Intervención primaria, secundaria y terciaria

Intervención ante los problemas de salud mental en el ámbito laboral (primaria, secundaria y terciaria)

Intervención ante los problemas de salud mental en el ámbito laboral (primaria, secundaria y terciaria)

El modelo conceptual sugiere al menos dos objetivos de la intervención en los problemas de salud mental:
1. El medio ambiente (de trabajo).
2. La persona, ya sean sus características o las consecuencias en
la salud mental.

La prevención primaria, el tiempo de intervención que debe evitar que se produzca la enfermedad mental, debe orientarse hacia los precursores, eliminando o reduciendo los riesgos del entorno y favoreciendo la capacidad de afrontamiento y otras
capacidades del individuo. La prevención secundaria se orienta
hacia el mantenimiento de la población activa que ya padece
algún tipo de problema de salud (mental).
Este tipo de prevención
debería abarcar la estrategia de prevención primaria,
asociada a estrategias encaminadas a que tanto los trabajadores
como sus supervisores puedan reconocer precozmente los signos
de la mala salud mental, a fin de reducir sus consecuencias o
impedir que empeoren. La prevención terciaria va dirigida a la
rehabilitación de las personas que han dejado de trabajar por
problemas de salud mental.
Este tipo de prevención debe dirigirse
a la adaptación de los puestos de trabajo a las posibilidades
del individuo (lo que a menudo resulta sumamente eficaz), junto
con el asesoramiento y tratamiento individuales. En principio, todo
plan preventivo eficaz debe tomar en consideración los tres tipos
de estrategia (prevención primaria, secundaria y terciaria), así
como los riesgos, las consecuencias y las características de las
personas.
La pauta presentada proporciona un método útil para el
análisis sistemático de todas las medidas posibles. Puede discutirse
si una medida determinada podría pertenecer a otra categoría
de la pauta, pero esta discusión sería un tanto inútil, ya
que a menudo sucede que una medida de prevención primaria
funciona también como prevención secundaria. El análisis sistemático
propuesto puede muy bien producir un gran número de
medidas potenciales, de las que pueden adoptarse varias, bien
como parte de una política general (de salud y seguridad) o para
un caso específico.

En conclusión, aunque la salud mental no es un estado,
proceso o resultado claramente definido, cubre un campo generalmente aceptado de la (mala) salud.
Parte de este campo puede
ser abarcado por los criterios diagnósticos generalmente aceptados
(p. ej., psicosis, trastorno depresivo mayor), pero el carácter diagnóstico de otras partes no está claro ni goza de aceptación general. Son ejemplos de estas últimas los estados de ánimo y los afectos, así como el agotamiento. Pese a todo, existen numerosos indicios de que la (mala) salud mental, incluidos los criterios diagnósticos más vagos, es un problema importante que tiene un elevado coste, tanto humano como económico.