Formaciones del inconciente: actos fallidos

Los actos fallidos son actos cuya realización importa una falla evidente en algún
mecanismo psíquico.
Han sido agrupados, en general en siete tipos: orales, escritos,
de falsa lectura y de falsa audición, olvido temporal, pérdidas y actos sintomáticos.
Son solamente trastornos temporales de una función que en otro momento puede ser
perfecta o correctamente desarrollada; su falta de corrección es a veces conocida tan
pronto como la atención se focaliza sobre ello. Los factores desencadenantes de los
actos fallidos pueden ser fisiológicos o psicofisiológicos: en el primer caso puede
tratarse de trastornos circulatorios o una indisposición y entre los psicofisiológicos
se cuentan la excitación y la distracción.
Los actos fallidos son contagiosos y pueden ser provocados por sugestión.
Presentan un sentido propio y, por lo tanto, tienen derecho a ser considerados como
un acto psíquico completo, con su fin propio y como una manifestación de
contenido y significación peculiares. Existen actos fallidos cuyo sentido es fácil de
descubrir y otros no; en los primeros, la intención latente sustituye por completo a la
manifiesta, mientras que en los otros tiene que conformarse con deformarla o
modificarla, dando origen a creaciones mixtas que pueden resultan más o menos
plenas de contenido.
Existe en el acto fallido una parte perturbadora (la intención latente) y la otra
perturbada, y de la magnitud en que la primera afecte a la segunda depende que el
acto fallido sea más o menos comprensible.

Las relaciones existentes entre el conocimiento conciente de la tendencia
perturbadora con la perturbada pueden encasillarse en tres grupos: la tendencia
perturbadora es conocida por el sujeto antes que se produzca el acto fallido; la
tendencia perturbadora es reconocida, pero el individuo ignora que esté activa antes
de la equivocación y, la tercera situación, es que el sujeto proteste contra la
interpretación. Esto se debe al distinto grado de represión del contenido perturbador
(latente), por lo que se puede decir que los actos fallidos son el producto de una
transacción en que una de las intenciones se impone en la misma medida en que la
otra fracasa.
Freud estableció tres grupos de hechos:

1- Equivocación oral y subgrupos: escritos, de lectura y de falsa audición.
2- Del olvido en relación con: nombres propios, palabras, propósitos o
impresiones.
3- Actos de término erróneo: no encontrar un objeto necesitado o perder otro.
En el olvido de propósitos, una persona lo olvida porque mantiene una situación
incómoda con una persona vinculada a su intención. En las equivocaciones orales,
el proceso es similar a la mnemotécnica porque una palabra recuerda a la otra. Para
la pérdida de objetos, habría un deseo inconciente de perderlos que logra
manifestarse o una intención de realizar un sacrificio sustitutivo.