Inteligencia emocional (IE) y psicoterapia (psychological mindedness)

Mientras en el ámbito de la educación y de las organizaciones empiezan a abundar las publicaciones sobre programas para mejorar la IE (o aspectos de ella), apenas existe información publicada respecto a la psicoterapia. En la literatura clínica encontramos publicaciones sobre fenómenos que suelen ser componentes de la IE, tanto del modelo de habilidad (percepción y expresión de emociones) como del modelo de personalidad (auto-actualización, asertividad, empatía, autoestima, afrontamiento, optimismo, etc.), pero pocos autores relacionan la IE en su conjunto con la psicología clínica y psicoterapia. Y aunque la mayoría de los enfoques terapéuticos tienen como objetivo mejorar estos aspectos del paciente, normalmente no consideran la “inteligencia emocional” como un objetivo directo de la intervención terapéutica.
Esto se debe en parte al hecho que la IE como conjunto de habilidades y/o factores de personalidad es un constructo relativamente reciente en psicología; hasta ahora se han tratado fenómenos similares, como la psychological mindedness. Según Conte, Plutchik, Jung, Picard, Karasu & Lotterman (1990), la psychological mindedness comprende cuatro habilidades: tener acceso a los propios sentimientos, disposición de hablar de sus sentimientos y de sus problemas interpersonales, la capacidad para el cambio conductual y el interés en la conducta de otros. Dada la similitud conceptual de psychological mindedness y de IE se puede hipotetizar que un individuo con psychological mindedness baja también debería tener poca IE. Psychological mindedness es un constructo, que también se ha asociado con aspectos de la personalidad, que permite o dificulta la eficacia de la psicoterapia orientada al insight (como la psicodinámica) así como la adherencia al proceso psicoterapéutico (Parker, 2000). Parker comenta el conocido hecho de que, depende de la población estudiada y los criterios aplicados, el 20 al 50% de los clientes en psicoterapia no vuelven después de la primera sesión y propone que sería de utilidad al terapeuta conocer el nivel de IE del paciente antes de iniciar la intervención (sobre todo si es una intervención que requiere el insight del cliente). Sabiendo que el cliente tiene capacidades emocionales limitadas, el terapeuta podría dedicar más tiempo en mejorar estos aspectos básicos en la primera fase de la terapia.
Pero la ventaja del modelo de “inteligencia emocional patológicamente baja” reside no tanto en explicar manifestaciones clínicas, como en poder elaborar programas específicos para ayudar a trabajar más específicamente las emociones en psicoterapia. Hacer un trabajo complementario focalizado a las emociones del paciente es especialmente importante cuando se trata de pacientes alexitímicos. La alexitimia aumenta la vulnerabilidad para desarrollar diferentes trastornos psicológicos y psicosomáticos, a través de procesos mediadores como la dificultad de regular emociones perturbadoras mediante procesos mentales. En este sentido, “aumentar la IE” sí puede ser un objetivo directo de la psicoterapia. No obstante, Taylor (citado por Parker, 2000) advierte que pacientes alexitímicos pueden incluso empeorar en función de la intervención; pacientes con enfermedades psicosomáticas pueden, en vez de experimentar emociones fuertes, desarrollar una exacerbación peligrosa de su enfermedad somática y en pacientes con adicciones, el aumento de intensidad de su malestar difuso puede llevarlos a aumentar su conducta adictiva para aliviar esta sensación percibida por ellos como muy desagradable. Por eso, Parker (2000) propone una serie de técnicas específicas para trabajar con el paciente alexitímico, tanto en terapia individual como en intervención grupal (véase la contribución de Parker en esta edición).
En el caso de hombres maltratadores y de psicópatas alexitímicos, el trabajo emocional puede ser una intervención clave, ya que estas personas parecen tener un déficit no sólo en la regulación de sus emociones, sino en la habilidad más básica, en la percepción de éstas. El tema de maltratadores y psicópatas es especialmente interesante para el discurso la IE, ya que en estos casos se observa una vinculación entre un déficit en las habilidades emocionales por un lado y conducta delincuente por otra. Esto lleva a la cuestión de la independencia de los componentes del constructo de IE y de la validez de los instrumentos.