LOGOTERAPIA Y TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO: UNA APROXIMACIÓN COMPARATIVA
Miguel Ángel CONESA FERRER
Fuente: NOUS – Boletín de Logoterapia y Análisis Existencial – Número 14 Otoño 2010
Resumen
La Logoterapia es una terapia abierta a aportaciones de otras formas
de entender la relación de ayuda. Desde este planteamiento aperturista,
esta reflexión es un intento por recorrer el paralelismo entre dos
escuelas psicológicas: la Terapia de Aceptación y Compromiso y la Logoterapia.
Se revisan los elementos fundamentales, tanto de su base teórica
y antropológica, como los recursos terapéuticos, en la búsqueda de lo
complementario más que de lo diferenciador.
Los elementos en común son la aceptación del sufrimiento como
parte de la vida y la capacidad de sobreponerse por encima de los propios
condicionantes. Para la Terapia de Aceptación y Compromiso, encontrando
aquello que es capaz de motivar a la persona; para la Logoterapia,
desde la libertad para decidir qué actitud adoptar ante el sufrimiento. La
diferencia clave es la consideración de la parte espiritual de la persona
como esencial y constituyente del ser humano, como defiende la Logoterapia,
o como algo accesorio y condicionado conductualmente según la
Terapia de Aceptación y Compromiso. Sin embargo, los elementos en
común sirven para un trabajo en conjunto o en paralelo.
Palabras clave: Logoterapia, Terapia de Aceptación y Compromiso,
Valores.
Introducción
La Logoterapia es una terapia abierta a aportaciones de otras formas
de entender la relación de ayuda. Frankl siempre ha abogado por una
complementariedad de las distintas formas de psicoterapia, aceptando de
base que el interés de la Logoterapia es el ser humano y todo lo que ayude
al hombre es, en principio, bienvenido.
Desde este planteamiento aperturista, la reflexión que presento es
un intento por recorrer el paralelismo entre dos escuelas psicológicas que
tienen elementos en común y que parten de una forma muy parecida de
entender al ser humano. Para ello, revisaremos los elementos fundamentales
de la Terapia de Aceptación y Compromiso, tanto su base teórica y
antropológica como los recursos terapéuticos para compararlo con los
fundamentos de la Logoterapia, en la búsqueda de lo complementario más
que de lo diferenciador.
Sobre la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT, Therapy of Acceptance
and Commitment) se define como “Un tratamiento conductual
orientado a los valores” (Wilson y Luciano, 2002) y se enmarca dentro de
las terapias de tercera generación de las cognitivo conductuales.
“Las diferencias de estas terapias con las de segunda generación
son que las de 3ª, enfocan los casos desde una perspectiva contextualista,
individual, cuyo principal objetivo no es la reducción de síntomas que
presenta el paciente sino una reorientación de la vida de la persona, sin
importar si los síntomas se reducen o no.
Mientras que las de 2º generación tienen un enfoque de déficit o
defecto de la persona, presupone que la causa del trastorno es un defecto/
déficit en el funcionamiento psicológico de la persona y el objetivo
principal es la reducción de los síntomas que presenta el paciente, que
definirá la eficacia de la terapia (a mayor reducción de síntomas, más eficaz
es la terapia)”. (Pena Vivero, 2010, p. ppal.)
Así, estas terapias incluyen la reorientación general de la persona al
margen de los síntomas. En realidad, el avance ha conducido a aceptar los
elementos internos como parte importante del tratamiento. Desde esta
posición, aunque siempre van a considerar los procesos internos como
conductas y por lo tanto sujetas a las leyes del aprendizaje, aceptan que
hay algo personal, privado, peculiar, en cada persona y que hay que tenerlo
en cuenta a la hora de establecer un plan de ayuda.
Paralelismo antropológico
A favor de ambas orientaciones hay que reconocer que tienen una
base filosófica definida. Ambas formas de entender tanto al hombre como
el proceso de la relación de ayuda terapéutica tienen elementos en común.
1. Se centra en descubrir lo valioso para cada uno. Estos son los
valores que motivarán el cambio. Hemos visto que ACT se define haciendo
referencia a los valores. Para nosotros, desde la Logoterapia, los valores,
en su triple realidad, son un elemento fundamental. Así, ambas psicologías parten de ellos. La
forma en que cada una los entiende tiene matices
particulares; pero por ahora basta con saber que hay elementos en
común. Valor es, en definitiva, todo lo que motiva a la persona al cambio.
Por eso ACT trata de reorientar a la persona hacia los valores que importan
en su vida.
2. Asume que el sufrimiento es parte de la vida y que la cultura
hedonista en la que vivimos lo rechaza e intenta que desaparezca de forma
inmediata. Y a base de no querer sufrir, de evitarlo, el ser humano ha terminado
por sufrir más y por más cosas. Generalmente, consideramos que
sentirse bien es lo normal y todo lo que no sea estar bien es patológico o
por lo menos candidato a desparecer. El sufrimiento se ve como anormal
y se evita.
“Ser feliz versus sufrir se asocia con frecuencia a disfrutar todo lo
posible, mejor pronto que tarde, y a evitar cualquier tensión, sufrimiento
y esfuerzo: una vida sin complicaciones es una vida feliz. De forma que
cuando uno sienta malestar o sufrimiento vive la experiencia como algo
negativo en sí mismo y puede llegar a actuar como si esto representase
realmente una insalvable barrera para poder hacer lo que uno quiere y
tiene que hacer” (Luciano et al., 2006, p. 34).
Frankl lanza un reto a la persona: Patere aude, atrévete a sufrir,
acepta el sufrimiento que no puedes evitar. No escapes del sufrimiento.
Somos también hombres dolientes, sufrientes, y en ello podemos encontrar
parte importante de nuestra esencia y nuestro sentido.
La Terapia de Aceptación y Compromiso, como la Logoterapia, no rehuye
el sufrimiento. Acepta el que es inevitable y confronta con él en vez de
esconderlo. Incluso afirma que cuando hay dolor, cerca hay una posibilidad
considerable de encontrar un valor, algo que realmente importa a la
persona y es capaz de motivar el cambio. Ninguna de la dos va a provocar
sufrimiento a propósito, pero si en un momento dado es necesario que
la persona transite por sensaciones desagradables, no es óbice para el terapeuta;
no se intenta a toda costa disminuir el sufrimiento por todos los
medios posibles, aunque esto suponga vivir algunas experiencias poco
gratas. Las dos corrientes psicológicas cuentan con ello, ACT para superar
el condicionamiento subyacente a la sensación de sufrimiento; la
Logoterapia, para encontrar el sentido desarrollando valores actitudinales.
3. ACT siempre parte de que el lenguaje está presente en todo
lo humano; ellos lo desarrollan desde la teoría del marco relacional,
que, en resumen, defiende que el lenguaje está claramente relacionado con
la lógica, el establecimiento de relaciones de causa efecto y la solución de
problemas, sin que tengamos que aprender siempre por ensayo y error.
Hay pensamientos, emociones, recuerdos,… que surgen por vías derivadas.
Ya no sentimos y vemos las cosas en sí, sino tamizadas por el lenguaje,
que cobra más fuerza que la realidad misma. Lo hemos aprendido
a base de relacionar eventos condicionalmente hasta que luego se abstrae
el contexto que lo relaciona y se aplica a eventos nuevos, distintos de los
que permitieron la abstracción inicial. A partir de ahí se fusionan y tomamos
las palabras como si fueran la verdad misma. Así, como ejemplo, la
palabra “risa” nos provoca algo positivo y la palabra “frustración” lleva
aparejado algo malo, negativo, de lo que queremos huir. Son barreras
socio-verbales que nos impiden vivir plenamente.
En definitiva, la enseñanza es que no debemos creer a pies juntillas
nuestros pensamientos, que somos tan verbales que las cosas ya no las
vemos ni sentimos en sí, sino tamizadas por el lenguaje. “Por este camino,
nuestros problemas han acabado por tener, primordialmente, un origen
verbal: nuestras preocupaciones no tienen por qué tener un equivalente
en el mundo real. Y, aun cuando las tengan, normalmente es nuestra
capacidad verbal e imaginaria la que las convierte en algo insufrible”
(Barraca, 2005, p. 47).
El objetivo es caer en la cuenta de que cada pensamiento es sólo
una posibilidad. No debemos tomarlos como verdad absoluta: “La identidad
personal no puede estar ligada a algo tan voluble como los pensamientos”
(Barraca, 2005, p. 67). La logoterapia no se centra específicamente
en este análisis cognitivo, sino que trata de ver con amplitud los
problemas y no quedarse con visiones parciales, al tiempo que se basa en
la capacidad de autodistanciamiento de las personas.
4. La vida es irreversible y sólo se vive una vez. Para ACT es
importante que nos demos cuenta de que la vida es limitada y pasajera,
que sólo tenemos esta oportunidad para vivir. Por eso debemos considerar
cómo queremos vivirla. Vivir sólo una vez nos ayuda a pensar lo que
hacemos y si es lo mejor que podemos hacer o lo que queremos seguir haciendo. Desde la
Logoterapia hablamos de responsabilidad: la capacidad
de responder libremente a las preguntas que ofrece la vida en cada
situación en que nos encontramos, así como de asumir las consecuencias
o efecto de nuestras elecciones.
5. Ambas se basan en la experiencia del paciente. Es lo realmente
importante y en ello hay que centrarse. La ACT parte de que el cliente
siempre trae un plan con el que solucionar sus problemas y hay que
enseñarle a que descubra cosas nuevas, nuevas formas de afrontamiento.
Siempre hay que ir acompañando al paciente, nunca por delante; ellos lo
tienen muy en cuenta. El paciente es el que tiene la clave, el que sabe
cómo solucionar, él sabe de su experiencia más que el terapeuta y hacia
dónde quiere ir. El terapeuta tiene que comprender su experiencia y le
pide ayuda para que lo haga, no tiene inconveniente en preguntar lo necesario
para comprenderle. En este sentido, la Logoterapia siempre parte
igualmente de la situación y experiencia de la persona. No podemos
encontrar el sentido por los demás, pues cada cual ha de descubrir el suyo
y cada ser humano tiene la clave para transformar la realidad en una experiencia
de sentido; aunque si podamos ayudar a los demás a descubrirlo.
La Logoterapia también acompaña frente a imponer soluciones.
6. Las dos cuentan con los valores del terapeuta e incluso en el
caso de la ACT se pide que el terapeuta explicite sus propios valores con
respecto a la terapia, es decir, que manifieste los siguientes valores implícitos:
la resistencia al sufrimiento que nos enseña la comunidad socialverbal
es dañina; una vida valiosa puede vivirse bajo cualquier circunstancias
y bajo todas las condiciones; hay tanta vida en un momento de
dolor como en un momento de placer. Desde la Logoterapia el terapeuta
es ejemplo de una vida con valores; no los explicita, pero es modelo de
que hay una forma distinta de vivir la vida.
Conceptos claves de ACT y logoterapia. Una visión en paralelo
Desarrollamos en este apartado los conceptos claves de ACT con su
paralelo en la Logoterapia.
– Trastorno de evitación experiencial. Es un concepto clave para
la Terapia de Aceptación y Compromiso. Consiste en la negación a aceptar
algunos sucesos o partes de la vida, algunas experiencias que nos han
sucedido y que, en principio y de forma casi instintiva, tendemos a evitar.
“Es un patrón inflexible y que consiste en que para poder vivir se actúa
bajo la necesidad de controlar y/o evitar la presencia, recuerdos, sensaciones
y otros eventos privados” (Luciano y Valdivia, 2006, p. 80). Explicado
de otra forma: “Evitar los pensamientos, sentimientos, emociones y
sensaciones que nos resultan desagradables, pero de forma destructiva”
(García Higuera, 2007, p. ppal.), es decir, sin saber calcular y sin importar
las consecuencias a largo plazo.
El intento por controlar los procesos internos lleva a acabar descontrolando
la propia vida. Pero hemos de reconocer que durante un tiempo
funciona: evitar la angustia hace que no la vivamos en toda su dureza
e intensidad.
No se trata tanto de evitar el problema (como el miedo o la angustia)
sino de alterar las relaciones hasta ese momento adaptativas entre sentirse
mal y paralizar la vida. A pesar de encontrarme mal, puedo actuar,
puedo hacer algo. Sentirse mal no significa directamente no poder hacer
nada.
Acepta lo que no se puede cambiar. Cambia lo que sí se puede de
acuerdo a los valores, eso que te atrae y motiva lo suficiente como para
que compense enfrentarse a lo negativo con el fin de conseguirlo.
Y, añadimos desde la Logoterapia: no olvides que siempre hay una
alternativa, que podemos encontrar sentido en cualquier situación y que la
vida tiene sentido bajo cualquier circunstancia. En este sentido, la Logoterapia
da un paso más.
– Dolor y trauma. No es lo mismo dolor que trauma. Creo que
ambas formas de terapia parten de que la vida va a suponer para cada uno
de nosotros una cierta cantidad de dolor. ACT considera distinto el dolor
y el trauma, que sería el dolor unido a una respuesta destructiva al dolor.
El dolor se puede separar del sufrimiento. Una cosa es el dolor y otra el
trauma, que se produce cuando nos negamos a experimentar el dolor, ya que el mismo hecho de intentar defenderse de él provoca que se mantenga
durante más tiempo. “Es la lucha lo que convierte un suceso en doloroso
en un trauma” (Barraca, 2005, p. 90)
Para la Logoterapia el dolor no deja de existir pero la actitud que
ante él se adopte hace que cobre sentido, al poder superarnos a nosotros
mismos afrontándolo con dignidad.
– Valores. Tanto ACT como Logoterapia hablan de los valores como parte
importante dentro de la relación de ayuda.
¿Qué entiende la Terapia de Aceptación y Compromiso por
“valor”? Es cualquier cosa importante para la persona, lo que quiere hacer
con su vida o lo que le gustaría conseguir si no estuviera como está. Los
valores, entonces, actúan como motor de cambio, puesto que mueven a
realizar acciones para acercarse a ellos. Por eso es muy importante para
ACT hacer caer en la cuenta al paciente de cuales son sus valores y para
ello usa todos los recursos a su alcance. (metáforas, ejercicios experienciales…)
para ayudar a descubrir al paciente qué es lo importante en su
vida, en cada faceta de su vida (familia, ocio…). Una vez que la persona
tiene claros sus valores es capaz de traducirlos en acciones: quiero y hago
esto para conseguirlo. Valorar es actuar. Los valores son una entidad abstracta
que se materializa en metas y objetivos concretos, que ya desde el
primer momento compromete a la persona a una serie de actos para conseguir
vivir de acuerdo a sus valores. “Clarificar los valores equivaldría
a rastrear con el paciente las facetas de su vida que considera importantes
e identificar aquellos valores que continúan ahí… movilizando a la
persona a actuar cada día en dirección a esas cosas que siguen siendo
relevantes.” (Montesinos y Páez, 2009, p. 7)
Un resumen de lo que significan para la ACT y la Logoterapia se
recogen en la Tabla 1.
Tabla 1. Síntesis del significado de los valores para la ACT y la Logoterapia.
Creo que uno de los conceptos que se asemejan a los valores tal
como los entiende ACT es lo que Fabry denomina logopistas: “una frase,
una palabra o indicación no verbal, como un tono brusco o de excitación
que insinúen lo que es significativo para el paciente; tal vez sea un valor
que se aprecia mucho y se manifiesta en una creencia religiosa, en una
promesa, en una vocación o en un pasatiempo” (Fabry, 2006, p. 30). En
las logopistas encontramos referencias a lo que es importante para la persona.
Seguramente desde ACT se partiría de las mismas manifestaciones
explicadas por Fabry para hacer referencia a ese motor de cambio que
supone encontrar los propios valores.
La capacidad de los valores en ACT para provocar un cambio en el
sujeto no es desconocida para la Logoterapia, que aboga por dar siempre
el paso desde lo que se es hasta lo que se puede llegar a ser en lo que llamamos noodinamismos.
Siguiendo a Fabry (2006) podemos decir: “No
es suficiente descubrir lo que se es realmente y luego soñar despierto con
esa imagen- Se tiene que hacer algo acerca de ese descubrimiento Puede
usted cambiar por sí mismo, desde lo que es hasta lo que puede llegar a
ser” (p. 90)
Elementos terapéuticos
– Evaluación. El tratamiento con ACT supone una evaluación inicial, conductual,
del paciente, con especial atención a los condicionamientos verbales
y a las soluciones que el paciente usa para solucionar el problema.
Siempre el paciente hace algo para solucionar la situación negativa que
vive. Pero casi siempre lo que hace no funciona.
El esquema que suele seguir parte de ver qué le ocurre a la persona,
con qué relaciona el problema y qué ha hecho para resolverlo. A partir
de ahí el análisis será sobre los resultados que ha conseguido a corto y
largo plazo con su forma de resolución y las limitaciones que supone para
el paciente el problema que presenta.
La logoterapia cuenta con la conceptualización del Análisis Existencial
como elemento central en la evaluación inicial, que permite diferenciar
condicionamientos y posibilidades.
– Desesperanza creativa. El paciente llega con una idea de cómo resolver
su problema y quiere que el terapeuta le ayude a ir en esa dirección;
en realidad, no ve otra salida. Es necesario crear sensación de desesperanza,
enseñarle y hacerle caer en la cuenta de que lo que hasta ahora
viene haciendo no funciona y lo único que ha logrado es alejarle de aquello
que es importante en su vida. Los intentos de control no han sido una
solución sino el problema. Por ello se orienta al paciente a que debe cambiar
de planes. Quizá la frase que más suena en una sesión de terapia ACT
es: “¿y cómo te ha ido haciendo…?” Cuando la persona se da cuenta de
que lo que ha hecho hasta el momento no le ha funcionado, entra en la
desesperanza pero con la seguridad –por parte del terapeuta- de que será
fructífera.
La logoterapia acompaña para descubrir la propia libertad y responsabilidad
respecto al pasado, al presente y al futuro.
– Aceptación. Promover la aceptación frente a la cultura que aboga por
evitar lo negativo. Los problemas no desaparecen ni falta que hace, porque
puedo distanciarme de ellos y seguir aun/a pesar de ellos. Podemos
abrirnos a la experiencia de los sentimientos, emociones y sensaciones de
cualquier tipo sin hacer que desaparezcan. “La aceptación a la que me he
referido no es un conformismo pasivo y victimista, no es lo mismo que la
resignación y, ciertamente, no es algo a lo que saquemos un beneficio
secundario (p.ej la atención de los demás) o un placer masoquista (regodeándonos
en nuestro propio sufrimiento) sino que es una postura activa
–porque con la aceptación vamos en la dirección que hemos elegido-,
consciente y frente a la cual se mantiene una actitud templada” (Barraca,
2005, p. 209). Aceptar supone dar la bienvenida al malestar que pueden
llevar algunos recorridos vitales. Perseverar en los objetivos vitales y relevantes
para uno mismo ayuda a esclarecer un sentido valioso para la vida.
En la logoterapia el sufrimiento es uno de los existenciales de la
triada trágica de la vida. No se trata tanto de tener una vida sin problemas,
sino de que los problemas sean más humanos y podamos reponderles con
dignidad.
– Desarme cognitivo. Básicamente, consiste en distanciarse de los propios
pensamientos. Dentro de esta parte de la ACT se realiza un cambio
contextual de los contenidos cognitivos no deseados o negativos. Porque
el control es el problema realmente; usando una de las metáforas que ellos
mencionan, “la lluvia sólo es un problema cuando no te quieres mojar”,
igual ocurre con la ansiedad, el miedo… Sólo son problema si no se quieren
tener. Estamos cerca de la intención paradójica.
La ACT usa la paradoja para hacer ver a los pacientes que no querer
tener pensamientos y emociones negativos conlleva tenerlos. Por eso
ayuda a romper este deseo, al igual que cuando sugerimos a las personas
que practiquen la Intención Paradójica: aceptamos que querer evitar algo
es un estímulo para que se mantenga y optamos por hacer justo lo contrario:
aceptar el sentimiento, pensamiento o sensación negativa y buscarlo
positivamente.
También dentro de este contexto se habla en ACT del yo como contenido
y el yo como contexto. Se trata de poder llegar a ver el yo, a cada
uno de nosotros, como contexto, conformado en la historia personal de
todas las acciones, situaciones y momentos vividos; no el yo como contenido,
lo que decimos o creemos que somos. Yo no soy sólo mis pensamientos,
sino algo más. Ni sólo mi cuerpo o los roles que desempeño. No
somos igual a nuestros pensamientos, sentimientos o emociones. Los pensamientos
son puras funciones verbales, no barreras infranqueables. Vales
por encima de tus pensamientos. Con un ejemplo que suele usar la ACT:
la casa vale aunque los muebles no sean de calidad.
Desde la Logoterapia hablamos de derreflexión. De otro modo,
algunos autores de ACT la mencionan: “Nadie que piensa y piensa sobre
sí mismo es dichoso. En cambio, la persona dirigida hacia el exterior no
se cuestiona si es más o menos feliz, pues está ocupado con cosas que son
más útiles” (Barraca, 2005, p. 176). De otro modo expresado: “Algunas
personas están hiperreflexionando siempre acerca de su bienestar. Esta
hiperreflexión está realmente interfiriendo el propio bienestar” (Fabry,
2006, p. 63).
De forma paralela, ambas corrientes abogan por que el sujeto se
distancie de sus pensamientos. Desde la Logoterapia hablamos de autodistanciamiento.
ACT propugna un distanciamiento de los propios pensamientos:
“Lograr el distanciamiento, es decir, tomarlas por pensamientos
que genera su mente y no por verdades reales e independientes
de uno mismo, facilita la aceptación del malestar” (Barraca, 2005, p. 200)
“El problema real, lo que hay que cambiar, es la solución ineficazmente
intentada” (Álvarez, 1998, p. 35)
– Diálogo Socrático. Para la logoterapia es una forma de ayudar a las personas
a encontrar el sentido de lo que vive; para ACT es una forma de
acceder a lo que es realmente importante en la persona y capaz de ponerla
en movimiento. La diferencia es de filosofía de base; un mismo instrumento,
un diálogo inquiriendo por lo realmente importante puede servir a
distintos fines.
– Humor. Ambas formas de ayuda consideran que el humor es una forma
de ayuda en la terapia; para la Logoterapia el humor es una forma de distanciarse
de sí mismo, para ACT la forma de que la persona, por medio de
la exageración y casi caricatura, entre en la desesperanza creativa que
supone darse cuenta de que los medios que ha usado hasta ahora son ineficaces.
– Compromiso. Estar dispuesto y abierto a lo que se teme y construir
patrones de acción comprometida. Aprender a caer y levantarse. Decidir
actuar. Aquello con lo que nos enfrentamos nos hace crecer. No intentes
liberarte de la mochila; vuelve a ponerte en marcha con ella a cuestas. El
tema de fondo no es si estoy bien o mal, sino si puedo seguir adelante
estando de una u otra forma y establecer un compromiso traducido en
acciones que me lleven al cambio. A pesar de todo, pase lo que pase, siempre
puedo hacer algo, para la Logoterapia es encontrar un sentido sanador
dentro de lo que me sucede o a pesar de lo que me sucede, dando respuesta
a la interrogación que la vida me plantea; para la Terapia de Aceptación y
Compromiso, decidiendo actuar a pesar de los sucesos que acontecen. El
compromiso supone una decisión deliberada de ponerse en marcha, de
actuar a pesar de las circunstancias. En buena lógica, decidir seguir adelante,
tras habernos distanciado de nuestros pensamientos acerca de cómo
nos encontramos. Estar “bien” o “mal” no es más que una forma de conceptualizarnos,
de pensar sobre nosotros mismos; si nos diferenciamos de
nuestro propio pensamiento, dándole realmente el valor que le corresponde,
es natural que decidamos actuar de una forma diferente. Por ejemplo,
ya no importa tanto si tengo o no pensamientos depresivos o miedo a subir
en un ascensor, sino si soy capaz de hacer algo a pesar de tener estos pensamientos
o miedos: puedo seguir viviendo la vida a pesar de los pensamientos
y puedo subir en un ascensor a pesar de tener miedo. Pero hace
falta distanciarse de los sentimientos asociados a estos pensamientos y dar
un paso decidido a la acción, al compromiso.
Discusión personal
Creo que el recorrido que hemos hecho por las similitudes y diferencias
entre estos dos enfoques nos ha permitido ver que, en gran medida,
comparten presupuestos y planteamientos. Ambos pretenden una visión global del hombre y del
proceso de terapia. Partimos de la idea base
de que el sufrimiento es parte inevitable de la vida. Frankl lo enmarca en
la tríada trágica. Para ACT es la realidad con la que convivimos. La divergencia
radica, sin embargo, en la forma de entender el sufrimiento, ya que
hay un pequeño abismo. Para ACT lo importante es flexibilizar la reacción
al malestar. Para la logoterapia es también un camino susceptible de ser
fuente de sentido.
Además de este presupuesto común, las dos consideran que elección,
libertad y responsabilidad son elementos importantes. La forma en
que se ambas terapias se refieren a los mismos conceptos no diverge excesivamente,
de forma que estos elementos básicos nos permiten plantear
una complementariedad entre ambas, salvando las diferencias. Los tres
elementos dirigen hacia una misma realidad: el ser humano es más que las
cosas que le suceden y siempre tenemos la libertad para elegir, responsablemente,
la respuesta que queremos dar a lo que nos ocurre. Para ACT es
la libertad la que nos permite superar nuestros condicionamientos verbales
y elegir el compromiso con la acción que me sugieren mis valores personales.
Donde creo que hay mayor diferencia, en muchos momentos difícilmente
salvable, es en los siguientes puntos:
– La idea sobre la persona que busca ayuda. Para ACT se trata de pacientes
o clientes; para la Logoterapia, sobre todo, personas. No es un simple
modo de referirse a los demás. Con seguridad en el trasfondo hay una filosofía
de base sobre el terapeuta y su relación con el otro que busca/necesita
ayuda.
– Siguiendo en la misma línea, en ninguno de los manuales básicos de
ACT que existen en castellano he encontrado referencia a los demás, a las
otras personas. Sólo uno de los autores consultados, Jorge Barraca, habla
de dejar de centrarse en sí mismo y abrirse al mundo. Creo que la aportación
de la Logoterapia acerca de la auto-transcendencia y la presencia de
los otros en la vida y en la relación de ayuda es fundamental. Para la
Logoterapia, cuando ayudamos a la persona a entender que ayudando a
los demás se ayuda a sí mismo, hemos dado un paso importante. Huyendo
de “mirarse siempre el ombligo”, ACT alza la vista y mira otras partes
del cuerpo, pero del propio cuerpo, no del de los demás.
– La concepción diferente de los valores es, desde mi punto de vista, un
obstáculo difícil de solventar. Porque no creo que sin la concepción de lo
espiritual, del sentido, de los valores actitudinales, sobre todo –en el resto
podemos estar más o menos de acuerdo- se pueda entender al hombre.
ACT hace algunos intentos por reflexionar sobre lo espiritual, pero no hay
una reflexión profunda sobre ello. Las referencias que he encontrado
siguen el mismo patrón de conducta verbal que hemos mencionado antes:
si el dolor está mediatizado verbalmente, lo espiritual también.
Esta ha sido hasta aquí mi reflexión sobre estas dos formas de terapia
y sus acercamientos y distancias. Creo que es fácil combinar las dos
en un cóctel personal. No son tan diferentes y en algunos momentos pueden
ser complementarias. Mi propuesta hacia la integración es aceptar la
validez de ACT para ayudar a la persona y provocar un cambio en dirección
a lo que realmente le importa e incluir, en los casos que se crea conveniente,
la referencia al sentido, a los demás, a la auto-trascendencia…
Porque a la vez que la persona se ayuda a sí misma, como ser individual,
no podemos olvidar que somos seres sociales.
Finalmente, como forma de encontrar, en la práctica, elementos en
común, ambas corrientes ayudan a personas que están en situaciones parecidas:
adicciones, sufrimiento, enfermedades (especialmente, el cáncer)…
La Logoterapia y la ACT están muy relacionadas en lo que se refiere al
CUIDADO de las personas.
Conclusión
Una y otra forma de entender al ser humano y la relación terapéutica
tienen muchos elementos en común, principalmente partir de la idea
de lo inevitable del sufrimiento y la necesidad de posicionarnos ante ello.
Es una novedad ante aproximaciones que pretenden, ante todo, eliminar o
minimizar el sufrimiento. Igualmente, comparten la idea de la necesidad
de ser responsables ante la vida, de tomar decisiones encaminadas hacia
una finalidad, dada la temporalidad de la vida.
Dado que la Logoterapia no rechaza intervenciones desde otras formas
de terapia, creo que ACT es una de las que, de forma más cercana,
pueden sentar las bases para una intervención complementaria. Sin
embargo, creo necesario dar un paso adelante que no tiene en cuenta la
Terapia de Aceptación y Compromiso, que es la referencia a lo espiritual.
Creo que ya no podemos entender al ser humano haciendo referencia sólo
a su parte física y psíquica, aunque aboguemos por la complementariedad
de ambas, sino que es necesario atender y comprender la parte que, a la
vez que le define, le hace transcenderse y salir al encuentro de los demás.
Miguel Ángel CONESA FERRER es psicólogo y trabaja en el ámbito clínico.
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