La resiliencia

La resiliencia

«Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos
fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los
colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento y gente
de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos
bobos no alumbran ni queman, pero otros arden con tantas ganas que no se
puede mirarlos sin parpadear y quien se acerca se enciende.»

En este relato de GALEANO, se resumen las dos aristas filosóficas de
la teoría de la resiliencia la primera se relaciona con la idea de la
luminosidad. La resiliencia se edifica desde la zona luminosa del ser
humano, desde sus fortalezas, asumiendo la potencialidad de cada
individuo para desarrollarse.
L a segunda arista consiste en la idea de
la diversidad, de la diferencia. La teoría de la resiliencia cobra
significado a partir de las diferencias en la reacción ante
circunstancias adversas, generadoras de stress.
Mientras algunas
personas sucumben a dichas circunstancias, evidenciando desequilibrio y
trastornos a diversos niveles. Otras se desarrollan exitosamente a pesar
de la adversidad.

Precisamente las preguntas principales formuladas por los
investigadores sociales en los últimos años en esta área se relacionan
con el problema de la determinación del enfrentamiento exitoso al stress
y a la adversidad.

Es justo en este espacio de incertidumbre que abre la diferencia en
la reacción ante la adversidad donde se inscribe el concepto de
resiliencia, definido como la capacidad de un individuo de reaccionar y
recuperarse ante adversidades, que implica un conjunto de cualidades que
fomentan un proceso de adaptación exitosa y transformación a pesar de
los riesgos y la adversidad.

2. Factores de riesgo

Estos deben ser vistos como un resultado de la estrecha interacción
individuo- ambiente donde cada una de estas dos partes juega un papel
activo. Es decir, el individuo no debe considerarse un receptor pasivo
de los diferentes estímulos, por el contrario se encuentra
constantemente modulando la incidencia a estos con su conducta, sus
efectos en la determinación del carácter de riesgo. En este proceso de
modulación se mezclan componentes genéticos, psicológicos, sociales y
situacionales.

Esto supone además, el carácter específico de los mecanismos
implicados en la determinación del riesgo: en cada individuo tendrán una
dinámica propia, única, que dependerá de la articulación de los
componentes referidos con anterioridad
La resiliencia es en términos de ingeniería la capacidad de un material
para recobrar su forma original, después de someterse a una presión
deformadora. En este trabajo, sin embargo, retomamos la más reciente
acepción de esta palabra, que designa la capacidad de una persona para
superar bien condiciones adversas de la vida.

Por lo general la resiliencia ha sido estudiada en lo referente a la
manera sorprendente de muchos niños y niñas maltratados de distintas
formas para sobreponerse y mantener su vitalidad y esperanza.

Como seres humanos, pese a vivir en diferentes condiciones cada ser,
por lo menos en algún momento de la vida los problemas nos han hecho
tocar fondo. De hecho, a veces se ha dicho que hay que tocar fondo para
poder tomar conciencia y levantarse. Puesto que si nos dejáramos
arrollar por ese tipo de situación, nuestras vidas perderían toda
conducción y sentido.

Pese a todo el potencial social constructivo que implica, no se ha
pensado en la posibilidad de plantear la resiliencia como un ejemplo
para todos y todas, en nuestro crítico contexto de vida.

3. Objetivos.

El objetivo principal de este trabajo es mostrar que si partimos de
la existencia de ciertos factores de resiliencia individuales y
sociales, existe la posibilidad de salir adelante sin necesidad de
ampararnos bajo vicios como el paternalismo, el clientelismo, la
drogadicción y otros tipos de dependencia, que no hacen sino sumarse a
los problemas ya existentes.

4. En lo social

Actualmente al contrario de lo que se proponía en el proyecto
político del estado nacional, se da la fragmentación de las identidades y
redefinición de valores. Además se acentúa la explotación, la
discriminación y el individualismo.

A la par cobran expresión nuevas propuestas desde aquellas nuevas
identidades que se manifiestan mediante el espacio de la cultura. Por lo
tanto dichas identidades(etnia, género, edad, clase social, ideas
políticas, religión), que no son excluyentes unas de otras, sino muchas
veces transversales, reclaman el lugar que muchas veces la historia les
negó.

5. Lo que hace resilientes a las personas

Existen factores internos como la autoestima, el optimismo, la fe, la
confianza en sí mismo, la responsabilidad, la capacidad de elegir o de
cambio de las competencias cognoscitivas.

Una vez fortalecidos estos aspectos, que se conjugan en lo que
llamamos espíritu. Además se refuerzan las posibilidades del grupo de
apoyar a las personas como ser humano integro, seguro y capaz de salir
adelante.

Por ello es importante, además de desarrollar factores internos,
afianzar los apoyos externos. Sin embargo, si la autoestima es baja o no
se conjuga bien con las destrezas sociales, o si la esperanza en uno
mismo no fluye no se canaliza de la mejor manera y si se le quita al
individuo el apoyo externo vuelven a derrumbarse.

A continuación detallamos diez puntos que fortalecen internamente el poder personal:

Trato estable con al menos uno de los padres u otra persona de referencia.
1. Apoyo social desde dentro y fuera de la familia
2. Clima educativo emocionalmente positivo, abierto, orientador y regido por normas.
3. Modelos sociales que estimulen un conductismo constructivo.
4. Balance de responsabilidades sociales y exigencia de resultados.
5. Competencias cognoscitivas.
6. Rasgos conductistas que favorecen a una actitud eficaz.
7. Experiencia de autoeficacia, confianza en uno mismo y concepto positivo de uno mismo.
8. Actuación positiva frente a los inductores del stress.
9. Ejercicio de sentido, estructura y significado en el propio crecimiento.

Son condicionantes externos los de carácter social, económico,
familiar, institucional, espiritual, recreativo y religioso, los cuales
son promovidos o facilitados por el ambiente, las personas, las
instituciones y las familias que intervienen en la atención, el trato y
el tratamiento de los grupos e individuos que están en situación de
riesgo y vulnerabilidad.

Al margen de los ya mencionados, caben otros ámbitos y claves que la
resiliencia genera no pocos insisten en la necesidad de contar con
buenos modelos de rol en la vida diaria especialmente cuando se trata de
niños, personas de las cuales los individuos u otros niños pueden
aprender. En la actualidad algunos educadores han desarrollado estas
técnicas con experiencias realizadas en el campo con bosques, flores y
demás.

También constan entre los factores externos los factores de riesgo
que pueden ser muchos, los cuales vulnerabilizan la integridad psíquica,
moral, espiritual y social.

No basta con compartir su cotidianidad y diluirse en ella, ni
reflexionar su problemática identificando los factores de riesgo que los
llevó a tomar esta opción, pues sería vulnerabilizar aún mas sus
condiciones de vida, sobre todo se fomenta una doble estigmatización,
marcándoles con una etiqueta como de callejero, drogadicto, etc.
En estos casos para Freire, un investigador Guatemalteco, es la luz
interior la que en determinados casos sirve para determinar una decisión
y tomar una oportunidad privilegiada que se presenta en el momento
justo. Esto representa fortalecer los factores de protección que
promueve la resiliencia, revalorizando el potencial interno y externo de
cada persona para reconstruir su proyecto de vida personal y
comunitaria.

Se puede considerar que las principales actitudes que fortalecen en los factores protectores o resilientes en los humanos son:

• Demostraciones físicas y verbales de afecto y cariño en los primeros cuatro años de vida.
• Reconocimiento y atención a sus éxitos y habilidades.
• Oportunidades de desarrollo de destrezas.
• Actitud de cultivo, cuidado y amor por parte de todos sus semejantes y
especialmente de los encargados de su cuidado y protección.
• Apoyo de un marco de referencia ético, moral y espiritual.

6. Proyectos para vivir genuinamente

Estos proyectos son posibles hoy en día, apenas a dos años del nuevo
milenio, sin necesidad de acudir a sectas o a voces mesiánicas para la
solución a los grandes interrogantes de la vida.

Primero tenemos que reconocernos como seres humanos con valores y
potencialidades y en ese espejo mirar también a los otros con una visión
holística que apunta al crecimiento, al fortalecimiento interior y al
cultivo de la autoestima.

Así como la aspirina se utilizó mucho tiempo con éxito y no se
comprendía exactamente como funcionaba en la vida cotidiana decidimos y
construimos sobre la base de conocimientos que allí están. Lo mismo
ocurre con la resiliencia, se ha trabajado con ella y se la ha aplicado
sin tener un nombre específico y sin conocimientos sistemáticos sobre su
aplicación.

7. Desde pequeño

Para hablar de resiliencia, basta con remitirnos a cualquier
cantidad de información de los medios para referirse a niños, mujeres,
ancianos y seres marginales en situación de riesgo.

Cada caso es más sensacionalista que otro suena más o vende más, sin
embargo el observador sagaz se da cuenta que mucho hay de negativo en
el sistema y en el tejido social que destaca solo lo que impacta.

Es así cuando entra el factor de la resiliencia como contraparte;
por cada tanda de noticias trágicas debería igualmente desplegarse otras
a manera de semillas constructivas que permitan el cambio hacia un
nivel de vida más llevadero, hacia un recorrer senderos diferentes de
los ya transitados, en los cuales las opciones de crecer y desarrollar
las potencialidades internas y la autoestima.

Hay que dar un salto cualitativo de la pobreza en todos sus niveles a la no- pobreza que es algo distinto al término riqueza.

8. La familia

Es un factor preponderante en la formación de personas sanas física y
psíquicamente en la formación de los niños y adolescentes, pero este
modelo de familia es el clásico y las condiciones en que se desenvuelve
la sociedad no las apropiadas para que esto sea un bien común.

Si un niño tiene sus necesidades básicas llenas, tiene más opciones
de éxito en el futuro, si a esto le añadimos el contacto físico, las
caricias y el respeto de sus padres o familiares, su desarrollo en todos
los aspectos será armónico.

Pero en el caso de la resiliencia ella busca restituir corazones
heridos y darles la posibilidad de emprender un proceso de
rehumanización a los niños de la calle, a los refugiados, a las mujeres
mal tratadas, a los grupos que han sufrido la crueldad
institucionalizada para la formación de familias recilientes impulsadas
por promotores sociales, de salud, voluntarios, expertos en educación y
en desarrollo.

9. Factores protectores

Estos son considerados ese algo que opera para mitigar los efectos
del riesgo. Se consideran fuerzas internas y externas que contribuyen a
que el niño resista o aminore los efectos del riesgo, por tanto, reducen
la posibilidad de disfunción y problemas en estas circunstancias, como
los factores de riesgo los factores protectores involucran también
variables genéticas, disposiciones personales, factores psicológicos,
situacionales y sociales.

Dentro de los personales se incluyen características temperamentales
que provocan respuestas positivas en los padres y cuidadores y
autonomía combinada con la capacidad de pedir ayuda. E n la niñez más
tardía así como en la adolescencia: habilidades comunicativas y de
resolución de problemas, competencia escolar, sentido del humor,
autoestima elevada, creatividad, autonomía, tolerancia a las
frustraciones entre otras.

Al interior de la familia se han definido factores como presencia de
apoyo incondicional por al menos una persona competente y
emocionalmente estable, creencias religiosas que promuevan la unidad
familiar y la búsqueda de significados en los tiempos difíciles.

Dentro del ámbito comunitario se han considerado los siguientes:
presencia de pares y personas mayores en la comunidad que brinden la
posibilidad de transiciones positivas en la vida como programas de
educación comunitaria a padres, participación activa en una comunidad
religiosa.

Los diferentes factores protectores, al igual que los de riesgo no
actúan aisladamente en el niño, sino ejerciendo un efecto de conjunto
donde se establecen complejas relaciones funcionales que en definitiva
traen como resultado la atenuación de los efectos de las circunstancias
adversas y eventos estresantes. Este proceso es denominado moderación
del stress. El conocimiento de este proceso es imprescindible para
comprender los mecanismos que subyacen a los factores protectores y a la
resiliencia en general.

A partir de todo lo expuesto sobre los factores de riesgo y
protectores así como los mecanismos que los subyacen, se puede concluir
que la combinación de múltiples factores de origen genético,
psicológico, social y situacional pueden determinar un estado de riesgo o
de resiliencia en el niño.

10. Conclusión

Después de informarnos un poco acerca de este tema que es muy nuevo e
innovador en lo que respecta a la forma en que las personas son capaces
de superar la adversidad, creemos con absoluta convicción que resultan
fundamentales ciertos factores formativos en el desarrollo de cada
individuo; como una buena estimulación intelectual, social y afectiva,
ya que esto podría conformar un pilar sólido al momento de enfrentarse a
situaciones adversas. La resiliencia fundamentalmente esta siendo
encaminada a la promoción de factores protectores a nivel personal con
el objetivo de desarrollar estilos de enfrentamientos a los momentos
difíciles.
Es importante estimular factores de resiliencia internos de las personas
como la autoestima, la creatividad, así como también los factores
externos como el sistema social de apoyo, que involucran estimulación de
la socialización secundaria que resulta muy importante en la formación
de la personalidad de un individuo.

11. Bibliografía

• Artículos extraídos de internet
• «Revista latinoamericana de psicología», Fraser 1997.