Filosofía y epistemología: VERDADES RACIONALES, VERDADES EMOCIONALES

Filosofía y epistemología: VERDADES RACIONALES, VERDADES EMOCIONALES

Menéndez, Osvaldo
Universidad de Buenos Aires

El trabajo intenta crear un ámbito de reflexión sobre las verdades
racionales y las verdades emocionales a través del análisis
de un caso clínico. Se trata de un bebé nacido con malformaciones
múltiples en una Terapia Intensiva Neonatal. Si consideramos
que no hay percepción sin objeto, un objeto solo
existiría si de alguna manera fuera percibido, imaginado o soñado
por un sujeto. La situación se complica cuando el objeto
es un bebé y como médicos tenemos que asumir la delicada
tarea de evaluarlo. Entramos en un espacio de registro que
algunos llamarían de lo irrepresentable (por imposible) y otros
de lo impresentable (por molesto). ¿Dónde ponemos el énfasis
de la evaluación? ¿Podemos definir quién existe y quién no,
sin caer en un dogmatismo cartesiano?
Palabras clave: Replegamiento Regresión Creatividad Inscripción

INTRODUCCIÓN:
En el marco de una terapia intensiva neonatal, vamos a analizar
las interacciones que implica el nacimiento de un bebé con
malformaciones múltiples: un hecho que produce una serie de
tensiones entre el pensamiento médico, la actitud de los padres
y la vitalidad del bebé.
Esa tensión es presentada desde tres vertientes: violencia intrapersonal
(pulsión de vida y muerte), violencia vincular (repercusión
en la familia) y violencia social (como toma el hecho
la comunidad)
Pensamos el sujeto humano como un sistema abierto a los
otros, que se constituye en dependencia biológica y simbólica
con el semejante.
Entendemos que tanto los traumatismos precoces como los
tardíos, derivan de desencuentros sujeto-medio ambiente que
afectan la construcción de la realidad. El sentimiento de amor
tiende a enmendar, tanto en la fantasía como en la realidad, lo
que se registra como dañado o carente en el objeto. Esto se
manifiesta claramente en el registro perceptual que hacen los
padres que difiere fundamentalmente del de los médicos, provocando
un choque de creencias y valores. Las creencias y los
valores no las pensamos como instancias opuestas entre sí,
remiten a distintos niveles. Las creencias se apoyan en los
sentidos: ¡ver para creer!. Los valores apelan a convicciones
más allá de lo que se ve: tienden a una conceptualización que
pide un orden moral .Dentro de éste, los valores estéticos ocupan
un lugar diferente según la cultura que consideremos
En nuestra cultura la unidad madre-bebé desempeña el papel
de prototipo de los modelos estéticos. Pero este ideal estético,
no piensa la belleza como algo simplemente externo, del cuerpo.
Apunta también a la construcción de un vínculo interno con
el bebé, al cual no tenemos acceso directo, pero del cual podemos
inferir evidencias en la interacción de los padres con el
bebé.

EL CASO
Dra. R (Neonatóloga): Nos informan que van a realizar una
cesárea. Los antecedentes de la paciente son: edad 30 años,
primigesta, nulípara, embarazo controlado. Hay gran preocupación
e incertidumbre porque una de las ecografías muestra
ausencia de huesos de la calota craneana. A los papás les informaron
que la malformación que presentaba el bebé era incompatible
con la vida, ya que no tenía cerebro.
Asombrados finalizamos la recepción y observamos que además
presentaba malformaciones en las extremidades distales
de los miembros. Le pedimos al papá que entre para ver al
niño. Se acercó y lo contempló en silencio. Unos minutos después
pide si un familiar que lo acompañaba podía ingresar.
Trasladamos al bebé hasta neonatología colocándolo en una
incubadora.
Después de dos horas un enfermero pregunta: «-¿Qué piensan
hacer?-.
Le indico que le colocara una sonda nasogástrica para alimentarlo
(ya que no puede succionar). -Me pregunta: ¿Para qué?-
Respondí que era lo mínimo que teníamos que hacer. ¿Cuánto
tiempo podrá sobrevivir…?»
Sueños de la madre- Franca.
Durante el embarazo y luego de la ecografía.
En el quinto mes del embarazo Franca fue informada, a través
de la visión de las ecografías, de la magnitud de las malformaciones.
Pregunta si podía parar el embarazo. El obstetra le
informa afirmativamente, pero que se requier además autorización
judicial.
Franca retira el formulario, lo llena y cuando iba a llevarlo al
juzgado algo extraño le sucede: no puede encontrarlo. Piensa:
¿Se me habrá volado? Decide entonces continuar el embarazo,
razonando: «Si lo perdí, es porque tengo que seguir».
F: En el sueño, Miguel se aparecía y me mostraba la cara. Me
decía yo voy a apoyar la carita sobre tu panza para que vos me
veas, a través de la piel. El problema de la cara, que el ecografista
me había mostrado, en el sueño aparecía solo en el ojo.
Él me hablaba y me decía: excepto esto soy igual a papá.
La verdad, ahora que nació, es igual al padre: blanco y grande.
Lo único que tiene mío es el pelo: lacio y negro.
Dr. Menendez: -Yo me sorprendo mucho al escuchar esto porque
nunca le había visto pelo. No tiene calota…
¿Tiene pelo? Le pregunté
F: Sí, atrás del cuello.
Otro sueño que tuve era en un campo. Había un salón muy
grande lleno de gente de la iglesia católica y evangélica. Yo
todavía estaba embarazada, pero en el sueño él ya había nacido,
con el problema en la cara, pero se parecía al padre. Nosotros
entrábamos con el bebé al salón y todos nos aplaudían.
Sueños luego del nacimiento.
F: Anoche soñé que estaba en un hospital, que no era éste y
¡Miguel se fue! Yo entro a la terapia y no está más en la cuna.
Empiezo a los gritos hasta que ya no puedo más y me caigo al
piso. Luego aparezco en la casa que vivo con Ramiro, pero es
otra…
Es sábado y sin embargo Ramiro no viene… Pero siempre
existe en mi sueño
F: En estos días soñé que estábamos en mi casa con Miguel y
Ramiro. Pero después me doy cuenta que no es mi casa. Es
una casa más grande que yo no sé de quién es. Hay otro chico,
que también nació. Quizás sea la casa de los padres de
Ramiro, en Paraguay. Yo no la conozco pero en el sueño es
muy linda. Miguel estaba sobre la cama y todos venían a verlo
y lo tocaban. De pronto Ramiro aparecía con una bicicleta y
me decía que pusiera al bebé sobre el manubrio. Yo lo ponía y
le decía que no fuera rápido porque le podía hacer daño. Ellos
se iban y yo quedaba con la sensación que era la última vez
que veía a Miguelito.

MIGUEL TIENE 6 MESES Y MEDIO
El Consejo del Menor y la Familia le otorga una Beca para ser
trasladado a una institución privada especializada en el cuidado
de niños dañados cerebralmente. El traslado se produce un
sábado. El lunes Franca llama por teléfono para contarnos que
estaba muy angustiada con el cambio, porque en ese lugar
todos los chicos internados estaban muy dañados. Refiere también
que la noche anterior había soñado lo siguiente: «Miguel
me decía que no iba a estar mucho tiempo en ese lugar». El
miércoles siguiente se descompensó y murió en los brazos de
su mamá.
ALGO HAY QUE HACER
Al llegar Miguel al mes, Franca pidió irse a su casa y visitarlo
día por medio. Para resolver esta situación y esclarecer temas
que la preocupaban se organizó una reunión con el Coordinador
de Neonatología (Dr. N.)
F: Doctor, yo sé que todavía no está el resultado de los estudios
genéticos pero ¿quién fue el responsable?
Dr N: No creo que sea útil plantear este problema en términos
de responsabilidad. Los estudios genéticos dan porcentajes
de posibilidades sobre si se puede tener un chico con una malformación
o no. En otros casos que hemos tenido, con problemas
semejantes al de su hijo, no se encontró un origen genético,
sino mecánico.
F: Dr., yo siento dentro mío que él esta bien y que tengo que
hacer algo por él ¿Se le puede arreglar la boca para que pueda
comer?
Dr N: Los médicos podemos ver cosas que los padres no ven.
Tenemos otro punto de vista y esto genera choques.
Algunos médicos se sienten muy mal cuando hay un bebé internado
al que no se le hace nada, porque va a morir. La expectativa
de vida de este bebé es muy baja. Sigue vivo, aumenta
de peso pero la malformación que porta es muy severa.
Una cosa es acumular células, aumentar de peso. Eso se llama
crecimiento. Otra cosa es el desarrollo: sostener la cabeza,
sentarse, gatear. Esto depende del sistema nervioso central.
Lamentablemente Miguel no tiene cerebro. Puede haber crecimiento
pero no desarrollo. Nunca va a poder comer porque no
puede succionar. Yo creo que no es bueno plantearse ningún
tipo de cirugía porque no cumple ninguna función. No ha variado
el pronóstico. El problema de Miguel no tiene solución. Va a
fallecer. ¿Cuándo? No sé.
F: Pero yo no me puedo quedar con los brazos cruzados.
Dr N: Lamentablemente muchas cosas no tienen explicación,
ni en genética ni en ginecología. Hay cosas que no se pueden
prevenir ni dar garantías.
Dr M: Yo no la veo a usted, Franca, cruzada de brazos. Ha
estado al lado de su hijo todo el tiempo y quizás acompañar a
alguien que se va a morir sea una de las tareas más difíciles.

CONOCER – PENSAR
En el relato de la Dra. R acerca del parto, hay consenso en todos
los participantes en imaginar que se viene algo monstruoso,
que despierta deseos concientes que nazca muerto o fallezca
rápidamente. La presencia del bebé ratifica lo pensado.
No ocurre lo mismo con los padres del bebé, cuando lo conocen.
Asumen una actitud de presencia y de cuidado hacia él,
que deja perplejo al equipo médico. El Dr. N. llama a éste fenómeno
«diferencias de puntos de vista», que generan choques.
Dice que los médicos podemos ver cosas que los padres no
ven (lo que falta, lo que no se va a desarrollar, el déficit). Pero
también dice que algunos médicos se sienten muy mal cuando
hay un bebé internado al que no se le hace nada, porque va a
morir. Se podría pensar que éstos últimos están más cercanos
al punto de vista de los padres.
Cuando el Dr. N. explica la diferencia entre crecimiento y desarrollo
yo entiendo que para él, vida es desarrollo y entonces
Miguel, desde éste punto de vista, es un muerto en vida.
Estamos acostumbrados a ver lactantes criados por madres
deprimidas a las cuales el bebé debe adaptarse en el lugar de
un objeto muerto, cosa que en verdad puede llegar a ser. Acá
sería al revés: estamos frente a una madre que da vida a un
bebé que tenderíamos a dar por muerto.
En mi vínculo con Miguel, los primeros quince días, experimenté
algo muy semejante a lo relatado por el Dr. N… La diferencia
está en que yo lo pensé desde lo intersubjetivo.
Descubrí que para darle existencia al otro, necesito no solamente
verlo sino que me vea o me envíe alguna señal de reconocimiento
de mi existencia. De lo contrario no podía nombrarlo.
Esto lo logré a través del relato de Franca. En él pude encontrar
un bebé muy deseado por la madre, la abuela, las tías,
e hijo de ¡dos padres!: Agustín y Ramiro. Hasta pude sonreir.
Como diría Winnicott, no hay bebé sin mamá.
En cuanto a las maneras de observar, en el campo humano, es
diferente ver al otro como un objeto impersonal, muerto diría
Home, o tratarlo como a un prójimo al que vale la pena conocer
por dentro. Identificándose con él es posible tratar de ver al
mundo como él lo ve y experimentarlo desde su punto de vista.
Este último es el camino que usé para tratar de entender la
situación.

BIBLIOGRAFÍA
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Winnicott, D. W.: Escritos de pediatría y psicoanálisis, Barcelona, Editorial,
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