La multivocidad de lo inconsciente y el punto de vista tópico

En este capítulo, resalto momentáneamente: “ . . . ahora, como resultado del Psicoanálisis: un acto psíquico en general atraviesa por dos fases de estado, entre las cuales opera de selector una suerte de examen (censura). En la primera fase él es inconsciente y pertenece al sistema Icc; si a raíz del examen es rechazado por la censura se le deniega el paso a la segunda fase; entonces se llama “reprimido” y tiene que permanecer inconsciente. Pero si sale airoso de este examen entra en la segunda fase y pasa a pertenecer al segundo sistema, que llamaremos el sistema Cc”. Freud aclarará que la censura rigurosa se encuentra entre el inconsciente y lo preconsciente (represión). Esto implica lo dinámico, el conflicto entre Sistemas, al mismo tiempo que el origen del pensamiento, de cualquier acto psíquico, es Inconsciente.
A la concepción dinámica (conflicto) agrega la tópica (lugar, sistema). Bleuler le llamó a esto: Psicología de lo profundo. Lo profundo ha sido fuente de malentendidos que trataremos en relación con la espacialización y temporalización que representan “los aparatos psíquicos”. De hecho, en el período de la dictadura militar no existía la asignatura Psicoanálisis, se llamaba Psicología Profunda y sus contenidos eran los del pensamiento existencialista. No se estudiaba a Freud. Con el nuevo plan de estudios que se elabora a partir del retorno de la democracia se introduce la asignatura Psicoanálisis en el Plan de Estudios. Desde ese momento hasta la actualidad han existido y existen, numerosos intentos por retrotraer el Plan de estudios a la situación anterior.
Ustedes pueden ir apreciando que al no tomar lo obvio o “evidente” por verdadero, sino que el saber se produ-ce por un trabajo de asociaciones, “el saber no sabido”, que produce quién realmente sabe: el paciente. “Sabe, pero no sabe que sabe” dirá Freud (Íbid. Caso Isabel). Por este motivo consideramos al Psicoanálisis una Disciplina Crítica de la Cultura. Esto es irritativo, molesto y estas reacciones, como mencionábamos anteriormente se expresan de las más variadas formas. Todas ellas formaciones sintomáticas.
Freud se niega a aceptar la posibilidad de localizaciones cerebrales de ninguna índole para estos fenómenos, que insiste, consisten en lo específicamente propio de lo psíquico. La tópica nada tiene que ver con la anato-mía. Freud se plantea aquí las dos hipótesis, se formula dos preguntas en relación con un acto psíquico y las representaciones. ¿Se trata de dos representaciones en diferentes lugares y una debe transponerse, ser transcripta en otra para que la conciencia se apropie de ella?. Esta es la hipótesis tópica. ¿Se tratará de una sola inscripción funcionando según reglas diferentes si s está sometida al proceso primario o secundario?. Esta es la hipótesis funcional. Dejaremos planteado el interrogante de sí existe una verdadera contraposición entre ambas hipótesis.
En relación con la interpretación, nos alerta sobre el hecho de que el paciente nos la desautorizará. Para Freud esta comunicación al paciente implica establecer una nueva inscripción psíquica. “ En realidad la cancelación de la represión no sobreviene hasta que la representación consciente, tras vencer las resistencias, entra en conexión con la huella mnémica inconsciente. Sólo cuando esta última es hecha consciente se consigue el éxito”.