La evaluación psicológica: Modelos, técnicas y contexto sociocultural (índice)

La evaluación psicológica:
Modelos, técnicas y contexto sociocultural

María Martina Casullo
Universidad de Buenos Aires, Argentina
Presidenta AIDEP

Las ideas que desarrollaré han sido pensadas en el contexto de mi realidad sudamericana para ser compartidas con ustedes en el marco de esta Conferencia que hoy celebramos en la ciudad de Salamanca.
Interesa destacar que toda práctica profesional o académica se produce en función del momento sociohistórico que nos toca vivir y está vinculada con los problemas que afectan e importan a los seres humanos a los que nuestra disciplina, la Psicología, pretende comprender , explicar, y por qué no, solucionar en la medida de lo posible.
A fin de ser coherente con lo expuesto considero pertinente contextualizar mis palabras mediante el análisis de las características más salientes de la época actual. Pretendo destacar la necesidad de abordar la Evaluación Psicológica, en sus diversas formas y modalidades, en relación perrmanente y dialéctica con el contexto sociocultural en el que se desarrolla o al que se aplica. En razón de ello, es razonable comenzar delimitando el marco histórico, cultural y social en el que surgen las ideas que expondré.
El sociólogo Alain Touraine (1997) plantea que en vastos sectores del mundo, llegando ya al fin del milenio, se debilitan los controles sociales y culturales establecidos por los estados, las iglesias, las familias o las escuelas. La frontera entre lo normal y lo enfermo, lo permitido y lo prohibido va perdiendo su nitidez.
Millones de personas ven los mismos programas de televisión, toman las mismas bebidas, usan la misma ropa. Se va conformando una opinión pública global que analiza en foros internacionales problemas compartidos; temas como el calentamiento del planeta, la difusión del SIDA, los efectos de las pruebas nucleares, la adicción a drogas, la evaluación de la eficacias de tratamientos y programas, se debaten en ciudades diversas, alejadas geográficamente unas de otras.
El significado de la globalización hace que algunas tecnologías, algunos mensajes, estén en todas partes sin estar presentes en ninguna cultura en particular, lo que permite aludir a una desocialización de la cultura de masas: vivimos juntos en la medida que hacemos los mismos gestos y utilizamos los mismos objetos, pero somos incapaces de comunicarnos entre nosotros más allá del intercambio de algunos signos de la modernidad.
De las ruinas de las sociedades modernas y sus instituciones surgen redes globales de consumo y comunicación así como un retorno a la comunidad. “Cuando estamos todos juntos, no tenemos casi nada en común, y cuando compartimos unas creencias y una historia, rechazamos a quienes son diferentes a nosotros”.
¿Será posible vivir juntos en un mundo que está dividido por lo menos en dos partes cada vez más distantes una de la otra: el de las comunidades que se defienden de la penetración de personas, ideas y costumbres que llegan desde su exterior y el de la globalización que tiene cierto influjo sobre las conductas personales y colectivas?
La cultura de masas invade el espacio privado y, como reacción, refuerza la voluntad política y social de defender la identidad cultural, lo que para Touraine conduce a una recomunitarización.
Una cultura de masas desocializada, al mismo tiempo que nos sumerge en la globalización impulsa también a defender la identidad de los grupos primarios; se privatiza una parte de la vida pública, lo que provoca la participación en actividades completamente volcadas hacia el exterior y a inscribir la vida en comunidades que imponen sus mandamientos.
El tema nodular es el de la ruptura de las sociedades nacionales en beneficio, por una parte, de los mercados internacionales y, por otra, de los nacionalismos agresivos.
Al comienzo del nuevo siglo ya no se trata de combatir un poder absoluto sino de poder encontrar un punto fijo en un mundo en constante movimiento en el que la experiencia personal está fragmentada, gobernada por la incertidumbre. El hombre necesita construirse a sí mismo como actor, convertirse en Sujeto. Sujeto de una sociedad multicultural. La Psicología debe estudiar este sujeto habitante de una realidad multicultural.
Podemos estar frente a una interesante encrucijada: el sueño de someter a todos los individuos a las mismas leyes universales de la razón, la religión o la historia. Siempre se transformó en pesadilla, en instrumento de dominación. O bien renunciar a todo principio de unidad, aceptar las diferencias sin límite alguno. Puede conducirnos a la segregación o la guerra civil.
Huntington (1997) plantea que la cultura y las identidades culturales, a las que en su nivel más amplio denomina civilizaciones, están configurando en el mundo de la postguerra fría las pautas de cohesión, desintegración y conflicto. Para este pensador estadounidense la modernización económica y social no está produciendo una civilización universal en sentido significativo ni la occidentalización de las sociedades no occidentales.
El equilibrio de poder entre civilizaciones está cambiando: occidente va perdiendo influencia relativa y las civilizaciones no occidentales reafirman el valor de sus propias culturas.
Las sociedades que comparten afinidades culturales cooperan entre sí. Las pretensiones universalistas de occidente le hacen entrar cada vez más en conflicto con otras expresiones culturales, de forma más grave con el Islam y China, a modo de ejemplo.
La supervivencia de occidente, para Hungtinton, se basa de manera especial en la reafirmación de la identidad occidental como única y particular, no universal. La rivalidad de las superpotencias ha sido sustituída por el choque de las civilizaciones. En el mundo actual la cultura es a la vez una fuerza divisoria y unificadora.
El mundo es en cierto modo dos, siendo la distinción principal la que se hace entre occidente como cultura dominante hasta ahora y todas las demás, con muy poco común entre ellas. El mundo de fin de siglo es anárquico, plagado de conflictos tribales y de nacionalidad, pero los que plantean mayores peligros para la estabilidad son los que surgen entre estados o grupos procedentes de civilizaciones diferentes.
Una civilización es una entidad cultural en sentido amplio, Se define en términos de lengua, historia, costumbres, religiones y la autoidentificación subjetiva de la gente.
Los aquí presentes no dudaríamos en definirnos como Occidentales. Tal vez tendrían algunas dudas algunos hispanoamericanos, pero no los europeos, aunque hoy Europa dista mucho de ser un continente culturalmente homogéneo.
¿ Qué significa ser occidental? La llamada civilización occidental surge en Europa entre los siglos VIII y IX y estructura sus modalidades propias en los siguientes; no comenzó a modernizarse hasta los siglos XVIII y XIX.
Las principales características globales de esta cultura que es hoy académicamente hegemónica según Huntington son las siguientes:
1. El legado clásico. En su condición de civilización de tercera generación hereda productos de civilizaciones anteriores, en especial la filosofía y el racionalismo griegos, el derecho romano, el latín y el judeocristianismo.
2 El catolicismo y el protestantismo. Durante la mayor parte del primer milenio lo que ahora se conoce como occidente se denominó cristiandad occidental; entre los pueblos que la constituían existía un profundo sentimiento de colectividad distinto de los moros, turcos y bizantinos. La división de la cristiandad entre un norte protestante y un sur católico es un hecho histórico importante.
3. Las lenguas europeas. La lengua como factor distintivo de las personas que integran una cultura respecto de otra es tan importante como la religión. Occidente hereda el latín a partir del que se estructuran varias lenguas nacionales; como lengua internacional fuerte aparecen el latín, reemplazado más tarde por el francés y actualmente por el inglés y el castellano.
4. La separación entre la autoridad espiritual y la temporal. Puede hablarse de un dualismo permanente entre Dios y Cesar, Estado e Iglesia o iglesias. Los choques reiterados entre lo estatal y lo religioso son típicos de la cultural occidental.
5. El imperio de la ley. Sin duda es herencia de los romanos la concepción de que la ley es fundamental para una existencia civilizada. Existió siempre la idea de subordinación de los individuos a un control superior. Esta tradición del imperio de la ley sienta las bases del constitucionalismo y la protección de los derechos humanos.
6. El pluralismo social. Una de las características de occidente es la persistencia de grupos autónomos que no se basan en vínculos de sangre ni matrimonio. Se puede hablar de pluralismo asociativo y de clases: aristocracia, burguesía, campesinado, según las diferentes épocas históricas.
7. Los cuerpos representativos. El pluralismo social da origen a diversas instituciones como los estados y parlamentos para representar los intereses de la aristocracia, el clero, mercaderes y otros grupos. Estos cuerpos determinan la base inicial de lo que con el tiempo se transformará en las democracias modernas.
8. El individualismo. Surge en los siglos XIV y XV aceptando lo que el investigador Deutsch (citado por Huntington) denomina la “Revolución de Romeo y Julieta”: el derecho a la elección individual; se pone énfasis en que los derechos deben ser iguales para todos los individuos.
Huntington cita siete civilizaciones principales (o macro culturas) con vigencia actual :
* La china o sínica.
* La japonesa.
* La hindú, índica o india.
* La islámica.
* La occidental, con tres componentes principales: Europa, Norteamericana e Hispanoamérica.
* La latinoamericana. Aunque vástago de la civilización europea, incorpora en diversos grados culturas americanas indígenas, en especial en México, América central, Perú y Bolivia. Subjetivamente los propios latinoamericanos se dividen a la hora de identificarse con occidente desde los que no dudan en categorizarse como occidentales y aquéllos más vinculados con la cultura única y propia.
* La africana. Es importante señalar que no se puede hablar de un complejo uniforme, pues una es la realidad del Norte y Sur africanos, bastante influídos por valores de la dominación europea y otra la del resto de ese continente.

EVALUACIÓN PSICOLÓGICA Y REALIDAD SOCIOCULTURAL

ALGUNOS TEMAS Y ESTRATEGIAS EVALUATIVAS DE ESTUDIO RECIENTE

PALABRAS FINALES

Fuente: Conferencia impartida en la VI Conferencia Internacional de Evaluación Psicológica. Salamanca. Noviembre de 1998.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Albercombie, A; Hill, S; Turner, B. (1987). La tesis de la ideología dominante. México. Siglo XXI.
Anguera, M. T. (1986). La investigación cualitativa. Educar. 10. 23-50.
Baumeister, R. F; Stillwell, A; Wotman, S.R. (1990). Victim and perpretrator accounts of interpersonal conflict: Authobiographic narratives about anger. J. Personality and Social Psychology. 59. 994-1005.
Bellack, A; Haas, G; Tierney,A. (1996). A strategy for assessing family interaction patterns in schizophrenia. Psychological Assessment. 8.2. 190-199.
Berry, J. (1969). On cross-cultural comparability. International Journal of Psychology. 4. 119-128.
Boesch, E. (1997). Reasons for a symbolic conception of action. Culture & Psychology. 3. 423-431.
Bruner, J. (1990). Actos con significado. Madrid. Alianza.
Camillieri, C; Malewska-Peyre, H. (1997). Socialization and identities strategies. En: J. Beerry, P. Dasen, T.S. Saraswathi (eds). Handbook of Cross-Cultural Psychology. Boston. Allyn & Bacon.
Cantor, N. (1994). Life task problem solving: Situational affordances and personal needs. Personality and Social Psychology Bulletin. 20. 235-243.
Casullo, M.M.; Cayssials, A,; y col (1994). Proyecto de vida y decisión vocacional. Buenos Aires. Paidós.
Casullo, M.M. (1996). Evaluación psicológica y psicodiagnóstico. Buenos Aires. Catálogos.
Casullo, M.M. (1996).(comp). Evaluación psicológica en el campo de la salud. Barcelona. Paidós.
Cohen, D. (1996). Law, social policy and violence: The impact of regional cultures. J. Personality and Social Psychology. 70. 5. 961-978.
Cousins, S.D. (1989). Culture and self-perceptions in Japan and the USA. J. of Personality and Social Psychology. 56. 124-131.
Danziger, K. (1997). Naming the mind. London. Sage.
Diaz Loving, R. (1998). Contributions of Mexican Ethnopsychology to the resolution of the eticemic dilemma in personality. J. of Cross-Cultural Psychology. 29. 1. 104-118.
Digmann, J.M; Shmelyov, A. (1996).The structure of temperament and pesonality in Russian children. J. Personality and Social Psychology. 71. 2. 341-351.
Fernández-Ballesteros, R. (1997). Evaluación psicológica y tests. En: A. Cordero (coordinador). Evaluación Psicológica en el año 2000. Madrid. TEA.
Folkman, S. (1997) Use of beravement narratives to predict well being in gay men whose partners died of AIDS. Four theoretical perspectives. J. Personality and Social Psychology. 72. 4. 851- 854.
Foster, D; Caplan, R; Howe,G. (1997).Representativeness of observed couple interactions: Couples can tell and it makes a difference. Psychological Assessment. 9. 3. 285-294.
Gurtmann, M.B. (1996). Interpersonal problems an psychotherapy context: The construct validity of the Inventory of Interpersonal Problems. Psychological Assessment. 8. 3. 241-255.
Holahan, C; Moos, R; Holalan, C; Brennan, P (1997). Social context, coping strategies and depressive symptoms: An expanded model with cardiac patients. J. Personality and Social Psychology. 72. 4. 918-928.
Huesman, L. R; Guerra, N. (1997).Children’s normative beliefs about agression and agressive behavior. J. Personality and Social Psychology. 72. 2. 408-419.
Huntington, S. (1997). El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial. Buenos Aires. Paidós.
Ho.D. (1998). Indigenous Psychology. Asian perspectives. Journal of Cross-Cultural Psychology. 29,1, 88-103.
Josselson, R; Lieblich, A. (eds) (1993). The narrative study of lives. Newbury Park. CA. Sage.
Kirchner,T; Torres, M; Forns, M. (1996). Aportaciones conceptuales y metodológicas a la evaluación psicológica. Barcelona. Copygraci.
Kosson, D; Steverwald, B; Forth, A; Kirkhart, K. (1997). A new method for assessing interpersonal behavior of psychopaths individuals: Preliminary validation studies. Psychological Assessment. 9. 2. 89-101.
La Rosa, J: Diaz Loving, R. (1991). Evaluación del Autoconcepto: una escala mul-tidimensional. Revista Interamericana de Psicología. 23. 15-33
Levy, K; Blatt, S; Shaver, P. (1998). Attachment styles and parental representations. J. Personality and Social Psychology. 74. 2. 407-419.
Lockwood, P; Kunda, Z. (1997). Superstars and Me: Predicting the impact of roles models on the self. J. Personality and Social Psychology. 73. 1. 91-103.
Looft ,W.R. (1973).Socialization and personality through life span: An examination of contemporary psychological approaches. En: P. Baltes & K. Schaie (eds). Life-span developmental psychology: Personality and socialization. New York. Academic Press.
Mac Nary, S; Lehman, A; O’Grady, K. (1997). Measuring subjective life satisfaction in persons with severe and persistent mental illness: A measurement quality and structural model analysis. Psychological Assessment. 9. 4. 503-507.
Malgady, R; Rogler, L; Cortés, D. (1996). Cultural expression of psychiatric symptoms: Idioms of anger among Puerto Ricans. Psychological Assesment. 8. 3. 265-268.
Markus, H.R; Kitajama, S. (1997). The Cultural Psychology of personality. J. of Cross-Cultural Psychology. 29. 1. 63-87.
Martínez, C. (1996). El estereotipo y su contenido. La imagen del gitano en España. Revista Interamericana de Psicología. 30. 2. 263-282.
Mischel, W. (1990). Personality dispositions revisited and revised: A view after three decades. en : L.A. Pervirn (ed). Handbook of personality. Theory and research. New York. Guilford.
Murray, S; Holmes, J. (1994). Story telling in close relationships: The construction of confidence. Personality and Social Psychology Bulletin. 20. 650-666.
Nell, V; Westermeyer, H. (1996). Observational methods in the assessment and analysis of behaviors interactions in small groups. European Journal of Psychological Assessment. 12. 2. 89-102.
Rohner, R. (1984). Toward a conception of Culture for Cross-Cultural Psychology. J. Cross-Cultural Psychology. 15. 2. 11-138.
Schwartz, S; Bilsky, W. (1987). Toward a psychological structure of human values. J. of Personality and Social Psychology. 53. 550-562.
Smith,C.P. (1992). Motivation and personality: Handbook of thematic content analysis. New York. Cambridge University Press.
Tojar, J.C.(1996). Classroom interactions through sequential analysis of observational data. European Journal of Psychological Assessment. 12. 2. 132-140.
Touraine, A. (1997). ¿Podremos vivir juntos? El destino del hombre en la aldea global. Buenos Aires. F.C.E.
Zautia, A; Sheets, V; Sandler, I. (1996). An examination of the construct validity of coping dispositions for a sample of recently divorced mothers. Psychological Assessment. 8. 3. 256-264.