Inconsciente y el consciente, Lacan: El Modelo Forclusivo (1955 – 1958)

1. La psicosis, forclusión de lo simbólico

1.1. El inconsciente estructurado como lenguaje
“El inconsciente es también el discurso del Otro; El inconsciente es, en
el fundo estructurado, tramado, encadenado, tejido del lenguaje. Y no
solamente el significante juega ahí un papel muy grande, pero juega
también el papel fundamental “; “Una lengua tiene algunas
particularidades (…) y eso condiciona hasta en su trama la más
original, de lo que pasa en el inconsciente”
Esas varias citaciones ilustran el cambio de concepción del inconsciente en la obra de Lacan:
 En 1938, Lacan describía el inconsciente como siendo estructurado por unas representaciones nombradas imagos;
 En 1955, dice que es estructurado como un lenguaje, lo que implica que
representa el mismo carácter de duplicidad (ligado al binario
significante / significado) que éste, y el mismo carácter de oposición
que el significante;
 Lacan observa que “el material ligado al conflicto antiguo es
conservado en el inconsciente a titulo de significado en potencia, de
significante virtual, para ser tomado en el significado del conflicto
actual y servirle de lenguaje, es decir de síntoma”. Todavía más, es la
realidad humana ella misma que es irreductiblemente estructurada como
significante, la situación justa del sujeto humano en la realidad
dependiendo de una experiencia puramente simbólica.
Lacan saca de ahí dos conclusiones:
La primera, teórica, en donde es afirmado, “la dominancia del significante en los fenómenos analíticos”, es decir inconscientes;
La segunda, clínica: conviene entonces interrogarse sobre la manera de
que “el sujeto se sitúa en comparación a el conjunto del orden
simbólico”, ese ultimo pudiendo ser el objeto, como es el caso en la
psicosis, de un rechazo parcial.

1.2. El defecto de simbolización primordial
“En la relación del sujeto al simbólico, hay la posibilidad de una
Verwerfung primitiva, a saber que alguna cosa no es simbolizada, que va a
manifestarse en lo real”, Puede así pasar que alguna cosa de
primordial cuando al ser del sujeto no entre en la simbolización y no
sea rechazado, sino rechazado”, “No hay entonces al origen, Bejahung, es
decir afirmación de lo que es, o Verwerfung”.
En la constitución del sujeto psíquico, Lacan postula un estado
primordial de aceptación o de rechazo de un significante fundamental. Es
ese rechazo, que nombra forclusión, que considera, en 1955, como siendo
el mecanismo constitutivo de la psicosis, en tanto que es un mecanismo
de exclusión de la simbolización general estructurando al sujeto.
Ese defecto del significante produce una remisión del conjunto del
significante. Lacan tiene ahí una nueva etiopatogenia de la psicosis que
consiste desde ese entonces en “un hoyo, una falta al nivel del
significante”.
Esto no va sin una resonancia clínica sobre el registro del lenguaje:
Lacan observa que hay en la psicosis “una invasión psicológica del
significante”, una perplejidad concerniente al significante, una
división entre significante y significado, una despersonalización del
discurso, una formación de neologismos, pues que “el psicótico es
poseído por el lenguaje” y que “la psicosis se declara cuando el sujeto
toma la palabra”. Una conclusión se impone entonces: el diagnostico de
psicosis necesita la presencia de trastornos del lenguaje y el nudo de
la psicosis es ligado de nuevo a una relación del sujeto al
significante.

1.3. El fracaso de la función paternal
“El complejo de Edipo quiere decir que la relación imaginaria
conflictiva, incestuosa en ella misma, es destinada al conflicto y a la
ruina. Para que el ser humano pueda establecer la relación la más
natural, aquella del macho a la hembra, es necesario que intervenga un
tercero (…) es necesario una ley (…) un orden simbólico, la
intervención del orden, de la palabra, es decir del padre (…) el orden
que impide la colisión y la explosión de la situación en el conjunto es
fundado sobre la existencia de ese nombre del padre”
Se entiende, en ese citación, que la psicosis tiende, como lo postula
Lacan, a las relaciones que el sujeto entretiene con el significante,
más particularmente con el significante paternal, esto es la razón de
una ecuación entre el significante, lo Simbólico, la Ley y la función
paternal. Es esta función paternal, en tanto que función simbólica
portadora de la Ley de la prohibición del incesto, que es el resultado
del fracaso en la psicosis.
En 1958, lacan sostendrá que, en la psicosis, el Nombre del Padre,
forcluye, fracasa en sustituirse al significante del deseo de la madre,
haciendo así la cama de una metáfora delirante en lugar y plaza de la
metáfora paternal.
El postulado que sostiene, desde 1955, su edificio teórico es que el
padre comprende “un elemento significante irreducible a toda especie de
condicionamiento imaginario” y, por consecuencia, que la ley fundamental
en la estructuración del sujeto psíquico es una ley de simbolización.
Lacan precisa que cuando “del campo del otro, viene la llamada de un
significante esencial que no puede ser recibido” lo que se sustrae a
esta ley hace regresar lo que el llama lo Real, como ilustra su
relectura del caso Schreber.

2. La psicosis, manifestación de lo Real y proliferación del Imaginario

2.1. La relectura lacaniana del caso Schreber
Lacan propone, en su seminario III, una relectura del análisis freudiano
del caso Schreber. Se puede seguir, en el transcurso de las sesiones,
la evolución de la interpretación que Lacan hace:
Así comenta, en Enero de 1956: “La explicación de que él nos da del
delirio viene en efecto confluir a esta noción del narcisismo que no es
del todo elucida por Freud…”
Y en Julio de 1956: “ La explicación de Freud no da la impresión de esta
referido enteramente al narcisismo (…) Pero al fin de cuenta, (…)
el pivote (…) de la dialéctica libidinal a la cual se refiere en
Freud el mecanismo y el desarrollo de la neurosis es el tema de
castración. Es la castración que condiciona el miedo narcisista”; “El
análisis de Freud hace girar toda la dinámica del sujeto Schreber
alrededor del tema de la castración, de la perdida del objeto falico”.
El análisis de Lacan, cuando a él se refiere, no deja subsistir ninguna
duda en que el análisis conduce a poner el acento sobre la importancia
de los fenómenos del lenguaje, pues sobre lo Simbólico, en la economía
de la psicosis, y en acercarse a los fenómenos constituyentes.
Deja aparecer que el delirio de Schreber es un modo de relación del
sujeto al conjunto del lenguaje y que atestigua de una forclusión del
significante paternal: “Esto es porque (…) se ha necesitado
imaginarse, a él mismo, mujer, y realizar en un embarazo la segunda
parte del camino necesario para que sumándose el uno al otro, la función
de ser padre sea realizada”.
Por la falta del Nombre del Padre, la Ley es para Schreber, toda entera
en la dimensión imaginaria, lo que constituye, dice Lacan, el pivote de
sus fenómenos elementales, regreso en lo Real de lo Simbólico forcluido.
2.2. La psicosis, manifestación de lo Real
“La categoría de lo real es esencial en introducir (…) Yo le doy ese
nombre en tanto que ella define un campo diferente de lo simbólico. Es
de aquí solamente que es posible esclarecer el fenómeno psicótico y su
evolución” Si Lacan liga Real y Simbólico, es que lo Real es “una
categoría producida por lo Simbólico que corresponde a que este expulsa
instaurándose” Dos aceptaciones son propuestas en el seminario III:
 Lo real como reaparición del no-simbolizado. Habremos reconocido la
formula: “El no-simbolizado reaparece en lo real” Recordemos que el
no-simbolizado, en la psicosis, es el Nombre del Padre y su función de
castración;
 Lo Real como dimensión diacrónica del discurso, por oposición a lo Simbólico, encarnado por la significación.
A considerar esas tres afirmaciones de Lacan:
“En los casos de psicosis vemos revelarse (…) ese discurso
interior…”; “El inconsciente es también el discurso del otro” y “La
cuestión no es tanto de saber porqué el inconsciente (…) queda
excluido para el sujeto no asumido – pero porque aparece en lo real”,
sabemos que es el discurso interior – pues inconsciente y desprovisto
del Nombre del Padre – que regresa en el delirio místico del presidente
Schreber. Lacan precisa que ese real del fenómeno elemental aparece bajo
el registro de la significación, dicho de otra manera, de lo
Imaginario.
2.3. La psicosis, proliferación del Imaginario
“El sujeto, falta de poder de ninguna manera restablece el pacto del
sujeto al otro (…), entra en otro modo de mediación (…),
sustituyendo a la mediación simbólica un hormigueo, una proliferación
imaginaria”.
El imaginario, que designa “la relación al imago del semejante y al
cuerpo propio”, es el registro del Yo, de la identificación, de la
relación dual y del narcisismo, característicos del estado del espejo.
Es “el otro lugar” en el cual reaparece el rechazado en la psicosis.
La imposición del Imaginario en la psicosis tiende principalmente a dos fenómenos:
 La represión tópica del sujeto al estado del espejo, tal como es
manifestada por el presidente Schreber cuyo estudio del delirio, nos
comenta Lacan, “tiene el interés eminente de permitirnos de agarrar de
una manera desarrollada la dialéctica imaginaria”, en efecto, “los dos
personajes al cuales el mundo se reduce por el presidente Shreber, son
hechos el uno en relación al otro, uno ofrece al otro su imagen
invertida”. Lacan precisara en les Ecrits, que su identidad es reducida a
la confrontación a su doble psíquico que rinde patente su regresión al
estado de espejo.
 Una identificación del sujeto al Yo que Lacan hacer figurar, en su
esquema L de la dialéctica intersubjetiva, sobre el eje a-á del
Imaginario: “En el sujeto normal (…), toda asunción del Yo es
revocable. En el sujeto psicótico al contrario, algunos fenómenos
elementales, y especialmente la alucinación que es en la forma la más
característica, nos muestra el sujeto completamente identificado a su yo
con el cual habla o el yo totalmente asumido sobre el modo
instrumental”. Lacan agrega, retomando un tema freudiano, que la
cuestión del Yo (o ego) es primordial en las psicosis por ser el que, en
su función de relación al mundo exterior, sufre un fracaso.
Su reflexión sobre “el extraño gemelo del yo”, El Yo Ideal, que califica
de “Gordo del delirio”. Lo conduce a postular la existencia, más allá
del pequeño otro del Imaginario, de un grande Otro simbólico, correlato
necesario de la palabra. En efecto, si manifiesto que sea el registro
imaginario en los fenómenos psicóticos , sus mecanismos ahí no se
reducen.
Tal es en 1955-1956, el principal avance de Lacan en el campo de las
psicosis y el asentamiento teórico que le permite de constituirlos en
estructura.

3. La psicosis como estructura

3.1 La noción de estructura
“…Construir para la psicosis una estructura admisible” constituye el
objetivo que se impone Lacan en el seminario III. Y es por la relectura
del caso Schreber que lo logra.
En Estructura y perversiones, Joel Dor define la noción de estructura en
esos términos “epistológicamente, una estructura es, ante todo, un
modelo abstracto, en la especie : a) un conjunto de elementos ; b) de
leyes de composición internas aplicadas a esos elementos. En el campo de
la sicopatología, él precisa, el enfoque semiológico y nosográfico
situando de entrada, la investigación más allá de las consideraciones
puramente cualitativas o diferenciales”.
En el seminario III, Lacan hablando de la estructura dice “ es
primeramente un grupo de elementos formando un conjunto variante”, que
es una noción analítica, y sobretodo que ella es tomada del lenguaje. En
otros términos, “La noción de estructura es ya por ella misma una
manifestación de significante” y las dos nociones “aparecen
inseparables”. Radicalizando el termino de Lacan y esperando no
traicionarlo, se puede afirmar que a partir de 1955, la estructura, es
el significante en tanto que es operante en la neurosis y inoperante en
la psicosis.
En la clínica, el punto de referencia estructural consiste entonces en
el punto de referencia de una carencia , de la ausencia de un rasgo
diferencial. Lacan lo formula en esos términos: “…la notación de una
ausencia es extraordinariamente importante para la localización de una
estructura”.
Más allá de su aplicación clínica, el descubrimiento tan esperado, de un
operador conceptual permite de hacer un diagnostico diferencial teórico
mayor, tanto en el dominio de lo patológico que en aquel de lo normal.
3.2. Estructura de la psicosis y la estructura del sujeto
En 1938 , Lacan oponía cultura y instinto, haciendo de la primera la
característica del orden humano. El 1955, es más precisamente el orden
significante que Lacan designa como tal y que le permite delimitar el
campo propiamente psicoanalítico: “ Si el reconocimiento de la posición
sexual del sujeto no es ligada al aparato simbólico, el análisis, el
freudianismo, ya tiene que desaparecer (…) El sujeto encuentra su
lugar en el aparato simbólico preformado que instaura la ley en la
sexualidad. Y esta ley no permite al sujeto de realizar su sexualidad
que en el plano simbólico. Es lo que significa el Edipo, y si el
análisis no supiera eso, no tendría absolutamente nada de descubierto”
Lo propio del hombre reside entonces, no en lo imaginario el cual
caracteriza el mundo animal y aquel de la infancia en su periodo
pre-edipiano, pero en lo Simbólico. Así, lejos de ser solamente un
médium, el lenguaje existía antes del sujeto y puede determinarlo en eso
que el Edipo tiene una estructura simbólica.
Su travesía, indispensable a una justa aprehensión de la realidad,
consiste en la adquisición al orden significante, constitutivo de la
realidad humana, Lacan tiene una formula más resumida: el complejo de
Edipo, es la introducción del significante.
Al principio de su seminario, Lacan se propone constituir la psicosis en
estructura y podemos constatar, en el transcurso de sus sesiones, que
esta teorización de la destructuración psíquica conduce a una teoría de
la estructuración subjetiva. Freud decía que lo patológico esclarece lo
normal Es en todo caso lo que ilustra la aproximación estructural de la
psicosis aquella que vamos ahora a considerar en la fecundidad y la
especificidad.
3.3. Fecundidad y especificidad de la aproximación estructural de la psicosis
La “estructura- génesis” permite a Lacan refutar la organogénesis (que
considera como una cuestión caduca) y la psicogénesis (“el gran secreto
del psicoanálisis, es que no hay psicogénesis”) que califica de
hipótesis estériles por el hecho que las dos reposan sobre la
presuposición de una entidad unificante : el Yo. Notaremos la critica
implícita de los postulados de la corriente anglosajona de la psicología
del Yo. Lacan se opone, implícitamente a las aproximaciones
psiquiátricas (organogenética y psicogenética) a la aproximación
psicoanalítica que es ella estructural : “En ninguna parte (…) la
concepción falaz de un proceso psíquico en el sentido de Jaspers, en
donde el síntoma seria que el indicio, no esta fuera de propósito que en
el abordaje de la psicosis, porque en ninguna parte el síntoma, si
sabemos leerlo, no esta más claramente articulado que en la misma
estructura.
Desde el seminario III, Lacan afirma que el único modo de abordar la
psicosis conforme a el psicoanálisis es de preguntarse si en el registro
mismo o en el fenómeno nos aparece, es decir, en aquella de la palabra.
La puesta al día de un discriminante de la psicosis permite a Lacan de
refutar progresivamente la tesis desarrollada en Los complejos
familiares, tesis que descansa, sobre el Imaginario, particularmente
sobre la inmadurez del Yo y, correlativamente, de la relación de objeto:
 En un primer tiempo del seminario, el mecanismo imaginario reemplaza
el complejo en la génesis de la forma de la psicosis: “…el mecanismo
imaginario es lo que da su forma a la alineación psicótica, pero no su
dinámica”.
 En un secundo tiempo, ese mecanismo es eliminado, no sin algunas
precauciones verbales, en beneficio de lo Simbólico, que explica de la
forma como de la dinámica de la psicosis. Así se expresa en relación al
delirio. “Yo quise mostrarle que se esclarecía en todos sus fenómenos, y
creo poder decir en su dinámica, en referencia a las funciones y a la
estructura de la palabra”.
En “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
psicosis”, ninguna duda subsiste: “…ninguna formación imaginaria es
especifica, ninguna es determinante ni en la estructura ni en la
dinámica de un proceso. Y es porque nos condenamos de perder la una y la
otra cuando (…) no queremos tomar en cuenta la articulación simbólica
que Freud a descubierto al mismo tiempo que el inconsciente y que le es
en efecto consubstancial”.
Desde entonces, Lacan puede formalizar su teoría forclusiva de la
psicosis en un esquema nombrado I o “esquema de Schreber”, que consiste
en una transformación del esquema R de la estructuración subjetiva.
Es esquema pone en evidencia “las alteraciones que resultaron de ese
defecto de inscripción (del Nombre del Padre) al nivel de la
organización subjetiva” : …la ausencia del falo imaginario permitiendo
al infante de estructurarse como sujeto bajo la mirada del Otro…”, y
los reajustes de los tres registros con lo que Jöel Dor llama “la
agenesia del Simbólico y del Imaginario”.
Dos de los aportes de la aproximación estructural de la psicosis fueron
mencionados: la puesta al día de un operador conceptual patognomónico de
la psicosis y la elaboración de una teoría del sujeto psíquico como
efecto del significante. Existe un tercero, que viene corroborar uno de
los aspectos de la primera concepción lacaniana de la psicosis: evocada
en 1932, en términos de beneficio, ella es considerada, en 1955, no
solamente como defecto de simbolización, pero también como revelación de
ese discurso interior cuyo sujeto normal se desvía, nos dice Lacan.
Parecería que toda concepción nueva de patológico no vaya sin una
redefinición del campo de la normalidad: así, el sujeto normal seria
aquel que ignora lo que el sujeto psicótico – que Lacan califica de
mártir (en el sentido etimológico) del inconsciente – atestigua.
Habría entonces un saber de lado de la psicosis. Esta concepción de la
psicosis no es sin evocar esta pre-clásica de la locura: “…La locura
fascina porque es saber. Ella es saber porque todas esas figuras
absurdas son en realidad los elementos de un saber difícil, cerrado,
esotérico (…) Ese saber, tan inaccesible, y tan temible, el Loco, en
su necedad inocente, lo detiene. Mientras que el hombre de razón y de
sabiduría percibe solamente unas figuras fragmentarias…”.
Concluimos por la especificidad del acercamiento estructural lacaniano.
Si la aproximación freudiana descansa sobre las dimensiones meta
psicológicas de la tópica, de la dinámica y de la economía, así que
sobre las instancias del Ello, del Yo, y del Superyo, aquella de Lacan
se funda sobre los registros de lo Simbólico, de lo Imaginario y de lo
Real.
Es a la articulación de esos tres registros y a sus implicaciones en la
estructura subjetiva que Lacan dedicara sus investigaciones en el
transcurso de los años 1970, muy particularmente en los seminarios
R.S.I. (1974 – 1975) y El Síntoma (1975 – 1976), ultima gran etapa de su
reflexión sobre la psicosis.

Autor: psicopsi

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