La investigación sobre los sucesos vitales como marco de referencia para el cambio evolutivo

LA INVESTIGACIÓN SOBRE LOS SUCESOS VITALES COMO MARCO DE REFERENCIA PARA EL CAMBIO EVOLUTIVO

(MARISOL SALVADOR PORCAR)

Se entiende por suceso vital los hechos o sucesos que son relevantes en la vida de las personas y que éstas reconocen como importantes para su cambio evolutivo. A lo largo de la vida los seres humanos atraviesan por distintas épocas (niñez, adolescencia, juventud, etc.) en las que les ocurren acontecimientos que recuerdan como decisivos. Así la muerte de familiares, las buenas o malas experiencias académicas, los cambios de residencia, etc., son datos importantes para las personas que pueden influir en sus comportamientos posteriores con otras personas o en la forma en que afrontan determinadas situaciones.
Desde mediados del presente siglo se han realizado investigaciones relevantes en este campo.
Son dignas de destacar las aportaciones de S. Freud, Ch. Buhler, W. James, que concedían gran
importancia a los datos autobiográficos de un sujeto para orientar o dirigir la correspondiente terapia o tratamiento. Estos autores iniciales no utilizaron modelos empíricos que permitieran generalizar sus datos, generalmente clínicos, a toda la población. G. Foster fue el primero que realizó una investigación empírica encaminada al descubrimiento de problemas vitales de mujeres universitarias y sus implicaciones para su educación. Este autor elaboró una lista de sucesos que acontecen a una mujer normal a lo largo de su vida, dividida en etapas cronológicas: prenatal, primera infancia, preescolar, niñez, pubertad y pospubertad. Así también los sucesos hacían referencia a distintas áreas del comportamiento: aspecto físico, social-emocional, intelectual, etc. Finalmente desarrolló un cuestionario con preguntas hipotéticas para averiguar el grado de adecuación de la preparación adquirida por una persona en su familia, escuela y universidad. Las conclusiones del trabajo de Foster no son en sí tan importantes como el hecho de representar una investigación pionera en el tema que nos ocupa.
A. Meyer fue uno de los primeros autores en detectar la gran importancia de los sucesos vividos
en la provocación de tensiones nerviosas a lo largo del ciclo vital de un individuo. Este autor
consideraba que un sujeto debía pasar por una serie de sucesos que dejaban importantes influencias tanto positivas como negativas en su salud. Para ello formalizó un instrumento que le permitiera recoger toda esta información y al que denominó «vida gráfica», o historia de éxitos y fracasos acaecidos a una persona a lo largo de su vida.
Holmes y Rahe (1967) crearon el instrumento «Escala de reajuste social», apoyado en datos
empíricos, que intentaba medir los eventos negativos de los acontecimientos estresantes. Por medio de encuestas intentaron averiguar el valor estresante que una amplia población de sujetos atribuía a una serie de acontecimientos generalmente aceptados como agentes de cambio biográfico.
La escala de reajuste social estaba compuesta por 43 acontecimientos que los sujetos tenían que
puntuar tomando como referencia el suceso matrimonio, que recibía el valor inicial de 50.
En la escala obtenida finalmente por estos autores sólo 6 sucesos son superiores al puntaje
referencial de matrimonio: muerte de un cónyuge, divorcio, separaciones matrimoniales, encarcelamientos, muerte de un familiar próximo, enfermedad propia. A partir de la escala de reajuste social se ha confeccionado la escala de acontecimientos vitales, también realizada por estos autores.
Muchas de estas investigaciones, y otras tantas no citadas, se vieron influenciadas por los estudios generales sobre el concepto de estrés, el control de las situaciones y la magnitud de los significados de los eventos.
Brown y Harris (1978) estudiaron el impacto ejercido por eventos remotos, por ejemplo: la pérdida de la madre en la infancia y la relación con el tiempo en que tardan en desaparecer los
efectos del estrés. El resultado fue que lo encontraron como característica distintiva entre las mujeres deprimidas de media edad, que habían sufrido en su infancia alguno de estos eventos remotos.
Existen otros estudios que proporcionan datos sobre las diferencias individuales en el modo en
que las personas perciben los sucesos vitales como los de Holmes y Rahe (1967) que llegan a
afirmar que las percepciones que los individuos tienen de los sucesos vitales vividos pueden ser
más significativos que los sucesos mismos.

1. DIFERENTES ACERCAMIENTOS TEÓRICOS AL ESTUDIO DE LOS SUCESOS

2. METODOLOGÍA UTILIZADA EN LA INVESTIGACIÓN DE LOS SUCESOS VITALES

3. UNA INVESTIGACIÓN SOBRE LOS SUCESOS VITALES

4. CONCLUSIONES

5. BIBLIOGRAFÍA
BALTES, P. B. (1985): «Psicología Evolutiva del ciclo vital. Algunas observaciones convergentes
sobre historia y teoría» en MARCHESI, A. y otros (eds.): Psicología Evolutiva, tomo 1, Madrid,
Alianza.
— y O.G. BRIM (eds.) (1979): Lyfe-span development and behavior, Nueva York, Academic Press.
BROWN, G.W. y T. HARRIS (1978): Social origins of depression: A study of psychiatric disorder in
women, Nueva York, Free Press.
DOHRENWEND, B.S. y B.P. DOHRENWEND (1978): «Some issues in research on stressful», Journal of nervous and mental disease, 166, 7-15.
HOLMES, T.H. y R.H. RAHE (1967): «The social readjustment rating scale», Journal of
Psychosomatic research, 11, 213-218.
LEVINSON, D.J. y otros (1974): «The psychosocial development of men in early adulthood and the
midlife transition» en RICKS, D.F. y otros (eds.) Life history research in psychopatology,
Minneapolis, University of Minnesota Press.
REESE, H.W. y M.A. SMYER (1983): The dimensionalization of life events. In Life-span
developmental psychology. Normative life events, Academic Press.
SERRA, E. y otros (1987): Desarrollo adulto. Sucesos evolutivos a lo largo de la vida, Barcelona,
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