ÉTICA Y BIOÉTICA: CUESTIÓN EPISTEMIOLÓGICA APLICADA A LA SALUD

INTRODUCCIÓN
Partiendo de una cuestión nominal y / o epistemiológica, el presente trabajo, cuyo tema : “ÉTICA MÉDICA Y BIOÉTICA”, ha sido desarrollado con sub – temas teniendo en cuenta la realidad, objetividad y subjetividad respecto de la salud, fundamentalmente abarcando algunos de los ítems que determinan tan amplio tema de convocatoria y que refieren a la conducta de los profesionales e instituciones relacionadas con el campo de la salud.
Éstos, se han descripto en forma lineal determinando los objetivos de redefinir los principios básicos de la ética aplicada a la atención de la salud y aplicarlos como método y como estrategia de trabajo y conducta moral médica.
Para ello se presenta este trabajo con variables de investigación, consideración de la ética como columna vertebral de los hechos humanos y sociales, como ser pedagógico, solidaridad , benficiencia y buena praxis.
Todos estos subtemas, pertinentes al tema convocante, están enmarcados dentro de lo que, como basamento fundamental, es la Ética y Bioética mismas, intentando que las ejemplificaciones – propuestas, determinadas como desafíos actuales y para el milenio que viene, se caractericen por su didaxia.
CONTENIDO – DESARROLLO
Siguiendo la sana costumbre de los semánticos, antes de entrar en los temas convocantes, es provechoso fijar ciertos términos o definiciones, a saber:
ÉTICA:
Desde la ética de la virtud del Siglo de Pericles al utilitarismo de Stuart Mill mucho se ha escrito y discutido sobre el tema.
No sólo es importante el enfoque filosófico del término y sus problemas o consecuencias, sino más bien práctico, es decir, reflexionar éticamente desde la cotidianeidad y en este sentido el mejor comportamiento ético podría devenir de las palabras de Confucio: “No hagas a otro lo que para ti no quieras”. Este sabio principio moral (del latín “mos”, costumbre, norma) tiene su versión positiva en el Evangelio que cita: “amar al prójimo”.
ÉTICA MÉDICA:
No es otra cosa que preguntarse ( como médico) frente a un enfermo: “¿estoy haciendo con él lo que me gustaría que hicieran conmigo, de ser yo el paciente?”. La contestación e ese interrogante puede distinguir al médico – robot del médico – persona; “persona”, en su etimología greco – latina: lo que vibra detrás de la máscara, el “per – sonare”, la mutua vibración que es el encuentro personal, esto es, la persona – enferma con la persona – médico, o como fue definida la medicina: “Una confianza que se entrega a una conciencia”.
PACIENTE:
Miguel Unamunu definió al enfermo como “un ser humano, de carne y hueso, que sufre, ama, piensa y sueña”. Quizá es la mejor definición, pues todos los textos de medicina tienen, en general, una visión “etic”, esto es, en términos antropológicos, una visión desde el observador no atendiendo el otro enfoque, el “emic”, el del observado, lo que piensa, lo que siente el enfermo; en antropología médica al primero se lo denomina “disease” y al segundo “illness”.
En este sentido no está demás recordar los “Derechos de los enfermos”: respeto como persona, información, rechazo a un tratamiento o a una investigación, privacidad, confidencialidad, garantía de atención médica, idoneidad del equipo de salud, explicación de los costos, ser informado sobre sus derechos.
PACIENTE GRAVE:
Según Max Harry Weil (máxima autoridad mundial en Terapia Intensiva) define al paciente crítico y a la relación médico – paciente como: “Un paciente crítico es el que necesita un médico las 24 horas del día y los 7 días de la semana”.
De todas maneras, lo importante en saber es fundamentalmente aquello que el paciente necesita, siente que necesita, más allá de las mediciones y parámetros biológicos.
Es común ver cómo los médicos están acostumbrados a fijar al paciente en esos términos olvidándose de las necesidades sentidas por los pacientes; claro está que las mismas no van a surgir de una tomografía o de un estado ácido – base, sino de aquella relación persona – persona que hace, en definitiva, a la esencia del acto médico.
LA SALUD Y LA VIDA DEL HOMBRE.
Durante mucho tiempo la medicina fue solamente empírica: se diagnosticaba por los síntomas y se aliviaba el dolor aunque no se curase la dolencia o la enfermedad. Hasta el siglo pasado toda la medicina era la clínica médica.
En nuestro siglo, próximo a terminar, irrumpen en el campo médico las biotecnologías que aplican las nuevas técnicas al progreso de la ciencia y a las prácticas experimentales, profundizando el estudio de las etiologías, precisando los diagnósticos y aconsejando las terapias apropiadas a las más diversas enfermedades, especialmente los tratamientos medicamentosos y quirúrgicos.
La práctica de la medicina que es la ciencia y el arte de curar a los enfermos y preservar su salud, significa para el profesional, el deber de desplegar una actividad técnicamente perfecta y someterse a la disciplina ética propia de su profesión.
La medicina, como otras profesiones tiene una deontología propia acorde con los actos que cumple quien se dedica a ella. Particularmente las reglas de conducta de una profesión son definidas por lo Códigos de Deontología. Esta última proviene del griego “deontoslogos” que significa ciencia o tratado de los deberes.
Los adelantos tecnológicos han permitido intervenir órganos antes inaccesibles a aplicar tratamientos quirúrgicos con la casi certeza de su recuperación. La explosión tecnológica de las últimas décadas, en el terreno de la biología molecular, ingeniería genética, fertilización asistida y transplantes de órganos, hace que se pueda crear vida y actuar sobre la muerte. Es motivo, actualmente, del análisis científico y ético llamado “Proyecto Genoma Humano”, cuyo objetivo es la descripción de un libro biológico del ser humano o sea, construir un mapa genético de éste, en un intento a escala mundial de cartografiar y secuenciar el genoma humano completo.
Las cuestiones que abarca hoy la investigación científica en el campo de la teoría y práctica de asistencia de pacientes mediante el uso de una avanzada tecnología, demuestran que la ética médica de hoy excede las normas de la deontología contenidas en los Códigos de Ética Profesional cuyo incumplimiento conduce a los infractores ante Tribunales respectivos integrados por sus pares.
Recientemente nos hemos visto superados por los costos de los “sistemas de desconfianza”. Los mismos incluyen todos los sistemas que se instalan para asegurarse de que no existan faltas prácticas de ética.
Muchos de esos sistemas han sido desarrollados en las áreas de sistemas de información.
Los sistemas de Auditoría, los de control de costos, los registros de tiempo de computadora, controles de entrada y salida de libros de los sectores de cada sector de una institución, los sistemas de seguridad, de emergencia, de atención de la salud, contraseñas en la PC, investigaciones privadas, las multas por piratería de software y así sucesivamente pueden ser sistemas de desconfianza sólo para considerar parte del costo de hacer negocios y pronunciar una conducta antiética.
Transmitir un sentido de moralidad implica confiabilidad en defensa y desarrollo de los objetivos comunes y compartidos, convirtiéndose así, la institución y/o sus miembros en parte del equipo no meramente controlador.
LA ÉTICA SEGÚN LA MIRADA DEL ESPECTADOR.
Existen diferencias en lo que podría considerarse una respuesta ética.
Una de las diferencias claves reside en la comprensión de las metas de la gente con la que tratamos, ya sean nuestros empleados, jefes, etc.
La variación de objetivos tiene lugar no sólo entre países, sino también dentro de las diferentes áreas de una misma nación. Las diferencias internacionales y regionales en lo que a ello respecta, se convierte en un desafío importante para la gerencia de una institución.
STÁNDARES ÉTICOS PERSONALES Y ORGANIZACIONALES.
Los gerentes o managers en las organizaciones empresariales y de la salud, diariamente toman decisiones y realizan acciones que tienen consecuencias para los individuos, las entidades que representan y las comunidades a las cuales sus organizaciones sirven.
Al tomar decisiones y llevar a cabo acciones, la dirigencia necesita tener stándares éticos bien desarrollados, los cuales deben ser aplicados en el contexto de la filosofía y la cultura de las organizaciones (también de la salud) en las cuales trabajan.
La compatibilidad entre los stándares éticos personales de la dirigencia y las culturas de sus organizaciones es importante y ambas deben ser construidas sobre principios éticos como el respeto por la autonomía de los demás, justicia, beneficiencia y buena praxis.
SER ÉTICO NO ES UNA MODA.
Ética será la nueva palabra de moda en el mundo de los negocios, del mismo modo que antes lo fueron “beneficio”, “productividad” y “calidad”.
La ética no es una cuestión de moda ya que todavía sigue necesitándose lo mismo que en otras épocas; para ser ético: tratar a los subordinados, empleados, integrantes, miembros, colegas, etc., de la misma manera que nos gustaría que nos trataran a nosotros.
Existen varias formas de mejorar el nivel ético personal y profesional.
La ética no tiene un alto costo, pues obliga a las empresas a contar con sistemas basados en la desconfianza que nunca llegan a tener todo bajo control. Se necesitan hechos, no meras declamaciones para demostrar que se es ético, y no se debe esperar que una organización se vuelva ética de la noche a la mañana.
Debemos darnos cuenta que construimos nuestros propios héroes solamente por aquello a lo que prestamos más atención, con independencia de si es positivo o negativo. Ejemplo común: ¿Por qué los medios noticiosos sólo nos dan malas noticias? ¿es que no existen noticias buenas?
La respuesta, por supuesto, es que no consiguen que alguien mire el bloque de buenas noticias. Atrae más nuestra atención lo que es malo. Y, así, desafortunadamente, lo malo se convierte en “héroe”. Lo mismo sucede en el campo de los negocios y de la salud.
Ética significa que uno es agradable con todos pero cuando se sienta a su escritorio se permite licencias literarias. ¿La ética es apenas un capricho social o también afecta el trabajo que realizamos?
Una persona “ética” sería considerada igualmente honesta, íntegra en todas sus negociaciones, moral, confiable, incorruptible y respetuosa de los derechos de los demás como si fueran los propios. No sería una persona envuelta en la autojustificación o la racionalización. Este individuo busca el espíritu más que la letra de la ley, y obedece a ambos.
La ética, se vuelve un rasgo de la personalidad. Se incorpora al sistema de valores de quien la practica. Influye en todos los aspectos de la vida. Ser ético no es algo que puede encenderse y apagarse como un interruptor. Es un rasgo que hay que ganarse.
Perderla es fácil, ganarla es un poco más difícil. También es conservadora en el sentido clásico. No existen nuevas modas ni los estilos nuevos a la hora de ser ético.
SER ÉTICO: UNA CUESTIÓN DE PEDAGOGÍA.
Partiendo de las cuestiones anteriores y para intentar una suerte de respuesta, el gran desafío para el tercer milenio y, desde siempre, será la recuperación de la vigencia de los paradigmas clásicos de moralidad.
¿Cómo se puede promover este tipo de formación moral?. No es fácil responder a esta pregunta ya que se llevan más de 20 años intentando contestarla. Aún queda mucho por investigar, sabiendo que algo se ha avanzado al respecto. La enseñanza interactiva puede ser una.
Uno de los problemas a los que se debe enfrentar, al querer contribuir a la formación moral de los individuos(alumnos, empleados, practicantes, etc.) es el siguiente: sea para bien o para mal, parece que no son pocas las personas que, al querer dar sentido a sus vidas no encuentran en los paradigmas clásicos una respuesta satisfactoria a sus inquietudes. Es más: uno de los factores que agrava la crisis moral actual parece ser que no hemos revisado a tiempo la vigencia de tales paradigmas o categorías mentales en las vidas de los individuos. Como consecuencia, desde esa perspectiva se ha perdido relevancia moral.
Al darnos cuenta de lo que está sucediendo, muchas veces se observan contenidos curriculares de cursos (sistemáticos o asistemáticos), por ejemplo, totalmente reformulados. Se utiliza un nuevo lenguaje, más a tono con los tiempos actuales, tratando de ser más claros a nivel intelectual. Pero no se presta debida atención a la manera en que los individuos aprenden lo que realmente influye en sus vidas. Es decir, se modifican contenidos sin tener en cuenta las estructuras del aprendizaje que se puedan observar. Abrirse a un nuevo aprendizaje a través de una ética no meramente teórica, sino práctica, desde los más bajos niveles cognoscitivos, será la eficiente respuesta para la comunidad en general.
EJEMPLIFICACIONES – PROPUESTAS.
EL LUGAR DE LA ÉTICA EN LAS INSTITUCIONES SANITARIAS.
En la Argentina se está discutiendo la reglamentación de comités de ética en los hospitales. Sin embargo hay una tendencia a confundir dos tipos de comités de ética: el de investigación y el de ética clínica. Pese a que en una primera aproximación pueda parecer exagerado o sutil formular estas distinciones, es necesario distinguir claramente los propósitos, roles y poderes que cada uno de ellos involucra.
El Comité de Ética de Investigación está vinculado a las atrocidades cometidas por médicos e investigadores nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Casos elocuentes fueron el estudio de sífilis en población negra en Tuskegee, la inaculación de células cancerosas a ancianos en un asilo de Brooklyn y el contagio de hepatitis a niños con retrasos mentales en el Colegio Willowbrook. Casos recientes en países en desarrollo son los que se acaban de denunciar en África respecto del uso de plascebos en mujeres embarazadas infectadas con SIDA, dado que se ha probado la importancia de drogas retrovirales para prevenir la transmisión de la infección a los recién nacidos.
REQUISITO IMPRESCINDIBLE.
Ya desde 1974 se elaboraron códigos de ética (como el de Nuremberg), y en 1966 en EE.UU., se propuso la creación de comités de ética para que analizaran los protocolos de investigación: el tipo de consentimiento informado que se pide – la información que se brinda, la voluntad expresa del agente y la falta de coacción -, el riesgo al que se somete a los sujetos de investigación, el uso adecuado del plascebo, etc.
Estos organismos son interdisciplinarios, deben contar con investigadores entre sus miembros y tienen el poder de rechazar un protocolo de investigación si no cumple con las pautas éticas establecidas.
El Comité de Ética Clínica, en cambio, carece de estas últimas facultades: su rol es meramente consultivo. Pero lo más importante son los temas a los que se aboca y la idoneidad que debe tener para tratarlos. No se trata de abusos de investigación, ni de la protección de poblaciones vulnerables per se , sino de situaciones altamente conflictivas en la práctica médica cotidiana. Tres casos paradigmáticos jalonan su historia: Karen Ann Quinlan (1976), Baby Doe (1982) y Jane Doe (1983) que, en circunstancias diferentes, médicos y familiares de los pacientes debieron tomar decisiones sobre la continuación o supresión de tratamientos de carácter vital.
Es innegable que los conocimientos y capacidades necesarios para evaluar protocolos de investigación son muy diferentes de los que hay que tener para considerar situaciones dilemáticas.
FUNCIONES:
Expertos en la creación y la conducción de estas organizaciones señalan que las tres funciones principales de los CHE son la educativa, la consultiva y la formativa. En el aspecto educacional, desarrollan acciones dirigidas a humanizar la práctica asistencial en los establecimientos hospitalarios y toman a su cargo la adecuada difusión de los derechos y deberes del paciente y del médico. Su función consultiva se ejerce en temas y casos específicos, surgidos de la práctica hospitalaria. En cuanto a lo normativo, cada CHE se esfuerza en hacer cumplir dentro del ámbito hospitalario las normas éticas vigentes.
Es este un ejemplo y propósito incluido dentro del desarrollo pedagógico del presente trabajo.
Así también:
CREACIÓN DE CÓDIGOS DE ÉTICA.
Pueden establecerse códigos que superen el nivel de compromiso de una lealtad de dientes afuera. Posteriormente, estos códigos han de transmitirse, respetarse y convertirse en documentos prácticos vivientes.
ANIMACIÓN A CUMPLIR LAS NORMAS ÉTICAS MEDIANTE LA PRESENCIA:
Un clima ético eficaz está condicionado a que los empleados dispongan del mecanismo de la presencia con el apoyo de la gerencia, para argumentar una falta ante violadores de los códigos de ética.
– CREACIÓN DE UN PROTECTOR O ABOGADO DE LOS INTERESES ÉTICOS.
Otro mecanismo interesante es la creación del “defensor ético”. La responsabilidad fundamental de esta persona sería la de identificar las cuestiones generales de carácter ético que deberían transmitirse constantemente a la gerencia y a los empleados, junto con las cuestiones convencionales de marketing, operativas, financieras y jurídicas.
– BENEFICIENCIA Y BUENA PRAXIS.
Son otros dos principios éticos de relevancia para gerentes, profesionales, practicantes , alumnos, hospitales e instituciones todas y de la salud.
La primera significa actuar con caridad y amabilidad. Este principio está incorporado en actos a través de los cuales los servicios o cosas que benefician a la gente son provistos, incluyendo el concepto más complejo de balancear los beneficios y los perjuicios, usando los costos y beneficios relativos de decisiones y acciones alternativas como base para optar entre alternativas.
La beneficiencia, la cual requiere un compromiso positivo para contribuir al bienestar de los pacientes, tiene una larga y noble tradición en las profesiones y organizaciones de salud.
La buena praxis, un principio con profundas raíces en la ética médica, es ejemplificada en la máxima “primum non nocere”: primero no lastimes. Todos aquellos comprometidos y guiados por el principio de buena praxis toman decisiones que minimizan el daño, el cual puede ser tanto mental como físico y puede ser infligido a través de ciertos actos como aquellos que violan la privacidad de los pacientes. Dondequiera que el beneficio es un compromiso positivo, la buena praxis es negativa – refrenamiento de realizar algo que dañe.
Los principios de beneficiencia y buena praxis se reflejan en acciones y decisiones que implican asegurar la calidad de los servicios de salud y en el ejercicio de los deberes administrativos de los profesionales e instituciones de la salud, el uso de la información confidencial y la resolución de conflictos de intereses.
EL EJERCICIO DEL “OMBUDSMAN DE SALUD”.
“Madrid. La nueva figura del Ombudsman de salud, creada en Suecia, ha sido adoptada por el municipio de Majadahonda, en las afueras de Madrid. La función del ombudsman sanitario será ejercer la defensa de los usuarios de los sistemas de salud. Para ese fin se hará cargo de las denuncias de los pacientes y procurará solucionar los problemas que se susciten. En la comuna española se decidió nombrar para el cargo a un ciudadano que no dependa del sector sanitario y, en lo posible, ligado al ejercicio del derecho.
El encargado de nombrar al ombudsman será el Ayuntamiento de Majadahonda, que también tendrá poder para removerlo de su cargo llegado el caso o el tiempo de finalización de su función”. (SNC – Boletín Farmaceútico Bonaerense).
EN ARGENTINA.
En nuestro país, al no haber presupuesto para los problemas éticos, éstos se resuelven bajo la mira de la ética individual. Está condicionada por aspectos económicos, culturales o ideológicos. Así tampoco existen comités de ética de investigación sobre proyectos en los seres humanos; se analiza la viabilidad técnica de los proyectos pero no el aspecto ético. Ésta es una discusión que se debería discutir en el ámbito de la legislatura. Los resultados de la tecnociencia son evaluados como respetables y con autonomía.
Un teólogo sin información ni práctica científica es peligroso y también lo inverso es peligroso. La visión de un teólogo es totalizante y debe ocupar los principios de beneficiencia, autonomía y justicia ética. El tecnocientífico mira sólo la parte y es peligroso cuando no se confronta con la totalidad. Se impone la interdisciplinariedad entre la tecnociencia, la filosofía y la teología.
Si la técnica invade al médico, se está ante el desastre de que la materia avasalle a la vida. Se necesitan de las vitudes éticas humanas fundamentales para darnos la percepción de la totalidad. Respecto de la ética y la calidad total es básico y relevante tener en cuenta poner la ética dentro de la calidad.
La bioética cumplió, en 1990, 20 años de vida. La ética social es todavía más joven.
En el país la ética social se remonta al nacimiento de la salud pública moderna hace alrededor de 50 años.
Establecer prioridades en los recursos ha sido una preocupación permanente en las distintas políticas de planificación en la década del sesenta. Se tuvo en cuenta la magnitud del daño, la trascendencia en relación con las distintas edades y las posibilidades de la medicina para controlar el daño.
El sentido de equidad en la atención a la salud aparece con la inquietud de retomar los aspectos de la relación médico – paciente, en la preocupación por formar médicos generales.
La década del ochenta está marcada por una crisis económicamente generalizada y asociada a los costos de la tecnología de la medicina.
En los noventa los pacientes pasan a ser clientes y en el caso dela medicina, existe una concentración de poder en grandes organizaciones. Esto provoca el olvido de valores y el abandono de viejos principios. La transferencia electrónica de fondos determina los cambios en el sistema de salud. No sido posible, aún, un juicio por la asignación de recursos si sólo se limita a las necesidades que va a satisfacer pues éste es el esquema de aplicación del trabajo al capital que implica solidaridad y cooperación, de modo que la producción esté más relacionada con la distribución que con la ganancia.
Tomar consciencia de las diferencias y formar con seriedad a sus integrantes ayudará a que estos ejemplos y/ o propuestas no resulten un mero planteo burocrático o una moda inútil ni se desvirtúe la esencia de los mismos. Se insiste una vez más, en la formación o realización de un Comité de Ética en los institutos de asistencia médica de la categoría o dimensión que fuere, no sólo en los hospitales públicos sino también en los privados.
ÉTICA MÉDICA FRENTE AL PACIENTE CRÍTICO.
LA MEDICINA COMO EJERCICIO DEL PODER.
Aristóteles decía que todos los conocimientos se podían resumir en dos saberes según su utilización: el saber de servicio y el saber de poder.
La medicina no escapa a este concepto habiendo engendrado tantos servidores de la humanidad como cómplices de poder (caso Mengele), según se haya colocado al lado de los dominados o de los dominantes. Eduardo Menéndez ha descripto un modelo médico biologista, individualista, pragmático y ahistórico que al articularse con los sectores sociales dominantes se incorpora protagónicamente a los saberes y prácticas hegemónicas del poder en sus procesos de producción y reproducción.
De allí la medicina se apropia, más bien expropia la salud en términos de beneficio (“illness for profit”), para unos pocos dominantes más que para el bienestar de los muchos dominados, legitimando el control de aquellos sobre éstos; en el caso del SIDA, esta situación se hace patente.
Entonces, es menester como médicos, a partir de la práctica, internalicen críticamente lo social en los pacientes en oposición a la externalización social de la medicina clásica. Visualizar la cultura en la medicina más que la medicina de la cultura, esto es, ponderar, medir, la influencia de las pautas culturales en nuestra práctica, desde esas redes del poder hegemonizadas en y por un positivismo cientificista. Debe, el médico darse cuenta cómo o cuándo es utilizado en nombre del positivismo por la “nomenclatura médica”, convirtiéndose en aliados inconscientes o involuntarios (lo que puede desculpabilizarlos pero no desresponsabilizarlos) de la “medicalización de la vida”.
Esta situación en la atención del paciente crítico tiene una relevancia conspicua quiénes son los más beneficiados por la alta tecnología, ya sea diagnóstica o terapéutica, en qué casos su resultado es el bienestar del paciente y en cuáles es la ganancia de la tecnocracia.
EL PODER EN LA RELACIÓN MÉDICO – PACIENTE.
En la atención del paciente grave, a los derechos del mismo, debe agregarse el derecho a una muerte digna entendiendo como tal a aquella sin dolor, con lucidez para la toma de decisiones y con capacidad para recibir y dar afectos.
Desafortunadamente, muchas veces y debido al poder que se ejerce sobre los pacientes, sumado a una educación médica triunfalista que ve en la muerte solamente el fracaso de la medicina, lleva, a veces, a una suerte de “ensañamiento terapéutico”, prolongando una agonía y/ o negando la posibilidad al enfermo de una muerte digna, en compañía de sus seres queridos, situación denominada “distanasia” y resultante de una irracionalidad en el uso de los recursos tecnológicos y, por otra parte, tema de continuo debate, el de la Eutanasia.
El enfermo necesita algo más que remedios y aparatos, necesita del médico como persona – médico y en esta relación la palabra es fundamental; pero, ¿qué decirle a un paciente en esas circunstancias? Siempre, con un mensaje de esperanza, las palabras serán un bálsamo. Por ejemplo: cuando un paciente crítico pide: “doctor, tómeme el pulso”. Aunque a través del cardioscopio se conozca el resultado numérico, lo que el médico debe entender o comprender es que el paciente le está diciendo: “a mí nadie me toca”, significa encontrar el sentido más allá del significado literal : muchos pacientes mueren “con hambre de piel”, saciarlos de ello no significa pecar de “paternalismo”.
Por otro lado, el efecto sanador de la presencia del médico, que el paciente “sienta” que el médico está a su lado, implica la vibración del encuentro irrepetible de persona – persona, que se está en la misma “sintonía corporal”.
Ayudando al bien morir, el galeno está ayudando al bien vivir.
CONCLUSIÓN
Se han concretado los objetivos propuestos en la introducción a través de los temas y subtemas respecto de la óptica de la Ética Médica y ejemplos de ítems que la determinan como son los de Bioética, respecto de la necesidad de revalorizar estos principios, cómo y dónde ponerlos en práctica como método y estrategia de trabajo y práctica humana y social.
Partiendo de la epistemología, no cientificista, de estos temas se ha tratado de transitar por la senda de promover la participación de los profesionales viendo estos objetivos como desafíos y metas a concretar didácticamente.
Transitar por una senda dificultosa, por la desarticulación y confusión de los pueblos, como así en nuestro propio país, que aún no ha aprendido a conocerse a sí mismo, sus mecanismos íntimos y las herramientas potenciales con que cuenta para concretarse como tal y que resulta el desafío ineludible en situación de crisis.
Crisis que implica cambio.
Con este aporte, se ha tratado de concretar, asimismo, un aprendizaje de participación en igualdad de condiciones y una integración de la creatividad para futuras fuentes de trabajo y dignificación de la condición humana.
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