Michel Foucault y las tempranas críticas a la psicología en la década del cincuenta: Conclusión y referencias

Michel Foucault y las tempranas críticas a la psicología en la década del cincuenta

Matías Abeijón
Facultad de Psicología (UBA)
Buenos Aires, Argentina

Fuente: Revista de Epistemología y Ciencias Humanas

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5. CONCLUSIÓN
Resulta difícil extraer algún tipo de síntesis final respecto a los tempranos desarrollos de Foucault. Como hemos visto, las fuentes de las que se nutre van de la fenomenología y el existencialismo al marxismo [109]. Los objetos de su crítica son varios, poniéndose el énfasis a veces en el abordaje positivista de la psicología, en las condiciones histórico-sociales, en las deficiencias de la formación del profesional psicólogo en Francia, e inclusive en las conceptualizaciones del psicoanálisis. Respecto a este último, pudimos ver cómo adquiere un estatuto ambivalente, pues mientras en sus dos primeros escritos el psicoanálisis es objeto de críticas [110], en “La psychologie de 1850 á 1950” y, sobretodo, “La recherche en psychologie” es la condición de posibilidad del análisis de la negatividad del hombre y las prácticas psicológicas.
Sin embargo, encontramos un punto común en lo que Miguel Morey denomina como “(…) el horizonte imaginario de lo que está por venir” [111]. En sus cuatro producciones pre-doctorales, la preocupación de Foucault no gira sólo sobre sus críticas a los abordajes de la psicología respecto al hombre o a la enfermedad mental. En última instancia, y principalmente, el interés de Foucault es anunciar, de manera profética y muchas veces con un velo misterioso, lo que la psicología será (o debería ser) en el futuro (lo que hemos dado en llamar la verdadera psicología). Si bien con diferentes significados a lo largo de sus textos, en cada uno se sostiene que la psicología, en el porvenir, debe experimentar algún tipo de cambio, sea en la dirección de la analítica existencial (“Introducción”), de una psicología marxista-pavloviana (“Enfermedad mental y personalidad”), de una psicología que retome la historicidad del hombre (“La psychologie de 1850 á 1950”), o de un retorno a los infiernos donde recupere su vocación original (“La recherche en psychologie”).
Dicho lo anterior, quisiéramos finalizar este artículo señalando de forma muy breve cómo la conceptualización de la negatividad como condición del suelo epistémico de la psicología se encuentra presente en “Historia de la locura”, con el fin de mostrar que la preocupación de Foucault por la psicología es anterior a su primer gran obra, y que a pesar de las importantes diferencias que existen entre el Foucault “arqueólogo” inaugurado en “Historia de la locura” y el joven Foucault de la década del cincuenta, ello no implica un necesario y tajante “corte epistémico” o discontinuidad entre ambos [112].
El papel de la psicología en “Historia de la locura” es por demás conocido. Ella hace su aparición hacia el final del texto, inscripta en el relato moderno de la locura. Esta experiencia moderna de la locura, que Foucault denomina antropológica, se erige como la condición necesaria para la constitución de las ciencias psicológicas, en tanto permitió que el hombre sea tomado como objeto científico. Es decir, recién en la época moderna el hombre podrá tomarse él mismo como verdad a través de su relación con la locura.
Pues bien, para Foucault son las experiencias negativas la condición de posibilidad de las ciencias del hombre: “No es por azar, ni por efecto de un simple desplazamiento histórico, por lo que el siglo XIX ha pedido primero a la patología de la memoria, de la voluntad y de la persona, lo que era la verdad del recuerdo, de la voluntad y del individuo” [113]. Si bien con esto se quiere remarcar que, en última instancia, es a partir de la experiencia moderna de la locura como puede explicarse la aparición de las ciencias psicológicas, dicha aparición se funda en un vacío instaurado: “Es como si las ciencias humanas, sean cuales fueren, no pudieran enunciar verdades positivas sino sobre el fondo de experiencias en las que precisamente se expresa la pérdida de las verdades del hombre” [114]. Nótese así cómo para explicar este punto central en su tesis de “el círculo antropológico”, Foucault recurre a las mencionadas experiencias negativas desarrolladas en “La psychologie de 1850 á 1950” y, sobre todo, en “La recherche en psychologie”.

Referencias:
[1] Gutting, G., Michel Foucault’s Archaeology of Scientific Reason, Cambridge University Press, Cambridge, 1989.
[2] Gros,F., Foucault y la locura, Nueva Visión, Buenos Aires, 1997.
[3] Como veremos más adelante, Foucault sólo utiliza este término en “Enfermedad mental y personalidad”. Sin embargo, tomaremos la expresión verdadera psicología en sentido genérico, en tanto en cada uno de los textos ésta puede representar la dirección que, según Foucault, la psicología debería seguir.
[4] El término pertenece a Dominique Lecourt, quien lo utiliza para caracterizar uno de los rasgos comunes de la epistemología francesa compuesta por Bachelard, Canguilhem y Foucault (Lecourt, D., Para una crítica de la epistemología, Siglo XXI, México D.F., 1972). Si bien en dicho libro Lecourt analiza al Foucault “arqueólogo del saber”, es decir de la década del sesenta, como se verá en el desarrollo de nuestro artículo el carácter no-positivista también es patente en estas primeras producciones de la década del cincuenta.
[5] Respecto a Heidegger, Foucault inicia su lectura siendo aún estudiante, a principios de la década del cuarenta. Esta temprana lectura será de notoria relevancia en su porvenir filosófico. (Eribon, D., Michel Foucault, Anagrama, Barcelona, 1989, pp.55-57).
[6] Foucault, M. (1954) “Introduction” a Le Rêve et l’Existence, en Foucault, M., Defert, D. (dir), Ewald. (dir), Lagrange, J. (colab), Dits et écrits I, Gallimard, Paris, 1999, p.66. En palabras de Todd May: “En su ensayo sobre Binswanger, Foucault remarca que un abordaje reduccionista de la subjetividad –una comprensión que reduce la subjetividad (sea normal o anormal) a categorías de una pura objetividad- pierde las características reales de la subjetividad en sí misma” (May, T., Foucault’s Relation to Phenomenology, en The Cambridge Companion to Foucault, Cambridge University Press, Cambridge, 2006, p.295-296).
[7] Binswanger, L., Artículos y conferencias escogidas, Gredos, Barcelona, 1973, p. 90.
[8] Ibid., p.425.
[9] Foucault, M., “Introduction” a Le Rêve et l’Existence, op. cit., p.68.
[10] Para un análisis más detallado de las polémicas que Foucault sostiene con Freud, Husserl, Sartre y Bachelard en este texto, véase: Abeijón, M. y Kripper, A. La temprana concepción del hombre en Foucault y sus relaciones con la fenomenología y el existencialismo, en XVII Anuario de Investigaciones, Facultad de Psicología, UBA, 2010.
[11] Gros F., Foucault y la locura, op.cit., p.20.
[12] Así, el sueño no es una ejemplificación de la imaginación, sino que la imaginación ejemplifica el sueño: la conciencia apunta a través de la imaginación al movimiento originario que se desvela en el sueño, por lo cual “soñar no es, pues, una manera singularmente fuerte y viva de imaginar, sino que, por el contrario, imaginar es apuntarse a sí mismo en el momento del sueño” (Foucault, “Introduction” a Le Rêve et l’Existence, op. cit., p.112).
[13] Foucault, “Introduction” a Le Rêve et l’Existence, op. cit., p.81.
[14] Ibid., p.88. La extensa elaboración que Foucault dedica a la imagen y la imaginación no es casual, pues ellas constituían un tema recurrente en las discusiones del campo intelectual francés de la época, y no sólo desde una perspectiva meramente filosófica o de una historia filosófica. La imaginación era una temática que lindaba con la psicología y permitía establecer un debate entre ambas disciplinas (debate que se lleva acabo, por ejemplo, en Sartre y Merleau-Ponty). Es decir, imagen e imaginación constituían un potencial espacio de comentadores ya posicionados en el campo intelectual. Foucault intenta aprovechar al máximo este espacio al mostrar en su primera publicación como él no solo estaba en condiciones de demostrar dónde se encontraban las limitaciones de las teorías precedentes en el ámbito de la imagen y la imaginación, sino además de completar sus desarrollos al entronar a la imaginación (vía Heidegger) en el movimiento mismo de la existencia y la libertad.
[15] Revel, J., Diccionario Foucault, Nueva visión, Buenos Aires, 2008, p.141.
[16] Foucault, “Introduction” a Le Rêve et l’Existence, op. cit., p109.
[17] Ibid.
[18] Ibid. p.116.
[19] Ibid. En oposición a esta potencia liberadora y destructora de la imagen, Foucault sitúa las formas de la alucinación, pues en ella la imaginación se encuentra totalmente estancada en la imagen.
[20] Ibid. p.119.
[21] Gros, F., Foucault y la locura, op.cit., p.23.
[22] Eribon, D., Michel Foucault, op. cit., p.299. En 1962, luego de la publicación de “Historia de la locura”, la obra será reeditada como “Maladie mentale et psychologie”. No se tratarán aquí las diferencias con esta edición pues ella es posterior a su primer trabajo doctoral. Pero destáquese que toda la segunda parte de “Maladie mental et personnalité” será radicalmente modificada. Para un estudio comparativo de las dos ediciones, véase Marcherey, P. Aux sources de l’Historie de la folie: une rectification de ses limites, en Critique n 471-472, 1986, p.753-774.
[23] Foucault, M. (1954) Enfermedad mental y personalidad, Paidós, Buenos Aires, 1961. p.9.
[24] Ibid. p.10. Las cursivas son nuestras.
[25] Ibid. p.16.
[26] Ibid.
[27] Foucault refiere directamente a los trabajos de Goldstein sobre la afasia (Ibid., pp.18-21).
[28] Ibid. p.24.
[29] Ibid. p.32.
[30] Se alude aquí a los trabajos de Jackson. Se destaca que “la enfermedad suprime las funciones complejas, inestables y voluntarias, y exalta las funciones simples, estables y automáticas” (Ibid. p.31).
[31] Ibid. p.45.
[32] Gros, F., Foucault y la locura, op. cit., p.13.
[33] Foucault, M., Enfermedad mental y personalidad, op. cit., p.53. Con esto Foucault apunta a los mecanismos de defensa desarrollados por Anna Freud: represión, regresión, formación reactiva, aislamiento, anulación retroactiva, proyección, introyección, vuelta contra sí mismo, conversión en lo contrario.
[34] Ibid. p.57.
[35] Ibid.
[36] Ibid. p.59.
[37] Ibid. p.63.
[38] Ibid.
[39] Ibid. p.66.
[40] Ibid.
[41] Respecto a la noción de mundo, en octubre de 1954 Foucault envía a Dumézil una carta a la que adjunta una suerte de curriculum vitae. En él presenta una lista de sus trabajos, y entre ellos figura su “Tesis principal: Estudio de la noción de Mundo en la fenomenología y su importancia para las ciencias del hombre” (Eribon, D., Michel Foucault y sus contemporáneos, Nueva Visión, Buenos Aires, 1995, pp.107-108). Si bien no queda registro de esta supuesta tesis, su mención nos da una idea del peso de Husserl en la formación académica de Foucault: la lectura de la obra de Husserl era inevitable en el círculo de los normaliens. Súmese a ello que las clases de Merleay-Ponty a las que asiste, sobretodo el curso “Les Sciences de l’homme et la phenomenologie”, versan sobre dicho autor.
[42] Gros, F., Foucault y la locura, op. cit., p.15.
[43] Foucault, M., Enfermedad mental y personalidad, op. cit., p.79.
[44] Ibid. p.83.
[45] Ibid. p.86.
[46] Ibid. p.91.
[47] Ibid. p.94.
[48] Ibid. p.95.
[49] Ibid. p.96.
[50] Ibid. p.98.
[51] Ibid. p.100.
[52] “Pero no debemos confundir estos diversos aspectos de la enfermedad con sus orígenes reales salvo que queramos recurrir a explicaciones míticas, como la evolución de las estructuras psicológicas o la teoría de los instintos, o una antropología existencial” (Ibid. p.101-102).
[53] Acordamos con Gros (Gros, F. Foucault y la locura, op. cit., p.19) en que la línea argumentativa que se introduce en esta segunda parte de “Enfermedad mental y personalidad” es vaga y confusa. La tesis principal de Foucault en el capítulo V “El sentido histórico de la alienación mental” es que, en última instancia, las contradicciones del medio tendrían una “causalidad efectiva” en la constitución del hecho mórbido. Sin embargo, esa “causalidad efectiva” no termina de quedar clara, pues Foucault habla indiferentemente de una “experiencia real” que se “inscribe” en el hecho patológico, de “condiciones exteriores y objetivas”, “instituciones sociales bien definidas”, “relaciones sociales” que serían el “fundamento”, “origen”, la “condición real” de la enfermedad mental. Agréguese a esto el constante y confuso uso del término “dialectico/relación dialéctica” a lo largo del libro y especialmente del capítulo mencionado, y el uso nuevamente indiferente de nociones como “condiciones de existencia”, “estructuras sociales” y “medio humano”.
[54] Foucault, M., Enfermedad mental y personalidad., op. cit., p.104.
[55] Ibid. p.106.
[56] Ibid. p.114.
[57] Ibid. p.116.
[58] Ibid. p.119. Explicar este sorpresivo giro entre la primera y segunda parte de “Enfermedad mental y personalidad”, así como el salto hacia la reflexología pavloviana, implicaría un extenso desarrollo que no realizaremos aquí. Sin embargo, permítasenos puntear una serie de cuestiones.
En primera, en la época en que Foucault redacta esta obra se encontraba afiliado al Partido Comunista Frances. Además, el libro fue escrito a pedido de Althusser, también afiliado al partido.
En segunda, la relación fenomenología-marxismo era un tópico que pujaba por un espacio dentro del sistema universitario francés. En la ENS, filósofos como Jean-Toussaint Desanti y Tran Duc Thao exponían una temática marxista y fenomenológica. Foucault describe de esta manera la situación de la relación fenomenología-marxismo en el contexto intelectual francés: “Tampoco debemos olvidar que durante el período de 1945 a 1955, en Francia, toda la universidad francesa –sería mejor decir la joven universidad francesa, para distinguirla de lo que ha sido la tradición de la universidad- estuvo muy preocupada, incluso muy ocupada en construir algo que no fuera Freud-Marx, sino Husserl-Marx, la relación fenomenología-marxismo. Esto es lo que estaba en juego en la discusión y el esfuerzo de toda una serie de gente que, como Merleau-Ponty o Sartre, se encontraban en este horizonte que va de la fenomenología al marxismo” (Foucault, M. (1983). Estructuralismo y postestructuralismo, en Obras esenciales III, Paidós, Barcelona, 1999. p.310.)
Finalmente, La presencia de Pavlov, como lo destacan algunos comentadores (Gros, 1997. Moreno, 2006. Eribon 1989) no funciona sólo a modo de marco teórico explicativo, sino que se traduce en una elección política: Pavlov, en aquellos años “sirve de estandarte para todos los intentos de erigir la ciencia psicológica materialista por la que aboga el Partido Comunista” (Eribon, D., Michel Foucault, op. cit., p.104). Representativo de ello resulta la publicación de la revista “La Raison. Cahiers de psychopathologie scientifique”, en la cual Henri Wallon preside el comité de redacción y Louis Le Guillant es el redactor jefe. El contenido del primer número de la revista, publicado en 1951, se inscribe en una notoria continuidad con el último capítulo de “Enfermedad mental y personalidad”. En ella se incluye una traducción del artículo de Pavlov “Los reflejos condicionados” (1927), donde se desarrollan gran parte de los conceptos que Foucault utilizará para clasificar los trastornos mentales (dialéctica de la inhibición y excitación, fases de equilibrio, paradójica y ultraparadójica). Se incluye también un artículo de Sven Follin, “Apport de Pavlov à la psychiatrie”, en el cual se sostiene que el estudio fisiológico de la conciencia por parte de Pavlov permitiría erigir una “verdadera ciencia médica” frente a las tendencias de la “metafísica existencial-fenomenológica” y el “biologismo estrecho e inhumano” (Citado por Moreno Pestaña, J.L., Convirtiéndose en Foucault, Montesinos, Madrid, 2006, p.97). Nótese también la similitud de la propuesta de Foucault con las líneas de la orientación editorial de la revista, en la cual se determina cuáles son “las bases de una verdadera higiene mental: la determinación de las condiciones concretas en que el individuo enferma, su denuncia y su eliminación” (Citado por Gros, F., Foucault y la locura, op. cit., p.20).
[59] Foucault, M., Enfermedad mental y personalidad, op. cit., p.121.
[60] Ibid. p.122.
[61] Ibid.
[62] Gros, F., Foucault y la locura, op. cit., p.25.
[63] Moreno, Pestaña. J.L., Convirtiéndose en Foucault, op. cit., p.165.
[64] Foucault, M., Enfermedad mental y personalidad, op. cit., p.122.
[65] Ibid. p.101.
[66] No se poseen referencias biográficas exactas sobre la fecha de redacción de este artículo. Cabe suponer, basándose en el currículum vitae que Foucault envía Dumezil en 1954, que su redacción es posterior, pues en él no se lo menciona.
[67] Foucault, M. (1957) La psychologie de 1850 à 1950, en Foucault, M., Defert, D. (dir), Ewald. (dir), Lagrange, J. (colab), Dits et écrits I, Gallimard, Paris, 1999, p.122. Hay traducción castellana en www.elseminario.com.ar
[68] Ibid. p.120.
[69] La lista de psicólogos pertenecientes a este prejuicio de la naturaleza abarca a Bain, Fechner, Wundt, Ribot, Spencer y Jackson.
[70] Foucault, M., La psychologie de 1850 à 1950, op. cit., p.125.
[71] Ibid. pp. 121-122.
[72] Ibid. p.125.
[73] En él se destaca su concepto de “conducta”, el cual permitiría pensar una conducta propia de la dimensión humana en tanto ésta se entiende como reacción sometida a una regulación interna (sentimiento) o externa (reacción a la conducta del otro).
[74] El aporte de Dilthey a la comprensión de la conducta humana es el análisis histórico del hombre: “La historia le enseña que no es un elemento segmentario de procesos naturales, sino una actividad espiritual cuyas producciones se fueron depositando sucesivamente en el tiempo, como actos cristalizados, significaciones en adelante silenciosas” (Ibid., p.126).
[75] Ibid. p.127.
[76] “Sin duda, hay dentro de la teoría de los instintos (instinto de vida o de expansión, instinto de muerte y de repetición) el eco de un mito biológico del ser humano. Sin duda, en la concepción de la enfermedad como regresión a un estado anterior del desarrollo afectivo encontramos un viejo tema spenceriano y los fantasmas evolucionistas que Freud no nos ahorra, incluso en sus implicaciones sociológicas más dudosas” (Ibid., pp.127-128).
[77] Ibid. p.128.
[78] La cantidad de corrientes psicológicas y autores que menciona Foucault en este apartado excede las pretensiones del presente artículo. Menciónese, entre otros, a Watson, Köhler, Koffka, Gessel, Baldwin, Piaget, Wallon, Binet, etc.
[79] Ibid., p.135.
[80] Ibid., p.136.
[81] Ibid., p.137.
[82] Ibid.
[83] Eribon, D., Michel Foucault, op. cit., p.72.
[84] Foucault, M. (1957) La recherche en psychologie, en Foucault, M., Defert, D. (dir), Ewald. (dir), Lagrange, J. (colab), Dits et écrits I, Gallimard, Paris, 1999, p.138
[85] Ibid. p.139.
[86] Moreno Pestaña, J.L., Convirtiéndose en Foucault, op. cit., p.185.
[87] Foucault, M., La recherche en psychologie, op. cit., p.141.
[88] Ibid. p.145.
[89] Ibid. p.146.
[90] Ibid. p.147.
[91] Ibid.
[92] Ibid. pp.143-144.
[93] En este punto, la crítica de Foucault llega al extremo de sostener que el intento del uso de la metodología científica en psicología solo serviría para descubrir banalidades u obviedades: “No vemos muy bien cual forma de objetividad es adquirida cuando se somete a tratamiento factorial un cuestionario aplicado a niños en edad escolar donde se los interroga sobre sus propias mentiras o la de sus pequeños compañeros. A fin de cuentas, el resultado da seguridad: aprendemos que los niños mienten sobretodo para evitar castigos, después por jactancia, etc. Estamos seguros, debido a que el método era muy objetivo. ¿Y entonces? Hay maniáticos de la indiscreción que para mirar por una puerta de cristal se agachan al ojo de la cerradura” (Ibid., p.157).
[94] Ibid. p.150.
[95] Ibid. p.151.
[96] Ibid. p.152.
[97] Foucault ejemplifica esto con el concepto de “aptitud” utilizado en la psicología laboral. Sus significados varían según el contexto económico en el cual se define, significando tanto una norma cultural de formación, como un principio de discriminación en relación a una escala de rendimiento, etc.: “Estos diferentes significados del término de aptitud no constituyen diferentes maneras de contemplar la misma realidad psicológica, sino diferentes maneras de dar un estatuto, a nivel de la psicología individual, a necesidades históricas, sociales o económicas” (Ibid., p.151).
[98] Ibid. pp. 150-151.
[99] Ibid. p.153.
[100] Ibid. p.152.
[101] Ibid. p.154.
[102] Ibid. p.154.
[103] Respecto a la presencia del término negatividad, este se hizo de referencia común en el campo intelectual francés a través de la lectura que Kojeve realizara de Hegel en la década del cuarenta. Véase: Descombes, V. “Lo mismo y lo otro. Cuarenta y cinco años de filosofía francesa”, Cátedra, Madrid, 1979 (especialmente pp. 53-58).
[104] Foucault, M., La recherche en psychologie, op. cit., p.157.
[105] Ibid.
[106] Ibid. p.155.
[107] Como puede verse, la contradicción ya no se agota únicamente en el conflicto suscitado por el medio económico social (“Enfermedad mental y personalidad”), sino que ella deviene una dimensión constitutiva de la realidad humana y, por consecuencia, de la psicología.
[108] “Tomar la negatividad del hombre por su naturaleza positiva, la experiencia de su contradicción por el desvelamiento de su verdad más simple, más inmediata y más homogénea, es desde Freud el proyecto, al menos silencioso, de toda psicología” (Ibid. p.154).
[109] Vale aclarar que si bien en este artículo hemos destacado dichas fuentes en tanto son explícitas en sus trabajos predoctorales, naturalmente no son las únicas presentes en el joven Foucault. Podríamos también ubicar implícitamente una presencia tanto de Canguilhem como de Bachelard. Inclusive podría señalarse como fuente de inspiración la concepción trágica de Nietzsche en los desarrollos finales de La recherche en psychologie y su condena de un retorno a los infiernos.
[110] Recordemos que las críticas al psicoanálisis se ubican centralmente en la “Introducción”, donde Foucault demuestra la insuficiencia del abordaje de la imagen onírica en Freud, y en “Enfermedad mental y personalidad”, donde se le atribuyen los mitos de la libido y de la identidad enfermo-niño, además de ser calificado de “psicoterapia abstracta”. Las críticas presentes en “La psychologie de 1850 á 1950” son las ya desarrolladas en “Enfermedad mental y personalidad”.
[111] Morey, M., Lectura de Foucault, Taurus, Madrid, 1983, p.23.
[112] Otros puntos de contacto, principalmente la antelación de la preocupación por la historicidad de la locura en la “Introducción” y, sobretodo, “Enfermedad mental y personalidad” ya han sido desarrollados en otros lugares (Véase, por ejemplo, Gros, 1997, o bien May, 2006).
[113] Foucault, M. (1964) Historia de la locura en la época clásica. Fondo de cultura económica, Buenos Aires, 1967, p.188, volumen II.
[114] Gros, F., Michel Foucault, Amorrortu, Madrid, 1996, p.41.