Evaluación de las funciones ejecutivas en el niño (BRIEF, D-KEFS, Test Stroop de colores y palabras y otros tests)

ATENCIÓN Y FUNCIONES EJECUTIVAS
Consideramos que la relación entre la atención y las FE merece un
párrafo aparte por su gran importancia en la práctica clínica. Las
alteraciones de la atención son casi una constante en cualquier tipo
de afectación neurológica, y en estos últimos años la evaluación de
la atención forma parte ineludible de todo examen neuropsicológico.
Convendrá, sin embargo, empezar a intentar discriminar aquellos
casos en los que, efectivamente, existe un déficit o falta de
atención, de los otros en los que la dificultad estriba no en la falta,
sino en la regulación de la atención, vinculada a las FE. Ello podría
explicar un comentario no tan infrecuente de los padres, cuando
dicen que su hijo ‘tiene atención para lo que le interesa’, o que ‘para
los jueguitos en el ordenador no le falta atención’.

EVALUACIÓN DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS: UN GRAN DESAFÍO
La evaluación de las FE no constituye una tarea fácil. Todavía hay
muchos problemas por resolver. En principio, y como ya se ha
dicho, se trata de un ‘constructo’ teórico multidimensional cuyos
componentes aún no se han identificado ni delimitado claramente.
Por otro lado, los tests neuropsicológicos tampoco son capaces
de evaluar aspectos cognitivos puros. Hay mucho solapamiento
y diferentes interpretaciones para una misma respuesta [54].
Algunos procesos, como el de inhibición, considerado parte
de las FE, en otros modelos se asume como parte de la memoria
o de la atención. Siguiendo con el ejemplo de la inhibición, y para
complicar todavía más el panorama, tampoco parece ser un concepto
unitario, sino integrado por dos componentes, motor y perceptivo,
separables y que usan recursos cognitivos distintos en la
realización de una tarea [55].
Los errores de perseveración en el clásico test de WCST constituyen,
para algunos, una medida de flexibilidad cognitiva, y
para otros, de impulsividad [56]. Las dificultades en los tests de
fluidez léxica pueden atribuirse a fallos en FE de organización y
planificación o tratarse de un problema de velocidad de respuesta.
En el caso de los niños, ciertos déficit en el uso de estrategias
pueden no detectarse con los tests cuando dichos niños tienen un
cociente intelectual normal alto o superior [57].
En síntesis, los procesos que se cobijan bajo el nombre de FE
pueden ser bastante disímiles, con tiempos evolutivos diferentes
[58]. Ello permite explicar, en parte, la gran variabilidad hallada
entre los subtests que investigan las FE, mayor de la que se registra
en los subtests de inteligencia [59].
Cuando se revisan los datos de la literatura se encuentran
resultados a menudo discordantes. Ello puede obedecer a varios
motivos, vinculados muchas veces a cuestiones metodológicas
[1], importantes de tener en cuenta, ya que pueden conducir a
falsas conclusiones:
1. La mayoría de los estudios no han controlado la presencia de
patologías comórbidas; por tanto, es difícil saber si los déficit
que se manifiestan en tareas de FE son específicos de los
trastornos que son objeto de investigación o, por el contrario,
son meros artefactos de patologías coexistentes.
2. La adecuación de los procedimientos de equiparación de muestras
varía mucho de unas investigaciones a otras. En algunos
estudios, las muestras experimental y de control se han equiparado
en funciones intelectuales, sexo, edad y estado socioeconómico,
mientras que en otros estudios no se ha hecho
así. Por ejemplo, las diferencias en el WCST entre sujetos
obsesivocompulsivos y controles normales dejan de ser estadísticamente
significativas cuando ambos grupos se equiparan
en nivel educativo.
3. La mayor parte de las investigaciones han considerado la FE
como un ‘constructo’ unidimensional, y no han diferenciado
ni examinado independientemente sus múltiples componentes.
Las tareas empleadas son medidas globales de las FE que
abarcan bastante más de una operación cognitiva, sin disponer,
por lo general, de sistemas de puntuación que permitan
separar la varianza individual de forma selectiva con el fin de
examinarla independientemente. Si retomamos el ejemplo del
WCST, aunque suele considerarse un test de flexibilidad cognitiva,
esta prueba precisa de otras operaciones para realizarse
correctamente; entre ellas, la identificación de atributos, la
categorización, la memoria de trabajo, la inhibición, la atención
selectiva y la utilización de retroinformación verbal suministrada
en el contexto de una interacción social.Este análisis
puede extrapolarse a las restantes medidas de FE. La torre
de Hanoi, por ejemplo, requiere razonamiento abstracto, capacidades
de memoria de trabajo, uso de reglas condicionales
(si A, entonces B), análisis de medios-fines y planificación. El
MFFT explora análisis de patrones visuales y la atención a los
detalles, además de la inhibición de respuestas impulsivas. El
test de construcción de secuencias exige flexibilidad mental,
pero también atención visual, capacidad de secuenciación,
memoria de trabajo y funciones motoras. De la tarea Stroop se
suele decir que mide la inhibición, la sensibilidad a la interferencia,
la atención selectiva y la atención focalizada.
En consecuencia, cuando se consideran resultados grupales, es
difícil determinar con precisión el porqué del bajo rendimiento que
exhibe un individuo en cualquiera de estas pruebas. En cambio, en
el curso de una evaluación individual es más fácil discriminar entre
variables, en particular si se aplica un enfoque de procesamiento
de la información. El interés fundamental de este abordaje es la
comprensión de las operaciones mentales implicadas en la realización
de tareas cognitivas. No es una teoría ni un modelo específico,
sino más bien un amplio marco de referencia para el estudio de la
cognición. Se trata de ‘descomponer’ las tareas cognitivas en las
operaciones elementales que aparentemente comprenden, y examinar
el curso temporal y las mutuas relaciones que existen entre
estos componentes, así como las representaciones internas, esquemas
y códigos sobre los que operan. Por consiguiente, este enfoque
podría ser uno de los caminos para ayudar a dividir el amplio
‘constructo’ de las FE en operaciones cognitivas más unitarias y
funcionalmente independientes, y así poder examinar de modo
más claro y objetivo la relación de estas operaciones con los trastornos
específicos en los que supuestamente se afectan.