Freud y la aplicación del método hipnótico

Freud y su aplicación de la hipnosis.
Interesado por la aplicación de la hipnosis al fenómeno de la hiseria, Freud se trasladó a París donde tuvo como maestro a Charcot, neurólogo francés que en el siglo XIX empleó cuanto método tenía a su alcance, incluída la hipnosis. Con la cual sometía a sus pacientes a un estado de trance sobrevenido al provocar una excitación intensa de los sentidos para curar ciertas enfermedades que disociaba, dividían, desarmonizaban y trastornaban la mente, se trataba de la histeria (tipo de neurosis que preocupaba a también al fisiólogo alemán Breuer, quien Freud colaboró). En muchos casos, mediante la aplicación de la hipnosis, se consiguió trocar en catarsis ese trastorno y devolver el equilibrio de la mente. Siendo la histeria un tipo de conducta mediante el cual las personas exageran sus sentimientos. Se exitan sin motivo y reaccionan de manera desproporcionada ante los hechos de la vida cotidiana. Su voluntad queda anulada e incapacitada para evitar reacciones sin regle ni medida. Produciendo, en los pacientes convulsiones, parálisis, inestabilidad emocional, disociación de la personalidad, fingimiento de los síntomas de alguna enfermedad. Freud, define a la histeria como un estado patológico en que el síntoma, el afecto, se traslada al cuerpo, al que le da el nombre de conversión. Después de una sesión de hipnosis, la persona hipnotizada no recuerda nada de lo que hizo durante el tiempo que permaneció en ese estado provisional de semisueño o sueño profundo. Y ello porque, según diversas teorías psicológicas, entre las que sobresalen los trabajos de Paulov, las sesiones de  hipnosis persiguen que la persona hipnotizada se someta a la voluntad del hipnotizador; en ellas se pretende la sumisión y el abandono de la voluntad de la persona, dejándola en manos del hipnotizador.Cuando la persona cae en una especie de semisueño sobrevendrá el trance, la fase de la hipnosis profunda. La persona responderá con sinceridad a las preguntas que se le hagan, obedecerá a las órdenes que reciba del hipnotizador, llevándolas a cabo como si fuera un autómata, no siendo conciente de lo que hace.
La zona del ¨yo¨, donde radica la conciencia humana, se encuentra en estado de momentáneo letargo y, en consecuencia, la persona hipnotizada no se sentirá a sí misma: su voluntad puede ser controlada y dirigida por el hipnotizador. Cuando la persona despierta no se acuerda de nada de lo sucedido.El mundo psíquico está estructurado, activo y e funcionamiento. Sólo los trastornos mentales, en sus variadas formas daña y maltrata nuestro mundo anímico. Freud trató a mucos pacientes con  el propósito de frenar y eliminar toda clase de deterioro psíquico, utilizanndo la hipnosis en el caso de la histeria. Habiendo así una puerta psíquica que el entendimiento no puede traspasar, permaneciendo cerrada a la razón. Mediante la aplicación de la hipnosis, Freud se propuso abrir esa puerta mental y a ayudar a sus pacientes a recuperar la voluntad y dominar el mundo de la conciencia para que pudieran cambiar su conducta neurótica. El camino que ha de recorrer la razón humana para llegar al inconciente está sembrado de dudas y temores. La hipnosis es un método aplicado desde fuera del individuo que mediante la sugestión que a menudo opera o se introduce en la zona del inconciente, logra lo que no puede hacer por sí misma la persona que se somete a la hipnosis.Cuando falla la fuerza de voluntad y el yo se debilita, la hipnosis puede ser de gran ayuda. El magnetismo irradiado por ciertas personas que ejercen un gran poder de atracción ( hecho advertido por Mesmer al hablar del ¨magnetismo animal¨, denominado luego ¨mesmerimo¨, y sus efectos curativos ) está en la base de esa especie de semisueño, o sueño parcial, que es la hipnosis, termino que deriva de la palabra griega ¨HYPNOS¨, alusiva a la personificación mitológica del hijo de la noche y de la oscuridad, que en la iconología tradicional, se representa por un joven con alas que lleva una ramita para rozar suavemente con ella la frente de los humanos y lograr que se duerman. A fines de la mitad del siglo XIX, el médico británico James Braid, dio carta de naturaleza científica, por primera vez a ese estado de sueño parcial denminado hipnosis. A partir de entonces, el término arraigó y la técnica cobró fuerza de inmediato en los círculos de la época, manteniéndose hasta nuestros días.