Kohut, Heinz y el Self (Sí mismo)

Kohut, Heinz y el Self

Heinz Kohut es uno de los más distinguidos investigadores y teóricos contemporáneos en el
campo del psicoanálisis. Junto con Otto Kenberg y otros, pertenece a lo que pudiéramos
llamar la vanguardia psicoanalítica, ese grupo de investigadores que ha cubierto nuevos
panoramas sobre la condición humana a partir del esfuerzo por enfrentarse a casos antes
considerados como no analizables.
Entre estos casos se encuentran las manifestaciones del narcisismo patológico. En su
famoso libro anterior (Kohut, H. The Analysis of the Self, Nueva York: International
Universities Press, 1971), Kohut adopta la definición de narcisismo desarrollada por Heinz
Hartmann, es decir, concibe el narcisismo como la investidura libidinal de la representación de
sí mismo (self); en ese libro clasifica las manifestaciones del narcisismo patológico como, por
una parte, «desórdenes narcisistas de la personalidad» en que el paciente manifiesta
sensaciones de hipocondría, depresión y autodevaluación así como una excesiva propensión
a la vergüenza, y, por otra parte, «desórdenes narcisistas de la conducta», en que el
individuo no solamente siente malestar consigo mismo, sino que actúa entregándose a
diversas perversiones, adicción a las drogas y a prácticas definitivamente sociopáticas.
Es importante recordar aquí que Kohut ha propuesto varias modificaciones
importantes a la teoría psicoanalítica tradicional. Una de éstas tiene que ver con el origen y
desarrollo de la libido narcisista. Según la teoría establecida, la libido pasa del autoerotismo al
narcisismo para luego desembocar en el amor objetal. En su famoso estudio «Forms and
Transformations of Narcisism» (Journal of the American Psychoanalitic Association, 14:243-
272), Kohut propone la tesis de que el narcisismo no se transforma en amor objetal sino que
sigue, en condiciones propicias, un desarrollo paralelo a éste para llegar a madurar en cinco
virtudes nobles: 1. la creatividad, 2. la capacidad para ser empático, 3. la capacidad para
contemplar su propia transitoriedad y limitación, 4. el sentido del humor, y 5. la sabiduría.
En el libro que aquí reseñamos, The Restoration of the Self, Kohut retoma todas sus
ideas anteriores para avocarse a insistir en la necesidad de dar un lugar preferente al
concepto del self dentro de la teoría psicoanalítica. Hasta ahora, dice Kohut, el análisis se ha
centrado en las neurosis estructurales y el conflicto que ellas entrañan, concibiendo el
aparato psíquico como un campo donde interactúan fuerzas pulsionales que entran en conflicto entre sí, así como con el yo y el super yo, que se ven forzados a utilizar
mecanismos de defensa contra tales fuerzas. Pero, insiste Kohut, es necesario volver los ojos
al campo mismo donde interactúan las fuerzas pulsionales, olvidándose, por un momento, de
los conflictos que ellas puedan generar. Este campo es el self, la autoconcepción de la
persona, lo que hace que el individuo se conciba como un todo articulado. El tipo de neurosis
al que se enfrenta Kohut es aquel en el que el self está fracturado y el paciente se presenta
como afectado por baja autoestima, hipocondría, depresión, desgano ante las tareas de la
vida y un temor vago a la desintegración del self.
La tesis central de Kohut es que el psicoanálisis debe ampliar su concepción
psicológica para que, sin despreciar las pulsiones y sus conflictos, tome también en cuenta el
campo donde éstas interactúan, es decir, el self. Kohut se propone explicarnos en este libro
cómo se debe proceder para restaurar un self fracturado por experiencias traumáticas
ocurridas en su periodo formativo, es decir, por heridas narcisistas que han dejado huellas
profundas no cicatrizadas en el self del paciente.
¿Cómo sugiere Kohut que debe llevarse a cabo la restauración de un self fracturado
pra que se realice la cicatrización profunda? Kohut propone el método que llama empáticointrospectivo.
La empatía, dice el autor, es para la vida psicológica del individuo lo que el
oxígeno para la vida biológica. La herida narcisista ha sido producida por un objeto-self de la
infancia del paciente que ha tenido una falla notoria de empatía para con él. Objetos-self son
aquéllos que consideramos como parte de nosotros mismos, usualmente el padre, la
madre o sus surrogados. El psicoanalista, en un esfuerzo por lograr la cicatrización de la
herida narcisista del paciente, entabla con él una relación en la que la empatía es el
ingrediente primordial, es decir, en la que el terapista se convierte en un nuevo objeto-self
del paciente, creando una atmósfera favorable para que éste regrese a etapas tempranas de
su vida e idealice al terapeuta como debió idealizar a sus padres, y manifieste igualmente su
grandiosidad exhibicionista infantil tomando al terapeuta como espejo de esa grandiosidad;
en este doloroso y arduo proceso regresivo se produce lo que Kohut llama internalizaciones
transmutantes mediante las cuales las heridas del self del paciente van cicatrizando
progresivamente y el narcisismo, estancado en etapas tempranas, logra llegar a su madurez en
las cinco virtudes que quedaron esbozadas arriba.
Kohut logra en este libro presentar un argumento convincente y rico en referencias a
casos de la experiencia para justificar su posición teórica. De ninguna manera rompe con la
ortodoxia freudiana, pero tampoco la toma como un dogma que debe ser protegido de
cualquier desviación. Insiste en que el psicoanálisis es una ciencia que, siguiendo el método
empático-introspectivo, va poco a poco develando el objeto de su estudio, es decir, la
naturaleza humana, y que en tal propósito sigue una actitud juguetona y alegre, tratando de
reconstruir el rompecabezas con esta o aquella pieza, sin convertirse en fanático defensor de la verdad establecida. Bien vale que sea esta actitud juguetona y alegre la que inspire toda
nuestra labor científica.

Autor: Edgar Llinás