LA DEFINICIÓN MOLAR

Es esta segunda concepción de la conducta, o molar, la que defenderemos en el presente tratado. Sostendremos (ya que no lo ha hecho Watson) que los “actos de conducta” aunque sin duda en completa correspondencia de uno a uno con los hechos moleculares subyacentes de la física y la fisiología, tienen, como totalidades “molares” ciertas propiedades emergentes propias. Y son éstas, las propiedades molares de los actos de conducta, las que son de interés primordial para nosotros los psicólogos”. Además, estas propiedades molares de los actos de conducta, en el estado actual de nuestro conocimiento, es decir, antes de la elaboración de muchas correlaciones empíricas entre la conducta y sus correlatos fisiológicos, no pueden ser conocidas ni siquiera inferencialmente a partir de un mero conocimiento de los hechos moleculares, subyacentes, de la física y la fisiología. Porque, tal como las propiedades de un vaso de agua no son de ningún modo imaginables, antes de la experiencia, a partir de las propiedades de las moléculas individuales de agua, tampoco las propiedades de un “acto de conducta” son directamente deducibles a partir de las propiedades de los procesos físicos y fisiológicos subyacentes que lo componen. La conducta como tal, al menos al presente, no puede deducirse a partir de una mera enumeración de las contracciones musculares, los meros movimientos qua movimientos, que la componen. Hasta ahora debe estudiarse de primera mano y por sí misma. Un acto qua “conducta” tiene propiedades distintivas propias. Estas deben ser identificadas y descriptas independientemente de cualquier proceso muscular, glandular o neuronal que sea subyacente a ella. Estas nuevas propiedades, de esta suerte distintivas de la conducta molar, presumiblemente se correlacionan estrechamente con, y si se quiere, dependen de, movimientos fisiológicos, Pero descriptivamente y per se son algo distinto de estos movimientos. Una rata corriendo por un laberinto; un gato intentando salir de una caja de prueba, un hombre dirigiéndose a su hogar para cenar, un niño escondiéndose de un extraño, una mujer lavando o chismorreando por teléfono, un alumno marcando una hoja de un test de inteligencia, un psicólogo recitando una lista de sílabas sin sentido, mi amigo y yo contándonos nuestros pensamientos y sentimientos, y estas son conductas (qua molares). Y debe notarse que al mencionarlas, en ninguna de ellas hemos referido, o nos sonrojamos al confesarlo, para la mayor parte ni siquiera conocemos cuáles son los exactos músculos y glándulas, nervios sensitivos y nervios molares involucrados. Porque estas respuestas, de algún modo y por sí mismas, tenían atrás propiedades suficientemente identificadoras.

OTROS AUTORES QUE PROPONEN UNA DEFINICIÓN MOLAR: Debe notarse además que esta noción molar de conducta —esta noción de que la conducta presenta propiedades caracterizables y definitorias propias, que son distintas de las propiedades de la física y fisiología subyacentes— ha sido defendida por otros teóricos aparte de nosotros mismos. En particular debe reconocerse a Holt, de Laguna, Weiss y Kantor. Holt: “El biólogo, a menudo orientado demasiado materialísticamente, tiene tanto miedo de encontrarse con un cierto cuco, la “psique”, que se apresura a analizar cada casa de conducta en sus componentes reflejos sin aventurarse primero a observarla como un todo”. “Los fenómenos puestos de manifiesto por el organismo integrado ya no son meramente la excitación del nervio o la distensión del músculo, ni tampoco ya el mero juego de reflejos excitados por estímulos. Estos están todos presentes y son esenciales a los fenómenos en cuestión, pero ahora son meramente componentes, porque han sido integrados. Y esta integración de sus arcos reflejos, con todo lo que involucra, en un estado de interdependencia sistemática ha producido algo que no es meramente acción refleja. Las ciencias biológicas hace mucho que han reconocido esta cosa ulterior y nueva y la llamaron “conducta” De Laguna “La respuesta total iniciada mediante los receptores de distancia y reforzada por los estímulos proximales (por ejemplo, dirigirse hacia, picotear y engullir) forman una unidad funcional.” “El acto es un todo y es estimulado o inhibido como un todo… Allí donde la conducta es más compleja encontraremos sin embargo una relación similar (10, pp. 169, f)”. “El funcionamiento del grupo (de células sensoriales) como un todo, desde el momento que es un funcionamiento y no meramente una “descarga química”, en ningún sentido es una resultante del funcionamiento de las células separadas que lo componen” (9, p. 630). Weiss “La investigación de las condiciones nerviosas internas forma parte, por supuesto, del programa conductista, pero la incapacidad de trazar las ramificaciones de cualquier excitación nerviosa dada a través del sistema nervioso ya no es una restricción para el estudio de los estímulos y reacciones efectivos en las fases educacional, industrial o social de la vida, así como la incapacidad del físico de determinar exactamente qué está sucediendo en el electrolito de una batería mientras está pasando una corriente no es una limitación que imposibilite la investigación en la electricidad”. Kantor: “Los psicólogos están intentando más y más expresar los hechos en términos del organismo completo más que en términos de partes específicas (cerebro, etc.), o funciones aisladas (neurales)”. (6, 429). “En síntesis, los organismos psicológicos, como diferenciados de los organismos biológicos, pueden considerarse con una suma de reacciones plus sus distintas integraciones.”(7, 3)