Los escriots técnicos de Freud contin.19

Los escriots técnicos de Freud contin.19

Todo esto pueden parecer tonterías y ser además obvio. Sin embargo, es preciso decirlo y
reflexionar al respecto. Ya que, en tanto el símbolo permite esta inversión, es decir, anula
la cosa existente, abre el mundo de la negatividad, el cual constituye a la vez el discurso
del sujeto humano y la realidad de su mundo en tanto humano.
El masoquismo primordial debe situarse alrededor de esta primera negativización, de este
asesinato originario de la cosa.

Unas pocas palabras para concluir.
No hemos avanzado todo lo que hubiese deseado. No obstante logré que captaran cómo
el deseo, alienado, perpetuamente es reintegrado de nuevo, reproyectando al exterior el
Ideal-lch. Así es como se verbaliza el deseo. Se produce un movimiento de báscula entre
dos relaciones invertidas. La relación especular del ego, que el sujeto asume y realiza, y la
proyección, siempre dispuesta a renovarse, en el Ideal-Ich.
La relación imaginaria primordial brinda el marco fundamental de todo erotismo posible. El
objeto de Eros en tanto tal deberá someterse a esta condición. La relación objetar siempre
debe someterse al marco narcisista e inscribirse en él. Ciertamente, lo trasciende, pero lo
hace de modo tal que resulta imposible su realización en el plano imaginario. Esto
constituye para el sujeto, la necesidad de lo que llamaré amor.
Una criatura precisa alguna referencia al más allá del lenguaje, a un pacto, a un
compromiso que la constituya, hablando estrictamente, como otra, incluida en el sistema
general, o más exactamente universal, de los símbolos interhumanos. No hay amor que
funcionalmente pueda realizarse en la comunidad humana si no es a través de un pacto
que, cualquiera sea la forma que adopte, siempre tiende a aislarse en determinada
función, a la vez en el interior del lenguaje y en su exterior. Es lo que se llama la función
de lo sagrado; función que está más allá de la relación imaginaria. Volveremos a este
tema.
Tal vez me àpresuro un poco. Retengan que el deseo sólo es reintegrado en forma verbal,
mediante una nominación simbólica: esto es lo que Freud llamó el núcleo verbal del ego.
Por esta vía se comprende la técnica analítica. En ella se sueltan las amarras de la
relación hablada, se rompe la relación de cortesía, de respeto, de obediencia respecto al
otro. El término asociación libre define muy mal aquello de lo que se trata: son las amarras
de la conversación con el otro las que intentamos cortar. A partir de ese momento, el
sujeto dispone de cierta movilidad en ese universo de lenguaje donde lo hacemos
penetrar. Mientras el sujeto acomoda su deseo en presencia del otro se produce, en el
plano imaginario, esa oscilación del espejo que permite que cosas imaginarias y reales
que, para él habitualmente no suelen coexistir, se encuentren en cierta simultaneidad o en
ciertos contrastes.
Hay allí una relación esencialmente ambigüa. ¿Qué intentamos mostrarle al sujeto en el
análisis? ¿Hacia dónde intentamos guiarlo en la palabra auténtica? Todos nuestros
intentos y nuestras consignas tienen como meta, en el momento en que liberamos el
discurso del sujeto, despojarlo de toda función verdadera de la palabra: ¿gracias a qué
paradoja volveremos entonces a encontrarla? Esta senda paradójica consiste en extraer la
palabra del lenguaje. ¿Cuál será entonces el alcance de los fenómenos que transcurren en
el intervalo? Tal es el horizonte del interrogante que intento desarrollar ante ustedes.
La próxima vez les mostraré el resultado de esta experiencia de discurso des-amarrado; la
oscilación de espejo que permite el movimiento de báscula entre O y O’, al fin de los
análisis que han sido conducidos correctamente. Balint nos da una definición genial de lo
que se obtiene habitualmente al fin de los pocos análisis que pueden considerarse como
terminados; así es como él mismo se expresa. Balint es una de las pocas personas que
saben lo que dicen; su descripción de lo que sucede es consternante, ya lo verán. Ahora
bien, se trata en esta ocasión de un análisis correctamente conducido.
Existe, por otra parte, el análisis tal como se practica habitualmente: ya les mostré que no
era correcto. El análisis de las resistencias es un título legítimo, pero les mostraré que no
es una práctica implicada en las premisas del análisis.