LA FORMACIÓN DE LOS MAESTROS DE ENSEÑANZA PRIMARIA Y SECUNDARIA

LA FORMACIÓN DE LOS MAESTROS DE ENSEÑANZA PRIMARIA Y
SECUNDARIA

No hay ni una sola de las cuestiones que hemos abordado en este cuadro de la
educación y la instrucción desde 1935 que no desemboque antes o después en el
problema de la formación de los maestros. Las mejores reformas fracasarán si no
se dispone de maestros en calidad y número suficientes.
La psicología infantil
puede multiplicar los datos sobre hechos y nuestros conocimientos sobre el
mecanismo del desarrollo; sin embargo, estos hechos o ideas jamás llegarán a la
escuela si los maestros no los han incorporado hasta traducirlos en realizaciones
originales.
Las exigencias de la justicia social y las necesidades económicas de la
sociedad pueden imponernos una extensión de las formas de la enseñanza y una
creciente movilidad de los alumnos en su seno; pero también hace falta que los
maestros acepten la considerable responsabilidad de las orientaciones
individuales y comprendas suficientemente la complejidad de los problemas para
asegurarse las colaboraciones útiles. De una manera general puede decirse que
cuanto más se trata de perfeccionar la escuela más dura es la tarea del maestro, y
cuanto mejores son los métodos más difícil es su aplicación.
Por una trágica convergencia ha ocurrido en estos últimos años que la renovación
educativa general ha coincidido con una creciente penuria de maestros. Esta
convergencia no tiene, por otra parte, nada de fortuita; son las mismas razones que
han hecho inadecuada la escuela y que han provocado la insuficiencia de la
posición social y en consecuencia económica (con carácter derivado) del maestro.
En pocas palabras, estas razones se reducen al hecho de que tanto en los
regímenes de izquierda como en los de derecha la escuela ha sido construida por
conservadores desde el punto de vista pedagógico, que pensaban mucho más en
el molde de los conocimientos tradicionales en el que era necesario educar a las
nuevas generaciones que en formar inteligencias y espíritus inventivas y críticos.

Desde el punto de vista de las necesidades actuales de la sociedad, estos moldes
se han resquebrajado en provecho de sistemas más abiertos, más flexibles y de
métodos más activos. Pero desde el punto de vista de los maestros y de su
situación social, las concepciones antiguas hacían de ellos simples transmisores
de conocimientos comunes, elementales o medios, sin posibilidad de iniciativa y
menos aún de descubrimientos, y de aquí su rango subalterno. En el momento en
que tiene lugar, sin duda, una de las revoluciones pedagógicas importantes de la
historia, centrada en el niño y el adolescente y en aquellas de sus cualidades que
serán precisamente más útiles a la Sociedad de mañana, los maestros de las
distintas escuelas no tienen a su disposición ni una ciencia de la educación
suficientemente elaborada que les permita trabajar de manera personal para hacer
progresar esta disciplina, ni la consideración sólida que debería ir unida a esta
actividad científica, práctica y esencial para la colectividad; de esta forma la
posición del maestro no ejerce ningún atractivo y su reclutamiento se hace cada
vez más difícil.
Desde este doble punto de vista la cuestión de los maestros constituye el problema
clave cuya solución implica conjuntamente la de todas las cuestiones examinadas
hasta aquí. Como final de esta exposición, el examen de las soluciones dadas o
propuestas servirá de conclusión al conjunto de los análisis que preceden.