Los trastornos de la personalidad

Trastorno de la personalidad dependiente
Las personas que presentan este trastorno de la personalidad presentan dos características básicas:
1ro. – Permiten en forma pasiva que otras personas tomen todas las decisiones importantes en su vida porque no tienen confianza y se sienten incapaces de funcionar de manera independiente.
2do. – Para asegurarse de que no perderá su posición dependiente, someten sus propias necesidades a las necesidades y demandas de otros.
Las personalidades dependientes temen a la separación y tienen una necesidad excesiva de que alguien se preocupe por ellas. Como consecuencia de ello, son sumisas y demasiado apegadas.
Los individuos dependientes tratan de volverse tan complacientes que nadie sería capaz de abandonarlos. Son retraídos, siempre complacientes y tratan de congraciarse en forma continua. Si se les deja solos, se sienten vacíos, en extremo ansiosos e incapaces de funcionar.
Los individuos dependientes creen que deben actuar con sumisión y obediencia con el objeto de conservar a las demás personas. También se comportan de manera afectuosa y con admiración por sus protectores.
Las causas de los trastornos de la personalidad dependiente no están claras. Una posibilidad es que los individuos dependientes tienen padres sobreprotectores que les hicieron la vida tan fácil cuando eran niños que nunca aprendieron habilidades para el afrontamiento.
Algunos teóricos sugieren que los niños dependientes estaban unidos de manera insegura a su madre o a las personas que los cuidaban, o bien, que no tuvieron relaciones cercanas con otras personas durante la niñez.
Hasta el momento, ambas ideas son hipótesis interesantes pero no comprobadas.

Rasgos clínicos del trastorno de la personalidad dependiente
Una persona que tiene varias de estas características se puede considerar que padece un trastorno de la personalidad dependiente.
1. Es incapaz de tomar las decisiones sin la asesoría y seguridad excesivas por parte de otras personas.
2. Permite o alienta a los demás para que tomen decisiones importantes en su vida (por ejemplo, para casarse, donde vivir, tener hijos).
3. Tiene dificultad para expresar su desacuerdo con otras personas por el temor a que se enojen o pierda el apoyo.
4. Tiene dificultades para iniciar actividades en forma independiente debido a la falta de confianza en el juicio o las habilidades personales.
5. Hace cosas excesivas para obtener aceptación y apoyo de los demás.
6. Se siente incómodo o indefenso cuando está solo debido a un temor exagerado a ser incapaz de cuidarse a sí mismo.
7. Cuando termina una relación estrecha, busca de manera indiscriminada otra relación que le ofrezca aceptación y apoyo.
8. Con frecuencia se preocupa por el temor a tener que cuidar de sí mismo.

5. Trastorno de la personalidad obsesivo – compulsivo
Este trastorno de la personalidad es similar al trastorno de la ansiedad obsesivo – compulsivo, pero ambos trastornos son diferentes.
Los individuos que padecen el trastorno de la personalidad O.- C. son rígidos y limitados en su comportamiento, pero no muestran un pensamiento obsesivo que parezca llegar al consciente, tampoco participan en la clase de rituales irracionales que realizan las personas con trastorno de la ansiedad obsesivo – compulsivo.
Los individuos con el trastorno de la ansiedad consideran que su comportamiento es inadaptado y perturbador, pero no pueden dejar de comportarse de esa manera.
Las personas compulsivas se han descrito como “maquinas vivientes”
(Reich, 1933, 1949).
Como dijo un paciente su vida era como “un tren que funcionaba con eficiencia y rapidez, jalando una carga sustancial, pero sobre unas vías equivocadas”
(Saphiro, 1965).
Un trastorno de la personalidad O. C. tiene varias características. Una de éstas es la falta de habilidad para expresar muchas emociones cálidas y tiernas. En vez de ello, una persona que padece este trastorno parece rígida, formal y seria en extremo.
El perfeccionismo extremo también es un problema porque se centra en los detalles pequeños y en la elaboración de normas en lugar de en la realización del trabajo. Esta firmeza lleva a una incapacidad para percibir el “panorama completo”.
Las personas que padecen este trastornos centran su atención en las normas y la limpieza y quizá se sientan molestas por cualquier cosa que esté fuera de lugar.
También es típica una concentración excesiva en el trabajo y la productividad. Incluso el placer se convierte en trabajo.
Este trastorno también se caracteriza por la indecisión, estos individuos tienen grandes dificultades para tomar decisiones porque se pueden equivocar. Su incapacidad para tomar decisiones puede llegar al extremo que pueden lograr relativamente poco.
Su placer proviene de planear un trabajo, no de hacerlo.
Un individuo que padece el trastorno de la personalidad obsesivo – compulsivo, por lo general acude al tratamiento sólo cuando se ve amenazado el estilo de vida que creó con tanto cuidado. Esto puede suceder cuando un cónyuge se desespera y se va, cuando un jefe decide despedir al empleado problemático o cuando existe una acumulación de sucesos estresantes que hacen posibles el desempeño normal.

Rasgos clínicos del trastorno de la personalidad obsesivo – compulsivo
Una persona que tiene varias de estas características se puede considerar que tiene una personalidad obsesiva – compulsiva.
1. Perfeccionismo que interfiere en la realización de las tareas.
2. Preocupación por los detalles, normas, listas y horarios.
3. Negación a delegar las tareas o a trabajar con otras a menos que se apeguen a su forma de hacer las cosas.
4. Devoción excesiva al trabajo y a la productividad hasta el punto de excluir las actividades de descanso y amistades.
5. Exceso de consciencia e inflexibilidad para asuntos de la moral o ética.
6. Expresión ilimitada de las emociones cálidas.
7. El dinero se considera como algo que representa una seguridad para las catástrofes futuras y el gasto en sí mismo u otras personas es muy limitado.
8. Incapacidad para desechar objetos desgastados o sin valor, aún cuando no tienen valor sentimental.
9. Comportamiento que por lo general es rígido y obstinado.

6. Trastorno de la personalidad pasiva – agresiva
Los individuos que sufren este tipo de trastorno de la personalidad suelen resistirse a las demandas de desempeño adecuado, tanto en el trabajo como en su vida social.
A pesar que tienen la capacidad de comportarse de manera más efectiva, sabotean sus logros por medio de la dilatación, la ineficacia intencional, la obstinación y el olvido.
Como su nombre lo sugiere, las personalidades pasivas – agresivas se resienten por las demandas que se les hacen, pero en lugar de expresar estos sentimientos de manera directa, reflejan su enojo por medio de la resistencia pasiva y el impedimento del logro de los objetivos.
Por ejemplo, si un supervisor le pide a una persona pasiva – agresiva (empleado), que le haga un informe complejo para el día siguiente en la mañana, es más probable que extravíe algunos de los datos que se necesitan, en lugar de decir a su supervisor en forma directa que su petición no es razonable.
El comportamiento de un individuo pasivo – agresivo se puede comparar con una situación que suele encontrarse en la crianza de los hijos. El niño lleva a los padres hasta el límite del control y después retrocede a tiempo para evitar el regaño.
Al igual que el niño, el individuo pasivo – agresivo es en extremo sensible a los límites de los demás y llega hasta éstos pero no los traspasa.
Los mecanismos de afrontamiento pasivos – agresivos por lo general no son una forma efectiva de vivir, pero los individuos de este tipo, parecen no darse cuenta de que su propio comportamiento contribuye a hacer las situaciones más difíciles.

Rasgos clínicos del trastorno de la personalidad pasiva – agresiva
Una persona que tiene varias de esta características se puede considerar que padece un trastorno de la personalidad pasiva – agresiva.
1. Demora la realización de las tareas rutinarias que necesita llevar a cabo, en especial aquéllas que alguien más solicita.
2. Se enoja, irrita o discute cuando alguien le pide que haga algo que no quiere realizar.
3. Parece trabajar con mayor lentitud en forma deliberada o no hace un buen trabajo cuando se trata de tareas que no quiere realizar.
4. Protesta, sin justificación alguna, porque otras hacen peticiones irracionales.
5. Evita las obligaciones al aducir que se le olvidan.
6. No cumple con su parte del trabajo y así obstaculiza los esfuerzos de los demás.
7. Critica o desprecia a las personas que ocupan posiciones de poder en un grado irracional.

7. Conclusión
Al concluir este trabajo, hemos tenido la oportunidad de conocer el papel que pueden jugar los diferentes tipos de trastorno de personalidad en nuestra vida y como pueden en ocasiones provocar gran tensión a las personas afectadas, lo cual les parece difícil cambiar su forma de pensar sobre las situaciones que viven y responder ante estos.
También de como los problemas clínicos se intensifican cuando, como es casi siempre el caso, la persona no considera sus patrones de comportamiento inadaptados o indeseables, aun cuando las consecuencias desagradables y contraproducentes de esas conductas sean obvias para los demás.

8. Bibliografía
1. Irwin G. Sarason, Psicología anormal, problema de la conducta inadaptada, Séptima edición.
2. Irwin G. Sarason, Psicología anormal, problemas de la conducta desadaptadas, editorial Trillas México 1980, primera edición.
3. John M. Clerghorn, Enfermedades mentales, Editorial el manual moderno S.A de C.V México.
4. Marck R. Rosenzueig, Psicopatología fisiológica, Mcgraw-Hill segunda edición.
5. Neil R Carbon, Psicología Fisiológica, editorial México tercera edición.