las gramáticas de recepción a partir del estudio de las gramáticas de producción
-la articulación constante entre procesos y prácticas de producción y reconocimiento.
-Su funcionamiento convergente
-Las dislocaciones y rearticulaciones espacio –temporales que favorece.
Estas características requieren de la revisión del modelo comunicacional de base desde el cual se miran los procesos que ya no puede ser lineal, ni segmentado en instancias de producción y de recepción. En su lugar, la figura de la red semiótica es más apropiada para pensar estos procesos y permite considerar las prácticas vinculadas a los MyTIC en su doble dimensión de producción e interpretación. Por eso, como señala Tabachnik (2007) se hace necesario recurrir a perspectivas posestructuralistas de la subjetividad en su proyecto común de deconstrucción de los fundamentos de la metafísica del sujeto. Dice la investigadora: “En la imagen múltiple y diseminada de la subjetividad que postulan esas teorías críticas parece reconocerse la condición existencial de los sujetos en las sociedades contemporáneas, donde el desarrollo de las tecnologías de la comunicación estaría abriendo la vía para una efectiva experiencia de la diferencia y la multiplicidad.” (2007:3)
Acordamos con Tabachnik que el problema que estamos abordando encuentra en esta perspectiva espesura teórica. Trabajamos la noción de subjetividad desde la perspectiva de Foucault (1984) como el resultado complejo de la sujeción y el gobierno de los individuos por el biopoder y las experiencias de vinculación consigo mismo que se van desarrollando de modo situado e históricamente condicionado. En estrecha vinculación con esa perspectiva asumimos la definición de Braidotti para quien la subjetividad debe comprenderse como un proceso intensivo, múltiple y discontinuo de llegar a ser. (2000: 130) La subjetividad no es una entidad unificada, una identidad sino un conjunto de variados ejes de diferenciación que se entrecruzan en condiciones prácticas concretas y situadas. (Ibíd.: 114) Nos parece interesante poder pensar a los jóvenes desde estas definiciones pues en líneas generales se los ha pensado como colectivo identitario o generacional. Si bien estas concepciones son acertadas para comprender ciertos comportamientos juveniles creemos que la esfera subjetiva abre un conjunto de interrogantes aun más productivos pues permite pensar estos vínculos con los MyTIC desde los flujos, las conexiones y las relaciones siempre cambiantes con los sentidos, la cultura y el poder. La perspectiva de la subjetividad aquí asumida, nos permite pensarlos en los recorridos, en las trayectorias, en las experiencias que los modelan constantemente. En esos recorridos en los que se van constituyendo como sujetos juveniles, los MyTIC tienen una presencia constitutiva y condicionante, pues les permiten desarrollar un conjunto de prácticas reflexivas y modelizantes de sí mismos con mucha capacidad performativa. Es por eso que siguiendo nuevamente a Braidotti (2001) diremos que los jóvenes pueden pensarse en su dimensión subjetiva como nómades, como sujetos que se van constituyendo en referencia a una interconectividad intensa con los MyTIC cuyas experiencias y sentidos se fusionan con las prácticas de la vida cotidiana. Los vínculos con los MyTIC son constitutivos para los jóvenes pero si los comprendemos desde esos procesos constantes de conexión e interconexión con universos de sentido diversos pero hibridados en la experiencia. Esta perspectiva de la subjetividad juvenil también nos distancia de las teorías acerca de la subjetividad fragmentada, disgregada o fractal. Las subjetividades nómades lo son en tanto se constituyen en distintos emplazamientos o agenciamientos enunciativos. Pero no implican ninguna unidad perdida o fisurada, sino una subjetividad multiestratificada que se conforma en distintos agenciamientos de modo confluyente y sincrónico. La mirada procesual y dinámica de la subjetividad, abandona la idea de sujeto como una entidad unificada y conduce al reconocimiento de los múltiples trayectos seguidos y de los modos en que se intersectan esos trayectos en procesos de subjetivación. Y esa es una consecuencia relevante para los estudios de mediatización, si pretenden estudiar el modo en que se mediatizan las subjetividades pues los ejes de subjetivación no operan en soledad sino en interacción. Por lo tanto las prácticas subjetivas mediatizadas deben pensarse y analizarse en conjunción y también en relación a modos de sujeción y dominio que no son mediatizados y operan a través de otros mecanismos. Esto plantea un claro límite para los estudios de recepción que analizan las lecturas respecto de un tipo de medio, formato o práctica y que a su vez consideran esos procesos de modo puntual, sustantivo y casi autónomo.
La apropiación como práctica subjetiva
En ese marco es que proponemos la categoría de apropiación como una noción más adecuada a los complejos modos en que los sujetos se vinculan con estos dispositivos. La apropiación como participación cultural implica la producción creativa de prácticas y sentidos (Chartier, R, 1995) por eso involucra también la diversidad de los usos, mas allá de los previstos. Pero también la apropiación implica el diálogo con aquello que se vuelve propiedad, con aquello que es ajeno para poder establecer un vinculo, una red que lo haga experiencia propia aunque ese proceso no signifique su plena aceptación. Como dice Bajtin frente a la palabra ajena se pueden asumir distintas posiciones. Lo ajeno puede apropiarse como: “(…)objeto de transmisión interesada, de interpretación, de análisis, de valoración, de refutación, de apoyo, de desarrollo posterior, etcétera” (Bajtin, 1989: 96). La apropiación implica un conjunto de operaciones de producción de sentido sobre materias significantes y discursividades ajenas. Operaciones que rearticulan el sentido y producen nuevas significaciones, condicionadas por múltiples factores pero nunca meras reproducciones. Más cercanas a las tácticas que a las estrategias en el sentido de De Certeau (1980) puesto que los sujetos operan sobre territorios definidos por el poder. Los jóvenes son un segmento particularmente abordado por el mercado y el discurso publicitario y expuesto a los usos prescriptos de los MyTIC. Por eso es relevante considerar los procesos de apropiación en el marco de estas prescripciones pero abiertos siempre a los desvíos y las resignficaciones.
Los estudios de juventud requieren el desarrollo de herramientas teóricas que permitan un acercamiento más complejo a los estrechos y complejas tramas que tejen con los MyTIC y en las que se constituyen. A modo de cierre decimos que sólo el diálogo transdisciplinar puede operar como fuente de problematización y enriquecimiento de las matrices teórico-metodológicas desde las cuales pensamos a los jóvenes y pensamos con ellos la emergencia de estos nuevos modos de ser.

Bibliografía
Appadurai, A (2001) Modernidad Desbordada. Ed. Visión. España.
Arancibia, J. P (2006) Comunicación Política. Fragmentos para una genealogía de la mediatización en Chile. Universidad Arcis, Santiago de Chile.
Bajtin, M (1989) Teoría y estética de la novela. Taurus. Madrid.
Braidotti, R (2000) Sujetos Nómades. Paidós. Buenos Aires.
Chartier, R (1992) El mundo como representación. Historia cultural: entre práctica y representación. Gedisa. Barcelona.
De La Peza, M. C. (2003) “Las trampas de los estudios de recepción” en Rev. Trampas de la Comunicación .UNLP. La Plata.Año 2. Nro 12
Deleuze, G (1995) Conversaciones. Pre-Textos. Valencia. 1995
De Certeau, M (1999) La invención de lo cotidiano. Universidad Iberoamericana. México
De Moraes (coord.) (2009) La Sociedad Mediatizada. Gedisa. Barcelona.
Derrida, J.(1998) Ecografías de la televisión. Eudeba. Buenos Aires.
Foucault, M (1985). Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Alianza Editorial. Buenos Aires.
Foucault, M (1984) Powerl Knowledge, en Dallmayr, F en Polis and Praxis. The MU Press. Cambridge, Massachusetts.
Guattari, F (1996) Caosmosis. Ed. Manantial. Buenos Aires
Orozco Gomez, G (2007) “ Desordenamientos Educativos en el Ecosistema Comunicacional” en http://www.uned.es/ntedu/asignatu/6_G_Orozco1.html (4 de enero de 2009).
———————– (2009) en de Moraes, D: Sociedad Mediatizada, Visor. Buenos Aires.
Silverstone, R (1994) Televisión y vida cotidiana, Buenos Aires: Amorrortu editores. Tabachnik, S (2010) “La escritura en la conversación virtual. Para una retórica de la telepresencia” en Adversus VI-VII – 16-17 diciembre 2009- abril 2010.
Veron, E (2001) La mediatización. UBA. Buenos Aires.

Notas:
63 Derrida se pregunta si el concepto de destinatario es apropiado para caracterizar las operaciones de consumo y de uso que se realizan en relación a los medios y señala que si bien la interactividad es un espejismo, se puede avizorar un desarrollo en ese sentido. Denomina a este proceso como exapropiación en lugar de reapropiación. (Derrida, J. 1998: 77)
64 En el texto canónico de Martín Barbero (1987) hay una problematización de la cotidianidad que ha sido escasamente retomada en los estudios de recepción. El autor dice: “El espacio de reflexión sobre el consumo es el espacio de las prácticas cotidianas en cuanto lugar de interiorización muda de la desigualdad social”. (Martín-Barbero, 1987: 231)
65 Entre esas investigaciones destacamos el trabajo de Abu-Lughod (1999) y el de Zires y De La Peza (2004)

Fuente: Sujetos, miradas, prácticas y discursos. Segundo Encuentro sobre Juventud, Medios e
Industrias Culturales
coordinado por María Gabriela Palazzo y Pedro Arturo Gómez. – 1a ed. – Tucumán : Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de Filosofía y Letras. Inst. de Investigaciones Lingüísticas y Literarias. , 2013. E-Book.