LA INTEGRACIÓN ENTRE LAS TEORÍAS DEL APRENDIZAJE IMPLÍCITO Y LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA

Estudios interdisciplinarios y nuevos desarrollos: LA INTEGRACIÓN ENTRE LAS TEORÍAS DEL APRENDIZAJE IMPLÍCITO Y LA PSICOLOGÍA EVOLUCIONISTA

Fernández Acevedo, Gustavo; López, María Fernanda
Universidad Nacional de Mar del Plata. Argentina

RESUMEN
Existen en la literatura científica intentos de contextualizar las
teorías sobre el Aprendizaje Implícito (AI) en el marco conceptual
provisto por la biología evolucionista. En el presente estudio
nos proponemos analizar la integración entre ambos
campos de conocimiento pero desde una perspectiva más específicamente
psicológica. El análisis se centrará en la perspectiva
teórica desarrollada por A. Reber, el mayor representante
del estudio del AI y su relación con la evolución de las
capacidades cognitivas.
Palabras clave: Aprendizaje Implícito Psicología Evolucionista

INTRODUCCIÓN
Con la expresión ‘aprendizaje implícito’ (AI), se designa un
modo adaptativo en el cual el comportamiento de los sujetos
se muestra sensible a los rasgos estructurales de una situación
experimentada, sin que sea comandado por una exploración
intencional ni basada en el conocimiento explícito de
dichos rasgos (Perruchet & Vinter, 1998). La psicología evolucionista
(PE), por su parte, tiene como postulado fundamental
que la mente es un sistema de órganos de computación, diseñado
y especializado en determinados ámbitos de la interacción
con el mundo. Desde esta perspectiva, la selección natural
actuaría creando un conjunto de mecanismos capaces de
procesar la información y orientados a metas adaptativas.
Ambos desarrollos teóricos han coexistido en los últimos años,
hasta donde sabemos, sin que se hayan hecho intentos sistemáticos
de establecer sus coincidencias conceptuales. En
esta ponencia desarrollaremos una propuesta de convergencia
conceptual entre estas perspectivas.
Principios comunes a las teorías del Aprendizaje Implícito y a la Psicología Evolucionista:
Existen intentos previos de integrar el aprendizaje implícito
dentro de un marco evolucionista, intentos que han estado basados
en consideraciones provenientes en particular de la biología
evolucionista (Reber, 1993), o en una teoría específica de
la evolución cognitiva (Mathews & Cochran, 1998). En el presente
estudio nos proponemos analizar la integración entre
ambos campos de conocimiento pero desde una perspectiva
más específicamente psicológica. Nos referiremos especialmente
a la propuesta de Reber, quien ha argumentado de manera
más consistente en favor de un marco evolucionista para
la teorización sobre el AI.
Las convergencias teóricas entre el AI y la PE pueden establecerse
a partir del examen de tres principios teóricos de alto
nivel defendidos por los psicólogos evolucionistas. Estos son
el adaptacionismo, el computacionismo/modularidad y el innatismo,
junto con un cuarto principio referente a la naturaleza
inconciente de la mayor parte de los procesos mentales y al rol
comparativamente de menor importancia de la conciencia en
la comprensión de la mente. Los describiremos brevemente.
El supuesto adaptacionista puede ser caracterizado como el
principio regulativo según el cual los sistemas mentales han
surgido mayoritariamente como adaptaciones (esto es, un rasgo
que contribuye al éxito reproductivo del organismo), y se
debe buscar ante todo el fin adaptativo por el cual fue seleccionado
un determinado rasgo antes de proceder a considerarlo
un subproducto. El supuesto del computacionalismo/modularidad
consiste en la afirmación de que la mente está compuesta
por un conjunto de sistemas de computación que poseen características
modulares: son relativamente autónomos, de propósito
específico y resuelven una clase de problemas muy
restringida. Esta modularidad es masiva: la mente se encuentra
compuesta mayormente por tales módulos mentales. El
supuesto innatista sostiene que los sistemas mentales son innatos
y están determinados por la estructura de nuestro programa
genético; la mente humana no es arbitrariamente plástica
como respuesta a las diferencias ambientales.
Respecto, por último, del carácter comparativamente de menos
importancia de la conciencia, Cosmides y Tooby (1997)
formulan este supuesto señalando que la conciencia es ‘sólo
la punta del iceberg’, y que la mayor parte de lo que ocurre en
la mente es desconocido para nosotros. Sólo somos concientes
de unas pocas conclusiones de alto nivel basadas en el
funcionamiento de miles de mecanismos especializados. Algunos
de estos mecanismos recolectan información acerca
del mundo y otros analizan y evalúan esa información, controlando
inconsistencias, completando aspectos incompletos o
interpretando su significado.
Examinaremos ahora la compatibilidad de estos principios con
la teorización sobre el AI desarrollada por Reber (1993). En
relación al supuesto adaptacionista, Reber dice sostener una
perspectiva funcionalista que considera necesaria para la psicología
cognitiva. Al señalar esto, considera necesario distinguir
la forma de funcionalismo que propugna de otros usos de
tal término. En particular, señala que tal forma de funcionalismo
no debe ser confundida con el funcionalismo de la ‘independencia
del hardware’ desarrollado en un intento de tratar
con los problemas metafísicos que surgen de considerar en
qué consiste estar en un estado mental particular. Tal enfoque,
señala, que ha sido particularmente influyente en teorías contemporáneas
de la epistemología y la inteligencia artificial, tiene
escasamente o nada en cuenta los principios darwinianos.
La versión de funcionalismo que defiende, observa, es la versión
evolucionista y adaptacionista que sostiene que las estructuras
y mecanismos, procesos y conductas necesitan ser
integrados dentro de un marco evolucionista y evaluados en
términos de los roles que cada uno juega en las especies que
los poseen.
Con respecto al supuesto de la modularidad masiva, Reber
(1993) no acuerda con el énfasis en la perspectiva modular
adoptada por Rozin, Sherry y Schacter, y Squire. Esto no implica
una impugnación terminante de esta perspectiva, sino
que, en su opinión, simplemente no existen suficientes razones
para adoptarla o para rechazarla. El agnosticismo de
Reber respecto de la perspectiva modular en general distancia
su posición respecto de la tesis de la modularidad masiva en
particular, y, en consecuencia, de uno de los supuestos fuertes
de la psicología evolucionista.
Respecto del debate innatismo-empirismo, Reber (1993) se
inclina por una posición que podríamos considerar un innatismo
moderado. Varias observaciones avalan su toma de posición
frente a este ítem. En primer lugar, Reber observa que en
el presente nadie defiende una posición empirista ‘pura’ al estilo
de la tabula rasa de Locke; por el contrario, señala que
existe uniformidad en el reconocimiento de que alguna forma
de innatismo debe ser verdadera. Carece de sentido tratar de
concebir al cerebro/mente como un órgano homogéneo. Ya sea
que sea concebido desde una perspectiva orientada hacia las
cuestiones gnoseológicas (la mente) o hacia las neuroarquitectónicas
(el cerebro), es necesario aceptar que posee una
estructura considerable. Tal estructura es el producto final de
procesos evolutivos que seleccionaron, de las posibilidades genéticas,
aquellas que poseen valor adaptativo.
La posición de Reber (1993) según la cual cierta clase de innatismo
no se opone a la influencia del ambiente y al aprendizaje
encuentra su correlato en diversos planteos de los psicólogos
evolucionistas.
Pinker (1997) observa que la afirmación según la cual la mente
posee una estructura innata compleja no implica la negación
del papel jugado por el aprendizaje. Si bien es un error pensar
en la estructura innata y el aprendizaje como factores en contraposición
o alternativos, también lo es concebirlos como fuerzas
interactivas complementarias. Cada parte de la inteligencia
humana implica cultura y aprendizaje; sin embargo, la posibilidad
misma del aprendizaje está dada por la existencia de
la maquinaria innata que permite llevarlo a cabo. Es necesario,
señala, sustituir antiguas metáforas precientíficas (como la de
la tabula rasa) por nuevos modos de pensar el aprendizaje.
Por último, surgen convergencias teóricas entre el AI y la PE
en ciertos aspectos de la conciencia y su relación con los procesos
implícitos. Reber (1993), como ya hemos mencionado,
adopta un punto de vista adaptacionista (funcionalista) general,
perspectiva que mantendrá respecto de la conciencia. Sin
embargo, agrega un postulado explícitamente evolucionista
respecto de ésta, al señalar el carácter evolutivamente tardío
de la conciencia respecto de los procesos implícitos: ‘La conciencia
ha arribado tardíamente a la escena evolutiva. Sofisticados
mecanismos perceptuales y cognitivos inconcientes
precedieron su emergencia por un margen considerable’ (p. 85).
Hemos señalado que, para los psicólogos evolucionistas, los
procesos concientes se asientan sobre el funcionamiento de
una compleja maquinaria neural que efectúa múltiples operaciones
de manera inaccesible a la experiencia subjetiva. La
tesis de Reber va un paso más allá y coloca a la conciencia en
un lugar de dependencia no sólo sincrónico, sino también diacrónico.

CONCLUSIONES
Hemos intentado mostrar que existe una base teórica común
entre las teorías del aprendizaje implícito y la psicología evolucionista.
Esta base teórica incluye la adopción de una perspectiva
adaptacionista, del principio del carácter fundamental de
los procesos implícitos y de una posición innatista (si bien con
matices); hemos señalado, asimismo, que el supuesto de la
modularidad masiva no forma parte de los compromisos conceptuales
de las teorías del aprendizaje implícito, si bien no
resulta incompatible con éstas. Es esperable en el futuro una
mayor convergencia entre ambos campos, convergencia que
favorezca tanto la investigación fáctica como el desarrollo de
una teorización psicológica con mayor grado de integración
conceptual.

BIBLIOGRAFÍA
Cosmides, L. & Tooby, J. (1997). Evolutionary Psychology: A Primer. http://
www.psych.ucsb.edu/research/cep/primer.html
Mathews, R. C., & Cochran, B. P. (1998). Proyecto Grammarama revisado.
En M. Stadler & P. Frensch (Eds.), Handbook of Implicit Learning (Vol. 223-
259). California: Sage Publications.
Perruchet, P. & Vinter, A. (1998). Learning and Development. En M. Stadler
& P. Frensch (Eds.), Handbook of implicit learning (pp. 495-531). Londres::
Sage.
Pinker, S. (1997). Cómo funciona la mente. Barcelona, Destino.
Reber, A. S. (1993). Implicit learning and tacit knowledge. An essay on the
cognitive unconscious. New York: Oxford University Press.