JUVENTUD: CULTURAS JUVENILES EN LA ERA GLOCAL (Sujetos, miradas, prácticas y discursos)

CULTURAS JUVENILES EN LA ERA GLOCAL
Dr. Carles Feixa
Universidad de Lleida
Introducción: el año de la marmota

Ante todo agradecer la invitación. (2)
Mi breve intervención va a tratar de plantear algunas preguntas, en diálogo con Pablo, sobre la cultura juvenil – o las culturas juveniles – hoy: sus herencias y sus desarrollos; sus existencias y sus inexistencias. Y para ello voy a partir del movimiento juvenil que, como ustedes ya saben, ha nacido en las plazas de Cataluña y de España en los últimos meses, el llamado “movimiento de los indignados” que reproduce o actualiza algunos de los elementos de la cultura juvenil contemporánea. Por eso lo titulo “culturas juveniles en la era glocal”: En qué medida esta presencia de los jóvenes o mas bien de los jóvenes adultos –porque algunos de estos jóvenes tienen más de 30 años- en las ágoras virtuales, en facebook, que es donde nació la movilización, y en las plazas físicas, en las acampadas, en distintas ciudades españolas y portuguesas, porque antes de España fue en Portugal donde hubo el movimiento de la llamada Geração à rasca (“generación en apuros”) de los jóvenes portugueses afectados por la crisis, donde se difundió esta nueva presencia pública de lo juvenil en el debate público.
Llamo a 2011 “el año de la marmota” pues hay una reactivación de una serie de despertares juveniles con distintas causas y distintas manifestaciones pero que quizá responden a un ciclo no del todo desconexo. Por una parte, en este ciclo de protestas juveniles hay una conexión entre la juventud como grupo social, la política o la democracia como gobierno público y la cultura. La cultura siempre está presente, en sus distintas manifestaciones, en todos los escenarios. Por ejemplo, muchos de estos movimientos tienen “música de fondo”, en esto Pablo puede hablar mejor que yo.
¿Se trata de movimientos glocales, o bien de movimientos globales?. ¿Estamos asistiendo a un nuevo ’68 o a una nueva era cuyo origen y destino desconocemos? ¿Son movimientos estrictamente juveniles o son más bien movimientos intergeneracionales. Porque, por ejemplo, el movimiento de los indignados toma como inspiración libros de los manifiestos de personas no demasiado jóvenes como Sthéphane Hessel, el activista francés de los derechos hyumanos cuyo libró dio nombre al movimiento, que tiene más de 90 años, o en España José Luis Sampedro, que es un filósofo también de bastante edad. ¿Estamos hablando, por tanto, de política, como siempre, o más bien de cultura? ¿Hablamos de cultura política o de políticas de la cultura? ¿De qué estamos hablando?
Muy rápidamente, en el título de “protestas juveniles” – como expuse hace unos días en un artículo que salió publicado en el periódico español El País- podemos distinguir, aunque hay muchas diferencias, un prólogo, un momento culminante y varios epílogos.
Los prólogos empiezan en Francia con las revueltas de las banlieues del año 2005, cuando se produce una alianza de la juventud de origen migrante y de la juventud obrera de Francia. Se rebelan frente a Sarkozy que es el actual presidente –y, por cierto, uno de los que está diseñando en Europa la salida de la crisis- que los acusa o descalifica de racaille (desecho), que es un insulto muy grave y ellos se levantan a partir de lo que se interpela como un acoso policial. Pero se levantan quemando coches, reconociendo en cierta manera el modelo de revueltas decimonónicas de las llamadas “turbas”, de la masa sin ideología y sin sentido.
El segundo prólogo se produce en Grecia, ya con la crisis, en la primera manifestación de rechazo a las consecuencias, a los efectos de la crisis financiera internacional. Grecia era entonces y sigue siendo el país europeo más afectado por esta situación, y son los jóvenes universitarios y de clases medias, básicamente, según un estudio de un sociólogo griego que está trabajando el tema, quienes en las ciudades griegas se levantan, primero pacíficamente y después de manera más enrabiada, para protestar frente a lo que ellos viven como una crisis del estado de bienestar o bien lo que ellos denominan “el estado de malestar”, es decir, ven por primera vez que las juventud puede vivir peor de lo que vivieron sus padres.
Las revueltas en este 2011, que recuerda mucho, aunque en una situación muy distinta, al flujo del 68, primero la llamada “primavera árabe”: sorpresivamente, un mundo que parecía inmutable, que no podía cambiar, que lo percibíamos como el mundo del islamismo, sorpresivamente una generación juvenil no muy distinta a las generaciones juveniles de Tucumán o de Europa, educada en Facebook y en las músicas populares como el rap o el raï más que en las escuelas coránicas o baazistas de los partidos hegemónicos, ocupa parte del mundo virtual, desde Facebook hasta las plazas reales, primero en Túnez y después en Egipto y, lo más sorprendente, despierta la simpatía de otras generaciones, y acaban generando una revolución triunfante aunque los protagonistas acaben siendo fagocitados por otros políticos de mayor edad.
Y a continuación llega la “primavera ibérica” con el movimiento del 15M y el movimiento de los indignados, que fue, digamos, realmente un movimiento muy espontáneo, muy imprevisto. Si uno repasa en los últimos años, constantemente había quejas de que esta juventud pasota, llamada así, que no se movilizaba, que no hacía nada, que no tenía sentido político ni patriótico, y de repente ocupa las dos plazas de las ciudades más importantes y después de casi todas las ciudades del país, con esta supuesta #spanishrevolution -en realidad revolución no puede decirse que lo sea- pero sí fue interesante por su forma de reacción, porque no surgió desde la periferia sino que ocupó el escenario de forma muy organizada, en campamentos espontáneos pero al mismo tiempo eran micro-ciudades. Yo siempre lo comparo a los campamentos de los boy scouts -en este caso no eran en la ciudad sino en el campo- porque estaban muy bien organizados, había de todo: la logística, las comisiones, la forma de ejercer el activismo. Quienes estaban allí todo el día, quienes dormían, eran jóvenes adultos, no adolescentes, ni siquiera de 18 años. Gente de 25 de 30 años que después se pasan el día en las aulas o trabajando. Uno de sus líderes decía “estábamos cansados de que nos llamaron la generación ni-ni”, los que ni estudian ni trabajan, fue un término que surgió curiosamente de un estudio de un sindicato, la UGT, que quería denunciar la precariedad de los jóvenes entre 16 y 18 años, los desfases entre la escuela secundaria y el mundo laboral, y después se convirtió en una etiqueta despectiva usada por los medios, incluso un reality show de una tv privada española llamado “Generación Ni-Ni”, donde se presentaba un grupo de jóvenes que no hacían nada, vagos y maleantes. Esta generación que ni estudia ni trabaja, como se diría en argentino, por gandules, por vagos. No somos ni-nis en realidad; somos sí-sís, estudiamos y trabajamos en tiempo parcial y precariamente pero hacemos de todo. Yo diría sí-sí-sís porque además de trabajar todavía tenían tiempo de acudir a las plazas a comprometerse y pasar horas y horas en Facebook y en Twitter enviándose sus mensajes.
Esta sorpresiva revuelta con una generación pasiva pero recuerda lo que pasó en el año 1968: un mes antes una encuesta hecha en Francia pintaba a la juventud francesa como desmovilizada, apática y existencialista pero nada comprometida políticamente, en un mes -porque la ocupación en las plazas duró aproximadamente un mes, desde la semana antes de las elecciones locales hasta mediados de junio- consiguió despertar las simpatías y sobre todo distender un movimiento a lugares de los más alejados del mundo. Primero en Israel, en México también se ocuparon las plazas en contra de los narcos y los corruptos, y ayer, viniendo hacia acá (Tucumán) en un periódico leí que en Wall Street, hay algunos indignados, y también en Brasil hay algo para decir.
Curiosamente era como un contagio, como saben los epidemiólogos, para que se difunda debe haber como un caldo de cultivo.
Como epílogo, después del invierno griego y el invierno francés, a la primavera esperanzada vino un invierno irritado en Gran Bretaña pero también en Chile. Vino a ocurrir algo parecido a otras fechas importantes. Todavía tenemos poca perspectiva para saber si lo que ha pasado este año va a ser duradero o va a ser algo efímero, pero en todo caso nos indica que hay nuevos actores y nuevos escenarios.

Miradas sobre las culturas juveniles contemporáneas
Y vamos muy rápidamente a cinco miradas a las culturas juveniles contemporáneas.
Primero yo hablo de tres modelos de juventud que están en conflicto, tanto en el movimiento de los indignados como en las culturas juveniles contemporáneas:
1º el modelo Tarzán: las culturas juveniles como una forma de domesticación de lo salvaje, puede ser vistas como una forma de educación del ciudadano a través del consumo y la diversión, en el fondo lo que estamos haciendo es cubrir lo que las escuelas no hacen, que es, educar al salvaje.
2º el modelo Peter Pan: las culturas juveniles pueden ser vistas como formas de prolongar la adolescencia, una voluntad de permanecer eternamente en un país del nunca jamás donde existen otras reglas, otras formas identitarias.
3º el modelo del Replicante o del joven androide, mitad máquina, mitad persona, en el que se concretizan las culturas juveniles como formas de adaptación a la tecnología.
En el fondo, los jóvenes participantes de las culturas juveniles están haciendo el juego a las grandes industrias culturas, de ir al congreso, porque ponen en práctica, lo que ellos ignoran tecnológicamente, es decir, si Steve Jobs o Bill Gates no tuvieran estos jóvenes que usan o se apropian y dan usos no previstos a los instrumentos que ellos crean, seguramente estas industrias estarían destinadas al fracaso.
No voy a explicar con detalle cada uno de estos modelos ni textos donde los cito pero han quedado presentados sucintamente.
Continuando con este escenario, este proceso donde la juventud es, por parafrasear a unos sociólogos argentinos (quen a su vez parafraseaban a Bourdieu), mucho más que una palabra. En realidad venimos hablando de juventud y culturas juveniles pero en realidad estamos viendo una realidad muy distinta: cuando nació el término cultura juvenil en los años 50 y 60 del pasado siglo (hace casi ya más de medio siglo) es decir, las culturas juveniles ya no son jóvenes, ya son un poco mayores, ya han pasado la adolescencia y están en cierta vida adulta.
Cuando nacieron se referían a una fase de la vida muy delimitada de la mayoría de edad, de los 16 a los 24 o 25 años y a un hábito de consumo también muy particular. En cambio en la actualidad, en mi opinión, las culturas juveniles se han expandido a otras franjas de edad, han colonizado la infancia, los niños no consumen ya productos infantiles, sino que las series de televisión que ven, las músicas que escuchan e incluso su participación en Facebook lo demuestra, se están integrando a la cultura juvenil. Están participando activamente en ella.
Y, sobre todo, en la otra franja de edad, más allá de los 25 años, los jóvenes adultos, lo que en España se llaman adultescentes, entre 30 y 40 años, también son consumidores de cultura juvenil, incluso más de los 40. Se habla incluso de la segunda crisis de la adolescencia a los 40 donde la gente ya no tan joven vuelve a vestirse de joven, vuelve a divertirse hasta altas horas de la madrugada y vuelve a tener esos comportamientos de riesgo que habíamos pensado que eran típicos de la adolescencia y que ahora son típicos también de la alta edad.
Y, por último, las culturas juveniles actuales, se han glocalizado. Ya no es un instrumento anglosajón, los estudios culturales británicos que fueron los que dieron origen, la escuela de Hurlingham, que dio carta de naturaleza a la noción de cultura juvenil. Que surgieron en un momento donde Londres era la capital del mundo cultural, la época de los Beatles, entre otros, cuando pasó a California, San Francisco que vendrían a ser los otros dos focos de inserción de las culturas juveniles.
En la actualidad sin embargo los focos de inferción de las culturas juveniles llegan de todos los sitios, llegan de Japón con la cultura manga y otras cosas, llegan de Chile, llegan de Argentina con los clubes, de Europa, de España con los indignados, hoy en la actualidad, incluso de África, la innovación musical, al parecer, según dicen los entendidos, por ejemplo el rap más interesante que se produce hoy, se produce en Senegal, el afrorap. Hoy, gracias a las ventajas del mundo digital, permiten no que las diferencias norte sur sean acabadas, sino que plantean otras perspectivas. La glocalidad de la cultura juvenil contemporánea es mucho más variada de lo que era hace 50 años.
Por ejemplo, en un estudio que hicimos hace unos años en Europa con un equipo apoyado por la UE que estaba interesada en conocer el acceso de los jóvenes a la cultura. Nosotros le dimos la vuelta y tratamos de ver como también los jóvenes no sólo acceden a la cultura supuestamente creada por adultos o por instituciones de la alta cultura sino que también los jóvenes son creadores o innovadores culturales. Y ahí hicimos una disección de conceptos de viejo cuño que los Estudios Culturales sobre la juventud han utilizado: tribus, movimientos, contracultura, subculturas, y otros de nuevo cuño que han ido surgiendo para designar los nuevos fenómenos: naciones, neotribus, microculturas, clubes, etc.
(En ese estudio) extiendo la definición que hace tiempo di del término para designar en sentido amplio las culturas juveniles manifiestan las formas de vida de los jóvenes y los valores en relación con sus condiciones de existencia y en un sentido restringido refieren a la noción de la juventud como un sujeto social como era hace 50 años en el periodo de postguerra. Esta triple articulación de las culturas juveniles con la cultura hegemónica y las culturas parentales. Las metáforas del reloj de arena, del analógico y del digital.
Pero voy a ir a lo que más me interesa subrayar que es la innovación, lo que hay de nuevo en este escenario. Por una parte hay unos desniveles de cultura, que, en términos gramscianos, afectan ya hoy al escenario juvenil. Hay una imbricación entre lo que podría denominarse culturas pueblos o culturas base que siguen existiendo, culturas populares, mayoritarias, comerciales, sumergidas, intrageneracionales, tradicionales, locales y presenciales por una parte y por otra parte las culturas tejado, las culturas que apuntan al cielo o a la innovación, las culturas de élite, minoritarias, alternativas, emergentes, intergeneracionales, innovadoras, globales y también virtuales.
La cultura juvenil hoy está en esa conexión entre lo popular y masivo, entre lo mayoritario y minoritario, ya no son hoy las culturas el objeto de análisis, sino la cultura Mainstream, la cultura que afecta a la mayoría de los jóvenes es así, entre lo comercial y lo alternativo, entre lo sumergido y lo emergente, entre lo intrageneracional y lo intergeneracional, entre lo tradicional y lo innovador (muchas culturas hoy son tradicionales, las culturas punk ya no son hoy algo novedoso sino que podría ser tan folclórica como la cultura gitana, que ha ido revitalizando su estilo), entre lo global y lo local y entre lo presencial y lo virtual.
Como decía antes los focos de innovación de cultura no son hoy sólo anglosajones sino que incluyen otros países de Europa, Asia, América Latina y África.
En este estudio diseñamos 5 grandes ámbitos de expresión de las culturas juveniles, indicadores en las culturas públicas, -uno tiende a olvidar que la escuela y los museos de la alta cultura hoy también interactúan con el mundo de la juventud y parte de la cultura juvenil se sigue produciendo, generándose en la escuela secundaria o incluso en los museos, en los museos de arte contemporáneo- cultura de consumo(corporal, televisivo, mediático), culturas de ocio (a través de los hobbies, vida nocturna, deporte, festivales), la cultura de los viajes (una cultura viajera a través de los vuelos baratos, el tren y las mochilas), culturas musicales (como siempre la música estuvo presente en las culturas juveniles), culturas de consumo y no sólo como consumo sino también como producción y prosumición (la unión entre producción y consumición), y por último las culturas digitales, hoy las culturas juveniles o están en la red o no existen, hay pocos ejemplos de culturas juveniles estrictamente virtuales o estrictamente digitales, pero la mayoría de ellas tiene una presencia muy fuerte en las redes solidarias.
Por último, en este estudio diseñamos, a modo de conclusión, 10 grandes tendencias de cambios, “trends” de la cultura juvenil europea, en este caso, pero creo que puede generalizarse a otros lugares que formulamos a forma de cierre.
En primer lugar el proceso de juvenilización, es decir, la colonización de la cultura juvenil a otras franjas de edad y a otros grupos sociales, La cultura juvenil, aunque los jóvenes sigan siendo subalternos y dominados a nivel político y sobre todo a nivel económico, nunca habían estado tan económicamente explotados, dominados como ahora, en cambio, a nivel cultural, creo que la cultura juvenil es hoy la más prestigiosa, dominante, en todo el mundo.
En segundo lugar un proceso de aculturación, la cultura juvenil se está colonizando territorios que no servirían del todo en lo cultural, por ejemplo, la misma tecnología no serviría como un ámbito cultural, o la escuela o el tiempo libre o el consumo masivo. La cultura en general, la cultura juvenil en particular está llegando a sitios donde antes no estaba.
La tercera tendencia es la comercialización. Esta es la tendencia más visible, o más dominante hoy en el mercado, el mercado de las franquicias transnacionales, donde uno puede ir a un corte inglés y encontrar la música de su propia tribu. Pero también en los locales más pequeños, los mercados callejeros, donde uno encuentra productos que se difunden por vías alternativas pero que se compran y se venden. Hoy sin la comercialización la cultura juvenil, no digo que no existiera, pero tendría un papel muy distinto. Comercialización que no implica universalización ni homogeneización, sin duda hoy uno puede encontrar en una tienda en Tucumán lo mismo que compraría en una tienda en Barcelona o en Tokyo pero el uso que de ese vestuario, de esa música, de ese objeto que hace el joven, puede ser lo mismo.
La cuarta tendencia complementaria de la comercialización es la prosumerización, es el hecho de que los jóvenes no sólo consuman, básicamente, los bienes ofrecidos por el mercado sino que también se convierten en empresarios de su propio estilo de vida. Algo que en los 50 en los 60 no podríamos imaginar, es que muchos jóvenes convertirían su línea, su cultura, en su forma de ganarse la vida, en su profesión, no sólo como artesano, o como tecnólogos innovadores sino que la cultura juvenil hoy puede ser una forma de ganarse la vida, y tal como está el mercado, es quizás esta la forma de ganarse la vida más fácil y mejor.
La quinta tendencia es la individualización, las culturas juveniles ya no son cerradas, ni tribus separadas o bloques donde todos tienen que vestir y ser iguales, sino que hay una subjetividad importante, cada persona, cada joven adapta su propia identidad, toma prestado el estilo, los estilos, el bricolaje no sólo es grupal, sino también individual. Hay un sentido de identidad personal que se refleja por ejemplo en los blogs o en las redes sociales.
La sexta tendencia es la fragmentación, nunca había habido tantas culturas juveniles como hoy. El mercado de las culturas es enorme puesto que las tendencias del pasado, desde que nacen, nunca desaparecen, hay una posibilidad de ir acumulando tendencias, estilos, de ir fusionando y mezclando. Pasa como con la música, en el pasado los estilos de música eran rock, pop, clásica y un par de cosas más, hoy en cambio uno que llega a una tienda de música se pierde un poco en la multiplicidad tendencias, sub tendencias y contra tendencias.
La séptima tendencia es la glocalización. Es la unión de lo global y lo local.
La octava tendencia es el transculturalismo, la fusión de las culturas juveniles con otras culturas no necesariamente juveniles. Por ejemplo, estoy dirigiendo una Tesis en México sobre el machismo en subculturas juveniles como los metaleros y los darks, y en culturas no juveniles como los transexuales.
La novena tendencia es, muy esquemáticamente, el empoderamiento. El hecho de que las culturas juveniles aportan, dan, el poder que los jóvenes no tienen a otros ámbitos. Los jóvenes no están en consejos de administración de las grandes multinacionales, ni están en los parlamentos, o hay pocos, hay algún político joven, pero son muy pocos. Pero en cambio, a través de las culturas juveniles, por ejemplo, del movimiento de los indignados, consiguen hacerse presente y consiguen influir en la toma de decisiones, de hecho esta es la única manera que tienen de influir en la toma de decisiones.
Por último, la décima tendencia es la digitialización. Es una tendencia en casi todas las culturas juveniles que se investigó en este informe, que se basó en 27 informes nacionales redactados uno por país, en cada informe se exponía las tendencias de la cultura juvenil del acceso a la tecnología en cada país, y había un consenso absoluto de que las nuevas generaciones eran más expertas en el uso de los medios digitales y sus estilos de vida no sólo se expresaban en internet sino que a veces se construían desde el espacio virtual.
Unidos por la cultura juvenil
Para concluir, me referiré a tres expresiones de identidad juvenil de unión, a partir de investigaciones en las que he participado3
En primer lugar: Unidos por la marca. En un estudio hecho de fotografías en Barcelona, en escenas de la ciudad, en objetos que estas marcas reflejan, en formas de consumo en las franquicias de tiendas que hay en todo el mundo como “Benneton”, o bien en pequeñas tiendas locales, donde en Barcelona prácticamente cada estilo tiene su propia tienda. Y son tiendas multifacéticas, no sólo son de ropa sino que ahí se encuentra un poco todo los objetos de la subcultura.
En segundo lugar, Unidos por el Flow. En este caso, un estudio con las llamadas “bandas latinas en Barcelona” con origen latinoamericano, ecuatoriano, colombiano, peruano y otros muchos países, que son vistos como pandilleros violentos y delincuentes y que a través de nuestra intervención hubo un intento de generar un producto cultural, en este caso musical, de la unión de los contrarios. Las dos bandas, supuestamente anti bandas, los Latin Kings y los Ñetas, se pusieron de acuerdo a través de esto y generaron un producto musical de bastante calidad, no sólo musical puesto que además hubo teatro, hubo un libro y hubo un documental con el apoyo de las entidades del barrio en el que estos jóvenes estaban trabajando con una metodología participativa de acción y reflexión, y, curiosamente, fue un proyecto que el ayuntamiento de Barcelona, muy progresista, no quiso financiar porque tenía miedo y tuvo que pagarle a una discográfica, digamos, pequeña, que apoyó durante un año a este proyecto y grabaron un disco, que tuvo bastante éxito, después la discográfica quebró, no por los discos, sino por otras cuestiones, pero el resultado fue esta presencia pública de los jóvenes latinos en la vida de la ciudad. Y ahí la intervención que hizo la prensa fue exactamente esa: de las bandas latinas de los 50 como la de Antonio Machin y su grupo y las bandas latinas de los 2000, de los jóvenes que nos asustan y a quienes no conocemos.
La tercera: Unidos por la indignación. Ya lo he explicado al principio, es un movimiento que surge espontáneamente en las redes sociales a través de una convocatoria, un domingo por la tarde alguien envía un mensaje en Facebook y por la noche ya hay gente en la plaza del sol, la plaza central de Madrid, empiezan a generar consignas. El leitmotiv, que es la primera consigna, es “no somos antisistema, el sistema es anti nosotros”, hay otras como “no es crisis, es estafa” “¡Manos arriba! Esto es un rescate financiero”…
Curiosamente, aunque el nombre original del movimiento fue el de 15M porque el 15 de mayo fue el día donde se convocó a ocupar la plaza y también fue el movimiento de los llamados (había una organización, una ONG detrás, una ONG de jóvenes que luchaban por “Democracia Real Ya”) así se denominaba, “Democracia Real Ya”, es decir, que las decisiones frente a la crisis no las tomen los gobiernos en Nueva York, reunidos con los grandes magnates sino que haya una posibilidad de los ciudadanos de participar en la toma de decisiones. Pero en seguida fue rebautizado como el movimiento de los indignados porque tomaron como parte de inspiración un pequeño librito, un panfleto, que yo tengo que he leído, que no es nada del otro mundo, pero que digamos, dio nombre al movimiento, escrito significativamente por un anciano militante en la adolescencia, francés, es el que estuvo en los campos de concentración nazi, estuvo en la declaración de los derechos del hombre en Naciones Unidas y que, digamos, inspiró o dio nombre a este movimiento. Y eso comparo, a nivel antropológico con las generaciones alternas, los abuelos y los nietos contra los padres. En el fondo se están revelando contra la generación de los padres, que no deja de ser la generación del 68, que al menos en España, no sé si Argentina pasa lo mismo, son quienes detentan el poder, o quienes detentamos el poder académico, político y sobre todo, el poder económico.
Muy rápidamente, Imágenes de las plazas de Barcelona y Madrid, con una presencia muy plural, más bien juvenil, pero con gente de otras edades, con nuevos usos de los viejos lenguajes, con una comparación con el mayo del 68, pero también con un uso masivo de las nuevas tecnologías, los celulares, los sms’s y los portátiles, muy presentes ahí.
El presidente de Cataluña antes de la Guerra civil, y al lado todos los lemas de los indignados.
Las asambleas, donde había una participación, donde curiosamente, comentaba, los más centrados eran los jóvenes, muy moderados, muy pacíficos, por ejemplo inventaron un sistema de comunicación nuevo. Cuando estaba de acuerdo hacían así y cuando estaban en contra hacían así. Pero también había muchos jubilados que se unieron al movimiento, jubilados que provienen de la segunda república española, o del primer franquismo, que también son las víctimas de la crisis. Porque las pensiones han mucho entonces había una gran concentración de jóvenes y viejos, para solicitar una reforma del estado de bienestar.
El uso del lenguaje que viene directamente de la cultura digital, por ejemplo, el Game Over, que viene de la GameBoy, en este caso aplicándose directamente al lenguaje, es decir, el juego está acabado, danos otra oportunidad. En este caso iba destinado a las autoridades.
Conclusión
En este escenario, concluyo sosteniendo que la cultura juvenil es una caja de resonancia de los conflictos sociales, pero también de las posibilidades de cambio social. Hay un lado oscuro que no debemos olvidar, la violencia sigue existiendo en la cultura juvenil, pero también hay un lado luminoso, que es la posibilidad de que lo marginal pase al centro del escenario. Lo marginal que tiene relación con la juventud, pero también con los jóvenes que vienen de ámbitos urbanos populares. Y lo más interesante, yo creo es el claroscuro, las culturas juveniles tienen elementos oscuros pero también tienen elementos luminosos, de ese claroscuro uno puede verlos como un recurso de paz.
Y hay tres grandes tendencias que me gustaría acabar señalando. Primero la cultura juvenil puede verse como algo intrageneracional, muy propia del lema de los urban generation, la teorías de lo postjuvenil o culturas intergeneracionales. En segundo lugar tenemos de la cultura juvenil de signo adultocéntrico a las políticas de la cultura juvenil policéntrica, que expresan esta participación de los jóvenes en el debate público. No de formas partidistas o de políticas clásicas, sino a través de una nueva presencia en los espacios públicos. Y por último de las políticas públicas de la juventud que fue lo que los movimientos juveniles reivindicaron en los años 60 y 80, a las políticas juveniles sobre lo público, a la posibilidad de que los jóvenes intervengan, no sólo para que les den pan y circo, para que les den recursos, dinero y diversión, sino para que puedan cambiar estructuras de la sociedad, por ejemplo, el régimen parlamentario que después de dos siglos de existencia ya necesita una cierta renovación.
Yo creo que la postura de que las culturas juveniles son una forma de resistencia virtual pero que no tiene las soluciones a los problemas que plantea, sigue siendo vigente. Las culturas juveniles no pueden resolver el paro ni la crisis financiera internacional ni mucho menos la crisis del sistema de partidos. Pero sí que plantea algunos retos que si son desoídos seguramente no los vamos a encauzar.

NOTAS:
2 El presente texto recoge la intervención oral del autor, y sus comentarios a una serie de diapositivas e imágenes sobre movimientos juvenilse que fueron presentados.

Fuente: Sujetos, miradas, prácticas y discursos. Segundo Encuentro sobre Juventud, Medios e
Industrias Culturales
coordinado por María Gabriela Palazzo y Pedro Arturo Gómez. – 1a ed. – Tucumán : Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de Filosofía y Letras. Inst. de Investigaciones Lingüísticas y Literarias. , 2013. E-Book.