La familia de niños con trastornos del espectro autista: BLOQUE I: TEA (TEORÍAS EXPLICATIVAS DEL AUTISMO)

LA FAMILIA DE NIÑOS CON TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA

Proyecto de Fin de Máster

Autora: Elena Romero Alonso

BLOQUE I: TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
(TEA)
A lo largo de este epígrafe se tratará de dar una visión global
del Trastorno del Espectro Autista (en adelante TEA).
En él se hará una pequeña introducción a las teorías
explicativas del autismo: teoría de la mente y teoría afectiva.
Veremos también las distintas clasificaciones que hay en torno a este
trastorno según los distintos manuales (DSM-IVR y CIE) y la
clasificación francesa; el diagnóstico de estos niños y finalmente la
intervención.

1.1. TEORÍAS EXPLICATIVAS DEL AUTISMO
Explicar y entender cómo funciona la mente de un niño con TEA
es algo muy complejo. Los distintos investigadores y expertos en el
tema han ido elaborando y desarrollando distintas teorías o hipótesis
para aproximarse a esta cuestión. A pesar de las diversas y múltiples
teorías existentes se desconoce la etiología del autismo. No se puede
hablar de una causa única sino de multicausalidad.
Cerca del 3% de los hermanos de los niños con TEA pueden
presentar la misma discapacidad. Pero aún así las posibilidades de
tener otro hijo o hija con TEA siguen siendo muy pocas. No se
conocen genes concretos cuya alteración produzca el autismo. Hay
muchos candidatos, pero a día de hoy no se conocen marcadores
fiables que se pueden estudiar y comprobar en un laboratorio. Puede
ser conveniente, valorar la presencia de “pistas” en la familia como
otros casos, trastornos del lenguaje, de la alimentación, etc.
A continuación se resumen las dos teorías que se consideran
más relevantes para poder acercarse a comprender la mente del
autista.

1.1.1. TEORÍA DE LA MENTE
La teoría de la mente o actividad mentalista se relaciona con la
capacidad de atribuir intencionalidad y predecir de alguna manera la
conducta del otro, realizando una lectura mental. Esto, en el ser
humano cumple algunas características distintivas de las demás
especies y, una de ellas es la noción de falsa creencia, en donde el
ser humano es capaz de diferenciar sus propias representaciones de
las ajenas, y distingue éstas de los estados de hechos (Riviére 2002).
Esta capacidad de atribuir intencionalidad y predecir la conducta
del otro está ausente en los niños con TEA.
Alan Leslie ha desarrollado con mayor profundidad esta teoría.
Sus puntos de vista han resultado interesantes para el análisis de la
naturaleza y funcionamiento de las capacidades
metarrepresentacionales (capacidad de reconocer lo que otros
conocen, creen o piensan), de su desarrollo en los años preescolares,
de su valor adaptativo para nuestra especie y, en definitiva, de su
importante papel en la actividad cognitiva, comunicativa y social
humana (Belinchón, M.).
El investigador comienza a identificar ciertas dificultades en la
adquisición de estas habilidades en los niños con autismo, ya que
existiría una relación entre la capacidad de “mentalizar” y el juego
simbólico, el cual está ausente o muy disminuido en niños con cuadro
de espectro autista.
En su teoría, las metarrepresentaciones tienen una de sus
primeras manifestaciones emergentes en el juego simbólico que
muestran los niños alrededor de los 18 meses. Sin embargo, la
capacidad para la representación de los estados mentales sigue,
según Leslie, un curso evolutivo distinto e independiente al de la
capacidad cognitiva para la utilización de otras formas de
representación de la realidad: las actitudes proposicionales
constituyen un dominio representacional específico y diferenciable de
otros dominios representacionales. Los autistas tienen incapacidad
para atribuir actitudes proposicionales pero no para utilizar otras
representaciones. Por tanto esto podría ser un soporte a favor de una
interpretación de la capacidad de la teoría de la mente como una
capacidad disociable de otras capacidades cognitivas de la primera
infancia.
De todo ello destaca que si alguien no es capaz de tener en
cuenta lo que otro conoce, cree o sabe, la capacidad de inferencia se
verá mermada y, por ende, la comunicación misma. Esto es lo que
sucede con los niños con autismo, una de sus características
principales es que se ve afectada el área de la comunicación.

1.1.2. TEORÍA AFECTIVA
La teoría afectiva fue defendida por Hobson en 1983. Parte del
supuesto de que el trastorno autista tiene una causa emocionalafectiva.
Postula básicamente que los niños con TEA no están
determinados biológicamente para el contacto afectivo.
Según esto los niños no saben interactuar correctamente por
desconocimiento del esquema acción reacción, tú hablas yo te
contesto. Al faltar esa interactuación no crean un mundo propio y
común. Ellos construyen su conocimiento a partir de sus experiencias
directas con el mundo pero no a partir de experiencias ajenas.
Además tienen una alteración en el reconocimiento de sentimientos,
pensamientos y deseos de los otros debido también a la falta de
participación en experiencias intersubjetivas.
Esta teoría también afirma que los posibles déficits cognitivos y
lingüísticos serán consecuencia del particular desarrollo socioafectivo
así como la capacidad de simbolizar, la cual se adquiere socialmente.

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