Gestalt, punto ciego y evitación

Punto ciego y diferenciación.
Debemos hacer énfasis en lo que se ve y en lo que no se ve. Y esto que no se ve es lo que constituye el «punto ciego». El «punto ciego» se mantiene a través de una deflección del estímulo, pues dicho estímulo toca una necesidad cuya falta me provoca angustia y ansiedad y ello es motivo para y de tener una coraza que haría que ese estímulo rebote y no me afecte.
La diferenciación no es tan sólo una diferenciación interpersonal sino también una diferenciación intrapsíquica, como sería por ejemplo el diferenciarnos de nuestros introyectos. El diferenciarme externamente implica el discriminarnos con respecto a lo que no somos. El diferenciarme interiormente sería discriminarme con respecto a y con lo que no soy yo a nivel interno, al interior de mi propio organismo y/o psiquismo.
Mi identidad entonces es todo aquello con lo cual yo me identifico, ya sea que esté dentro o fuera de mi.
Por otra parte lo que introyecto limita mi espacio vital intra y extrapsíquico y es por ello que para crecer debemos diferenciarnos de esos introyectos, es decir, debemos regurgitarlos, masticarlos, digerirlos y asimilarlos de manera de integrarlos a nuestro organismo.
En la persona neurótica aunque haya una comprensión racional de que sus temores son fantasía, hay una experiencia que refuerza ese temor, por lo cual no lo puede asimilar en forma racional, sino que ha de re-vivirlo, re-vivenciar esa situación en el aquí y ahora, en el momento presente. Ha de enfrentarla en forma experiencial de manera tal de salvar la barrera y asimilar la situación estancada como lo que fue, como una experiencia más que integra su historia de vida, como algo que sucedió en el pasado y que ahora es «fondo» y ya no «figura», algo que ocurrió en un presente que ya es pasado y que por ende se constituye en algo irrepetible como lo es toda experiencia que sucede en el aquí y ahora.