Inmadurez adolescente contin.1

Inmadurez adolescente contin.1

Estas historias son
corrientes y extraordinarias a la vez.
La inmadurez es una parte preciosa de la escena adolescente. Contiene los rasgos más estimulantes:
pensamiento creativo, sentimientos nuevos y frescos, ideas para un nuevo modo de vivir. La sociedad necesita
ser sacudida por las aspiraciones de quienes no tienen responsabilidades. Si los adultos abdican, el adolescente
se convierte en adulto en forma prematura, a través de un proceso falso. Un consejo a la sociedad podría ser
éste: por consideración a los adolescentes y a su inmadurez, no les permitan apresurarse y alcanzar una falsa
madurez transfiriéndoles una responsabilidad que aún no les corresponde, aunque luchen por ella.
Con la condición de que los adultos no abdiquen, podemos considerar los esfuerzos de los adolescentes por
encontrarse a sí mismos y determinar su destino como lo más estimulante que nos ofrece la vida. La
concepción adolescente de una sociedad ideal es incitante y estimulante, pero lo esencial de la adolescencia es
su inmadurez y el hecho de estar libre de responsabilidades. Esto último, su elemento más sagrado, dura tan
sólo unos pocos años, y es una posesión que todo individuo debe perder al alcanzar la madurez.
Siempre me estoy recordando a mí mismo que aquello con lo que la sociedad debe convivir en forma
permanente es el estado de adolescencia y no el adolescente individual, quien, ¡ay!, en pocos años se convierte
en adulto y se identifica demasiado pronto con algún marco en el que otros bebés, otros niños y otros
adolescentes pueden gozar de la libertad de tener visiones, sueños y nuevos planes para el mundo.
El triunfo lo constituye el logro de la madurez a través del proceso de crecimiento, no la falsa madurez basada
en la fácil personificación de un adulto. Esta afirmación encierra hechos terribles.
Naturaleza de la inmadurez
Debemos examinar brevemente la naturaleza de la inmadurez. No hay que esperar que el adolescente tenga
conciencia de ella o conozca sus características. Tampoco nosotros necesitamos comprender. Lo importante es
que el desafío de los adolescentes encuentre oposición. ¿De quién?
Admito que siento que estoy maltratando el tema por el hecho de hablar de él. Cuanto más fácil nos resulta
verbalizar, menos eficaces somos. Imaginen a una persona dirigiéndose a los adolescentes para decirles: "Lo
que ustedes tienen de estimulante es su inmadurez". Sería un ejemplo grosero del fracaso en enfrentar el
desafío adolescente. Tal vez la frase "enfrentar el desafío" represente n retorno a la cordura, puesto que ya no
se habla de comprender sino de oponerse. Empleo aquí la palabra "oponerse" para significar que el adulto se
mantiene firme y reclama el derecho de tener un punto de vista personal que pueda ser endosado por otros
adultos.
El potencial de la adolescencia
Veamos ahora cuáles son las cosas que los adolescentes no han alcanzado.
Los cambios de la pubertad ocurren a distintas edades, incluso en los niños sanos. Varones y niñas no pueden
hacer otra cosa que esperar a que se produzcan; la espera los somete a una gran tensión, sobre todo a los de
desarrollo tardío. Estos, por lo tanto, suelen imitar a los que se han desarrollado tempranamente; la
consecuencia es una falsa madurez que se basa en la identificación y no en el proceso innato de crecimiento.
Por lo demás, los cambios no se producen únicamente en la esfera sexual. Hay crecimiento y aumento de la
fuerza física, con lo que sobreviene un peligro real que confiere un nuevo significado a la violencia. Junto con
la fuerza llegan la astucia y la destreza.
Sólo con el paso del tiempo y la experiencia de la vida puede un joven aceptar gradualmente la responsabilidad
por todo lo que sucede en el mundo de la fantasía personal. Mientras tanto hay un gran riesgo de que la
agresión se manifieste bajo la forma de suicidio; también puede presentarse como una búsqueda de la
persecución, a través de la cual el adolescente intenta librarse de un sistema delirante persecutorio. Cuando hay
una expectativa delirante de ser perseguido, existe el riesgo de que se provoque la persecución para librarse de
la locura y el delirio. Un joven psiquiátricamente enfermo con un sistema delirante bien formado puede
precipitar un sistema de pensamiento de grupo y dar origen a episodios basados
en una persecución provocada. La lógica carece de influencia cuando se
ha logrado la encantadora simplificación de una posición persecutoria.
Pero lo más difícil es la tensión que suscitan en el individuo la
fantasía sexual inconsciente y la rivalidad vinculada a la elección de
objeto sexual. El adolescente, todavía en proceso de crecimiento, no
puede asumir aún la responsabilidad por la crueldad y el sufrimiento,
la muerte infligida y sufrida que ofrece el escenario del mundo. Es lo
que lo salva, en esta etapa, de la reacción extrema contra la agresión
personal latente: el suicidio (aceptación patológica de la
responsabilidad por todo el mal que existe o que se puede concebir). El
sentimiento de culpa latente del adolescente es al parecer terrorífico,
y se necesitan años para que se desarrolle en un individuo la capacidad
de descubrir en su self el equilibrio entre el bien y el mal, así como
el odio y la destrucción que, en su self, acompañan al amor. En este
sentido, la madurez corresponde a un período posterior, y no se puede
esperar que el adolescente vea más allá de la etapa siguiente, aquella
en que tiene poco más de veinte años. A veces se da por sentado que los
jóvenes que tienen relaciones sexuales (y tal vez uno o dos embarazos
en su haber) han alcanzado la madurez sexual. Pero ellos mismos saben
que no es verdad y empiezan a despreciar el sexo como tal. Lo
encuentran demasiado fácil. La madurez sexual tiene que incluir la
fantasía sexual inconsciente en su totalidad, y en última instancia el
individuo debe ser capaz de aceptar todo lo que acude a su mente junto
con la elección del objeto, la constancia del objeto, la satisfacción
sexual y el entrelazamiento sexual. Y está también el sentimiento de
culpa que resulta apropiado en función de la fantasía inconsciente
total. Construcción, reparación, restitución El adolescente ignora cuán
satisfactorio es participar en un proyecto que se caracterice por la
confiabilidad. o puede saber hasta qué punto el trabajo, a causa de su
contribución a la sociedad, alivia el sentimiento personal de culpa
(que es suscitado por los impulsos agresivos inconscientes, vinculados
estrechamente a la relación de objeto y al amor) y contribuye de este
modo a disminuir el miedo interior y la intensidad del impulso suicida
o de la propensión a sufrir accidentes. Idealismo Puede decirse que una
de las cosas más estimulantes de los adolescentes es su idealismo. Aún
no se han instalado en la desilusión, y la consecuencia es que se
sienten en libertad de formular planes ideales. Los estudiantes de
arte, por ejemplo, se dan cuenta de que el arte podría enseñarse bien,
y por lo tanto reclaman que así se haga. ¿Por qué no? Lo que no toman
en cuenta es que muy pocas personas son capaces de hacerlo bien. O
advierten que las instalaciones están atestadas y que podrían
mejorarse, y protestan. Encontrar el dinero es tarea de otros. "Bien",
dicen, "simplemente renuncien al programa de defensa y utilicen el
dinero para construir nuevos edificios universitarios". Considerar las
cosas a largo plazo no es propio de los adolescentes; es más natural
que lo hagan las personas que han vivido muchas décadas y han comenzado
a envejecer. Todo lo expuesto hasta aquí está absurdamente resumido. No
he mencionado la importancia primordial de la amistad. No me he
referido a la posición de quienes permanecen solteros o postergan el
matrimonio. Y he pasado por alto el problema vital de la bisexualidad,
que se resuelve, aunque nunca enteramente, en función de la elección de
objeto heterosexual y de la constancia de objeto. También he dado por
sentadas muchas cosas relativas a la teoría del juego creativo. Está
además la cuestión de la herencia cultural; no se puede esperar que, en
la adolescencia, el joven corriente tenga sino una vaga noción de la
herencia cultural de la humanidad, ya que es preciso esforzarse mucho
para conocerla. Cuando tengan 60 años, los que hoy son adolescentes
estarán esforzándose por recuperar el tiempo perdido y conquistar las
riquezas de la civilización y sus subproductos acumulados. Lo principal
es que la adolescencia es algo más que la pubertad, aunque en gran
medida se basa en ella. Implica crecimiento, y éste requiere tiempo. Y
mientras tiene lugar el crecimiento, la responsabilidad debe ser
asumida por las figuras paternas. Si éstas abdican, los adolescentes
tienen que revestirse de una falsa madurez y pierden su principal
ventaja: la libertad de concebir ideas y actuar siguiendo sus impulsos.
Resumen En síntesis, es estimulante que la adolescencia esté activa y
haga oír su voz, pero los esfuerzos adolescentes que hoy se hacen
sentir en todo el mundo deben ser enfrentados, deben cobrar realidad
gracias a un acto de oposición. La oposición debe ser personal. Loa
adultos son necesarios para que los adolescentes tengan vida y
vivacidad. Oponerse es contener sin represalia, sin espíritu de
venganza, pero con fuerza. Es saludable recordar que la inquietud
estudiantil de nuestros días y su expresión manifiesta pueden deberse
en parte a la actitud que nos sentimos orgullosos de haber adoptado en
lo que respecta al cuidado de los bebés y los niños. Que los jóvenes
modifiquen la sociedad y enseñen a los adultos a ver el mundo de una
manera nueva; pero que, allí donde esté presente el desafío de un joven
en crecimiento, haya un adulto dispuesto a enfrentarlo. Lo cual no
resultará necesariamente agradable. En la fantasía inconsciente, éstas
son cuestiones de vida o muerte. . . NOTAS: (1) Joanna Field (M.
Milner),A Life of One’s Own, Londres, Chatto and Windus, 1934;
Harmondsworth, Penguin Books, 1932. (2) John Bowlby, Attachment and
Loss, Londres, Hogarth Press and the Institute of Psycho-Analysis,
1969; Nueva York, Basic Books, 1969; Harmondsworth, Penguin Books,
1971. Trad. cast.: El vínculo afectivo (1989, 2′ ed.), La pérdida
afectiva (1990, 22 ed.), La separación afectiva (1977), Buenos Aires,
Paidós. (3) Hacinamiento, hambre, infestación, la permanente amenaza de
enfermedades somáticas y desastres, y de la leyes promulgadas por una
sociedad benévola. (4) En The Oxford Dictionary of Nursery Rhymes,
comp. por Iona y Peter Opie, Oxford University Press, 1951.