Guía práctica de salud mental en situaciones de desastres: Capítulo IX

CAPÍTULO IX: La comunicación social en el manejo de los problemas psicosociales en situaciones de desastres.

Martha Rodríguez J.*(* Funcionaria de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud.)

Muchos de los problemas de tipo psicosocial que aparecen en una
emergencia o desastre
podrían evitarse o reducirse haciendo un uso
más eficiente del intercambio de información y de las estrategias de comunicación social.
La comunicación, en un sentido amplio, como base de las relaciones sociales,
implica interacción, diálogo e intercambio de información entre actores que
generan conocimientos y aprendizajes, y favorecen la toma de decisiones. El acto
de informar se refiere más específicamente a la transmisión de datos, mientras que
la comunicación es un proceso más complejo e interactivo que implica la respuesta
de quien recibe el mensaje (1).
En situaciones de desastre, la información y la comunicación son fundamentales
para lograr reducir los problemas psicosociales. El intercambio de información
entre las víctimas de desastres es lo más común y se produce de un modo
directo, de persona a persona, o entre grupos de familias y de la comunidad.
Sin embargo, nadie puede negar el papel trascendental que en situaciones de
crisis juegan los medios de comunicación masivos como fuente de información
tanto para las poblaciones afectadas como para las poblaciones externas (nacional e internacional).
Desde el punto de vista del sector salud, es importante preparar con anticipación
un plan para el manejo de la información antes, durante y después de la
emergencia, que posibilite un adecuado manejo de la crisis, incluida la protección de la salud mental.

En Cuba, en el caso de los huracanes, se ha logrado reducir el número de muertos mediante
la coordinación interinstitucional entre los científicos, las autoridades y los medios de comunicación, el desarrollo de procesos de educación y comunicación hacia la población y la alerta temprana.
“En el 2004 Cuba mostró su eficacia para proteger la vida humana en los ciclones. En agosto,
el huracán Charley dejó sólo un saldo de cuatro muertos y 70.000 viviendas gravemente
dañadas. Un mes después, cuando el huracán Iván pasó por la isla, hubo que evacuar a más de
2’000.000 de personas, pero no hubo ningún muerto…
Unas 72 horas antes de la llegada de los ciclones, los medios de comunicación dan la alerta
y los comités de protección civil verifican los refugios y los planes de evacuación. La instrucción
de desastres forma parte del programa escolar y todos los años se hacen ejercicios de evacuación antes de que empiece la temporada de huracanes. La mayoría de los adultos tiene un buen nivel de educación y comprende lo que dicen los funcionarios y meteorólogos” (2).

En las comunidades, muchas veces surgen actitudes de negación o desafío
al peligro que conducen a una falta de preparación para enfrentar la emergencia.
Desde el ámbito de la comunicación, se puede ayudar para que la población
pueda comprender la dimensión del riesgo, identificar las zonas de peligro y conocer
las medidas para prevenir, mitigar y enfrentar de mejor manera un desastre; de
esta forma, se contribuye a reducir el temor y la aflicción, evitar la desorganización
y aliviar el sufrimiento de las personas afectadas. “Los damnificados necesitan información
tanto como agua, alimentos, medicamentos o refugio. La información
puede salvar vidas, recursos y medios de subsistencia” (3).

Algunas recomendaciones de la experiencia de Tamil Nadu, en India, después del tsunami,
expresan la necesidad de celebrar consultas con los damnificados y apoyar procesos de
comunicación con tecnologías simples, para que las prioridades de la población más vulnerable
integren los programas de recuperación, así como reforzar los vínculos de información con
redes locales (4).

El rumor, el chisme, las noticias sin confirmar o de carácter alarmista, y la
falta de intercambio de información y coordinación entre las instituciones y la
población afectada, son factores que contribuyen a aumentar los problemas psicosociales
en situaciones de desastre. La población necesita conocer rápida y abiertamente
sobre los principales problemas y soluciones, y cuáles son la situación real,
los albergues disponibles, las amenazas, los mecanismos para integrarse a la
reconstrucción, etc. Es indispensable lograr una comunicación efectiva con los
damnificados para garantizar la confianza, la tranquilidad y una respuesta más
adecuada.

“Además de limitar el acopio de la información, los organismos de ayuda podrían hacer
más por informar a la población damnificada porque eso contribuye a suplir sus necesidades psicológicas…
Después del tsunami, algunos organismos ayudaron a la gente en la búsqueda de
parientes y amigos desaparecidos, utilizando teléfonos vía satélite. En Sri Lanka, la Cruz Roja
Belga explicó las causas científicas del tsunami a los damnificados para acabar con la superstición
de que había sido un castigo divino. La prensa local puede desempeñar un papel determinante
en lo que se refiere a dar información vital a los damnificados…” (4, p.7).

Planificación de la comunicación como una herramienta de trabajo en el ámbito de la salud mental.
La planificación de la comunicación en el ámbito de la salud mental incluye
estrategias y acciones que permiten disminuir el riesgo psicosocial y el impacto
de los desastres en la salud mental de la población.
Debe guardar coherencia con
la estrategia global de comunicación del sector salud y debe estar en correspondencia
con los planes generales de gestión del riesgo que se desarrollan interinstitucionalmente.
A continuación, se presentan las principales fases en la planificación de la comunicación (5), con algunas preguntas orientadoras que tendrán que adaptarse al tipo de evento, a las características de la afectación y a la realidad social y cultural de la población afectada.
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El diagnóstico de la situación implica evaluar las necesidades de información
y comunicación. Para esto es muy importante contar con los resultados de la
evaluación de daños y el análisis de las necesidades en salud mental en situaciones
de desastre (capítulo II). Se debe tener en cuenta el tipo de desastre, los factores
culturales, religiosos y sociales de la comunidad afectada, entender sus percepciones,
sentimientos y actitudes; también, identificar las modalidades y formas más
frecuentes de recepción de la información. Es necesario detallar los medios de
comunicación existentes en el territorio (radio, televisión, periódicos, revistas, etc.),
los periodistas especializados en salud, así como los líderes y autoridades comunitarias, religiosas y políticas que, en alguna medida, generan o influyen en la información y su difusión.
Los objetivos del plan de comunicación social del componente salud mental
para enfrentar una emergencia o un desastre son los siguientes:

• Apoyar la divulgación de información y el desarrollo de procesos de
comunicación para disminuir los factores de riesgo psicosociales.
• Favorecer los cambios positivos de comportamiento, hábitos y actitudes de la comunidad.
• Propiciar diálogos, así como el intercambio de información e interacción entre los diferentes actores, para contribuir a reducir la tensión y la aflicción.
Ahora bien, cada evento adverso y cada momento del mismo nos obligan
a plantear objetivos más específicos de acuerdo con las características y necesidades
de la situación.
Los principales actores del proceso comunicativo en una situación de emergencia
o desastre son la población afectada, los miembros del sector salud, el personal
de otras instituciones (socorro y rescate, ayuda humanitaria, etc.), los medios
de comunicación, el sector educativo, los gobiernos locales, la comunidad científica
y la población en general.
Los grupos específicos a los cuales van dirigidas las acciones están determinados
según el impacto psicosocial del desastre a nivel individual, familiar o
colectivo; debe tenerse especial atención con los niños y adolescentes, ancianos y
mujeres. La definición de público objetivo permite delimitar el contenido, mensajes
y seleccionar los canales y medios que se van a utilizar.
Las estrategias deben ser flexibles y combinar adecuadamente los receptores
y los medios de comunicación, enfatizando la importancia de las características
propias de la comunidad. Existen muchas modalidades, por ejemplo: comunicación
interpersonal individual o grupal (grupos informativos, teatro, títeres, canciones,
cuentos), y medios de comunicación masivos (televisión, radio, prensa, electrónicos.)
Las estrategias de comunicación social pueden incluir procesos de comunicación
educativa, movilización social, mercadeo social, abogacía, campañas y
programas estructurados a corto y mediano plazo, entre otros.
Las herramientas son los materiales o soportes de comunicación que permiten
desarrollar las acciones y, por ende, cumplir con los objetivos. Pueden ser
impresos, audiovisuales, radiales, electrónicos, etc.

Radionovela Réplicas en el corazón. EIRD, OPS/OMS, CEPREDENAC, UNDP
Es una serie de tres radionovelas que narran experiencias relacionadas con terremotos, deslizamientos y erupciones volcánicas. Las tres historias se desarrollan en diferentes localidades y enfatizan la importancia de aumentar la conciencia de las personas, respecto de escenarios
donde se conjugan amenazas naturales, formas tradicionales de convivencia con el riesgo, los
intereses particulares y la toma de decisiones.
Estas radionovelas, además de poder escucharse en emisoras, sirven como herramienta complementaria
en los procesos de capacitación relacionados con el tema de desastres.

El cronograma de actividades delimita los límites de tiempo en los que
se desarrollan las actividades, fijando los recursos y las responsabilidades de ejecución.
El proceso de comunicación social debe tener previsto un mecanismo de
evaluación que permita determinar quiénes recibieron el mensaje, cómo fue recibido
e interpretado, si los contenidos y canales fueron los adecuados, si se han modificado
las actitudes y prácticas, así como la percepción del riesgo y los nuevos requerimientos de información.

Principales formas de comunicación para apoyar el trabajo en el área de salud mental.
Trabajo con los medios. Para trabajar con los medios de comunicación
masivos es necesario conocer sus características y especificidades, sus métodos
de trabajo, los condicionamientos de tiempo y los requisitos en el procesamiento
de la información. La información que llega al público es una responsabilidad
compartida entre los generadores de información y los medios de comunicación.
Es muy importante que la institución de salud se prepare con anterioridad, establezca
contactos y alianzas con los directivos de los medios y periodistas, para analizar en conjunto aspectos clave en la difusión de información que podrían ayudar a mantener la tranquilidad y reducir la ansiedad en tiempos de crisis.

En El Salvador, el 13 de enero de 2001 se inició una crisis sísmica con varios terremotos y
numerosas réplicas que causaron graves efectos en la población, la infraestructura, las actividades productivas y el medio ambiente en gran parte del país.
“Las estaciones de radio tuvieron un papel relevante en cuanto a la transmisión de información,
especialmente en las zonas rurales afectadas donde gran parte de la población no tiene
acceso a un televisor y los pobladores se informaron por la radio local. A través de la radio se
trasmitieron recomendaciones sanitarias; se logró que varias organizaciones locales se movilizaran para atender inventarios de daños, se informó constantemente sobre el estado de las rutas interurbanas y los avances de las obras para restituir las vías dañadas. La radio contribuyó a que la población tomara las medidas pertinentes y a que se buscasen soluciones alternas para su movilización extraurbana” (5).

Trabajo con el sector educativo y otras instituciones. Si bien los medios de comunicación masivos cumplen un papel primordial en situaciones de crisis, son importantes las acciones que pueden adelantar el sector educativo, los líderes comunitarios, las iglesias y otras organizaciones de la sociedad civil.
Teniendo en cuenta que muchas veces los desastres producen un colapso de las infraestructuras a través de las que operan los medios de comunicación masivos, el plan de comunicación debe contemplar otras alternativas como reuniones, asambleas, comunicación interpersonal, actividades educativas, etc.
La relación con el sector educativo formal es importante por las acciones que se puedan adelantar en escuelas y centros docentes. En ellos se puede interactuar con los padres de familia, estudiantes y maestros.
Como se ha expuesto anteriormente, el grupo de niños y adolescentes es
considerado de alta vulnerabilidad en casos de desastres y tiene un mayor riesgo
de sufrir secuelas psicológicas, además de que reaccionan y enfrentan estas situaciones
de manera diferente. Dentro del plan de comunicación, se debe incluir el
trabajo con las instituciones escolares, en donde se puedan planificar acciones
para el conocimiento de los principales riesgos, efectos en la salud, acciones para
enfrentar una posible emergencia o desastre, formas posibles de reacción frente a
la posible amenaza de acuerdo con la edad, etc. Cuando el desastre ha sucedido,
es importante que los niños tengan la información necesaria y se les faciliten
espacios de expresión y acompañamiento.
Trabajo comunitario. Las autoridades y los líderes locales juegan un
papel decisivo en las estrategias para una comunicación efectiva pues es el escenario
comunitario en donde se decide el éxito de un buen trabajo de información
con un impacto positivo en la salud mental de la población. En el próximo epígrafe
abordamos las formas de comunicación grupal que son fundamentales para el
desarrollo de acciones en el ámbito comunitario.

Grupos de información y comunicación. La información grupal es el modo de comunicación más frecuente e importante en las comunidades en situaciones de desastre para informar, enmendar referencias erróneas, rumores o mitos, y apoyar la organización de la población en la respuesta y la recuperación frente al desastre. Ofrecer información veraz y confiable tiene como efecto el alivio de la aflicción. Se puede llevar a cabo mediante reuniones, asambleas, talleres, al inicio
o final de oficios religiosos, etc.
Conformación de los grupos. La convocatoria y el desarrollo de grupos
para información y orientación son, muchas veces, espontáneos e inmediatos,
dadas las necesidades de comunicación que se crean como consecuencia del
desastre. Sin embargo, es necesario ser cuidadoso en la selección de las personas
que serán los facilitadores/informadores, ya que deben contar con credibilidad
entre los pobladores y reconocido liderazgo, así como tener habilidades mínimas
de comunicación. Los principales grupos que se pueden formar son:
• comunitario o de la población en general;
• grupos específicos: mujeres, niños, jóvenes, adultos mayores, discapacitados,
equipos institucionales de respuesta, comunicadores sociales, etc.; y
• familiar, dirigido a casos de familias en situaciones específicas.
Consideraciones metodológicas para la operación de los grupos. Algunas
consideraciones que se deben tener en cuenta para el desarrollo de los grupos de
información directa son las siguientes:
• Las reuniones no deben tener un carácter informativo unidireccional
(expositor-público), sino que deben ser participativas y facilitar el diálogo,
el intercambio, las preguntas y respuestas, los planteamientos de
problemas, las propuestas de soluciones, etc.
• Algunos temas importantes por tratar en estas reuniones son: situación
del evento adverso, efectos en la comunidad, acceso a los servicios de
salud, seguridad social, recursos para satisfacer las necesidades básicas
de protección, alimentación, agua potable, higiene y alojamiento, entre otros.
• Se debe informar sobre las acciones tomadas por las autoridades,
desde la fase de impacto hasta el momento actual; se debe precisar el
papel de los participantes del grupo en la respuesta y la recuperación.
• En el caso de la necesidad del traslado de afectados a otros lugares,
como refugios o albergues, es fundamental la explicación clara de las
razones del desplazamiento, el porqué han sido seleccionados, el
lugar, las condiciones, la organización, el probable tiempo de su permanencia
y otras dudas que surjan.
Los grupos informativos tienen como propósito básico la orientación, pero,
en ocasiones, es difícil establecer los límites con otros procedimientos como los grupos de apoyo emocional o ayuda mutua.
Es indudable que la adecuada información
va a constituir por sí misma una acción de soporte emocional. Por otro lado,
en la medida en que las reuniones informativas se repitan, porque las circunstancias
así lo requieren, se puede comenzar la conformación de los otros grupos mencionados.
El uso del humor en las estrategias de comunicación social, tanto en lo individual
como en el ámbito comunitario, adecuado al contexto cultural, social y a las
circunstancias específicas, puede ser un factor de recuperación. Existen experiencias
sobre el manejo de versos, canciones, coplas, etc.
Selección del facilitador. El facilitador de la reunión debe tener capacidad
de convocatoria y ser capaz de motivar a la población para que exprese sus problemas
y dudas; debe escuchar con atención demostrando interés, así como lograr
la participación activa en la respuesta a la emergencia o desastre y en la recuperación.
Debe tener una actitud serena, respetuosa, cordial y afectiva, pero firme,
con un buen conocimiento de la situación.
Los facilitadores deben disponer de una preparación previa (antes del
desastre) en temas psicosociales. Pero en muchas ocasiones no ha sido así, por lo
que se impone una capacitación rápida, directa y eminentemente práctica. Los profesionales
de salud mental deben apoyar estos procesos y movilizarse con las autoridades,
agentes comunitarios y trabajadores de atención primaria, acompañándolos
en el terreno para apoyar las reuniones informativas.

Recomendaciones prácticas para las actividades de comunicación.
Pautas generales para el sector salud:
• Tener una actitud proactiva en la generación y difusión de la información,
así como mantener una relación fluida y coordinada con los
medios de comunicación. El tener acceso impedirá que los periodistas
busquen información en fuentes alternativas o que hagan evaluaciones independientes.
• Ofrecer toda la información y la orientación disponibles sobre las labores
de ayuda y salvamento que se estén efectuando, de manera veraz
seria y transparente, que infunda calma, en especial a aquéllos que
residen en las zonas afectadas. Se debe difundir información actualizada
y confiable, por ejemplo, sobre heridos, fallecidos, centros de
asistencia a los damnificados, acceso a servicios y programas, seguridad social, etc.
• En situaciones de crisis es fundamental ofrecer información continua a
los medios y a la comunidad, aun cuando existan algunas dudas e
incertidumbres. A veces, la oportunidad y la rapidez son más importantes que la exhaustividad.
• La información general debe respetar la cultura y las tradiciones de la
comunidad, así como tener un abordaje humano que sensibilice al que
informa y al que recibe el mensaje.
• Asesorar y recomendar a los líderes y autoridades del gobierno para
que, en sus declaraciones públicas, transmitan calma para reducir el temor y la incertidumbre.
• No deben existir contradicciones en los mensajes informativos. Siempre
que sea posible, debe utilizarse información escrita, tipo boletines, para
las labores de divulgación y orientación que se ofrecen a la población.
• Reconocerlo cuando la información sea incierta o no esté disponible.
Nunca guardar información en nombre del “interés público”.
• Responder rápida, positiva y abiertamente a los cuestionamientos de
los medios de comunicación y la comunidad en general. Las conferencias
o las declaraciones a la prensa son instrumentos muy adecuados
en caso de desastres. Antes de dirigirse a los periodistas, es importante
generar un clima de sinceridad y confianza mutua, y evitar la circulación de rumores.
• Se recomienda que sólo el vocero oficial de la institución hable con los
medios de comunicación. Sin embargo, si se va a abordar el tema de
salud mental, es deseable que los profesionales especializados y que
estén trabajando en la respuesta, puedan acompañar al vocero para
informar y aclarar dudas específicas.
Pautas para los servicios y equipos de salud mental:
• Capacitar al personal de los equipos de respuesta, trabajadores de
la salud, educadores, trabajadoras sociales, voluntarios, líderes
comunitarios y periodistas en las principales manifestaciones psicosociales
que se presentan habitualmente en situaciones de desastres,
así como en recomendaciones prácticas para facilitar la respuesta y la recuperación.
• Trabajar en conjunto con el equipo de comunicación social de la institución
de salud, orientando las medidas que desde el punto psicosocial
se deben tomar para evitar el pánico, la ansiedad y disminuir los efectos
emocionales desestabilizadores.
• Apoyar al equipo de comunicación en la preparación de un paquete
para la prensa, en el cual se incluyan orientaciones relacionadas con
la reducción de los efectos psicosociales en la población.
• Apoyar la elaboración de productos de comunicación en audio, prensa
y video para facilitar el trabajo en salud mental.
• Alentar la participación activa del conjunto de la comunidad.
• Evitar un lenguaje excesivamente técnico o especializado.

Recomendaciones para el trabajo de los periodistas y medios de comunicación.
• La misión de los medios de comunicación, durante una crisis, es mantener
al público bien y oportunamente informado.
• Ser crítico con las fuentes de noticias. Comprobar los hechos cuidadosamente
y distinguir entre la información oficial de la institución encargada
del manejo de la emergencia y los criterios individuales de expertos,
comentarios, descripción de hechos e interpretaciones.
• Mantener un contacto sistemático con las instituciones de salud para
difundir la información que ayude a mantener el equilibrio emocional de la población.
• Informar a la población, de manera continua, sobre la evolución de la
situación. Para esto es necesario transmitir en forma reiterada los mensajes importantes para la comunidad.
• Difundir información y mensajes positivos (de ánimo y apoyo) que
eleven la moral y hagan sentir a la población damnificada que no
está sola; es decir, buscar un equilibrio informativo, aun en momentos de crisis.
• Los medios de comunicación deben priorizar aspectos tales como el
enfrentamiento de la situación, preservar vidas, desarrollar la solidaridad y evitar el aislamiento.
• Tener en cuenta los efectos psicológicos que el impacto de las imágenes
genera en el público. No exponer innecesariamente imágenes
cuya crudeza y dramatismo profundicen el impacto psicológico propio
de la situación acaecida, incrementando las condiciones de vulnerabilidad de las personas.
• Controlar el tono de tragedia que puede tener la información sobre un
desastre, evitando la repetición constante y morbosa de los hechos.
• No difundir noticias sin confirmar (rumores o insinuaciones), ni fomentar
desacuerdos o enfrentamientos entre las diferentes instituciones que trabajan
en la emergencia, o con la comunidad científica.
• Respetar la privacidad de los damnificados, heridos y familiares, así
como la muerte y el dolor ajenos.
• Respetar los sentimientos de las personas en proceso de duelo por la
pérdida de seres queridos (evitar la fotografías de primer plano o imágenes
de televisión de víctimas o familiares).
• La transparencia y la oportunidad en la información no deben reñir con la prudencia y la cautela.
• No crear falsas expectativas.

Lineamientos para la elaboración de los mensajes.
La información y los mensajes que se generen en las instituciones y en los medios de comunicación deben orientar la respuesta de la población y prevenir o disminuir el impacto emocional de un evento adverso.
Para el sector salud es importante tener previamente elaboradas algunas herramientas de comunicación que puedan servir para apoyar la respuesta a la emergencia. Sin
embargo, un principio básico es que los mensajes se diseñen a partir de la evaluación
de la situación existente, del impacto psicológico en la población, así
como de los daños y necesidades de la comunidad.
Los principales elementos que se deben considerar son:
• Focalizar la información en la importancia de preservar la vida y la salud.
• Promover la solidaridad, invitando a las personas que no fueron
afectadas a tener un comportamiento positivo de ayuda a los más
vulnerables, especialmente niños, adultos mayores, discapacitados y enfermos.
• Estimular que la población esté atenta a la información oficial y no
actúe basándose en los rumores.
• Mantener informada a la población sobre los principales problemas,
soluciones, necesidades y medidas que la población pueda adoptar
(por ejemplo, servicios de salud disponibles, acceso a suministros
y alimentos), especificando los lugares previstos para recibir ayuda.
• Tener en cuenta las tradiciones y percepciones sociales, culturales y religiosas,
lo que lleva a generar mensajes que respeten las normas y valores de la población.
• Considerar aquellos territorios con gran diversidad cultural y étnica; si
es necesario, se deben emitir los mensajes en todos los lenguajes y dialectos.
• Difundir la información esencial y necesaria; recordar que demasiada
información puede confundir al público y oscurecer el mensaje central.
• Utilizar, cuando sea posible, fotos, dibujos o gráficos para explicar los mensajes.
• Realizar una validación de los mensajes y herramientas de comunicación
antes de difundirlos públicamente.
• Es recomendable que los mensajes elaborados respondan de forma clara a las siguientes preguntas:
– ¿Invita a la lectura, o a escucharlo, verlo y utilizarlo?
– ¿Induce a realizar acciones positivas?
– ¿Es claro y se entiende el contenido que se quiere transmitir?
– ¿El público destinatario se identifica con la situación y los personajes?
– ¿Existen las condiciones y posibilidades para que el público destinatario puedan poner en práctica las indicaciones recibidas?.

Ejemplos de mensajes a la población para apoyar la protección de la salud mental:
• El temor, la desconfianza, la tristeza, la angustia, la incertidumbre, la dificultad para dormir, la
irritabilidad, la falta de concentración, la falta o el exceso de apetito y las crisis de llanto son
reacciones normales ante situaciones de desastre.
La expresión de estos sentimientos le ayudará a recuperarse más prontamente.
• Para desahogarse busque una persona de confianza, cuéntele lo que siente y también escuche
sus problemas. Usted también puede ayudar escuchando a otras personas.
• En situaciones de desastre, muchas veces los niños no pueden expresar fácilmente lo que sienten, por lo que es muy importante escucharlos, darles cariño, seguridad y jugar con ellos.
• Realice actividades con sus vecinos para apoyarse mutuamente y superar los problemas generados por el desastre.
• Busque ayuda en el centro de salud más cercano. No sufra callado ni a solas.
• Use solamente los medicamentos recomendados por personas autorizadas. Evite tomar “medicinas para los nervios” por su cuenta.
• No beba alcohol u otras drogas para evadir la situación o “sentirse mejor”.

Consideraciones finales:
• El adecuado manejo de la comunicación social contribuirá a reducir la
incertidumbre y disminuir el impacto psicosocial del evento adverso.
• Frente a las reacciones de incertidumbre, temor y tensión generadas en
un desastre, es importante desarrollar una adecuada estrategia de
comunicación con un oportuno flujo de información.
La comunicación social es un eje transversal en las acciones de preparación
y atención de desastres y el tema de salud mental
debe ser un
componente del plan de comunicación en situaciones de desastres del sector salud.
• Las estrategias de comunicación e información se deben desarrollar
internamente en la institución de salud, pero son fundamentales también
las alianzas, especialmente con los medios de comunicación, el sector educativo y los gobiernos locales.
• La producción de información seria y responsable, pertinente y oportuna,
que tenga en cuenta las implicaciones en la salud mental de la
población, es un desafío de las instituciones involucradas en la respuesta y el manejo del desastre.
• Las estrategias y acciones que se implementen antes del desastre serán
vitales para lograr una comunicación efectiva en los momentos críticos
y generar una respuesta eficaz.
• La recuperación después de un evento adverso suele llevar un tiempo
prolongado, por lo que es importante que las áreas de comunicación
social y de salud mental del sector salud mantengan el tema en vigencia
para promover la rehabilitación psicosocial y el retorno a las actividades cotidianas.

Referencias:
1. Organización Panamericana de la Salud. Guía de preparativos de salud frente
a erupciones volcánicas. Módulo 5: La comunicación frente a erupciones volcánicas. Quito: OPS; 2005.
2. Wisner B, Ruiz V, Laell A, Meyreles L. ¡Corra, avísele a sus vecinos! Alerta de huracanes en el Caribe. En: Informe Mundial sobre Desastres (resumen). Ginebra: Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja; 2005. p.5.
3. Vaux T. ¿Datos o diálogo? El papel de la información en casos de desastre.
En: Informe Mundial sobre Desastres (resumen). Ginebra: Federación
Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja; 2005. p.5.
4. Jefferys A, Simha V, Samuel K, Kottegoda S. Eskeland L. Compartir información
para la recuperación de Asia meriodional. En: Informe Mundial sobre Desastres
(resumen). Ginebra: Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja; 2005. p.23.
5. Organización Panamericana de la Salud. Terremotos en El Salvador. Washington, D.C. OPS, 2002.

Material elaborado por la organización panamericana de la salud:
http://www.paho.org/spanish/dd/ped/GuiaSaludMental.htm