Filosofía y epistemología: LA FORMULACIÓN DE HIPÓTESIS IRREFUTABLES EN EL MARCO DE LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA

Filosofía y epistemología: LA FORMULACIÓN DE HIPÓTESIS IRREFUTABLES EN EL MARCO DE LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA

Poo, Fernando
Facultad de Psicología. Universidad Nacional de Mar del Plata. Argentina

RESUMEN
La Psicología Evolucionista sostiene que nuestra mente es
producto de nuestra evolución biológica. La mente humana,
según esta perspectiva, sólo puede comprenderse si se acepta
que la misma responde al contexto en el que vivieron nuestros
ancestros cazadores-recolectores. Este contexto se denomina
Ambiente de Adaptatividad Evolutiva (AAE) y es producto
de un agregado de presiones estadísticas de selección no localizables
en tiempo y espacio. Según los críticos, postular la
existencia del AAE condena a las hipótesis de la PE a ser simples
relatos sin correlato empírico y, por lo tanto, irrefutables.
Estas críticas encuentran sustento en el modelo popperiano
de la ciencia. Sin embargo, otros autores consideran más
apropiado analizar la cientificidad de la PE desde el modelo
epistemológico de Lakatos. También, entre sus defensores, se
sostiene que la PE utiliza diversidad de métodos empíricos
para probar hipótesis, que no diferirían de los utilizados por
otras ciencias. Sostendremos que la falta de acuerdo dentro
de la filosofía de la ciencia para determinar cuando una teoría
es científica no permite evaluar a la PE y genera la posibilidad
de utilizar el modelo que más se ajuste a las intenciones particulares
de cada autor.
Palabras clave: Psicología evolucionista Hipótesis irrefutables

INTRODUCCIÓN:
El tiempo de la evolución es muy distinto al del ser humano. La
selección natural es un proceso lento y es el responsable de
haber construido los circuitos cerebrales y, por lo tanto, las estructuras
mentales que poseemos los seres humanos. Durante
un lapso de 10 millones de años la selección natural esculpió
lentamente el cerebro humano favoreciendo circuitos que
constituían una buena respuesta a los problemas diarios como,
por ejemplo, encontrar pareja, criar a los niños, escoger un
buen hábitat, recolectar plantas comestibles o cazar animales.
Este lapso temporal corresponde al 99% de la historia evolutiva
de nuestra especie el cual pasamos viviendo en sociedades
cazadoras-recolectoras compuestas por pequeños grupos nómades.
Si comparamos el tiempo que llevamos viviendo en
sociedades industriales y post-industriales con aquellos 10 millones
de años podemos concluir que las sociedades postindustriales
son, comparativamente, muy nuevas. Debido a la
lentitud del proceso de selección natural no ha existido tiempo
suficiente, ni se han sucedido suficientes generaciones, para
diseñar circuitos mentales que se adapten bien a estos ambientes
modernos. De este modo, es posible decir que nuestros
cráneos contemporáneos albergan mentes de la edad de
piedra (Cosmides y Tooby, 1997). La clave para entender como
funcionan nuestras mentes modernas, según los psicólogos
evolucionistas, es entender que no han sido diseñadas para
resolver los problemas a los que nuestra vida moderna nos
enfrenta, sino para resolver los problemas que enfrentaron
nuestros ancestros.
El medio ambiente evolutivo de nuestros antepasados es
denominado, en psicología evolucionista, Ambiente de Adaptatividad
Evolutiva, AAE [Environment of Evolutionary Adaptativeness].
Sin embargo, no existe algo como un AAE localizable
en un punto particular del tiempo y el espacio. El AAE difiere
para cada adaptación y debe ser descripto como un agregado
estadístico de presiones de selección que actúan en un
período particular de tiempo y que es responsable de la emergencia
de una adaptación (Buss, Haselton, Shackelford,
Bleske, Wakefield, 1998).

LOS CRÍTICOS:
Para la psicología evolucionista, a diferencia de la sociobiología,
no es necesario postular la utilidad actual de cada rasgo
adaptativo. Esto significa que es posible que un rasgo haya
sido adaptativo en el momento y ambiente en que surgió y que
posteriormente deje de serlo. Según Gould (1997), esta diferencia
le otorga a la psicología evolucionista una ganancia en
sofisticación con respecto a su predecesora pero, a su vez,
torna débil su empresa al situar a sus postulados centrales
fuera de la ciencia. Según este autor, mucho del trabajo hecho
en psicología evolucionista consistirá en la búsqueda del AAE.
Sin embargo, según señala, las afirmaciones sobre este ambiente
no pueden ser contrastadas empíricamente, de manera
que sólo están sujetas a especulación y son, por lo tanto, no
científicas. Como consecuencia, la psicología evolucionista
generaría hipótesis que son tanto post hoc como irrefutables.
Bunge (2003) se ha manifestado de modo consonante al afirmar
que el trabajo que realizan los psicólogos evolucionistas
es especulación libre. Una opción frente a este modo de proceder,
según este autor, es realizar lo que él llama arqueología
cognitiva, es decir, la formulación de conjeturas fundadas
sobre la vida mental de nuestros ancestros basándonos en los
restos arqueológicos con los que contamos (utensilios, pinturas,
hogares y artefactos), sin embargo, Bunge considera que
este trabajo es difícil e incierto y que produce al mismo tiempo
un alto número de especulaciones y anécdotas y un pequeño
número de descubrimientos científicos sólidos. Se sostiene,
entonces, que debido a lo poco que sabemos sobre nuestro
pasado ancestral se torna muy difícil evaluar las hipótesis evolucionistas.
Según Ketellar y Ellis (2000) dos afirmaciones subyacen a todas
las críticas al carácter científico de la psicología evolucionista.
La primera de ellas, considera que los principios básicos sobre
los que se sostiene la psicología evolucionista son incontrastables;
la segunda, por su parte, mantiene que los modelos e
hipótesis específicos que son deducidos de estos principios
básicos son incontrastables, es decir, que, o bien no son desechables
en base a la evidencia empírica, o bien, de serlo, la
evidencia utilizada no se adhiere a los principios establecidos
por la filosofía de la ciencia. A continuación analizaremos estas
dos afirmaciones comenzando por la segunda de ellas.

LOS DEFENSORES:
Los dos críticos citados, Gould y Bunge, consideran que una
debilidad de las hipótesis evolucionistas es la dificultad para
contrastarlas, refiriéndose con ello a la imposibilidad de obtener
evidencia empírica que las rechace o las confirme, lo que
las convierte en simples relatos [just stories]. Sin embargo,
como bien dice Kurzban (2000) es un error confundir la dificultad
que puede ofrecer contrastar una hipótesis con su falta de
veracidad. Según este autor, los psicólogos evolucionistas utilizan
el conocimiento que tienen acerca del pasado para generar
hipótesis, las cuales pueden ser evaluadas del mismo
modo que cualquier otra hipótesis psicológica. Los medios utilizados
por la psicología evolucionista para evaluar sus hipótesis
y predicciones incluyen: métodos experimentales cuestionarios
y métodos observacionales análisis de documentos
públicos, como las estadísticas de homicidios, estudios transculturales
y muchos otros (Buss, 1989; Daly & Wilson, 1988).
Aquellos resultados que trascienden un método empírico en
particular y demuestran ser consistentes más allá del método
utilizado, se consideran más resistentes que aquellos que son
producto de la aplicación de un solo método. Aquellos otros
que son hallados a través de distintas poblaciones y culturas
son considerados más resistentes que los que se encuentran
en una sola población y cultura.
De acuerdo con la terminología utilizada por los críticos, los
principios a los que se hace referencia, sobre todo en el caso
de Gould, corresponden a una visión popperiana de la ciencia,
al tiempo que se hace caso omiso de modelos alternativos. Sin
embargo, es necesario señalar que la pertinencia de este modelo
es cuestionada por el carácter negativo de la lógica falsacionista
y por su incapacidad de producir conocimiento positivo
acerca de los procesos mentales (Ketellar & Ellis, 2000). Veremos
a continuación una propuesta alternativa en el plano epistemológico
que, según sus autores, es más apropiada para
evaluar las hipótesis y teorías evolucionistas. Estas propuesta
nos permitirán, a la vez, dar respuesta a la primera de las acusaciones,
aquella que se refiere al carácter incontrastable de
los principios sobre los que se sostiene la psicología evolucionista.
Ketellar y Ellis (2000), tomando como marco de referencia el
modelo de Lakatos, consideran que el programa de investigación
en psicología evolucionista es progresivo, es decir que
genera nuevas predicciones y explicaciones, que ha mostrado
la capacidad de digerir anomalías aparentes (como ha sido el
problema del altruismo[1]) y que ha generado una rica red de
modelos teóricos que han producido, a su vez, un conjunto
sorprendente de nuevas hipótesis sobre el comportamiento y
la psicología humana.
Estos autores proponen una estructura jerárquica de, al menos,
cuatro niveles de análisis para entender como se organizan
las explicaciones en psicología evolucionista. El primer
nivel corresponde a la teoría general de la evolución, la evolución
por selección natural, entendida en su forma moderna
como teoría de la aptitud inclusiva. Esta teoría está bien establecida,
es considerada correcta y se asume como verdadera.
En el siguiente nivel se encuentran las teorías evolucionistas
de nivel medio, como la teoría del altruismo recíproco o la teoría
de la inversión parental y la selección sexual debidas a
Trivers. Estas teorías de nivel medio constituyen los modelos
teóricos específicos que proveen una conexión entre los principios
metateóricos y las hipótesis y predicciones específicas.
Son consistentes y están subsumidas en la metateoría evolucionista
pero para un dominio particular de la psicología. Como
consecuencia, en muchos casos no son deducidas directamente
de aquella. Estas teorías van a ser evaluadas por su
éxito al aplicar los principios centrales de la metateoría a un
dominio específico. Su éxito se deberá al poder explicativo que
demuestren al resolver un mayor número de enigmas o al dar
cuenta de un rango más amplio de hechos que otra teoría
competidora. También se deberá su éxito a su poder predictivo
al anticipar un fenómeno previamente no observado. Por último,
las teorías de nivel medio serán evaluadas a través del
rendimiento de las hipótesis y predicciones derivadas de ellas.
Esto nos ubica en el tercer y cuarto nivel de análisis respectivamente.
Un conjunto de hipótesis puede derivarse de una
teoría de nivel medio[2] y se las puede considerar a lo largo de
un continuo de confianza. En lo más alto de este continuo se
encuentran las hipótesis firmes que son derivadas de manera
clara y no ambigua de teorías de nivel medio. A medida que
uno se mueve hacia abajo en este continuo de confianza las
hipótesis firmes dan lugar a hipótesis inferidas de teorías de
nivel medio pero no directamente derivadas de ellas. Estas
hipótesis son llamadas expectativas. A medida que las inferencias
hechas se alejan más del centro de las teorías de nivel
medio las diferentes interpretaciones de la teoría pueden generan
diferentes hipótesis. Aunque se reconoce que este modo
de teorizar es especulativo, se afirma al mismo tiempo que ello
resulta inevitable en dominios en los cuales no existen fuertes
teorías de nivel medio desarrolladas. Los estudios que se diseñan
para contrastar este tipo de hipótesis tienen, a menudo, un
carácter exploratorio.
Las hipótesis son a menudo demasiado generales para ser
contrastadas directamente, por este motivo, es en el siguiente
nivel de explicación que se decide entre modelos teóricos en
competencia. Las predicciones corresponden a las declaraciones
específicas acerca del estado del mundo que se espera
observar si la hipótesis es correcta. Representan una formulación
explícita y contrastable de las hipótesis. El comportamiento
de las predicciones provee las bases para evaluar las hipótesis
más generales de las cuales son deducidas.
En la psicología evolucionista, así como en el resto de las ciencias,
los modelos teóricos específicos y las hipótesis son propuestos,
desarrollados, revisados y reemplazados en base a
la evidencia. Cuando una predicción no encuentra soporte empírico,
se vuelve hacia atrás, hacia el nivel inmediato superior,
y se intenta realizar una traducción más adecuada de la hipótesis
o se rechazan ambas juntas, la hipótesis y la predicción.
Sin embargo, la refutación de una predicción específica no
produce la refutación directa de la metateoría evolucionista (a
menos que la predicción implique un principio metateórico
central). Esto sucede porque la generación de predicciones
implica la especificación de condiciones auxiliares. Estas condiciones
son parte de la teoría de nivel medio que a su vez
aplica los principios básicos de la metateoría a un dominio particular.
Si la teoría de nivel medio falla al especificar ciertas
condiciones auxiliares entonces la refutación de hipótesis y
predicciones de más bajo nivel no pone en cuestión directamente
a la teoría de la cual la teoría de nivel medio se ha derivado.
En su lugar la que es cuestionada es esta última. Este
esquema es consistente con el modelo epistemológico de
Lakatos y muestra como las predicciones, las hipótesis y las
teorías de nivel medio forman un cinturón protector frente a la
posibilidad de refutación, para los postulados básicos que
constituyen el núcleo duro de la teoría.

CONCLUSIÓN:
Como surge de lo antes expuesto, no existe acuerdo sobre
como evaluar la validez de las teorías científicas en general y
por ende de las teoría evolucionista en particular. Desde una
perspectiva crítica, más asociada a la lógica popperiana, se ha
sostenido que tanto los principios teóricos de los que se deducen
las hipótesis de la psicología evolucionista como las hipótesis
mismas son incontrastables. Sin embargo, desde el modelo
de Lakatos, se puede demostrar que principios teóricos e
hipótesis pertenecen a niveles distintos y que la refutación de
las hipótesis no implica de suyo la refutación de los principios
teóricos. Por otra parte, quedó demostrado que la psicología
evolucionista utiliza una diversidad de métodos empíricos para
evaluar la pertinencia de sus hipótesis entre los cuales se le
otorga importancia a los estudios transculturales.
Ninguno de los autores considerados justifica su preferencia
por uno u otro modelo epistemológico cuando evalúa el carácter
científico de la psicología evolucionista, excepto cuando se
dice que la lógica popperiana procede acumulando conocimiento
negativo y no permite avanzar nuevo conocimiento relevante
sobre la mente humana. De este modo no resulta posible
argumentar que uno de estos modelos sea mejor que el
otro a los fines de evaluar las teorías e hipótesis de la psicología
evolucionista. Es posible sostener que cada uno de estos
modelos puede ajustarse a las necesidades e intenciones del
autor, ya sean estas, críticas o apologéticas.

NOTAS
[1] El altruismo constituía una anomalía para la teoría evolucionista en la
medida que una acción altruista lleva implícita la posibilidad de muerte para
el individuo y por ende contradice el principio de maximización de la aptitud,
es decir, el logro para el individuo de su supervivencia y reproducción. La
teoría del altruismo recíproco y la teoría de la aptitud inclusiva dan cuenta
exitosamente del comportamiento altruista.
[2]. De diferentes teorías de nivel medio pueden derivarse hipótesis opuestas
en competencia.

BIBLIOGRAFÍA
Bunge, M. (2003) Emergencia y Convergencia. Novedad cualitativa y unidad
del conocimiento, Barcelona: Gedisa
Buss, D. (1989) Sex differences in human mate preferences: Evolutionary
hipothesis tested in 37 cultures. Behavioral and brian sciences. 12, 1-49
Buss, D.; Haselton, M.; Shackelford, T.; Bleske, A. & Wakefield, J. (1998).
Adaptations, Expatations and Spandrels. American Psychologyst. Vol 53, 5,
533-548
Cosmides, L. & Tooby, J. (1997) Evolutionary Psychology: A Primer.
Recuperada el 25/2/2003 de http://www.psych.ucs/research/cep/primer.
html
Daly, M. & Wilson, M. (1988) Homicidio. Buenos Aires, Fondo de cultura
Económica
Gould, S. (1997) The pleasures of pluralism. The New York Review of Books.
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Ketellar y Ellis (2000) are Evolutionary Explanations Unfalsifiable? Evolutionary
Psychology and the Lakatosian Philosophy of science. Psychological Inquiry.
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Kurzban, R. (2000) Alas, Poor Evolutionary Psychology: Unfairly accused,
Unjustly Condemned. Human Nature Review. 2, 99-109