Horizontes del texto Freudiano

Horizontes del texto Freudiano

Algunas constantes en la expresión literal

Es probable que la polémica entre los partidarios de la traducción «literal» y los de la versión «libre» carezca de sentido. No hay, quizás, una respuesta universal. Dependerá de autores y disciplinas; también, de las exigencias y tradiciones de la cultura recipiente.

En esta sección abordaremos una característica muy curiosa de la escritura de Freud. Hay en toda ella, desde los primeros trabajos hasta los últimos, una coherencia que, ante todo, es de nivel verbal. Podrían perseguirse los destinos de cada vocablo. Disponemos hoy de un punto de mira privilegiado para ello, tras la publicación de las cartas de Freud a Fliess, y del «Entwurf einer Psychologie» («Proyecto de psicología»), en el volumen Aus den Anfängen der Psychoanalyse (Los orígenes del psicoanálisis), al cuidado de Errist Krís. Basta recorrer las notas de pie de página de este volumen para convencerse de que en esos textos iniciales hay un sinnúmero de anticipaciones del Freud posterior, principalmente de la llamada «segunda tópica», la articulación estructural de la psique expuesta en El yo y el ello. Es como si los términos -ellos mismos- llevaran adherida una sustancia significativa cuyo perfil conceptual se afinara a medida que Freud avanza en su proceso de experiencia e intelección.

llustremos lo dicho. En el capítulo VII de La interpretación de los sueños se lee: «El proceso onírico emprende entonces el camino de la regresión, { … } obedece a la atracción que sobre él ejercen grupos mnémicos que en parte existen sólo como investiduras {Besetzung} visuales, no como traducción {übersetzung} a los signos {Zeichen} de los sistemas que vienen después» (GW, 2-3, pág. 579). Y a lo largo de todo el capítulo está presente la idea de unas «traducciones» de un sistema a otro, caracterizados estos últimos por signos diversos. Pensamiento básico que aflora aquí y allí en expresiones como «Redaktion» del sueño, etc. Y bien: en carta a Fliess del 6 de diciembre de 1896, Freud le expone una concepción del mecanismo psíquico, según la cual este se compone de una estratificación sucesiva. De tiempo en tiempo, el material preexistente de huellas mnémicas experimenta un reordenamiento {Umordnung} según nuevas relaciones, una retrascripción {Umschrift}, Cada estratificación posee una clase diversa de signos. Las sucesivas trascripciones corresponden a épocas de la vida: en la frontera entre dos períodos debe producirse la traducción del material, y la psiconeurosis sobreviene cuando aquella no se consuma. Entonces, la identidad verbal entre el texto de la carta a Fliess y ciertos pasajes del libro sobre los sueños (donde la noción no se explicita) nos alerta para prestar atención a vocablos como «traducción», «signo», etc.

Otro ejemplo, del mismo capítulo VII. Freud explica, acerca del desplazamiento de las intensidades psíquicas que se produce a raíz del trabajo del sueño, que «es como después de una gran revolución { … }. Las familias antes nobles y poderosas son ahora desterradas, y todos los altos cargos se ocupan con recién llegados; en la ciudad únicamente se tolera a miembros por entero empobrecidos y carentes de poder, o a dependientes de los destronados que se han distanciado leiztlernen} de estos» (GW, 2-3, pág. 520). López Ballesteros traduce libremente: «Las familias nobles y poderosas { … } quedaban desterradas, y todos los puestos eran ocupados por advenedizos, no tolerándose que permaneciera en la ciudad ningún partidario de los caídos, salvo aquellos que por su falta de poder no suponían peligro alguno para los vencedores. . . » (BN, 2, pág. 660). ¿Por qué tradujimos «dependientes de los destronados que se han distanciado de estos»? Porque esta metáfora, en todos sus puntos, anticipa las ideas teóricas que Freud expondrá unos quince años más tarde en «La represión». Lo hace, desde luego, en la intención significativa, pero sobre todo verbalmente. El destierro y la suplantación de las familias nobles figuran el proceso de la represión. De lo reprimido (las familias desalojadas) sólo se admiten elementos que: a) no sean poderosos ni ricos, vale decir, su investidura sea baja, y b) estén suficientemente distanciados de lo reprimido. Distanciamiento es Entfernung, la misma palabra que usa en «La represión» para describir idéntico proceso. La analogía indicada se encuentra implícita en el original, y así la dejamos en nuestra versión. Será una segunda lectura la que permita revelar esa constante entre ambos textos. La traducción de López-Ballesteros no permite su estudio trasversal. Es un caso en que la coherencia del original nos facilita una versión justa.

Otra vez, y siempre del mismo capítulo: «La actividad del segundo sistema, que procede por múltiples ensayos, que envía {aussenden} investiduras y vuelve a recogerlas {ein-zieken}, por una parte necesita disponer libremente de todo el material mnémico. .. » (GW, 2-3, pág. 605). «Enviar» y «recoger» investiduras, en idéntica expresión literal, es el símil de la ameba y los seudópodos que Freud desarrolla en «Introducción del narcisismo». Y hallamos esos verbos aun antes, en Los orígenes del psicoanálisis.

Baste con esos ejemplos. Obtenemos la impresión) de que Freud se guía por ciertas intuiciones básicas que hallan expresión desde el comienzo de su labor conceptual; de ellas, algunas se consuman, alcanzan desarrollo riguroso más tarde; con otras no sucede lo mismo, son cabos de pensamiento no retomados.

Mencionemos, de pasada, transiciones de otro tipo. Muchas veces nos habla de «ganancia» {Gewinn} de placer; si después leemos «ganancia de la enfermedad», entendemos que el neurótico la obtiene dentro del juego como automático del principio de placer. Preferimos, pues, traducir siempre «ganancia» de la enfermedad.

Siguiendo el mismo criterio, siempre que es posible vertemos versagen por «denegar», y en los casos en que Versagung debe traducirse por «frustración» solemos añadir entre llaves «denegación», para que pueda efectuarse el pasaje conceptual.