JUVENTUD: «Un encuentro» (Sujetos, miradas, prácticas y discursos)

UN ENCUENTRO
Mgter. Pedro Arturo Gómez (ININCO / UNT)
Coordinador General
La juventud… Atesorada, añorada, recelada, temida… Recortada y pegada, vigilada y castigada. Imitada, mistificada, pregonada, comprada y vendida, convertida en fetiche. Invocada, declamada y de inmediato desterrada al porvenir. Confiscada, arrojada a la hoguera de las guerras. Desoída y dicha, siempre vuelta a decir, una y otra vez. Celebrada en nombre de la rebeldía, de la revolución, de los flujos y reflujos de una historia oficial de la militancia, asesinada en las historias reales de la lucha social. Tribalizada y trivializada, mensurada y catalogada… la juventud.
Ante tanta violencia simbólica y de la otra, ¿para qué un ENCUENTRO (otro encuentro) SOBRE JUVENTUD, MEDIOS DE COMUNICACIÓN E INDUSTRIAS CULTURALES?
Un inicio de respuesta podría apuntar a la necesidad de una crítica a las miradas monolíticas que describen a la juventud como una totalidad homogénea. Sobre esta premisa, podríamos sostener que los estudios sobre juventud deberían plantear su objeto en términos de “juventudes”, prestando particular atención a los modos en que se ha construido a los jóvenes, cómo han sido y son puestos en escena según los dictados de los regímenes hegemónicos de visibilización en los discursos institucionales y en el lenguaje cotidiano, cuáles son los imaginarios y representaciones sobre los jóvenes que circulan en los espacios sociales, qué operaciones de rotulación o etiquetamiento pesan sobre ellos. La investigación de las grupalidades, prácticas y mundos de vida juveniles, sus formas de habitar el tiempo y el espacio, sus modos de estar juntos debe atender a factores tales como el género y las identidades sexuales, los aspectos étnico-culturales, las relaciones intergeneracionales, etc., sino también a cómo estos elementos de diferencia se convierten en factores de desigualdad al entramarse en relaciones de hegemonía y subalternidad.
En tiempos de un derrumbe generalizado de certezas, las ciencias sociales y las humanidades han sufrido un trastorno tectónico de los cimientos sobre los que se sostenía una comprensión global del mundo. Ante el resquebrajamiento de las certidumbres hace falta nuevos paradigmas, hace falta hacerse preguntas como: si las juventudes no dejan de inventarse y de ser inventadas, ¿quiénes las inventan?, ¿desde qué posición o posicionamiento social?, ¿mediante qué instrumentos y operaciones?, ¿mediante qué tácticas o estrategias?, ¿desde qué regímenes de representación?…
Inevitablemente, las maquinarias de la industria cultural han contribuido a asimilar a los jóvenes al extenso repertorio de mercancías y segmentos de mercado, creando y recreando mitologías que hunden sus raíces en los imaginarios del “nosotros” y los “otros”. Las representaciones sociales corporizadas en la densa red de textos, discursos y registros que nos envuelven y atraviesan reinciden en estereotipos acerca de esos “otros” deseados y recelados que son los jóvenes. El “otro” juvenil es objeto de fascinación tanto como de sospecha, convoca la exaltación de la apología y el rechazo: las identidades juveniles son siempre perturbadoras. Es así que estas identidades, al calor (y ardor) del ascenso de las culturas juveniles como universo simbólico y de los jóvenes como sector de consumo, han sido reducidas no pocas veces al mero inventario de rasgos estéticos, al muestrario de estilos espectaculares y a instructivos para avistar raros peinados nuevos, indumentarias y accesorios desaforados. El empeño taxonómico de las ciencias, la mirada paternalista de las hegemonías adultas y las agendas crispadas de los medios han dado como resultado las llamadas “tribus urbanas”, etiqueta siempre a mano de redactores periodísticos, funcionarios aleccionadores y académicos rutinarios. Este etiquetamiento es confiscación de las culturas juveniles por parte de la perplejidad, codicia y miopía de las instituciones que hablan de y en nombre de los jóvenes.
Un antídoto contra esta expropiación estaría en la forja de discursos que devuelvan la palabra a los sujetos de las prácticas y sentidos que modelan los mundos de vida juveniles, miradas que miren y vean a través de las miradas y visiones de esos sujetos, pluralidad de voces y miradas puestas en diálogo. En esta puesta en diálogo, sobresale la importancia de atender a la perspectiva del actor y la relevancia de la experiencia como constitutiva del sentido de ese “modo de estar juntos de los jóvenes”.
Un Encuentro como éste JUMIC 2011 —para sostenerse más allá de las lógicas y rutinas académicas, para atravesar el enclaustramiento de la Universidad— debería aportar para el encuentro con los protagonistas de estas historias de jóvenes como sujetos constructores de mundos de vida, horizontes de inteligibilidad y posibilidades de acción en un mundo de múltiples diversidades atravesadas por la desigualdad, un mundo que exige pensamiento y acciones de transformación emancipatoria.

Pablo Alabarces y Carles Feixa en la Conferencia en diálogo “Las culturas juveniles hoy”

Fuente: Sujetos, miradas, prácticas y discursos. Segundo Encuentro sobre Juventud, Medios e
Industrias Culturales
coordinado por María Gabriela Palazzo y Pedro Arturo Gómez. – 1a ed. – Tucumán : Universidad Nacional de Tucumán. Facultad de Filosofía y Letras. Inst. de Investigaciones Lingüísticas y Literarias. , 2013. E-Book.