Lacan, Seminario 18: Clase 5, del 10 de Marzo de 1971

Estoy, estoy presente cuando les hablo?. Sería necesario que la cosa por la que me dirijo a ustedes, estuviese aquí. Ahora bien, basta conque la cosa sólo pueda escribirse la Acosa, como acabo de escribirlo en el pizarrón, o sea, que ella está ausente allí donde tiene su lugar o más exactamente que el objeto  , que tiene este lugar -este objeto  – no le deja, a este lugar más que el acto sexual tal como yo lo acentué, es decir, la castración.

Sólo aquí puedo dar testimonio, permítanme, de que el análisis -ni importa lo que sea- y sólo en este sitio que le concierne -la castración. Es el momento de decirlo: ¡Oh la la!.

El camelo filosófico, que no es nada. El camelo, camelear. Durante mucho tiempo sirvió para algo. Pero ahora nos está cansando. Llegó a producir el ser-ahí que a veces se traduce en francés de una forma más modesta como la presencia, si le agregué o no, viva. En fin para resumir, lo que para los sabios se llama Dasein. Con placer lo encontré en un texto. Les diré enseguida cual es, así como el momento en que lo releí -un texto mío, me di cuenta con sorpresa que eso se remonta a hace mucho tiempo atrás, esta fórmula que un momento yo había enunciado, para gente un poco sorda: Cómete tu Dasein. No importa, luego volveremos sobre esto.

El camelo filosófico no es tan incoherente. No lo encarna esta presencia, al ser-ahí, más que un discurso que comienza por desencarnar por el epojé. Ustedes saben esto: la puesta entre paréntesis, simplemente quiere decir eso. No obstante es mejor porque eso no tiene para nada la misma estructura, pero de todas maneras es mejor que en griego.

De modo que es evidente que la única forma de estar ahí es ponerse entre paréntesis. Nos acercamos a lo que esencialmente tengo que decirles hoy.

Si hay un agujero al nivel de la Acosa, eso les deja presentir que quizás es una manera de prefigurarlo, el agujero y eso sólo sucede bajo el modo de ¿qué? ; tomemos una comparación muy irrisoria: sólo bajo el modo de esta mancha retiniana en la cual el ojo no tiene ganas de enredarse errando después de haber mirado fijamente al sol que esta allá, arriba, lo pasea por el paisaje. No ve allí su ser-ahí. ¡Este ojo no esta loco¡ ¡Hay para ustedes un montón de botellas de Klein … ojos!. No es el camelo4  filosófico que como ustedes se dan cuenta no llena aquí más que su oficio universitario, del cual traté, desde el año pasado, de darles los límites, al mismo tiempo, por otra parte, que los límites de lo que ustedes pueden hacer en el interior, aunque fuese la revolución.

Denunciar como se hecho esto, denunciar a la mencionada presencia como logocentrista, la idea, como se dice, de la palabra inspirada, sólo porque la palabra inspirada, desde luego, puede provocar risa, poner en la cuenta de la palabra toda la tontería, es extraviar a un cierto discurso y digamos llevar hacia una mística archi-escritura constituida únicamente por lo que se percibe a justo título como un cierto punto ciego que se puede denunciar como todo lo que se cogitó sobre la escritura, y bien, todo eso no adelanta nada. Para hablar de la Acosa nunca se habla de otra cosa.

Lo que digo y dije en su momento, no abusé, no tengo la boca llena con la palabra plena y pienso que la mayor parte de ustedes, nunca me escucharon ponerla de relieve; lo que dije de la palabra plena, es que precisamente ella llena; sin los hallazgos del lenguaje que resultan siempre bastante lindos, ella cumple la función de la Acosa que está en el pizarrón. En otros términos, la palabra, siempre sobrepasa al hablante. El hablante es un hablado, es lo que anuncio desde hace un tiempo. ¿Cómo se da cuenta uno de eso?. Es lo que quería indicar en el seminario de este año. ¡Se dan cuenta!. Estoy en este yo querría, y esto dura veinte años.

Naturalmente esto es así porque a pesar de todo no lo he dicho no dicho: hace mucho que es patente, en principio es patente dado que ustedes están acá para que se los muestre, sólo esto, si es verdad lo que digo, vuestro ser-ahí no es más convincente que el mío.

Lo que les muestro desde hace mucho tiempo, no basta para que ustedes lo vean. Es preciso que lo demuestre, para el caso, es decir, lo que mostraba. Naturalmente no cualquier cosa; pero yo no les mostraba l’A-cosa así como así. L’A-cosa precisamente, no se muestra, eso se demuestra.

Entonces yo podría llamarles la atención sobre cosas que mostraba, en tanto que no los han visto por lo que ellas podrían demostrar. Para recorrer el mapa que hoy nos ocupa, lo llamaremos, con toda la ambigüedad que representa, lo escrito.

A pesar de todo, no se puede decir que los abrumé con los ESCRITOS, quiero decir que verdaderamente hizo falta que me los extraigan, aquellos que un día reuní por la incapacidad total en lo que estaba para hacerme escuchar por los psicoanalistas, incluso por aquellos que se habían quedado junto a mí porque no habían querido embarcarse en otra parte.

Al fin se me hizo evidente que había tanta gente como ellos que se interesaban en lo que decía, por último un pequeño comienzo de vuestro ser-ahí ausente, que a esos escritos, decidí dejarlos. Y luego a fe mía, se consumieron en un círculo mucho más vasto del que en suma ustedes representan; si creo en las cifras que me da mi editor, es un fenómeno raro y que bien vale la pena que uno se detenga en él, suponiendo que, para atenerme a lo que siempre hago, es muy exactamente alrededor de una experiencia perfectamente determinable y que en todo caso me esforcé por articular con precisión en el último tiempo, el año pasado, tratando de situar en su estructura lo que carácteriza al discurso del analista es, por consiguiente, debido a este empleo, el mío, que no tiene pretensiones de proveer una concepción del mundo sino simplemente decir aquello que parece que va de suyo poder decir a los analistas. Alrededor de esto, hice desde durante seis años en un sitio bastante conocido y que se llama SAINTE ANNE, un discurso que no pretendía de por cierto de ninguna manera valerse de lo escrito de otra forma que no fuese muy precisa, que es la que voy a tratar de definir.

Los que se constituyen, los que quedan como testigos de esa época, no pueden sublevarse, sin embargo, ya no hay muchos en esta sala, desde luego … pero, aún así, algunos, ¡oh, pero no deben contarse con los dedos de las manos a los que estaban aquí en los primeros meses!. Ellos pueden dar testimonio de lo que hice aquí con una paciencia, un cuidado, una dulzura, dando vueltas, extremando mi gentileza: construí para ellos, pieza por pieza, fragmento por fragmento, cosas que se llaman grafos. Hay algunos que bogan, pueden encontrarlos fácilmente gracias al trabajo de alguien cuya devoción agradezco, y al que dejé de hacer a su voluntad un índice razonado donde pueden encontrar fácilmente en qué página están. Eso les evitará buscar aunque se vea: con sólo hacer eso, ya se puede notar que hay cosas que no son como el resto del texto impreso. Estos grafos que ustedes ven aquí y que no dejan de ofrecer algunas dificultades, ¿de qué?. De interpretación, por supuesto, sepan que para quienes los he construido, esto no podría ofrecer la menor duda. Antes de avanzar la dirección de una línea el cruce con tal otra, la indicación de la letra que ponía en ese cruce, yo hablaba media hora, tres cuartos de hora para justificar el tema en cuestión. Insisto, desde luego, no para darme méritos por lo que hice, en el fondo porque eso me ha complacido -nadie me lo pedía, más bien era todo lo contrario-, sino porque aquí entramos con esto en lo vivo de aquello que sobre lo escrito, incluso sobre la escritura, porque fíjense ustedes que es la misma cosa. Se habla de la escritura así como así como si fuese independiente de lo escrito, es lo que a veces hace muy confuso al discurso; por otra parte este término [ura] que se agrega, hace sentir bien de que extraña borrachera (6)  se trata en la ocasión. Lo cierto es que para hablar de la A-cosa como está aquí, y bien, ya deberá en sí sólo aclararles, que tuve que tomar, digamos, nada más, por aparato al soporte de lo escrito bajo la forma de grafo. La forma del grafo es algo que vale la pena observar. Tomemos no se, no importa cuál, el último, el grande, aquel que van a encontrar ya no se donde, ya no se por donde boga, creo que en Subversion del sujeto y dialéctica del deseo.

Bueno, el armatoste que hace así, en el cual aquí están todas las letras agregadas entre paréntesis: punzón y la D de la demanda y aquí la S del significante, {   D} el significante portador, función de l’A tachada. Ustedes comprenden bien que si la escritura sirve para algo, es porque resulta diferente de la palabra, de la palabra que puede apoyarse en. La palabra no traduce S() por ejemplo. Sólo si se apoya en esto, aunque más no sea que bajo esta forma, desde luego, debe acordarse que esta forma no va sin que aquí otra línea recortando a la primera se marque en sus puntos de intersección con el [s()] y con el A mismo. Que haya aquí una I mayúscula, pido perdón por esta intrusión, pero después de todo algunos ya tienen esta figura en la cabeza como que para que esto les baste y en cuanto a los otros, y bien, Dios mío que se remitan a la figura que corresponda. Lo que hay de cierto es que no se puede al menos por aquí, por esta figura, sentirse, digamos, solicitado a responder a la exigencia de lo que ello ordena cuando más comienzan a interpretarla.

Todo depende, por supuesto, del sentido que vayan a darle al A. Hay una propuesta en el escrito donde resulta que yo lo he insertado y entonces los sentidos que se imponen, los otros, no están libres, de una gran distancia. Lo que hay de cierto, es que lo propio de aquello que pienso, les aparece luego como suficientemente precisado, a saber que ese grafo, ese, como los otros, y no solamente los míos, voy a decírselos, en un instante; que este grafo, lo que representa, es lo que se llama en el lenguaje evolucionado que poco a poco no ha dado el cuestionamiento de la matemática por la lógica, lo que se llama una topología. No hay topología sin escritura, quizás pudieron notar, si alguna vez fueron verdaderamente a abrir las ANALITICAS de Aristóteles, que ahí está el pequeño comienzo de la topología y que eso consiste precisamente en hacer agujeros en lo escrito. Todos los animales son mortales, soplen los animales y soplen los mortales y pongan en su lugar una letra simplemente. ¡Es el colmo de lo escrito!. Quizá es verdad que eso les fue facilitado por no se qué afinidad particular que tenían con la letra. No se puede decir bien como. Al respecto pueden remitirse a cosas muy atractivas que Mr. James Fevrier dijo sobre no se qué artículo, falsificación, forzamiento que constituye respecto de lo que bastante sanamente se pueden llamar las normas de la escritura, -las normas no lo enorme, aunque los dos sean verdaderos-, respecto de las normas de la escritura la invención griega. Hoy al pasar les sugiero esto: que tiene algo que ver con el hecho, digamos, de Euclides. Bueno, como sólo puedo arrojarles esto al pasar, y, además, después de todo, hay que controlarlo, no veo porque de tanto en tanto no haré, incluso a gente muy instruida en determinadas materias, una pequeña sugestión de lo que quizás se rían porque se habían dado cuenta hace mucho y no se ve porque en efecto no habrían de darse cuenta. No se habrían dado cuenta de esto: que un triángulo no es otra cosa, ya que es eso el comienzo, sino una escritura o un escrito exactamente y que no es porque ahí se define igual como métricamente superponible; eso va en contra: es un escrito donde lo métricamente superponible es charlataneable lo que no depende para nada de lo escrito, depende de ustedes los charlatanes. De cualquier forma que escriban el triángulo, incluso si hacen así, y bien ustedes demuestran la historia del triángulo, incluso si hacen así, y bien ustedes demuestran la historia del triángulo isósceles, a saber que, si hay dos lados iguales los otros dos ángulos son iguales. Les basta con haber hecho este pequeño escrito, porque la figura de triángulo isósceles nunca es mucho mejor que la forma en que acabo de escribirla.

Bueno, eran personas que tenían dones para lo escrito. ¡Esto no va lejos!. ¡Quizá se podría ir un poco más lejos!. Pero en fin, por el momento, anotemos esto en todo caso, que se dieran muy bien cuenta de lo que era un postulado y tiene esta única definición es que en la demanda, en la demanda que se hace al oyente, no es preciso decir enseguida gancho, en esta demanda es lo que se impone al discurso por el único hecho del grafo. Los griegos parecen haber hecho un manejo muy astuto, una reducción sutil de lo que ya andaba por el mundo bajo las categorías de la escritura. Y servía enormemente. Es muy claro que no se trata de dominio y si ustedes me permiten la palabra, ni siquiera se trata del menor empirismo sin el soporte de la escritura. Si me permiten acá una extrapolación con relación a la vena que sigo, quiero decir que voy a indicarles el horizonte, la mira lejana que guía todo esto. Desde luego esto sólo se justifica, si se revela que las líneas perspectivas convergen efectivamente. Lo que sigue se los mostrará.

En el comienzo, , como ellos dicen, lo que no tiene nada que ver con ninguna temporalidad, ya que ella se desprende de allí, en el comienzo está la palabra. Y, además, hay de todas maneras muchas posibilidades de que la palabra durante épocas que aún no eran siglos, figúrense ustedes, no son siglos más que para nosotros gracias al carbono radiante y algunas otras historias de esta clase, retroactivamente, que parten de la escritura. En fin, durante un fragmento de algo que se puede llamar, no el tiempo, el [    , ¿eh?.      de los     ,] como dicen, hubo un tiempo en que se deleitaban con cosas como esta, tenían sus razones, estaban más cerca de nosotros en fin la palabra hizo cosas, cosas que con seguridad eran cada vez menos discernibles de ella porque eran sus efectos.

¿Qué quiere decir escritura?. Es necesario circunscribir esto. Es muy claro y cierto, cuando se ve lo que es corriente llamar escritura, que es algo que de alguna manera se refleja en la palabra. Pienso que sobre el habitat de la palabra ya hemos dicho bastantes cosas como para ver nuestro descubrimiento: al menos esto se articula estrechamente con el hecho de que no hay relación sexual tal como la he definido o si ustedes quieren que la relación sexual es la palabra misma.

Confiesen que a pesar de todo esto deja un poco que desear; por otra parte pienso que ustedes tienen experiencia. Que no haya relación sexual, ya lo fijé bajo esta forma que actualmente de ningún modo hay relación ¿quién sabe? ; hay gente que sueña… que un día eso se escribirá; ¡Y por qué no!. Los progresos de la biología, M. Jacob de todas maneras anda un poco por allí. Quizá algún día no habrá ningún interrogante sobre el espermatozoide y el óvulo están hecho el uno para el otro. Se escribirá como se dice. A propósito de esto terminó mi lección de la última vez. ¡En ese momento me dirán lo que es bueno!. Se puede hacer cierta ciencia-ficción. Tratan de escribirla. Muy difícil. Después de todo ¿por qué no?. Así es como se hacen avanzar las cosas.

Sea lo que sea, actualmente, es lo que quiero decir, es que eso no puede escribirse sin hacer entrar en función algo un poco extraño, -justamente porque no se sabe nada de su sexo- que se llama el falo. Es todo lo que se llega a escribir. Agradezco a la persona que me dio la página de mis ESCRITOS donde está lo que pasa con el deseo del hombre, escrito:  ( ).  es el significante Falo esto para las personas que siempre creen que el falo, es la falta de significante -se que esto se discute en los carteles, sí y que el deseo de la mujer se escribe:  ( ), que es el falo allí donde uno se imagina que está, el [pitito]

He aquí como mejor se llega a escribir, Dios mío, después de algo que llamaremos con el nombre de lo que es: el hecho de haber llegado a un cierto número de momentos científicos. Un momento científico se carácteriza por un ciento numero de coordenadas escritas, entre los primeros está la fórmula que Monsieur Newton escribió referente a lo que se trataba bajo el nombre de campo de la gravitación que no es más que un puro escrito. Nadie llega aún a dar un soporte substancial cualquiera, una sombra de verosimilitud a lo que enuncia este escrito que parece hasta el presente ser un poco duro, porque no se llega a reabsorberlos en un esquema de otros campos donde se tienen ideas más substanciales; los campos electromagnéticos han dado la imagen: el magnetismo, siempre es un poco animal. El campo de la gravitación, no lo es. ¡Extraño armatoste!. Cuando uno piensa que esos señores que pronto serán señores-damas, que van a pasearse en ese lugar absolutamente sublime que es por cierto una de las encarnaciones del objeto sexual: la luna, cuando pienso que van allí simplemente llevados por un escrito, eso deja mucha esperanza, incluso en el campo donde eso podría servirnos, a saber para coger. ¡Pero en fin, no es para mañana!. A pesar del psicoanálisis no es para mañana.

Bueno, aquí tenemos lo escrito en tanto que es algo de lo cual se puede hablar. ¿Cómo?. Hay algo de lo cual me asombro, por más que ahora eso viene bajo la pluma. Hay un libro estupendo que apareció en Armand Lolin, muy fácil de encontrar, es no se cual Congreso de síntesis, y se llama, simple y muy amablemente, La Escritura. Es una serie de relatos que comienza con uno de Metraux -nuestro querido y difunto Metraux que era un hombre excelente y muy astuto- eso comienza con un relato de Metraux donde habla mucho de la escritura de la isla de Pascua. En fin es encantador. Simplemente habla del hecho de que en lo que a él respecta no comprendió absolutamente nada, pero que algunos tuvieron más éxito, que naturalmente es discutible, pero en fin dice que sus esfuerzos que no tuvieron manifestablemente ningún éxito, son los que le autorizan a hablar de lo que los otros pudieron sacar con un éxito discutible, es una introducción maravillosa y bien hecha para ubicarnos en el plano de la modestia. A continuación se hacen innumerables comunicaciones sobre cada una de las escrituras y después de todo, Dios mío es bastante sensato. Es por cierto bastante sensato y no vino enseguida. No ocurrió enseguida y vamos a ver por qué, que se digan cosas bastantes sensatas sobre la escritura. Con seguridad hizo falta durante ese tiempo esfuerzos serios y efectos de intimidación que son aquellos que resultan de esta formidable aventura que llamamos ciencia, y no hay entre nosotros, incluso yo, desde luego, ninguno que pueda tener la menor idea de lo que va a suceder con ella.

Pero en fin sigamos. Va a haber un poco de agitación alrededor de la polución, de la vida, de un cierto número de cosas insignificantes… La ciencia va a hacernos algunas pequeñas farzas por las cuales no sería del todo inútil en el fondo tratar de ver bien, por ejemplo, cual es su relación con la escritura. Esto podría servir. Sea lo que sea, la lectura de esta gran recopilación, sobre la escritura que ya tiene unos diez años, es algo respecto de lo que se depende en la lingüística, algo verdaderamente airado: se respira, no es la boludez absoluta. Incluso es muy saludable. Incluso no es la cuestión, al salir de allí que se nos ocurra que todo el asunto de la escritura no consiste en esto: que no tiene la apariencia de nada, sino que como está escrito en todas partes y nadie lo lee, vale la pena que se diga, que la escritura es la representación de las palabras. Esto debería no obstantes decirles algo: Wortvorstellung. Freud escribió esto y dijo que es el proceso secundario, pero todo el mundo jode con esto: sé bien que Freud no está de acuerdo con Lacan, No obstante es fastidioso que en la circulación, quizás incluso en vuestros pensamientos -desde luego, ustedes tienen pensamientos, tienen incluso, un poco atrasados para algunos, conocimientos- entonces ustedes se imaginan que ustedes, representan a las palabras. ¡Es para morirse de risa!. ¡Pero seamos serios!… Las representaciones de palabra es la escritura. Pero de esta cosa clara como el agua, parece que nunca se sacaron las consecuencias, y, sin embargo, están allí, visibles, es que de todas las lenguas que usan de algo que se puede tomar como figuras y que entonces se lo llaman  -que se yo- como pictogramas, ideogramas, es espantoso, eso lleva a consecuencias totalmente locas. Hay gente que se imaginó que con la lógica, es decir, que con la manipulación de la escritura, se encontraría un medio para saber ¿qué cosa?. New ideas, nuevas ideas, como si ya no hubiera bastantes.

En fin cualquiera sea ese pictograma, ese ideograma, si estudiamos una escritura, es únicamente en esto y no hay ninguna excepción, es que debido a lo que parece figurar, se pronuncia así. Por el hecho de que parece representar a vuestra mamá con dos pezones, se pronuncia mooh, y después de esto ustedes hacen con el todo lo que quieran, todo lo que se pronuncia mooh. ¡Entonces qué carajo puede importar que haya dos pezones y que él sea vuestra mama, su figura!. Hay un tal Hiu Chen, no es de ayer, hizo eso al comienzo de la era cristiana, eso se llama el Shu Wen, es decir justamente el lo que se dice en tanto que está escrito;  Wen, es:  escrito.

Sepan no obstante escribirlo, porque para los chinos, es el signo de la civilización y, además, es verdad.

Entonces representación de palabras quiere decir algo: quiere decir que la palabra ya esta allí, ante de que ustedes hagan su representación escrita con todo lo que ella comporta. Lo que ella comporta es lo que el señor del Shu Wen ya había descubierto al comienzo de nuestra era: que una de las vertientes más esenciales de la escritura es lo que él llama, lo que cree deber llamar porque aún tiene prejuicios, el cher mignon: se imagina que hay signos escritos que se parecen a la cosa que la palabra designa. Esto por ejemplo:¿Qué es? ¡oh!  ¡Cómo lo saben ellos! ¡ya se los enseñaron! ¡es evidente! ¿Para ustedes eso es un hombre? ¿Qué representa? Lacan: -Se lo dijo el profe, claro. Simplemente lo que quiero decir es:] ¿En qué es una imagen del hombre?. Ahí yo veo más bien una entre pierna. Ustedes me dirán: pero es eso.  ¿Y por qué no?. En efecto, si ustedes, quieren.

Hay algo extraño, y es que a pesar de todo, tenemos esos signos desde los Yin, y los Yin, hace mucho tiempo, aún hace 2.000 años descolgados, pero desde antes aún tenemos esos signos, lo que prueba que en cuanto a la escritura sabían mucho. Se los encuentra sobre caparazones de tortuga donde había gente que se llamaba adivinos, gente como nosotros, que garabateaba eso, junto a otras cosas que habían pasado, sobre el caparazón de la tortuga para comentarlos por escrito. Probablemente eso haya producido más efectos de los que ustedes crean. Pero no importa mucho.

Pero hay algo que se les parece vagamente, no se por qué les cuento esto, se los cuento porque a pesar de todo me dejo arrastrar allí, pero en fin paciencia, esta hecho. Hay algo que ustedes ven así como así, que bien podría pasar, si lo sigue porque la escritura, como ustedes saben no los deja de la noche a la mañana. Si cuentan con el audiovisual es mejor que se desengañen, porque todavía tienen para un buen lapso de tiempo con la escritura. Porque por último les digo que es el soporte de la ciencia, y la ciencia no va a abandonar a su soporte porque sí. No obstante en los pequeños garabatos que va a jugar vuestra suerte como en los tiempos de los Yin, pequeños garabatos que algunos tipos hacen en sus rincones, tipos de mi estilo ¡Hay a montones!. Entonces, ustedes lo siguen.

Lo siguen, [época por época, descienden a los Tchow I a los Tchow II y ven, aquí tienen los Te’in, en la época en que se queman los libros. Era un tipo, el que dijo que los quemaran,] había aprendido algunas cosas, era un emperador. Pero no duró 20 años. Enseguida la escritura volvió a empezar y mucho más cuidada.

En fin les paso las diversas formas de la escritura china porque es absolutamente soberbio la relación de la escritura con lo que sirve para inscribirla, el cálamo. No quiero anticipar nada sobre lo que eso nos da en cuanto al valor del instrumento, el cálamo. Y bien, no se encuentra para nada aquel que los espere, el cher petit mignon que se llama el Wen. Pronuncio bien o mal, en todo caso no he dado el tono, me excuso por si hay un chino, son muy sensibles a esto, el tono; es incluso lo que prueba acá, unas de las formas de probar la primacía de la palabra, es que sobre las cuatro formas corrientes, esto no quiere decir que en el pasado… las cuatro formas corrientes de decir Hi, precisamente esto cae bien eso quiere decir cuatro cosas que a la vez son diferentes y no dejan para nada de tener relación. No quiero dejarme arrastrar, quizás se los diré, se los contaré más en detalle cuando me halla ejercitado bien en las cuatro pronunciaciones de Hi, esto no tiene para nada el mismo sentido, pero se por un hombre muy ilustrado que eso tiene un lugar en la conciencia lingüística, quiero decir que el tono mismo, y es eso que es necesario mirar con atención antes de hablar de arbitrariedad, que el tono mismo tiene para ellos un valor indicativo esencial. Y por qué repeler eso, cuando hay una lengua que esta muchísimo más a nuestro alcance, el inglés, cuyos efectos moduladores son muy seductores. Desde luego sería muy abusivo decir que eso tiene una relación con el sentido. Sólo que para eso es necesario acordarle a la palabra sentido un peso que ya no tiene, ya que el milagro la maravilla, la cosa que prueba que con el lenguaje hay algo que hacer, quiero decir que el chiste, eso precisamente reposa sobre el sin-sentido.

Porque en fin si uno se refiere a algunos otros escritos que han sido ahí publiarrojados a la basura quizá sería preciso acordarse que por nada escribí La instancia de la letra en el inconsciente. No dije La instancia del significante, ese querido significante lacaniano como se dice, como se dice cuando se quiere decir que se lo arrebaté indebidamente a Saussure. Si, que el sueño, sea un jeroglífico, [(rebús)] dice Freud, naturalmente no es lo que me hará desistir ni siquiera por un instante de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Sólo que es un lenguaje en medio del cual apareció su escrito. Por supuesto eso no quiere decir que no debamos darle el menor crédito y ¿cuándo lo daríamos?. A esas figuras que se pasean en los sueños, peor que sabemos que son representaciones de palabras, ya que es un jeroglífico, Überträgt eso se traduce en lo que Freud llama los pensamientos, Die Gedanken, del inconsciente. ¿Y qué quiere poder decir eso?. ¿Qué quiere poder decir un lapsus, un acto falido, fracaso de alguna psicopatología de la vida cotidiana?. No pero que puede querer decir que llamen tres veces en cinco minutos, digo esto porque no es no obstante un ejemplo en que yo descubra a uno de mis pacientes, durante cinco minutos y a cada instante corrigiéndose y bromeando, pero eso no le daba ni frío ni calor, llamó a su mujer su madre: Oh acabo de decir mi madre, que divertido. Pero en fin eso hizo que mi paciente avanzara. Continuó durante cinco minutos, ¡lo repitió veinte veces…!. Pero que hay de falido en esa palabra, mientras yo me mato diciendo que es una palabra exitosa. ¡A pesar de todo!. ¡La llamó así porque su mujer, era su madre, vamos¡ ¡La llamaba como era necesario!. ¿Entonces sólo hay falido con relación a qué?. En relación a eso que los mezquinos astutos de la archi-escritura, la escritura que esta acá desde siempre en el mundo, prefiguran de la palabra. ¡Raro ejercicio, no veo nada en su contra!. Una de las funciones del discurso Universitario es mezclar las cartas de esa manera. Entonces yo aquí conservo su función. La mía también tiene sus costados débiles. Entonces tenemos una nueva figura del progreso que es la salida al mundo, la emergencia es un sustituto dado a esta idea de la evolución, que llega como ustedes lo saben, a lo más alto de la escala animal, a esta conciencia que nos carácteriza, gracias a la cual brillamos como el fulgor que nos carácteriza, gracias a lo cual brillamos con el fulgor que ustedes conocen. Entonces aparecía en el mundo la programación. En fin, no me apoderaré de esta marca de que en efecto no habría programación posible sin escritura, más que para hacer notar por otro lado, el lapsus. El acto falido, la psicopatología de la vida cotidiana, no tiene, no se sostiene, el pensamiento no tiene sentido más que si parte de la idea de lo que ustedes tienen que decir esta programado, es decir, aún por escribirse. Por supuesto que si escribe mi madre en lugar de mi mujer eso no produce ninguna duda: eso, es un lapsus. Pero no hay más lapsus que [calami], incluso cuando es un lapsus linguae, puesto que está la lengua, ella sabe muy bien lo que tiene que hacer. Es un pequeño falo [completa y amablemente montado]. Cuando ella tiene que decir algo, y bien lo dice. Había alguien llamado Esopo que había dicho que era a la vez la mejor y la más defectuosa. Eso quiere decir muchas cosas. Sean lo que sea ustedes me creerán si quieren, dado el estado de fatiga en el que por cierto me ven, después de haberme roto el alma con la escritura de cabo a rabo, porque yo hago eso, me creo obligado a hacer eso, la única cosa de la que nunca traté es del superyó, me creo obligado a hacer esto de cabo a rabo para estar seguro de cosas que me ha enseñado, al demostrármelo mi experiencia cotidiana. Pero bueno a pesar de todo tengo respeto por los sabios. Alguno quizá habría encontrado algo que iría en contra de mi experiencia. Y en efecto ¿por qué no?. Es una experiencia tan limitada, tan estrecha, tan corta, que se limita al consultorio analítico, al fin de cuentas, quizás hay a pesar de todo una cierta necesidad de informarse. En fin, esto, debo decir que no puedo imponérselo a nadie y en general está mal visto. Hay otra cosa: el debate sobre las escrituras y los jeroglíficos en los siglos XVII y XVIII. Ustedes van, espero, a precipitarse pero quizás no van a encontrarlo porque yo mismo tuve que hacerlo venir desde una biblioteca, es algo que pertenece a la Biblioteca general de la Escuela practica de altos estudios, sección sexta y veo la indicación: Sevbre, es decir que debe ser una editorial, 13 rue di Four, París. De todas maneras existe. Y bien será necesario que de en tanto en tanto tomen el trabajo de leer algo de esta obra de Madeleine David, podrían leer eso entre sus ocupaciones, porque por lo que voy a terminar de decirles, lo que voy a terminar de decirles, que la escritura está acá, que por hoy nos quedaremos en este punto que la escritura en suma es algo que se encuentra con motivo de ser esta representación de la palabra, sobre la que ustedes lo ven bien no he insistido, representación, eso significa repercusión, porque no es del todo seguro que sin la escritura habría palabra. Quizá es la representación quien las hace en tanto tales a esas palabras. Cuando ustedes se hayan rodeado un poco por una lengua como la que estoy aprendiendo, así como así un efecto del cual no estoy después de todo absolutamente seguro en ese caso que sea un efecto del superyó, la lengua japonesa, y bien ustedes se dan cuenta entonces que la escritura puede trabajar a una lengua. Y tal como está hecha esta lengua melodiosa y maravillosa de suavidad e ingeniosidad, cuando pienso que es una lengua donde los adjetivos se conjugan y que, he esperado hasta mi edad para tener esto a mi disposición, realmente no se que hice hasta aquí: ¡No aspiraba más que a esto, que se conjuguen los adjetivos!… y una lengua cuyas flexiones tienen esto de absolutamente maravilloso, que se pasean solos y que lo que se llama el monema, allí en el medio, pueden cambiarlo: le meten una pronunciación china, por entero diferente a la pronunciación japonesa, de manera que cuando ustedes están en presencia de un carácter chino, tienen, si son iniciados pero naturalmente sólo los iniciados saben, ustedes, lo pronuncian oniomi o Kouniomi, según los casos que siempre son muy precisos, y para el tipo que como yo llega ahí, no interesa saber cual de los dos es necesario elegir; además, ustedes pueden tener dos carácteres chinos y si los pronuncian kouniomi, es decir a la japonesa, están absolutamente equivocados en decir a cual de esos carácteres chinos pertenece la última, aquella del medio desde luego menos aún. Es el conjunto de los dos carácteres chinos que les habla de una pronunciación japonesa con varias sílabas, que se escucha, que responde a los dos carácteres a la vez, porque ustedes no se imaginan que con el pretexto de un carácter chino eso corresponde en principio a una sílaba; cuando pronuncian a la manera china oniomi, si lo leen a la manera japonesa no se ve en efecto porque para esta representación de palabra uno se creería obligado descomponer en sílabas.

En fin esto les enseña mucho, mucho, sobre la lengua japonesa, pero, ¡ella se alimentó de su escritura!. ¿Cómo se alimentó?. A título lingüístico desde luego, es decir en el punto en que la lingüística alcanza la lengua, es decir siempre en lo escrito.

Porque es necesario leer bien, esto es lo que naturalmente salta a la vista que, si M. Saussure se encontraba en condiciones relativas de calificar de arbitrario al significante, es únicamente porque se trata de figuraciones escritas. Como Saussure hubiese podido hacer una pequeña barra como las cosas de abajo y las cosas de arriba de los cuales usé y abusé de manera suficiente, si no hubiese escritura. Todo esto para recordarles que, cuando digo que no hay metalenguaje eso salta a la vista. Basta conque ustedes hagan una pequeña demostración matemática, verán bien que estoy obligado a discurrir sobre esto, porque es un escrito; sin esto no pasaría. Si hablo de eso no se trata para nada del metalenguaje. Lo que se llama, los que los matemáticos mismos cuando exponen una teoría lógica llaman el discurso, el discurso común, el discurso ordinario, es la función de la palabra en tanto que se aplica desde luego, es lo que hace un rato llamé demostrado, por supuesto, pero la escritura, es eso de lo cual se trata, eso de lo cual se habla. No hay ningún metalenguaje en ese sentido en que jamás se habla del lenguaje sino es a partir de la escritura. Entonces me creerán, si quieren, me dije, esta mañana al despertarme, después de haber leído a Madeleine David hasta la una de la mañana, me dije que por algo mis escritos comenzaban con el seminario sobre La carta robada ahí se toma la letra en otro sentido que en el de la instancia de la letra en el inconsciente, la letra la epístola. En fin Gloria les dirá de qué manera me comí desde las ocho a las nueve y media la relectura del seminario sobre La carta robada, que es algo que valía la pena, es una cosa un poquito astuta, nunca me releo, pero cuando me releo, no pueden saber como me admiro. Y me tomé el trabajo, había hecho algo que estaba bastante laburado, que no esta mal, que cuando lo hice pasó no se como, hay una fecha, siempre ante la [canalla] de Santa Ana. En fin, lo laburé en un sitio que pongo al final, soy concienzudo: San Casciano. En los alrededores de Florencia, es encantador, eso me arruinó mis vacaciones. Pero ya tenía una tiendecita para eso: arruinar mis vacaciones. ¡Siempre la misma cosa!. Escuchen es tarde y después de todo creo que es mejor que les hable de eso la próxima vez. ¿Pero quizá quién sabe?. Esto los tentará a leerlo y a pesar de todo no me gustaría decirles donde es necesario ir enseguida, no obstante voy a hacerlo, porque hay quienes podrían no darse cuenta que al fin, hablando de la carta robada, cuando habla de eso, de la función de la letra, quizás se acuerden de esa carta que la reina recibe, quizá la leyeron, el cuento de Poe, que la Reina recibe, es una carta un poco extraña, jamás se sabrá lo que habría adentro y quizás incluso nada contradice esto que al fin de cuentas sólo ella lo sabe. Por otra parte para lanzar a la policía detrás de ella, comprendan que es necesario que ella tenga una idea clara de que en ningún caso eso puede dar información a nadie. Sólo hay un truco: es cierto que eso tiene un sentido y como viene de un cierto duque de no se donde y está dirigido a ella, si el Rey, su compadre, mete la mano allí, incluso si no comprenden nada de eso, tampoco él, sin embargo, él se dirá: Hay algo turbio,  ¡Y sólo Dios sabe a donde puede conducir esto!. De todas maneras son viejas historias que pasaban en otros tiempos que llevaban a las reinas al cadalso, cosas así. Bueno sobre esto, no puedo hacerles el artefacto que hice sobre lo que ha hecho Poe con el titulo de The Purloined letter que traduje aproximadamente como la letra en suspenso. Y bien lean esto para la próxima vez, porque quizás va a permitirme continuar saliendo, apoyarlos en lo que ustedes ven converger en mi discurso de hoy; desde la página 31 de mis escritos hasta el fin, eso de lo cual hablo al hablar de lo que se trata -quizás han oído hablar vagamente del efecto del desplazamiento de esta carta- de como cambia de manos, porque ustedes saben que el ministro se la birla a la reina, después de lo cual Dupin, el genio de Poe, el astuto de los astutos, no más astuto que eso, pero Poe es astuto, es decir que Poe es el narrador de la historia. Les hago una pregunta entre paréntesis: ¿el narrador de la historia, eso tiene un alcance muy general, es el del escrito?. Planteénse esta cuestión leyendo a Proust por ejemplo. Es muy necesario que se la planteen, sin eso están listos. Ustedes creen que el narrador de la historia es un simple fulano un poco asmático y suma bastante boludo en las aventuras que nos cuenta. ¡Pero es necesario decirlo, vamos!. Sólo que ustedes no tienen para nada la impresión, cuando lo han leído un poco, de que se trate de un boludo. No es a causa de un narrador ni de sus aventuras. Es a causa… en fin no interesa mucho. Desde la página 31 hasta la página número tal, verán que hablo de la letra, de su vehiculización, de la manera en que el ministro se la sustrae a la Reina, del ministro y de lo que hay como consecuencia del ser el poseedor de esta carta.

¡Qué palabra! Eso quiere decir tener la posibilidad del resorte de esa carta. Verán que, en esta página, eso de lo cual hablo, soy quien lo ha escrito, ¿sabía lo que hacía?. ¡Y bien, no se los diré!. Hablo del falo. Y diré más: jamás nadie habló mejor de eso por eso les ruego que se remitan e él, les enseñará algo.