Imposible morir. Escribir la muerte en Maurice Blanchot y Claudio Rodríguez: Conclusión y Bibliografía

Imposible morir. Escribir la muerte en Maurice Blanchot y Claudio Rodríguez
(Jorge Fernández Gonzalo)
Fuente: “Duererías. Analecta Philosophiae”. Revista de Filosofía, 2ª época, nº 2, febrero 2011

A modo de conclusión

La lápida de Claudio Rodríguez se cincela sin palabras y, mediante este desvío del lenguaje; hace coincidir la muerte y la vida. Se trataría de una muerte expulsada, como ocurría en el poema “Sin epitafio”, despegada de la condición de morir, del nombre, por un movimiento de borradura, de violencia, que hace ocupar al cuerpo y al devenir allí donde el pensamiento buscaba la telicidad trágica de la muerte.
Esta muerte se representa en Claudio Rodríguez como un espacio mítico, un no-lugar que habitaría fuera de la palabra, de la identidad, en donde el deseo fluye sin origen ni clausura, arrastrándolo todo consigo, fundiendo, como en el poema “Los cinco pinares”, a los amantes y al todo en una secuencia última y sin fin de su pasión amorosa. Porque dicha muerte queda fuera de toda escritura, de todo signo o letra, se armoniza con aquello que no es, con la resurrección y el vitalismo, en un movimiento de aniquilamiento y renacimiento perpetuos.
No existe, como ocurría en Blanchot, un sujeto que pueda apropiarse de dicha experiencia de la muerte. Ésta constituye para ambos autores una imposibilidad que en Blanchot augura la separación con el lenguaje (separación, distancia, que el mismo lenguaje se encarga de traer consigo, extrañeza que se acumula en la escritura) mientras que para el poeta zamorano propone la unión, la entrega y la participación con el otro una vez que la poesía ha hecho caer a los discursos que la sostenían. Es imposible morir, ya que morir implica, entonces, una experiencia de lenguaje, un yo que se apropia de su morir, que es lo que quiebra aquí a través del poema claudiano «Sin epitafio»: la muerte se anula junto con el nombre que la contenía, como en los conjuros mágicos o en las cantinelas infantiles. La palabra constituye la promesa de un acabamiento, o en palabras de Blanchot, de una sentencia de muerte, de la que sólo podemos librarnos por la destrucción de la obra, el desenlace de la palabra, la erosión del pensamiento, hasta llegar a esa muerte que es vida y que se habilita en la obra claudiana. Sin el epitafio del nombre, la muerte destructora está muerta: se trata de la ausencia de una ausencia que ha dejado de imponer su dominio sobre las cosas. Ya sólo queda una muerte eufemizada como vida, muerte imposible que culmina el proceso epifánico de la poética claudiana: en la muerte, la entrega se completa, las cosas giran en una danza infinita, cíclica, que arrastra al poeta a un estado de revelación, de entrega de un cuerpo en donde está amaneciendo.

Bibliografía citada:

Blanchot, Maurice: El paso (no) más allá, Barcelona, Paidós, 1994.
Blanchot, Maurice: Tiempo después; precedido por La eterna reiteración, Madrid, Arena Libros, 2003.
Blanchot, Maurice: La parte del fuego, Madrid, Arena Libros, 2007.
Blanchot, Maurice: La conversación infinita, Madrid, Arena Libros, 2008.
Foucault, Michel: Obras esenciales. Vol 1., Entre filosofía y literatura, Barcelona-Buenos Aires, Paidós, 1999.
García Berrio, Antonio: Forma interior: la creación poética de Claudio Rodríguez, Málaga, Ayuntamiento, 1998.
Pérez Zarco, Juan José: «Del amor, de la vida y de la muerte. Acercamiento a „Casi una leyenda., de Claudio Rodríguez», en Cuzna, Revista de investigación y didáctica en Los Pedroches, nº 2, pp. 7-43, 1999.
Rodríguez, Claudio: Poesía completa, Barcelona, Tusquets, 2001.
Rupérez, Ángel: «La vida para siempre (sobre la poesía de Claudio Rodríguez)», prólogo a Rodríguez, Claudio, Poesías escogidas, Madrid, Mondadori, pp. 7-40, 1992.
Rupérez, Ángel: «Las presencias del alma», en Boletín de la Fundación Federico García Lorca, nº 27-28, pp. 57-70, 2000.
Yubero, Fernando: «“Bienvenida la noche: la luz y la mirada en un poema de Alianza y condena», en Zurgai, nº 3, julio, pp. 101-103, 2006.