FACTORES EXTERNOS

FACTORES EXTERNOS
    Sabemos que las primeras fantasías de los niños y su vida instintiva y la presión de la realidad sobre ellos, se interaccionan una sobre la otra y que su acción combinada da forma al curso de su desarrollo mental. A mi juicio, la realidad y los objetos reales afectan sus situaciones de ansiedad desde los primeros estadíos de su existencia, en el sentido de que los consideran como pruebas o refutaciones de sus situaciones de ansiedad, que se han desplazado al mundo externo y así les ayudan a guiar el curso de su vida instintiva. Y desde que, debido a la interacción de los mecanismos de proyección e introyección, los factores externos influyen en la formación de su superyó y del crecimiento de sus relaciones de objeto y sus instintos, también ayudarán a determinar cuál será el resultado de su desarrollo sexual.
    Si, por ejemplo, la niña pequeña busca en vano el amor y la ternura de su padre, que confirmarían la creencia en el pene «bueno» dentro de ella y serían un contrapeso a su creencia en el pene «malo», se abroquelará más firmemente en su actitud masoquista y el «padre sádico» puede transformarse en una condición de amor para ella; o la conducta de él hacia ella puede aumentar el sentimiento de odio y de ansiedad contra su pene e impulsarla a abandonar su papel femenino o hacerse frígida. En realidad, que el resultado de su desarrollo sea favorable o desfavorable dependerá de la cooperación de un gran número de factores externos.
    Por ejemplo, la actitud de su padre hacia ella no es lo único que decidirá acerca de qué tipo de persona se enamorará; no depende sólo de que él la atienda o la descuide demasiado en comparación con su madre y hermanas, sino también de su relación directa con aquellas personas. En qué medida ella podrá mantener su posición femenina y en esa posición desarrollar un deseo de una imago paterna bondadosa, dependerá también mucho de su sentimiento de culpa hacia su madre y, así, de la naturaleza de las relaciones entre su padre y su madre . Además, ciertos acontecimientos, tales como la enfermedad o muerte de uno de sus padres o de un hermano o hermana, pueden ayudar para mantener en ella una posición sexual o la otra, de acuerdo a cómo esto afecte su sentimiento de culpa.
    Otra cosa que desempeña un papel muy importante en el desarrollo de la niña es la presencia en su vida temprana de una persona, sin ser su madre o padre, a quien considere como una figura bondadosa que le presta ayuda en el mundo externo contra sus miedos fantásticos. Al dividir a su madre en «buena» y «mala» y a su padre en ‘bueno» y «malo», liga el odio que siente por su objeto a la madre o al padre «malos», o se aleja de ellos mientras que dirige sus tendencias restitutivas a su madre y padre «buenos», y en su imaginación repara en ellos el daño que ha hecho a sus imagos paternas en sus fantasías sádicas . Pero si debido a que su ansiedad es demasiado grande o por razones reales, sus objetos edípicos no se han transformado en imagos buenas, otras personas, tales como una niñera bondadosa, un hermano o una hermana, un abuelo o tía o tío, pueden, en ciertas circunstancias, tomar el papel de la madre o padre buenos . De este modo, sus sentimientos positivos, cuyo crecimiento ha sido inhibido debido a su miedo excesivo por sus objetos edípicos, pueden aflorar y ligarse el objeto de amor.
Como he puntualizado más de una vez en estas páginas, la existencia de relaciones sexuales entre niños durante su vida temprana, especialmente entre hermanos y hermanas, es un hecho muy común. Los deseos libidinales de los niños pequeños, intensificados como están por sus frustraciones edípicas, junto con la ansiedad que emana de sus más profundas situaciones de peligro, los impulsan a realizar actividades sexuales desde que, como he tratado de demostrar en el capítulo presente, no sólo gratifican su libido, sino que los capacitan para obtener refutaciones a los diferentes miedos en relación con el acto sexual. He encontrado repetidas veces que si tales objetos sexuales han actuado además como figuras «bondadosas», las primeras relaciones sexuales de esta naturaleza ejercen una influencia favorable sobre las relaciones de la niña con sus objetos y sobre sus futuras relaciones sexuales . Donde un miedo excesivo a ambos padres, junto con ciertos factores externos, hubiera producido una situación edípica perjudicial para su actitud hacia el sexo opuesto y le hubiera impedido el mantenimiento de su posición femenina y de su capacidad para amar, el hecho de que ella haya tenido relaciones sexuales con un hermano o hermano sustituto en su primera infancia, y el que ese hermano, además, le haya demostrado afecto real y haya sido su protector, la ha provisto de una base para una posición heterosexual y ha desarrollado su capacidad de amor. Recuerdo uno o dos casos en tos que la niña ha tenido dos tipos de objetos de amor: uno representaba al padre severo y el otro al hermano bondadoso .
En otros casos desarrollaba una imago que era una combinación de los dos tipos; y aquí también sus relaciones con su hermano habían disminuido su masoquismo.
Al servir como prueba basada en la realidad de la existencia del pene «bueno», las relaciones de la niña con su hermano fortificaron su creencia en el pene introyectado «bueno» y moderaron su miedo a los objetos introyectados «malos». Ellos también la ayudaron a dominar su ansiedad en este sentido, desde que al realizar actos sexuales con otro niño, adquirió el sentimiento de estar ligada a él contra sus padres. Sus relaciones sexuales hicieron a los dos niños cómplices de un crimen, reviviendo en ellos fantasías de masturbación sádica que se dirigían originariamente contra su padre y madre, y causando que las cometiesen juntos.
    Al compartir así esa profunda culpa, cada niño se siente aliviado de algo de su peso y está menos asustado, porque cree que tiene un aliado contra sus objetos temibles. Según lo que he visto, la existencia de una complicidad secreta de esta naturaleza, que en mi opinión desempeña una parte esencial en toda relación de amor, aun en personas mayores, es de especial importancia en los vínculos sexuales donde el individuo es paranoide .
La niña también considera su ligadura sexual con otro niño, que representa el objeto bueno, como una refutación, por medio de la realidad, de su miedo a su propia sexualidad y a su objeto como algo destructivo, de modo que un vínculo de esta clase puede impedir que se haga frígida o que sucumba a otro trastorno sexual en la vida posterior.
Sin embargo, aunque, como hemos visto, las experiencias de esta índole pueden tener un efecto favorable sobre la vida sexual de la niña y sus relaciones de objeto, pueden también conducir a serios trastornos en este terreno . Si sus relaciones sexuales con otro niño sirven para confirmar sus miedos más profundos ya sea porque su pareja es demasiado sádica o porque la realización del acto sexual hace surgir aun más ansiedad y culpa en ella a causa de su propio sadismo excesivo, su creencia en la maldad de sus objetos introyecta dos y de su propio ello serán más fuertes aun, su superyó será más severo que nunca, y, como resultado, su neurosis y todos los defectos de su desarrollo sexual y caracterológico serán mayores.