El modelo de Chiozza siguiendo las postulaciones de Freud

El modelo que Chiozza desarrolla, el modo particular, somático, del enfermar deviene resultado de una particular tramitación del afecto comprometido en el conflicto. Plantea, siguiendo a Freud, que en el aparato psíquico ¨ lo único que paga derecho de aduana ¨ son los afectos, es decir, son aquello que importa y deben ser restringidos en su tránsito hacia la conciencia. Junto a las modalidades neuróticas y psicóticas de ¨ ocultarlos ¨, Chiozza describe otra forma que denomina ¨ desestructuración patosomática del afecto ¨.
Los afectos, dice Chiozza, sustentándose en Freud, arraigan en lo inconsciente en calidad de ¨ estructuras disposicionales ¨, ¨ claves de inervación ¨, que, al ser actualizadas devienen en la expresión ¨ coherente ¨ del afecto que se trate. Puede suceder que para evitar el desarrollo de un afecto displacentero y su consecuente emergencia en la conciencia, la investidura completa recaiga en un aspecto parcial de la mencionada clave, descomponiendo consecuentemente dicha coherencia y por lo tanto la ¨ figura ¨, que el afecto rechazado, de no haber sido desestructurado, debía haber representado. Este aspecto sobreinvestido aparecerá en la conciencia como una ¨ alteración somática ¨, una enfermedad orgánica, despojada del sentido afectivo originario.
En la consideración de Freud que Chiozza retoma, los afectos son ¨ ataques histéricos universales y congénitos ¨, es decir, residuos de situaciones ancestrales vividas ¨ realmente ¨ por la humanidad primitiva y que, en su momento, se enlazaban a aconteceres dramáticos, plenos de sentido; eran, en consecuencia, acciones justificadas. Cuando, entonces, en nuestras vidas, nos convoca una situación dramática, revivimos en ella una temática ancestral y la reactualizamos a través del afecto que otrora fue ¨ un acto necesario y valedero ¨.
En la tarea de trazar un encuadre teórico para la psicosomática, Chiozza parte de la metapsicología de los afectos. Freud sostenía que el verdadero motivo de la represión era el de impedir el desarrollo de un afecto que generaría placer en un sistema y displacer en el otro. En el caso de la neurosis la transacción se logra desplazando al afecto de una a otra representación; en el caso de la psicosis se altera el juicio de la realidad a los fines de sustituir un afecto por otro. Tanto en la neurosis como en las psicosis, los afectos que se descargan son siempre reconocidos como tales por la conciencia, porque continúan manteniendo la coherencia de la clave de la inervación. De modo que cuando un afecto conserva íntegra la coherencia de la clave es posible reconocerlo como una determinada emoción.