Metamorfosis de la pubertad en el contexto de la postmodernidad y Ritualidades de iniciación contemporáneas

Nos encontramos en el contexto cultural de la llamada posmodernidad:
El cuerpo del púber ya no se inicia –como cuerpo sexuado habilitado- desde una espera
ritualizada de la comarca; nos preguntamos ¿cuánto se siente el niño esperado para
convertirse en hombre y adulto? ¿Cuánto la niña?
Tanto en el contexto social amplio como en la vida cotidiana nos encontramos con que la
presencia de “lo sexual” es mayor que antes, está a la vista. Pero parecen haber
corrimientos en el sentido, en dónde aparece erotismo, en cuál es la satisfacción que se
busca y en cómo se vive la identidad de género.
En muchas investigaciones, y en la experiencia clínica, cada vez más jóvenes afirman haber
tenido una experiencia sexual con una persona del mismo sexo y del sexo opuesto, pero se
muestran reacios a clasificar o categorizar su sexualidad sobre la base de su práctica
sexual. La distinción homo-hetero desde lo social empieza a perder peso para los jóvenes
tanto en lo que se refiere al modo de categorizarse a sí mismos como de categorizar a otros.
Desde el psicoanálisis muchos autores empiezan a teorizar respecto de estos cambios; en
diálogo con la filosofía, la sociología, etc. Han surgido nuevas nominaciones tales como
hablar de nuevas vías de sexuación (Allouch,J. 1999), y replanteos respecto de cómo
pensar la prohibición del incesto, etc. y de los límites entre la patología y la normalidad
referidos a esta temática.
En esta medida el “punto de llegada”: hombre y mujer adultos, no goza de una aceptación
generalizada “en la tribu”, no existe una definición compartida.

Ritualidades “de iniciación”contemporáneas.
Se pueden visualizar tendencias, con variadísimas manifestaciones, erróneamente generalizables o
pasibles de una única interpretación. Para distinguirlas del rito propiamente dicho, las llamaremos ritualidades.
En la mayoría de los rituales queda una marca en el cuerpo, una señal, que funciona ¨como herida con eficacia simbólica, en la medida que transforman la realidad del sujeto¨.
Pensamos que hoy ( especialmente en los adolescentes) algo de esa eficacia podría
anhelarse, el encuentro con nuevos discursos de legitimación, nuevas vías para el
reconocimiento de la singularidad del sujeto social”. (López, Ana Lía 2002)
En tiempos de globalización y posmodernidades, aparecen movimientos y actos que
parecen buscar “reavivar la historia mítica, que nos ubique en una etnia, en una cadena
filogenética, en una estructura de parentesco.
Se están haciendo necesarios “ritualidades”
que restablezcan o produzcan nuevos modos de subjetivación, y a la vez, donde aparezca
un redimensionamiento de la imagen propia como lugar donde volver a buscar una función
identificatoria, y creadora de sentido. Y entonces poder realizar nuevos engarces para las
preguntas acerca del origen y sentido de la vida.”
El joven contemporáneo parece estar urgido en iniciarse pero para existir como sujeto,
como persona, como ser humano, también sexuado
. Desde nuestra perspectiva
psicoanalítica de la sexualidad estas problemáticas son también cuestiones pertinentes a lo
sexual, en tanto se pone en juego la relación con el otro, la ética del amor, la vida pulsional,
el deseo en su ocultamiento, su cumplimiento y su prohibición… etc. Sabemos que esto no
es dominio del sujeto individual, nunca lo es, y en esa medida está marcado o
“desmarcado” por lo social.
Resulta de interés subrayar algunos aspectos en un diálogo controversial con el ritual de iniciación descrito por la antropología:

Las ritualidades contemporáneas…

En relación al otro de la iniciación…

La fantasía de autogestación propuesta desde lo cultural…